martes, 29 de diciembre de 2009

Requiescant in pace

Con las fiestas y otros compromisos, teníamos abandonadas nuestras series. Así que anoche vimos los últimos capítulos de la ¿cuarta? temporada de Dexter, el asesino serial más querido por las criaturitas del mundo. ¡Bravo, bravo! Hay que decir que, en esta temporada, Dexter Morgan mató poco: ¡queremos más! (a eso nos llevan...)
Sobre la moral de la serie, no es mucho lo que puede decirse, ni vale la pena insistir en lo evidente: la ambigüedad moral es insostenible.
Previsiones: John Lithgow ganará un premio como mejor actor invitado. Y se lo merece. Se puso en bolas dos veces y el psicótico que hacía era realmente de temer. Hubiera desarrollado un poco los caracteres de su familia porque estoy segurísimo de que su hijo se la comía.
Tal como yo preví, pasó lo que tenía que pasar. Veremos cómo sigue la quinta temporada, pero la situación quedó planteada como para tener ganas de esperarla.
El fantasma del padre de Dexter, ay, qué insufrible (pero la verdad, es necesario: así se fabrica un serial killer).
La hermana de Dexter, Debra, cada vez más intensa, más atractiva, más lúcida, más trágica. Tal vez, si no fuera por ella, la serie perdería gran parte de su interés.
Y ahora sí, a contar los días que faltan para que empiece la finale de todas las finales: Lost, que Dios nos libre.

lunes, 28 de diciembre de 2009

"Me place/ no me place"

Aunque no es, propiamente, una "mujer argentina" (cosa que su acento connota a todas voces), los años transcurridos en esta triste tierra admiten que la adoptemos como propia.
Durante la cena navideña, a la centenaria mujer (97, muy bien llevados) se le prodigan atenciones que a cualquier persona hartarían mucho antes.
"¿Quiere ensalada de papas, abuela?", le preguntan. "No, gracias", contesta. "¿Por qué?", le preguntan, con el temor que puede provocar una constitución delicada para la cual no se ha contemplado la dieta más adecuada. "Porque no tengo ganas...", contesta la anciana, con un tono que implica que, a su edad, la paciencia no es un bien abundante.

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sábado, 26 de diciembre de 2009

El día después

por Daniel Link para Perfil

El gran Andy Warhol, gran parte de cuya obra puede verse en Buenos Aires, señaló alguna vez que “comprar es más americano que pensar”. Curiosamente, excluyó a la venta de la definición y dejó como seña de identidad esa compulsión al consumo que es, hoy por hoy, en efecto, la característica más sobresaliente de cualquier ciudad norteamericana, pero particularmente de la que fue la patria adoptiva de Warhol: Manhattan.
La navidad no escapa a esa lógica y, conscientes de esa pasión identitaria, los grandes barones del comercio neoyorquino comienzan a preparar su arsenal navideño promediando noviembre. Lo que crean es una ecología asfixiante según la cual da lo mismo a donde uno entre (un sex shop, una tienda departamental de ropa con descuento, una ferretería o un negocio de artículos fotográficos atendido exclusivamente por judíos ortodoxos), siempre, siempre será recibido por la misma exacta retahila de canciones navideñas que termina por crispar los nervios. Para no hablar de los Santa Claus, que parecen una raza de alienígenas barbados que ha tomado la ciudad con propósitos oscuros para la supervivencia de la raza.
En países más pobres y más calurosos, como el nuestro, la navidad sigue siendo una pesadilla amortiguada: basta con evitar los centros de compra para simular que no está pasando nada hasta la noche fatal durante la cual la mesa familiar será el escenario para el encuentro forzado de parientes que no se toleran demasiado, tíos borrachos, reproches maternos acumulados a lo largo del año, ausencias dolorosas, atronadores petardeos que enloquecen a los perros y la sempiterna declaración previa (jamás cumplida): “este año no nos hagamos regalos, eso transforma a la navidad en un negocio. Lo que importa es que estemos juntos”.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Marcada

Habíamos comenzado hablando de una conferencia mía y una cosa trajo a la otra, desencadenando una verdadera catarata de rememoraciones. Hacia los postres (o hacia el café), Sylvia Molloy, como suele suceder cuando uno abre las compuertas del pasado, se confundió un par de nombres propios. Con fina coquetería, salvó todos los titubeos pasados y futuros con una frase de una eficacia demoledora:

"Es que ha habido tantas Alejandras en mi vida..."

(
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martes, 22 de diciembre de 2009

Orale, wey...

La ciudad de México se ha convertido en la primera en América Latina en legalizar los matrimonios del mismo sexo, a pesar de una fuerte oposición de los conservadores y la dominante Iglesia Católica.

La asamblea de la ciudad, dominada por los izquierdistas, aprobó la medida por una votación de 39 a 20, y cinco abstenciones. La medida cambia la definición de matrimonio de una unión entre un hombre y una mujer, a la unión libre de dos personas.

