1. Al momento de comenzar a publicar tu blog, ¿tenías alguna certeza sobre lo que querías que fuera ese territorio?
1.b. Si no la tenías, ¿la tenés ahora?
Comencé a publicar un blog un poco por presión de amigos y al principio no sabía muy bien que hacer con él. Después lo usé para publicar un diario de viaje (de donde salió un primer "libro": Diario de un reciencasado) y lo abandoné por segunda vez. Volví al blog nuevamente presionado por amigos y ahora, sin ningún viaje por delante, tuve que diseñar una estrategia. A medida que fui pensando sobre "mi" blog escribí algunos textos (que fueron publicados bajo el título "Método"). Mi idea fue que "mi" blog funcionara como "diario de escritor" o "bitácora de trabajo". De hecho, durante todo 2005 publiqué una novela por entregas (dsimulada en un fárrago de recortes periodísticos, fotos y otras trivialidades al mejor estilo blog) que recién hace unas semanas llegó al formato libro: Montserrat (editorial Mansalva).
Mi blog ha ido cambiando, naturalmente, con el correr de los años. Pero por lo general dos condiciones lo sostienen: investigar las potencialidades literarias (ficcionales, o como se quiera llamar al extraño estatuto de la verdad cibernética) de las nuevas tecnologías y debatir asuntos que no tendrían cabida ni en mis libros ni en mis clases.
2. Tenés alguna especie de "criterio editorial" sobre el blog?
Siempre es más fácil (y más seguro) tener un editor diferente de uno mismo. Como no es el caso de la mayoría de los blogs, trato de dividir las funciones. Por lo general guardo los posts que escribo durante un par de días y luego los reviso como si fuera otra persona: trato de ver en qué líos me metería decir esto o aquello, si se entenderá bien lo que intento defender (o atacar), etc? No creo en la libertad de expresión ni en el espontaneísmo. En general son los mismos criterios que podía sostener cuando dirigía un suplemento literario, con la diferencia de que ahora no tengo que realizar ningún tipo de concesión al "pluralismo" mediático. Publico todo aquello que, de un modo o de otro tiene que ver con las "cosas mías" del título: mis enojos, mis predilecciones, mis lecturas, mis trabajos, mis perplejidades.
3. En una entrevista que te hicieron ("Presenciamos una masificación de la escritura", realizada por Agustín Valle) decís: "Lo sepa o no, quien escribe en la red está haciendo literatura", y después agregás: "¿Cuándo hubo una conversión tan masiva hacia la escritura?".
¿Cuál es la principal crítica que le hacés a ese "fenómeno literario"?
Podría criticar el espontaneísmo de esa explosión, pero verdaderamente no me parece grave. Sigo sosteniendo mi admiración respecto de un fenómeno de reconversión a la escritura sin antecedentes históricos.
4. ¿Cuál considerás que es la mayor revolución del blog?
La democratización de los mecanismos de publicación, la pérdida de referencia a la literatura como un universo separado y "más allá" de las cuestiones cotidianas, la posibilidad de intervenir salvajemente (cosa que en general no hago ni veo con buenos ojos) en relación con todo lo que se publica.
5. Con estos años en la blogosfera, ¿pudiste descubrir o reflexionar sobre la dinámica propia de este universo?
Sí, y he publicado textos al respecto en mi blog bajo el título "Método".
6. La escritura de blogs tiene una lógica singular (la cronología inversa, el hipervínculo), ¿por qué el paso al soporte papel? ¿Cómo se modifica lo escrito?
La experiencia literaria, por muy diferente que sea hoy respecto de hace algunos años, sigue siendo esencialmente una experiencia organizada alrededor del libro. No es misterioso: el libro es un objeto mucho más transportable y más amable que cualquier otro soporte. ¿Si hay modificaciones? Naturalmente.
7. En otra entrevista esperabas que el blog no reemplace al bar, como marco de las discusiones teóricas o sobre literatura. Pero una tendencia comprobable es que se discute más sobre literatura en los posteos o en los comentarios que en el ámbito público o cara a cara. ¿Por qué creés que se da esto?
Porque uno tiene tiempo para pensar antes de hablar (escribir, en este caso), lo que otorga a lo dicho (escrito) un mayor efecto. Además, como en los bares se discrimina a los fumadores por los efectos de una ley idiota y provinciana, ese espacio antaño tan democrático y tan adecuado a la tertulia irreverente ha perdido gran parte de su encanto*.
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