El viernes pasado recibí una invitación perentoria para ir al cine. "¿Al cine?", pregunté, sabiendo que no tenía escapatoria, después de haberme sustraído en los últimos dos meses a esa manía colectiva que a mí no me arrastra. "El cine muere por su mediocridad cuantitativa", sentenciaba Deleuze en La imagen tiempo (o en La imagen movimiento, ya no me acuerdo). Y no se equivocaba. Por supuesto, hay películas buenas y, aún, excelentes (es el caso de La rabia de Albertina Carri), pero cuantitativamente el cine ha muerto: como arte, desde ya, pero también como entretenimiento.
Hay algo en el registro de la imagen (lo sabía ya Blanchot, que la postulaba como cadáver) que envejece irremediablemente. Y hay algo en el registro de la narración audiovisual que la vuelve indigerible en sus formatos tradicionales. No pudiendo competir con la novela, las películas mueren, languidecen, nacen abortadas. ¿Cuándo fue la última vez que las películas buenas de verdad competían en una loca carrera por nuestra predilección y había que ir al cine varias veces por semana para poder decidirse entre tal o cual, y para poner a tal o cual en perspectiva respecto de la historia de la cinematografía, encima, íbamos a la cinemateca. Creo que debe haber sido la década del setenta, cuando la televisión estaba todavía en pañales. Tal vez, en los primeros ochenta. Pero el ejercicio retrospectivo no me interesa.
Tenía que ir al cine. Me resistí. Dije que la película que me invitaban a ver iba a ser seguramente horrible. No me negaron esa posibilidad, pero me corrieron por mi costado más débil: el amor por ciertas actrices. La villana de la película era (es) Cate Blanchet. "¿Te la vas a perder?". Fuimos a ver Indiana Jones 4, por lo tanto.
La película es tan mala que odié a Cate Blanchet (que, espantosamente, repite un papel ya hecho en una película bastante mejor) y dudo que pueda llegar a perdonarla. La náusea se apoderó de mí casi desde el comienzo y no cesó. Irritación, cólera, fastidio, aburrimiento. Ni una sóla secuencia interesante, ni un sólo rasgo de guión inteligente. Y eso, tratándose de la asociación Spielberg-Lucas para quienes no hay (no debería haber, no puede haber) límite alguno.
Pero no, como ellos odian el cine sin la pena que yo siento cuando me pasa lo mismo, como odian al público, como odian a los actores, se entregan al sadismo sin misericordia alguna.
Todo es previsible en Indiana Jones 4, torpe, soso. Desde la iluminación en la primera parte, hasta el vestuario y la escenografía (¡otra vez mecanismos de piedra, otra vez túneles!) y, naturalmente, lo que es más grave: en el ritmo narrativo.
¡Qué tedio! ¡Qué desagrado! Como si no fuera poco con haber cometido la crueldad de sacar de un nosocomio a la estrella femenina (hoy empastillada) de la primera película de la serie, se obliga a Cate Blanchet a usar una peluca imposible y a decir las peores líneas de parlamento jamás pronunciadas por una actriz de su talento. Su personaje es casi una Uhura: una mujer es alguien que traduce frases que los hombres y las máquinas pronuncian. Oh sí, la película es misógina, y también homofóbica, y republicana. No es sólo imbécil, sino también siniestra.
Alguna vez llegué a pensar (por amor al cine, al que veía tan decadente) que estaba bien que el cine se hubiera convertido masivamente en entretenimientos para niños y que se reservara para adultos (muy pocos) el cine que sólo puede verse con disciplina y con melancolía. Finalmente, los niños que llevamos dentro también podrían disfrutar de parcelas enteras de la industria del entretenimiento (X-Men, pongamos por caso, o Alien). Pero Indiana Jones 4 ni siquiera me deja ese consuelo: ha sido hecha, con odio, para niños tarados y malévolos, que son los únicos a quienes no importa confundir con una versión de la historia en la cual el stalinismo es ¡la continuación! del nazismo.
Como Indiana Jones 4 es básicamente un dispositivo de humillacion de las audiencias (debo decir que quienes estaban en el cine conmigo, y esa energía se siente, contemplaban atónitos el espectáculo lamentable que habían sido inducidos a presenciar: no era sólo yo el que lo sufría), ni siquiera se nos ahorra la clave que permite leer la arcada de estupideces que la constituyen en el registro paranoico que demanda: en un momento Indiana Jones, acompañado por un tarado que, lo sabremos más adelante, es su hijo, aterriza en Nazca (Perú), donde habla con los nativos para averigüar no sé qué cosa (ni me importa). El hijo le pregunta: "algo de español estudié, pero no entendí ni una palabra de lo que dijiste". "Es que hablaba en quechua", contesta el que alguna vez fue Han Solo. "¿Y dónde lo aprendiste?" "Me lo enseñó Pancho Villa", le contesta el que todavía no sabe que le está hablando a su hijo.
