sábado, 14 de abril de 2007

Para el bronce

Desde hace un tiempo, Arturo Carrera abre las puertas de su casa todos los viernes para ofrecer a sus amigos conciertos de acordeón que, las más de las veces, terminan en un frenesí etílico-coral desencadenado por la célebre frasecita "una que sepamos todos". Anoche fue una de esas noches mágicas, en las que el repertorio fue más internacional que nunca por la encantadora presencia de Michel Lafont, quien propuso una deliciosa versión de "La vie en rose", muy parecida a la que solía hacer Bola de Nieve (a quien Michel admira tanto como nosotros).
Antes, mientras hojeábamos el recién salido libro que Alfredo Prior había llevado para mostrarnos, Carrera pronunció una sentencia cuya justicia la hace merecedora de integrar este jardín:

"Cada pincelada tuya es un regalo"

(anterior)

2 comentarios:

Juan Manuel Mascali dijo...

¡Vamos los cantores, que vuelvan los cantores del barrio! Pero no nos pongamos sentimental, muchachos... Tomo y obligo, mándese un trago... Jajaja

Anne Maro dijo...

"La vie en rose" est la première chanson qui vient à l'esprit d'un français quand il est triste...et soucieux.
Espérons que dimanche prochain, à la lecture du résultat des élections nous n'aurons pas envie de la chanter.
Au secours! Un fou sans génie va peut-être diriger la France! N.S. va nous précipiter dans l'ombre