La nueva ley otorga a las parejas homosexuales casadas derechos tales como la adopción de niños, solicitar préstamos y compartir beneficios de seguros.

La medida sustituye una ley de 2007 que permite las uniones civiles.

El alcalde izquierdista Marcelo Ebrard tiene previsto firmar la ley.

La legisladora del Partido Acción Nacionl (PAN), Mariana Gómez, expresó su desacuerdo y dijo que su partido pedirá al alcalde del Distrito Federal el veto a la ley.

Por otra parte, la presidenta de la agrupación social lésbico-gay Acción Ciudadana de Construcción Nacional, Lol Kin Castañeda, manifestó su beneplácito y dijo que una vez entrada en vigor esta ley se casará con su pareja a finales del año próximo.

Esta votación es el capítulo más reciente en un creciente movimiento en América Latina para formalmente reconocer las parejas homosexuales.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Preguntan si...

por Daniel Link para Ñ. Revista de cultura

1- ¿Cuáles son, para Ud., los libros de autores argentinos más significativos de la década? (Mencione cinco títulos en orden de prioridad.)

Me cuesta contestar la pregunta. De memoria, no sé bien qué libros se corresponden con el período, y tampoco sabría precisar "significativos" en qué sentido. Sin duda alguno de Aira, alguno de Carrera, alguno de Cozarinsky, alguno de Fogwill, alguno de María Moreno.

2- ¿Qué autores, argentinos y extranjeros, tienen gravitación en su obra?

Naturalmente, mis amigos: Edgardo Cozarinsky, Ariel Schettini, Josefina Ludmer, María Moreno, Arturo Carrera, Alan Pauls, Gabriela Bejerman, Fogwill, Fernanda Laguna, Pablo Pérez, Diego Bentivegna y Copi, entre los argentinos (son muchos más, y todos ellos saben quiénes son). Entre los extranjeros, leo y releo con repetida fascinación a Proust, Kafka, Agamben.

3- Para usted, ¿qué es hoy lo actual y lo caduco en la literatura argentina?

Gracias a Dios (entiéndase la locución como un sencillo lugar común y no como una profesión de fe) es caduco hablar de caducidad en la literatura, que no responde a ninguna lógica evolutiva.

4- ¿Cómo percibe las relaciones entre literatura y mercado?

Las relaciones entre literatura y mercado no dependen de percepciones. La mercantilización es siempre vil, pero no se puede pensar la literatura fuera de mercados específicos.

5- ¿Cuáles considera que son las principales instancias de legitimación literaria: la publicación en determinada editorial, el aval de escritores de prestigio, la universidad, la crítica periodística o académica, los suplementos literarios, los blogs, los premios, la presencia en mesas redondas y eventos culturales, la aceptación de los lectores?

En mi perspectiva, la única literatura legítima es aquella que responde a una experiencia: que se constituye como tal. La experiencia, que perseguimos incansablemente, nada tiene que ver con la feria de las vanidades. La literatura de verdad, tampoco.


sábado, 19 de diciembre de 2009

El árbol y el bosque

por Daniel Link para Perfil

No importa donde uno haya estado, volver a Buenos Aires después de un mes de ausencia es como llegar a una realidad alternativa, un mundo bizarro donde todo es siempre mucho más horrible que como lo recordábamos: Buenos Aires es la más fea de las ciudades caras del mundo (o la más cara de las ciudades feas del mundo).

Fíjense: en Córdoba, el Museo de Bellas Artes Emilio Caraffa (fundado en 1916 en Plaza España y remodelado en 1962, en ocasión de I Bienal Americana de Arte) hoy ha triplicado sus espacios de exposición y actividades a partir del proceso de ampliación comenzado por el gobierno de la provincia a comienzos de 2007 (ayer nomás). Más cerca, el MACRO, que acaba de cumplir cinco años desde su inauguración en un viejo silo portuario cedido por la municipalidad de Rosario, se ha convertido en el museo de arte contemporáneo más importante del país. Y Mar del Plata ha anunciado la inauguración de su propio museo para 2010. Mientras tanto, sigue sin saberse cuándo se terminarán las obras de remodelación del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Buenos Aires, que está cerrado a cal y canto desde hace años.