Se trata, claro, de un chiste mordaz que sólo pueden entender algunos latinoamericanos ilustrados, y los expertos en su cultura, como es el caso de un arqueólogo. Pero el niño tarado y un poco canalla (el hijo bastardo de Indiana Jones) no se da cuenta del chiste: lo mismo que sucede en la diegesis opera como el dispositivo pedagógica que la película reclama para sí.
Ahora bien: ¿por qué Spielberg y Lucas lo hacen? Pudiendo no hacerlo, no teniendo ninguna restricción que se imponga entre su deseo y "la obra", ¿por qué lo hacen?
Para matar del cine lo que queda: el refugio de unos niños que añoran el reino de la imaginación que, cada día, se les escapa un poco más de entre los dedos. Ellos, que deben ser odiados con el mismo odio que nos tienen a los espectadores, han razonado que ya que no pueden ser los inventores del cine (Eisenstein) o sus más altos exponentes (Pasolini, Godard, Derek Jarman, en fin: el que se quiera), quieren ser sus asesinos. Y cuando aparecen talentos que serían capaces de detener (o, al menos, de retrasar) el desenlace fatal que se han planteado, los devoran y los neutralizan: es el caso de Cate, que en paz descanse.
Ellos y una manada de débiles mentales, malintencionados, vagos y puristas serán recordados por eso: hicieron que el cine muriera por su mediocridad cuantitativa.
Quedarán, de nuestro tiempo vil, un par de películas solitarias, algunas pocas secuencias con sabor de verdad. Lo demás mejor es ni siquiera recordarlo. Y del pasado, nos seguirá llegando un heroísmo incomprensible: ¿cómo alguna vez pudo alguien confiar en el cine como pensamiento, y cuándo exactamente se nos arrebató esa bella certeza?
No espero que se comparta el valor de verdad de mis enunciados. Espero que se entienda la emoción que los arrastra.
Por fortuna, un día después, ayer sábado, vi la "Finale" de la cuarta temporada de Lost. Y me olvidé del cine.
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
20 comentarios:
me paso algo parecido con indiana jones, pero como no tengo una capacidad muy grande para escribir sali del cine diciendome: es una garcha.
por suerte me esperaba lost. lo que me esta pasando con lost es que te despierta la imaginacion de una manera insospechada pero a la hora de las resoluciones tan "normales", te tiran por tierra todo el "misterio", pero uno sigue enganchado porque cuando te cierran un misterio te ponen 10 mas. no se, de lost cada dia que pasa me gusta mas lo que me imagino que puede ser tal o cual cosa que lo que realmente resuelven poner.
O el final de tu post es de una fina ironia - y no estoy siendo ironico con este comentario -, o te estas olvidando que Lost pertenece al universo audiovisual de la narracion clasica , por ende, formalmente comparte todos los recursos narrativos que tambien posee Indiana Jones.
Por otro lado no entiendo la constante apelacion a la falta de guionistas que siempre surge cuando se habla de la decadencia del cine.
En todo caso lo que faltan son directores.
El guion no es mas que un mapa. Y tan solo eso es lo que provee un guionista. El cine esta hecho de sonidos e imagenes que trascienden al guion como la experiencia de un lugar lo hace con un croquis del mismo.
Si bien no entiendo bien que es eso de mediocridad cuantitativa y no estoy tan renegado como el sr Link, comparto la mayoria de sus dichos. No vi ni pienso ver Indiana Jones, ya casi no me atrae el cine.
Anoche justamente vi en cable una pelicula llamada "Código de Honor" o "La promesa" que era un seleccionado de "genios malditos", dirigida por Sean Penn, protagonizada por Jack Nicholson y con apariciones cool de Harry Dean Stanton, Mickey Rourke y Benicio del Toro.
Un desastre.
Previsible, estereotipada, aburrida.
Y hay que recordar que Sean Penn fue el presidente del jurado de Cannes!
¿El cine murió y no nos enteramos?
