Ni siquiera una frase de Marx nos salva del demonio de la analogía, ese recurso argumentativo trivial y peligroso. En la perspectiva del Poder Ejecutivo Nacional (que no es la del magmático movimiento peronista), junio de 2008 repite en tono de farsa los trágicos acontecimientos de junio de 1955 (cuya conmemoración oficial es un acierto ético).
Según esa lógica, las retenciones a la renta agraria serían equivalentes del Estatuto del Peoón, y el Tren Bala la repetición de la nacionalización de los ferrocarriles. Si nada de eso parece sostenerse, mucho menos lo es la fatigada analogía entre la figura de Evita y de Cristina, sobre todo en lo que se refiere al aliento trágico de los discursos de la primera, comparados con los cuales los de la segunda son sólo un esfuerzo bien logrado de prosodia y corrección política.
La verdadera Evita de nuestro tiempo es quien sostiene un discurso del bien y el mal como absolutos, quien invoca la muerte no como recuerdo sino como categoría de futuro: Luis D'Elia.
Se podrá estar de acuerdo o no con el líder piquetero, pero hay que reconocer que es el único capaz de sostener un discurso político (entendiendo lo político como la irrupción de lo inesperado). De ahí el escándalo que suscitan sus dichos, y la fuerza envolvente de su intensidad. Sólo él fue capaz de sostener la hipótesis de la "guerra total" y, al mismo tiempo, realizar un llamamiento a la resistencia armada. Sólo él fue capaz de denunciar al duhaldismo como el responsable de la crisis de legitimidad política que tuvo en vilo al Poder Ejecutivo durante cien días.
D'Elia es la Evita de estos días, y su palabra funciona con la misma fuerza de aquella marea de discurso.
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
7 comentarios:
Arriesgada hipótesis…
Impecable. Hace rato que vengo tratando de explicarme la imagen de D'Elía: explicarme porqué se convirtió en el enemigo principal de todo bienpensante, y a la vez porqué le tengo el respeto que le tengo (a mí, que no soy menos bienpensante que los demás, me temo).
Lo que me da pena es cierta posición de úselo y tírelo que no creo que Perón haya tenido respecto de Eva.
Peón va con acento, Linkillo.
Saludos.
Daniel: me sorprendí un poco con tu interpretación sobre la cita de Marx que hizo dos veces la reina Cristina.
Yo pensé que ella se había querido referir a los cacerolazos de 2001 y los de ahora ... (en sintonía un poco con lo de "piquetes de la abundancia").
Después de leer tu columna en el diario pensé (por argumento de admiración y también de autoridad) que me había equivocado, pero la lectura de la contratapa (creo que Jorge Fontevecchia no es precisamente un improvisado) me da ánimo para insistir con mi idea original: ¿la cita de Carlitos no estará referida a los cacerolazos?
Es inútil tratar de explicar el Peronismo, a Eva como la irrupción de lo inesperado. Lo celebratorio de Evita es la reconfirmación excepcional de lo mismo, la teatralización de la política, su comprensión incomparable de la cultura de masas (y su intervención en la delimitación del Peronismo como un movimiento de masas). La originalidad de Evita consiste en la supremacía para poner en primer plano los afectos como cuestión pública, es decir, lo privado en la escena de lo público, que las absorciones posteriores de la academia, sobre todo, han querido asociar a lo "femenino", estupidez en la que ella y ninguna otra peronista nunca jamás se embanderó. Cuando a Cristina le preguntaron si defendía el aborto, ella contestó magistralmente que "era peronista, no progresista". Es decir, con algunas "otras cosas, además de con Perón, no se jode".
Me fascina que digas esto de D´Elía, aun a costa de no compartirlo del todo, en un diario tan careta, tan inmundo como Perfil.
Yo estuve en la plaza y les recontrajuro que en los primeros dos minutos de discurso, su impostación, el manejo de la cadencia respiratoria y una cierta distancia fónica enseguidísima me hicieron recordar a Evita. Enseguidísima. Y muchísimo más el abrazo final con Néstor me recordó el histórico Renunciamiento. Magistral. Magistral. Nunca nadie jamás entenderá la política como la entiende y la escenifica el Peronismo. Puros méritos.
Saludos para todos y Feliz Domingo.
Impecable, ese de D'Elía. Y de acuerdo o no no hay que negarle el coraje de dirigir sus misiles, sobre todo porque desde tiempo, la Arentina tiene políticos cuya estrategia es la vendeta y el cabezón y la manzanera tiene motivos.
De acuerdo con el empetrolado. La referencia que hizo la Reina era a los cacerolazos como "voluntad popular" de cenarse una cabeza hervida. Pero la que hace Link se parece mucho a una que hizo el viejo Viñas, allá lejos y hace tiempo, en un programa radial conducido por Aliverti creo: el rodete y el puño cerrado. Lo demás... es literatura.
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