jueves, 20 de enero de 2005

"¿Por qué empezaste a llevar un blog?"

Se pregunta, nos pregunta, Gabriela. Lo que nos reclama, sabiamente, es un ensayo (matutino) sobre el método. En mi caso, es como si me preguntaran por qué escribo, por qué empecé a escribir. Naturalmente, empecé a escribir por presión (o demanda) institucional. No sólo ejercicios escolares del tipo "Sonia asea la sala" sino, como conté en La clausura de febrero y otros poemas malos, poemas para festividades escolares (a cambio de los cuales obtenía "privilegios"). A partir de ahí, todo fue experimentación. Cuando las "escrituras on-line" se desparramaban por el mundo como una epidemia viral (y al mismo tiempo que las epidemias virales) yo estaba entusiasmado en pensar la relación entre escritura y nuevas tecnologías (en la estela benjaminiana, naturalmente). En Brasil, donde los blogs se siguen como telenovelas desde mucho antes que en Argentina, interesaron mis hipótesis y allí me hicieron conocer las "biblogtecas" y la "blogger revolution" que hoy son el pan nuestro de cada día.
Cuando me enteré de que un representante de la más rancia cultura letrada como Guillermo Piro tenía un blog me decidí a inaugurar el mío, sobre todo porque ligaba bien con la ética de la literatura (como experiencia) que yo venía sosteniendo: diarios, o fragmentos más o menos falsos de diarios, ya había publicado varios. ¿Por qué no hacerlo on-line?

Empecé, pues, con un diario de viaje (siempre es más cómodo remitir a los amigos a una dirección electrónica que andar contando en cada correo electrónico las mismas nimiedades). Vuelto de ese viaje más o menos mágico (en realidad, fue un viaje de trabajo, pero entre la magia y el trabajo yo no sé bien qué diferencias hay) Andi Nachon, que había venido siguiendo mis peripecias italianas, me pidió el texto para la instalación "Algún jueves, un domingo. Usted está aquí" que estaba preparando. Como me parecía chanta republicar algo ya leído (al menos, en mi imaginación) por todo el mundo, le propuse a Sebastián Freire que armáramos un libro en conjunto y así surgió Diario de un reciencasado, que fue expuesto primero junto con el grupo Suscripción y después en la Feria de Libros de Fotografía del Espacio Ecléctico. Alberto Goldenstein tuvo la generosidad suficiente como para ver en ese libro una muestra para la Fotogalería del Rojas, que dirije. Allí fuimos.

Entre unas cosas y otras (mis cursos en la UBA, el suplemento que dirigí hasta su desaparición, la publicación de mi segunda novela), no tuve mucho tiempo para seguir alimentando el blog. Cuando resultó que tuve un poco más de tiempo, una vez más, fue Piro quien me puso ideas en la cabeza y me esclavizó a blogolandia (decir "blogosfera" me resulta, todavía, un poco petulante).

Hace unos días, una lectora fiel me felicitaba y se asombraba por mi productividad diaria. En verdad, debo confesar que lo que hago ahora es republicar (con pequeñas variaciones) los textos que ya salieron en diferentes medios pero que, por una razón o por la otra, no están en la red. Agrego, cada tanto, cosas nuevas (después de todo, no he dejado de vivir, ni de leer, ni de escribir, ni de complicarme la vida con proyectos que, siempre, siento que están fuera del alcance de mi fuerza y mis posibilidades). Sí, hago del blog una "central de operaciones", un "motor" de escritura.

Naturalmente, mi curiosidad me ha llevado a descubrir sitios, prosas, problemas y (tal vez) autores que ligan bien con mis preocupaciones.

Otro lector se refiere a este espacio como "La casa del gran agitador". Buah. Sea. En todo caso, la ventaja de un blog respecto de otros medios (los diarios, las revistas), es que uno puede agitarse como loco sin tener que responder a compromisos ajenos (espurios). Un poco por eso (y porque realmente me fastidia la incompetencia y la mala fe de nuestros gobernantes, sobre todo los municipales) es que vengo agitándome contra el alcalde y sus secuaces.

Otras secciones más o menos fijas de mi bitácora son "Diario de un televidente", "Galería" y "Fan Club". Las dos primeras son bastante obvias. La tercera está dedicada por entero a César Aira (como chiste, pero también como homenaje). La "Correspondencia" que publico es, naturalmente, muy parcial, lo mismo que las "Conversaciones". En "Papeles viejos" voy publicando algunas páginas que encuentro en mis archivos pre-computadora. ¡Oh, la digitalización del mundo!

Experimento, investigo, curioseo. Como le pasa siempre a quienes escriben diarios, mientras tanto me transformo. Después de todo la primera etapa de mi bitácora fue un diario de viaje que recién cuando se transformó en libro adoptó un título ("Diario de un reciencasado") que me obligó a responder al significante. Antes del blog, podría decirse, yo era una máquina sino célibe, al menos soltera.

Mme. Oswalda, la madama del prostíbulo cultural, me recrimina que confundo lo público y lo privado. Tiene razón, salvo en un punto: la confusión no es mía, sino de la época. Que se quede ella con sus sucios secretitos. Yo prefiero decirlo todo. Lo que no es adecuado hacer público en una clase o no cabe en un libro... pues bien: aquí está.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ok...contá todo !! exponete mostrate al natural,no, mejor sé natural sin secretitos,ja!
contá uno...dale!
Cuál es la real necesidad de contarlo todo ?
la intimidad existe para vos?

Marcela dijo...

Daniel, estoy pasando este primero de mayo escribiendo un trabajo sobre vos.... Tema "El yo recurrente en la obra de Daniel Link". o tal vez "La verdad en D. L".... Quién sabe!!!! Te voy contando cómo queda. Un beso y me encanta tu blog, no solamente por ser estudiante de letras, sino por la frescura....y tantas cosas!!! Besos