lunes, 25 de abril de 2011

¡Un médico a la izquierda!

Sobre House yo ya dije todo lo que podía. Ahora me arrepiento de algo que deslicé: "yo seguiré viendo House". Ya no hay necesidad, me abstengo para siempre.
Sus peores vicios (que eran todos y nada había en la serie que escapara al vicio y al error) han sido resueltos con maestría y elegancia en Monroe, la nueva serie de la BBC que tomó el toro por las astas y decidió reparar lo irreparable.
¡Una deconstrucción! (no, che, estamos hablando de gente british, enemiga de la filosofía continental, un poco más de respeto). Es una serie episódica (y como tal, terminará cansándome). Pero es un ejercicio tan fino de lectura de la chatarra norteamericana que parece un ejercicio de estilo.
En primer lugar, Monroe está protagonizada por el extraordinario James Nesbitt, a quien habíamos ya celebrado en el papel doble de Jekyll y Hide en Jekyll (no encuentro registro de mis observaciones sobre esa serie, lo que me parece raro: seguiré buscando).
Monroe no es un clínico de diagnóstico sino un neurocirujano brillante (no es adicto a los calmantes, a diferencia de House, pero sí al tabaco). La mitad de los rasgos desagradables de House los ha conservado. La otra mitad han pasado a su colega la Dra. (cardiocirujana) Jenny Bremner, lo que vuelve un poco más dinámica la "lucha interior", tan insoportable en House y tan divertida en Monroe porque supone un contrapunto entre diferentes caracteres, ninguno de los cuales es totalmente insoportable como sucede en el antecedente princetoniano.
El amigo de Monroe (el único, como en el caso de su predecesor lisiado), es su anestesista. Monroe es misántropo y psicópata, Bremner es fría y resentida.
Los diálogos (entre ellos y con los demás) son precisos y se sostienen en un ritmo narrativo impecable, hasta el momento.

La relación con los internos es, como en House, un festival de descalificaciones, injurias y burlas de todo tipo. Pero nadie supone que ésa sea la forma correcta de introducir a los jóvenes en la práctica médica, y tampoco se sostiene el convencimiento en los poderes mágico-chamánicos del doctor.
Monroe tiene una vida privada complicada: una hija muerta (en una operación de cerebro, fijate vos), un hijo que estudia filosofía y una esposa que lo ha abandonado porque no lo aguanta más.

¡Ah, las locaciones! El hospital donde trabajan Bremner (la actriz es divina, pero su personaje ostenta una cara de culo abigarrado y apretado que hay que entender como un mérito actoral) y Monroe (¡bañate, sucio!) es precioso y dan casi ganas de pedir a gritos una intervención quirúrgica cualquiera para poder contemplar más de cerca esos azulejos negros y azul oscuro, verdes pizarra, todo castaño.
Por supuesto, Monroe no descansa sobre el disparate teórico de que la medicina es infalible una vez realizado el diagnóstico: Monroe y Bremner tendrán que enfrentar más de un fracaso (más de una muerte). La jefa de diagnóstico y derivación (los pacientes les llegan a estos amargados como corresponde, es decir: ya diagnosticados) sufre un accidente cerebrovascular que tal vez (estamos viendo) le impida continuar con el ejercicio de la medicina. Por supuesto, Monroe la consuela de la mejor manera posible.
Los casos son todos ellos interesantes y, lo que es más importante: justificados. Acá no le abren la cabeza a nadie para ver qué onda, sino porque hace falta. E incluso, a veces meten la pata.
Ayer dimos por triunfadora a la colonia (la enormidad del atrevimiento, sin embargo, vuelve insignificante ese percance). Hoy hay que volver a aplaudir la sabiduría metropolitana (ah: ya está en línea el primer capítulo de esta temporada de Doctor Who!).


4 comentarios:

Julia dijo...

Uf! sí, hasta a mí me cansó House...
Vamos a buscar ya Monroe.
¿Cómo puede ser que las series británicas se vendan tan poco en los canales que nos llegan? Creo que entre nosotros al menos los de la BBC tendrían miles de fanáticos.

Anónimo dijo...

"¡Una deconstrucción! (no, che, estamos hablando de gente british, enemiga de la filosofía continental, un poco más de respeto)."
LOL

Tremenda la Parish...

Schubert dijo...

¡Te caés y te levantás! Por fin se dieron cuenta de lo que era House. ¡Siga sumando, linkillo!

PUPITA LA MOCUDA dijo...

Me alegra que Dr. Who catchupeara con su antiguo nivel. Por suerte, tengo todavía bastante para ver. Nunca dejaré de agradecer la recomendación de la serie. Saludos.