Eso sí, el Teatro Colón será inaugurado el 25 de mayo de 2010 con una gala bicentenaria que se completará con una temporada de.... ¡seis funciones de ópera! ¿Con qué puede compararse un anuncio semejante, tan módico que mueve a la pena antes que a la indignación?
Casi con nada: el MET de Nueva York presenta más de veinte óperas en su actual temporada. La Scala de Milán, 18. Bueno, pero es que ellos...
A ver... El Teatro Municipal de Santiago de Chile programa 6 funciones de ópera para el 2010.
Programación sudaca, de acuerdo. Veamos los precios.
En el MET, una platea cuesta cien dólares por función. En Santiago de Chile, el abono para la temporada 2010 se vende a 1.052 dólares (u$s 175 por función). El Colón pretende que por sus seis producciones (una de las cuales viene de Santiago de Chile) se pague por un abono nocturno en platea 875 dólares (u$s 146 por función, “estos precios incluyen el diez por ciento de descuento”). Más barato que en Santiago, pero mucho más caro que en Nueva York, donde cualquier grasada (como es el caso de Turandot, en la puesta de Zefirelli) quita el aliento.
Se dirá que estos indicadores son totalmente insignificantes en países como el nuestro. Yo no estoy de acuerdo. En un caso y en otro (museos, teatros líricos) se trata de indicadores que los historiadores utilizan para dar cuenta, precisamente, de la expansión de la cultura de la burguesía (y allí están el Teatro Amazonas, de Manaus, y la película Fitzcarrarldo de Werner Herzog para probarlo).

La cultura burguesa, mal que nos pese, será siempre preferible a la barbarie. Incluso el gesto vanguardista de destruirla (con el que todavía simpatizo) supone que ésta exista. Hoy, nada en las acciones de gobierno (nacional o municipal) hace suponer que el hundimiento o el abandono de la cultura burguesa vaya a ser aprovechado para la distribución de formas culturales de otro signo (o de otra significación).

Lo prueba la recién anunciada “agenda del Bicentenario”, “que incluye la realización de festivales, fiestas populares, concursos, desfiles de moda, certámenes literarios, congresos, encuentros deportivos y otras acciones para festejar los 200 años de la patria” (según señala la página oficial de la celebración).
“Entre las acciones que se llevarán adelante en 2010 se destaca”, afirma el sitio con sintaxis defectuosa, “la realización del 50º Festival Nacional de Folklore de Cosquín; la Bienal Internacional de Escultura en la provincia del Chaco; la 20º Fiesta Nacional del Chamamé en Corrientes; y la 36º Feria Internacional del Libro en Buenos Aires”.

Más allá del divino escudito federal que cada provincia imprimirá para la ocasión, no se entiende que se consideren “acciones que se llevarán adelante” a eventos que existen, todos ellos, desde hace más de veinte años. Tal vez sean esos los años que el país atrasa: 20, 36 o 50, según el Festival que se considere.

Buenos Aires, aquella dama burguesa de otros tiempos, hoy aparece dominada por rencores incomprensibles y oligofrenias asfálticas que se aplican sin desmayo como única forma de resistencia al trosko-leninismo-nacional-socialista (¿para qué limitar la disparatología?) al que se condena a nuestros párvulos.
De impulsos utópicos (burgueses) ni hablar.
De la posibilidad de salvar el álamo por el cual la semana pasada Rafael Spregelburd elevó al cielo un sentido Réquiem, tampoco. Sí: Buenos Aires, esta pesadilla.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Mejor la destrucción, el fuego...

"Con esta voz, adúltera o envenenadora", decía Olga Orozco cuando recordaba los años en que se dedicó al readioteatro. Eran los papeles a los que estaba siempre condenada. En aquellos años, una vez terminada la radionovela el elenco solía presentar los highlights en vivo, en giras por los teatros de barrio.
A Olga le había tocado el papel de adúltera. Su marido recibía un anónimo que le revelaba su traición y provocaba la tragedia. Segundos antes de que la pérfida entrara a escena, el marido debía quemar la carta reveladora para que Olga pudiera decir, como primera línea: "¡Qué olor a papel quemado!", desencadenando los gritos y reproches del cornudo.
Pero ocurrió cierta vez, en una de esas representaciones en vivo, que el actor descubrió con horror que no tenía fósforos encima. Ostensiblemente, rompió lentamente el anónimo mirando a Olga, tras bastidores. Ella entendió la situación y le hizo señas de que se quedara tranquilo.
Entrando al escenario, dijo (con la misma seguridad de siempre):

"¡Qué olor a papel roto!"*

*¡Gracias, Edgardo!

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jueves, 17 de diciembre de 2009

Un artista del mundo flotante

Como el artista del momento se ha convertido, en estos días, en el Rembrant de las identidades flotantes de Transilvania,



anoche, después de la presentación de Linaje, la nueva novela de Gaby Bejerman, nos dimos una vuelta por Destravarte, el Primer Encuentro de Arte Trans de la Ciudad de Buenos Aires, ideado por Mosquito Sancineto, que en apretada síntesis entregó lo mejor y lo peor que sus participantes tenían para mostrar al mundo. Contra toda presunción, lo mejor ganó por varios cuerpos (cuerpos, en este caso, muy intervenidos).
Ya al bajar del taxi, se percibía en la aglomeración de la entrada un cierto abuso del animal print que daba el lujosísimo tono del encuentro.
Apenas entramos, fuimos arrastrados hacia el salón del subsuelo donde estaba a punto de comenzar un desfile de ropa reciclada. La gente (una multitud que enviadiarían organizadores de Premios Literarios) no sabía si seguir el gracioso andar de las modelos por la improvisada pasarela o si, por el contrario, mirar a través de la puerta abierta mientras se cambiaban, a velocidad de vértigo, sus atuendos. La pasada, en todo caso, fue muy festejada por el profesionalismo de las participantes, la musicalización, el clima de ensueño.
De allí subimos al primer piso, donde vimos las muestras de fotografías y los restos de pasadas lecturas (nos dijeron que Naty Menstrual fue un verdadero suceso con sus crónicas arrabaleras). Por el balcón del frente, vimos, en el edificio de enfrente, un grupito de chongos haciendo lo que los chongos mejor hacen: jugar al fútbol en la playstation, con ocasionales incursiones a su propio balcón para pispear lo que sucedía en el Palacio El Victorial.
En el bar del entrepiso, entretanto, los asistentes reponían energías (a diferencia de nosotros, ellos estaban desde temprano). Cuando escuchamos movimientos, bajamos rápidamente al teatro de la planta baja, donde iba a comenzar el recital de canciones del sublime Fernando Noy. Por fortuna quedaban tres asientos libres (nos acompañaba la Señorita Pola, que no podía salir de su asombro al comprobar que había un mundo más allá de sus altísimas y cultísimas preocupaciones y que, además, ese mundo era interesante).
Noy propuso un repertorio de canciones (propias y ajenas), algunas de las cuales nos emocionaron profundamente, por la cualidad de arte al que aspiraban, por la actitud (que nos hizo añorar, una vez más, tiempos menos brutales en los que los sueños y las utopías podían sostenerse como tales) y por las bellísimas palabras que decía.
Como le pedimos a gritos un bis (el bis del cielo), nos regaló una última canción luego de decir la que seguramente fue la frase de la noche: "Ella quiere reinar sobre la nada".
No queríamos irnos, no queríamos dejar la salícula, rodeábamos a Noy, queríamos que se nos contagiara un poco de su brillo, pero Mosquito Sancineto se vio obligado a hacernos abandonar la platea. En el café concert del entrepiso iba a comenzar una performance de tango. Mientras tanto, montarían el escenario para el cierre del evento, antes del cual actuaría la compañía de travestis santiagueñas convocadas especialmente por los organizadores.
¿Era como el mundo del revés, donde la tetera es de porcelana pero no se ve? Si así fuera, ese reino tiene su monarca, Fernando Noy, a quien tanta felicidad y tanta belleza le debemos.

(anterior)

miércoles, 16 de diciembre de 2009

martes, 15 de diciembre de 2009

Populismo y clientelismo

por Eliseo Verón para Perfil (...)

A lo largo de sus dos años de gestión, (Cristina Fernández de Kirchner) acumula (en una estimación aproximada, que puede tener un margen importante de error) más de seiscientos discursos. Es una corriente discursiva ininterrumpida, continua, desbordante, cerrada sobre sí misma y extremadamente homogénea, que produce en última instancia una extraña sensación de autismo. Ya se trate del envío al Congreso de la Ley de Medios, de un almuerzo en homenaje al presidente de Israel, del Congreso Internacional sobre las células madre, de la inauguración de una turbina en la central termoeléctrica de Campana (discurso que fue el objeto de mi primera columna en este diario, publicada el 24 de mayo de 2008), de la asignación universal por hijo de la ANSES o de una reunión del Mercosur, hay una suerte de dispositivo básico que se repite una y otra vez: Cristina, la Presidenta, enunciadora en primera persona, pedagoga llena de buenas intenciones y compenetrada con su función, les habla a los argentinos insistiendo en la absoluta excepcionalidad histórica de su acción de gobierno. No he leído, claro, los seiscientos discursos. Algunas docenas tal vez, y muchos de manera fragmentaria. Pero de todos modos, y para decirlo de una manera brutal: ¿a quién le importa? O si se prefiere: ¿a quién le habla Cristina Fernández de Kirchner? Sin duda, una posible respuesta sería: al pueblo. Pero el pueblo implícito en sus discursos es un pueblo genérico, un pueblo sin rostro, un pueblo políticamente anónimo. La masa discursiva de la señora Presidenta no tiene matices, no presenta inflexiones, se adapta a la circunstancia específica de una manera puramente descriptiva. Y a lo largo de la gestión no hay desarrollo discursivo, no hay encadenamiento progresivo de decisiones gubernamentales, es decir, no hay una lógica que se desenvuelva en el tiempo. En suma, no hay pensamiento político. Hay sí, en la mayoría de los discursos, un momento de exabrupto o de agresividad contra enemigos que se dan por conocidos, aunque no se consiga entender por qué no están de acuerdo con una señora tan razonable. Sí, hay algo de inquietante en el modo de comunicar del Gobierno. Porque no hay estrategia visible, pero tampoco produce una sensación de improvisación. Creo que el secreto es que se trata de un discurso de inspiración populista, pero construido para una multitud compuesta de clientes, no de militantes. Lo cual es perfectamente paradójico.


lunes, 14 de diciembre de 2009

La cruzada de las ratas

por Daniel Link para Ñ. Revista de cultura

Por muchas razones, La ciudad de las ratas, la novela de Copi que Edgardo Russo acaba de arrancar del olvido en la que se la tenía para la editorial El Cuenco de Plata, es una pieza decisiva para comprender ese rompecabezas llamado Copi y, sobre todo, el enigma argentino.
La novela es un largo relato epistolar enviado por Gouri a su maestro Copi, convalesciente, informándole de sus peripecias ratoniles, acompañado de su amigo Rakä (rajá, gurí: no puede haber un juego de lenguaje más argentino y, por lo tanto, una forma de vida más autóctona que la que presenta La ciudad de las ratas).
Rakä, que conoce “mejor el mundo y sus costumbres” que el sabio Copi, le ha descripto en detalle a Gouri “las cataratas del Iguazú, el estrecho de Magallanes y el delta del Amazonas, que son, como todos sabemos, las tres maravillas naturales de este mundo”.
En la perspectiva de esa rata de París, Argentina es un intervalo geográfico comprendido entre dos de las maravillas naturales del mundo.
Toda la obra de Copi no hace sino desarrollar hasta la exasperación ese carácter natural-maravilloso que le viene de acá.

Además, tratándose de un relato contado por una rata y que tiene a las ratas como protagonistas absolutas de esa ciudad de un universo paralelo, la novela introduce un tema que asoma aquí y allí en el teatro de Copi (Loretta Strong, La torre de la defensa) como postulación de una radical colocación respecto de esos otros absolutos que son las ratas en nuestra cultura (en la mitología hindú, por el contrario, la rata es el vehículo del dios-elefante Ganesha y en el horóscopo chino, se sabe, las características de la rata son la creatividad, la honestidad, la generosidad, la ambición, el despilfarro, la fertilidad, todos los rasgos que se podrían aplicar sin titubeo a la imaginación de Copi).
Copi sabe que la rata es la víctima privilegiada de las fantasías de exterminio de los seres humanos, un “otro” radical respecto del cual se sostienen las más extravagantes hipótesis para justificar el maltrato, la segregación, la matanza y la algarabía por la destrucción del otro, y por eso las elige como voz y como tema.
En La ciudad de las ratas, Copi hace que los roedores visiten al Dios de los hombres en la Sainte-Chapelle, quien, arrepentido por haber dejado libres a los seres humanos tras la expulsión del Paraíso, no puede ayudarlos. La capilla explota, el Dios de los hombres asciende a los cielos y el Diablo de las ratas, que ocupa su lugar, les ordena fundar una ciudad donde puedan convivir en paz ambas especies. Las ratas, revolucionarias como la obra de Copi, liberan a los presos y organizan una orgía en la que personas y ratas toman parte por igual.
Por supuesto, no se trata de una novela fácil de normalizar y tal vez eso explique la reticencia de los herederos de Copi para darla a traducir: las ratas representan un umbral más allá del cual no parece haber más escándalo (asco, o terror) posible. El genio de Copi siempre fue consciente de esos umbrales, que cruzó sin titubeo alguno, porque le interesaba desencadenar una antropología radicalmente nueva.
Muchos fans de Copi piensan que la literatura de Aira, esa incandescencia natural-maravillosa argentina, no es sino “Copi pasteurizado”. Invirtiendo el aserto, podría decirse que La ciudad de las ratas no es sino “Aira sin pasteurizar”, un llamamiento a la reconstrucción del mundo, la cruzada de las ratas.


domingo, 13 de diciembre de 2009

Lo que importa es la intensión

Intensidades trágicas

por Daniel Link para Ñ. Revista de cultura


Foto: Sebastián Freire

Como el tema es delicado y compromete la armonía familiar, me encuentro con mi hija para pedirle autorización para contar alguna de sus historias afectivas. "¿Qué, vas a contar todos mis fracasos amorosos?", me pregunta. "Imposible", le contesto, "tengo a mi disposición apenas mil quinientos caracteres y, ni por asomo, el talento de Almodóvar".
Le pregunto si quiere que cuente la vez que, azotando los vidrios de la ventana de la casa de su novio, se cortó las muñecas y hubo que llevarla en ambulancia al Hospital de Vicente López. Me prohibe mencionar el episodio. Sugiere que relate cuando ella y su ocasional festejante fueron encontrados deshidratados y con sus funciones cardíacas disminuidas un lunes al mediodía por la madre del irresponsable que la llevó a una fiesta de ésas que los padres temen y que terminó en un juzgado de menores. Me niego a repasar aquellas angustias.
"¿Y si mejor cuento la vez que te patinaste todos tus ahorros siguiendo a ese chongo que después no te dio bola?". Su mirada enfurecida alcanza para disuadirme.
Luego de una detallada revisión, decidimos que el episodio de su larga lista de historias con muchachos lindos pero muy estúpidos y totalmente incompetentes para manejar su belleza y su carácter trágico que mejor la retrata es aquél en que, luego de una ruptura inesperada (para ella) sacó al patio toda (absolutamente toda) la ropa del que la dejaba, la roció con querosene y le prendió fuego, con grave riesgo para la integridad de la morada familiar de quien nunca, nunca jamás, podrá olvidarla.

sábado, 12 de diciembre de 2009

La batalla del calentamiento

por Daniel Link para Perfil

Esta semana comenzó en Copenhague la “Cumbre climática” en la que más de cien líderes mundiales buscarán un acuerdo “que permita una respuesta colectiva, masiva y rápida al calentamiento global” del que se responsabiliza, en primerísimo lugar, a la emisión de gases derivados, como todo el mundo sabe, del desarrollo industrial.
Casualmente, hace un par de semanas, un hacker bajó del servidor del Centro Hadley para la Investigación del Clima en Inglaterra 63,5 Megabytes de información (72 documentos sobre modelos y estudios climáticos y 1079 correos electrónicos intercambiados entre científicos preocupados, según la perspectiva conspirativa que constituye la sal de nuestro tiempo, en sostener la ficción del calentamiento global.
Hace unos días, una investigadora del CONICET, entrevistada por Perfil desdeñó la hipótesis del complot, pero coincidió en que el proceso de calentamiento global habría concluido hace ya diez años.
Yo sé que el invierno pasado fue feroz en las zonas no urbanas y todavía duermo abrigadito porque a la noche hace bastante más fresco que el previsible para esta época del año.
¿Mienten los complotados de Copenhague? ¿Por qué lo harían? Puestos en la línea maléfica de la “estafa climática”, todo puede ser posible y no me disgustaría un argumento de película trash que investigara hasta las últimas consecuencias esa hipótesis.
Pero creo, más bien, que quienes acudieron a Copenhague para rasgarse sus vestiduras ecológicas se dejan llevar por una fuerza irresistible, la voz del desastre que susurra en sus oídos una inminente “catástrofe planetaria” (la imaginación del desastre es hoy de buen tono).
Y creo, también, que en la discusión sobre el control en la emisión de gases se cifra una batalla sobre modelos de desarrollo y políticas de crecimiento económico. ¿Si el “efecto invernadero” fuera más que una ficción hollywoodense, quién pagará los platos rotos? Los países en desarrollo, por supuesto, que serán conminados a limitar sus pedorreos industrializantes.
Dicho esto, defendamos los bosques, los mares, los pájaros y la diversidad biológica. Pero tampoco nos tomen por tarados.

¿Quién mató a Juan Carlos?

por Daniel Link, desde Córdoba

(...)
Quisiera referirme, para terminar, a la más “cordobesa” de las novelas de Puig,
Boquitas pintadas, que inventa (despliega) formas de vida relacionadas no tanto con lo que la mujer es, sino con cómo es (para si) la mujer que sea.
La novela, como se sabe, opera según una serie de inversiones: el tísico fatal no es, como en
La dama de las camelias, una mujer, sino un hombre, pero su efecto es igualmente devastador: “las mujeres parece que cuando tienen algo con Juan Carlos ya no lo quieren dejar más”, le dice Mabel a Nené1.
Publicada en 1969,
Boquitas pintadas está “ambientada” no en la “edad de oro” de la tuberculosis sino en los años de su transformación de enfermedad mortal en enfermedad de clase, entre 1935 y 1947, que son las fechas de escritura del diario de Juan Carlos (a sus diecisiete años) y las de su muerte (a los 29). En contra de lo que podría suponerse, la novela no abunda en pormenores que desarrollen ese invervalo temporal, sino que focaliza su atención en 1937, cuando el tísico ejerce su acción más devastadora sobre el coro femenino de Coronel Vallejos, y en 1947, cuando la fatalidad se le vuelve en contra y muere en circunstancias sospechosas.
Ulyses Petit de Murat había publicado en 1943
El balcón hacia la muerte, cuya acción transcurre en el sanatorio Los aromos de Ascochinga, donde el autor había estado internado (la novela fue reeditada en 1968).
En aquella época, las sierras de Córdoba eran la zona terapéutica (famosa en toda América Latina) por excelencia. El sanatorio de Santa María, en el valle de Punilla, fundado por Fermín Rodríguez en 1910, fue uno de los Hospitales de Altura pioneros en el tratamiento (dietético y quirúrgico) de la tisis.

Cosquín fue una ciudad particularmente importante en ese esquema de módicos cuidados y aislamiento, copiado del sistema europeo (
La montaña mágica es, naturalmente, el antecedente obligado, pero también Roland Barthes ha escrito páginas notables sobre la tisis, qué el sufrió como “enfermedad retro”). Las pensiones de Cosquín, donde el Dr. Tornú se instaló en 1900, cuando el pueblo era el lugar preferido por la aristocracia argentina, se destinaban a los pacientes adinerados (y así es todavía en los años durante los que transcurre Boquitas pintadas).
En 1920, Antonio Cetrángolo había presentado el proyecto de creación del Instituto de Tisiología, que comenzaría a funcionar recién el 11 de diciembre de 1933, bajo la dirección de Gumersindo Sayago, en la Universidad Nacional de Córdoba. "La función médico-social de la Cátedra de Tisiología" fue el título de su conferencia magistral. Pareciera que, como luego en el caso de
El beso de la mujer araña (donde no importa tanto la sexualidad cuanto la sexología, es decir: los juegos de lenguaje sobre el sexo), en Boquitas pintadas importa más la tisiología (los juegos de lenguaje sobre la enfermedad) que la tuberculosis, y por eso Puig fija su atención en esos años de transformaciones decisivas durante los cuales las personas dejarían de morir del mal romántico.
Juan Carlos, ese joven (hoy diríamos niño) tísico que enloquece a las mujeres, viene a Cosquín dos veces. La primera internación es más corta y la segunda es más larga,
demasiado larga podría decirse, por lo poco que se nos dice de ella. Durante los años de su segunda internación, ya se tenía experiencia con el uso de estreptomicina, aplicada por vez primera el 20 de noviembre de 1944 a un tuberculoso pulmonar en estado crítico, que negativizó el esputo con rápida mejoría.
Pero la vida y la enfermedad de Juan Carlos son tan poco interesantes que Puig apenas si se detiene en ellas para contextualizar el puñado de cartas que escribe a sus mujeres (su madre, su hermana, Nené, la viuda Di Carlo, entre otras). Lo demás, parecería, no es sino la rutina de una existencia reducida a mínimo entre una carta y otra (Juan Carlos se desplaza de la escritura de cartas a los juegos de cartas, en los que le va la vida).

El tísico de Villegas es, tal vez, un muerto en vida, y Cosquín es el único lugar (lejos de su pueblo, de su familia y de casi todos sus asuntos amorosos) donde le es posible alguna forma de sobrevida. Córdoba es, sino el paraíso del tísico, por lo menos su limbo. Por eso Juan Carlos tiene que ir a morir a Vallejos, en las pascuas infaustas de 1947, al lado de su madre y de la pérfida Celina que fue, seguramente, quien lo envenenó por despecho (“las mujeres, parece...”).

La segunda inversión que conviene destacar en
Boquitas pintadas toma un cuento de Cortázar como referencia. En Puig no es, como en “Las puertas del cielo”2 (que es, también, a su manera, una reescritura de La dama de las camelias), Celina la tísica que muere3, sino su hermano, mientras ella continúa ejecutando su larga serie de maldades contra las otras mujeres de Juan Carlos. A diferencia de la Celina de Cortázar,armada para el tango, nacida de arriba abajo para la farra”, la de Puig sólo se entregará a “los viajantes” como forma de sobrellevar “la partida” del “mejor amigo”4 que se ha ido.
Como
Boquitas pintadas es una novela epistolar, conviene ponerla en correlación con las cartas de Manuel Puig: en un caso y en otro, las cartas permiten el cumplimiento del contrato amoroso que permite alejarse del asfixiante entorno pueblerino (las cartas se escriben precisamente para mantener al otro a la distancia).
No es (nunca lo es) el amor a las mujeres (la madre, la hermana, las novias, las amantes) lo que se juega en las cartas, sino la reconstitución del vínculo sobre nuevas bases. Lo mismo, podría decirse, que pretende Puig en todas y cada una de sus novelas (entendidas como cartas que nos manda), que rehacen las nociones de familia, amistad, compañerismo, vecindad, servidumbre,
todas las nociones asociadas con vínculos sociales, de acuerdo con parámetros utópicos).
Puig, que se colocó decisivamente del lado de la literatura, y precisamente por eso, fue capaz de sobrevivir a todos los sistemas de opresión. Juan Carlos, que sólo supo caer en el abrazo femenino como en una trampa viscosa de la que él mismo se sabía víctima, por el contrario, no tuvo escapatoria y volvió a morir entre los monstruos (en Cortázar, la monstruosidad se deriva de una estructura de clases y de una mirada aristocratizante; en Puig, como ya ha quedado demostrado, no).

Más le habría valido al tísico quedarse en las sierras de Punilla, donde además de las delicias naturales y las partidas de cartas, podría haber seguido escribiendo (cartas de distancia): paraíso, limbo u “otro cielo”, sólo en Córdoba le era posible a Juan Carlos imaginar juegos de lenguaje y formas-de-vida.

1Puig, Manuel. Boquitas pintadas. Buenos Aires, Sudamericana, 19694, pág. 196

2Incluido en Bestiario (1951). Cfr. Cortázar, Julio. Obras completas, 1 (Cuentos). Barcelona, Galaxia Gutemberg, 2003, págs. 221-232.

3Cada 30 de mayo se recuerda a la Beata María Celina de la Presentación (1878-1897), también conocida como la “Santa de los perfumes”, que murió de tisis.

4Puig, Manuel, op. cit., pág. 210. La frase está en el epitafio de Juan Carlos firmado por Celina.

viernes, 11 de diciembre de 2009

A Córdoba con amor...

Manuel Puig presenta…

Diciembre 8, 2009

Desde el 11 de diciembre hasta febrero del 2010
Manuel Puig presenta: Muestra itinerante
Director de la muestra: Jose Miguel Onaindia
Presentación a cargo de Daniel Link.
Asesora Literaria: Graciela Goldkchuk
Directora del Audiovisual: Saula Benavente

El viernes 11 de diciembre a las 19.30 hs. la Fundación Internacional Argentina y El Centro Cultural España Córdoba (Entre Ríos 40) presentan Manuel Puig Presenta … una muestra en homenaje a Manuel Puig compuesta por fotografías y documentos del autor no exhibidos hasta ahora, acompañado de una selección de sus textos que siguen el itinerario biográfico y artístico a través de las siete ciudades que más importancia tuvieron en su existencia.

jueves, 10 de diciembre de 2009

La mala educación

Abel Posse, designado en estos días Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires publica hoy estas interesantes tipificaciones:

(Los Kirchner) impusieron la visión trotskoleninista de
demoler las instituciones militares y la policía, como vengándose de los años setenta, cuando una minoría se
alzó contra el Estado para imponer una revolución socialguevarista, ajena y aislada ante la inmensa mayoría, empezando por el mismo Perón,
los sindicatos y los partidos tradicionales.


(anterior)

miércoles, 9 de diciembre de 2009

De Córdoba con amor

Premio Luis de Tejeda (2009)

El Jurado integrado por Diego Tatián, Silvio Mattoni y Alberto Giordano (Rosario) llegó a un acuerdo unánime en el orden de mérito de los ganadores de esta edición del Premio Municipal de Literatura Luis José de Tejeda. Dedicado en esta oportunidad al ensayo y a una problemática específica y contemporánea “Literatura y subjetividad”, convocó a escritores de diferentes lugares del país con una variedad de propuestas destacables por su calidad e interés en el tema. Por medio de la presente se dan a conocer los resultados de esta XXV edición de este prestigioso Premio Municipal creado en el año 1984 y que amplía su proyección a nivel nacional.
LAS OBRAS Y AUTORES DISTINGUIDOS SON

PRIMER PREMIO
Sergio Cueto de la ciudad de Rosario por su trabajo Cinco retratos.
SEGUNDO PREMIO Clelia Inés Moure de la ciudad de Mar del Plata por su trabajo Escrito a mano – Notas sobre la escritura, el cuerpo y el sujeto en la literatura contemporánea.
TERCER PREMIO Manuel Martínez de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por su trabajo Geografías del caracol.
MENCIONES HONORÍFICAS PARA

Diego Bentivegna de la ciudad de Buenos Aires por su trabajo Polvo enamorado. Alteridad y resto de la palabra poética. Silvia Anderlini de la ciudad de Córdoba por su trabajo El autoexilio a partir del siglo XX: Catástrofe y redención de la subjetividad autobiográfica. Alejandra Varela de la ciudad de La Plata por su trabajo Carlos Correas, el extranjero.

martes, 8 de diciembre de 2009

Esta navidad, regale arte...



Menú de Imágenes /2009: arte para llevar

Gabriela Antenzon y Oscar "Grillo" Ortiz invitan a Menú de Imágenes 2009, exposición y feria de arte contemporáneo. La apertura será el día viernes 11 de diciembre a las 18hs.
Durante el evento, que reúne una amplia selección de obras de artistas de diversas disciplinas en formato para llevar, celebraremos los 10 años de Menú de Imágenes /1999: fotografía actual, con una muestra homenaje a Ariadna Pastorini, el Festival VHS/ video a la carta, organizado por Augusto Zanela, barra de tragos a cargo de Federico Lescano, Virtual DD.JJ., y contaremos con la presencia de los artistas.
La exhibición continuará únicamente los días 12 y 13 de diciembre en horario de 16 a 22hs. La cita es en Hipólito Yrigoyen 2162 1° piso.

Se podrán ver obras de Aída Pérez Ghiglia, Alejandra Fenocchio, Alejo Petrucci, Alicia Herrero, Amadeo Azar, Ana Saidón, