jueves, 2 de agosto de 2007

Para el bronce

Pasó por casa la poeta y novelista exquisita (acaba de terminar una nueva e impactante nouvelle) Gabriela Bejerman, a buscar unas fotos que le había sacado el artista del momento para su disco de canciones, cuyo lanzamiento está previsto para este año.
Como nos demoramos comentando viscicitudes diversas sobre nuestras vidas, nuestros conocidos y otras nimiedades que no vienen a cuento, comenzó un frenético intercambio de mensajes de texto entre la princesa rusa y su novio, que volvía de Ezeiza en colectivo, para determinar el punto de encuentro a partir del cual sus vidas volverían a ser una. La negociación fue extremadamente ardua e incluyó incluso cuatro llamadas telefónicas en ambas direcciones mientras escanciábamos una bebida espirituosa destinada a sacarnos el frío. Después de una de esas llamadas en las que la estrella se había mostrado más dócil que lo previsible, nos dijo:

"A éste hay que trabajarlo así"

(anterior)

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