Yo también hace un tiempo que me olvidé del cine x lost y ahora para colmo se nos echa encima una sequía de más de un semestre.., pero lo que quería decir es que la tesis de la decadencia del cine ¿ no debería ser circunscripta sobre todo al "cine indy"? --no parece de todos modos una tesis muy novedosa la mía-- (pero) Yo encuentro que el presente del cine está en Corea, en Europa del este y tal vez en Latinoamérica. Son mis ejemplos, seguramente haya una decena más.
saludos!
a ver, garza... yo dije: "algo en el registro de la narración audiovisual que la vuelve indigerible en sus formatos tradicionales". No "narración clásica". El formato narrativo de Lost, es evidente, está muy lejos de adaptarse a las formas tradicionales: es un relato largo, larguísimo, y no episódico. Nada de tradicional, en este punto. Ni clasicista ni vanguardista, el modelo es otro. Hay que buscar por otra parte.
lost, lost, ya casi sufro el sindrome de abstinencia de los meses venideros...
spielberg y ford me provocan un tedio, una especie de náusea. A Cate le doy otra oportunidad.
lost es el orlando furioso del siglo XXI
Linkillo:
Lo largo de Lost no escapa a la formula de los viejos seriales hollywodenses de mediados del siglo pasado ni de nuestras telenovelas.
Cuando digo narracion clasica audiovisual me refiero a la forma en que esta se comunica: puesta en escena y montaje. En eso Lost no se diferencia de la produccion media mundial.
perdón si me repito, pero para ser más específicos, lost s04e05: ahí está el tratado de narratología.
de indy soy fan de chiquito, hasta leí las novelas y jugué a las dos aventuras gráficas. me re banco los mecanismos de piedra, y eso...
pero sí... es mala :(
en cuanto a republicana, mojigata, turística... bueno, siempre fue eso la saga.
y a cate se le perdona, eh... es guita.
Sublime!
No ví Indiana, ni pienso. Pero Linkillo examina y hace el diagnóstico de la industria culturalde la que Indiana es la sinecdoque!!
Brillante, como siempre!
Salud!
el cine murió pero como todo lo demás. en realidad no nació para satisfacer los ideales de ciertas personas, o sí, pero luego la máquina venció a su creador. como todo el resto de las cosas que creamos. por alguna razón sigue existiendo, como lo hacen las pinturas, las novelas: la gente que ve o lee esas cosas, la gente que disfruta de pintar, escribir o filmar... de ahí que algo sea bueno o malo, es decisión del que mira...
El cine murió. La novela murió. El libro murió. El rock murió.
¿No estaremos todos muertos?
Como en la isla de Lost.
No puedo sino corroborar con tristeza el tedio insoportable de la cuarta de Indi (tan caro a mi corazón, por cierto).
A propósito de la sequía de capítulos: al parecer en estos meses empezará un nuevo Lost experience. Claro que para nosotros, habitantes del submundo, esto no significa más que seguirlo por internet y estar atento a la aparición de algún que otro video por youtube.
Qué graciosos los giles que ni vieron la peli pero, como Link dijo que era mala, salen a decir que ni piensan verla...
saludos
naaah, indiana jones pega re bien si leíste espectros de marx un rato antes, doy fe!!
que la película es pésima está claro.
pero tu artículo es un engendro soberbio y afectado.
seguro que a godard no lo entendés!
Una vez Cristina siendo senadora dijo en medio de una sesión:
" -Señores si esto fuera una pelicula norteamericana yo diría "This is too much, too much señores" (el señores desentonaría un poco en la supesta película...)
Cuando apareció el marciano cabezón me pasó algo parecido,igual le doy a la dupla SL algo de mérito porque hay que tener mucho valor para animarse a meter semejante bicharraco.
(Encima estaba en el cinemark donde todas las butacas hacen un chirrido insoportable)
Han Solo=Indy
Vi ayer la de indy con unas expectativas terribles y el resultado fue ambiguo. Los que odian a indy y a spielberg lo van a hacer siempre, eso está claro.
Lo curioso es que no repararon en exelentes chistes producidos por un efecto de puesta en escena del cual spielberg es un maestro eximio. Me refiero a la escena de persecución en la plaza de la manifestación macartista y anticomunista con los agentes rusos tratando de sacar restos de bandera roja de su coche. Ademas de ser un gran momento de cine y de screwball comedy desarma políticamente mediante un efecto de paradoja los topicos acerca de lo ruso y lo comunista. (Que despues reafirme el topico más adelante, es otro cantar). Spielberg ya lo había hecho en Indy 3 cuando se encuentra cara a cara con hitler y este le firma el preciado manuscrito que fué a buscar a alemania, (paradójicamente es Hitler mismo el que lo salva). Después la peli carece de esos momentos más "profundos" pero así es Spielberg. Mitad un ñoño la otra mitad un gran cineasta.
Pero cómo no les pudo haber gustado esta joyita joligudense? Hay bomba nuclear, indios, aliens, comunistas, tesoros, amor, telepatía, relación de padre e hijo, latinos, tiros, ruinas... Parecía una película escrita por Homero Simpson!
Link, eso pasa cuando se le pide peras al olmo, man.
la melancolía está en cualquier otra parte.
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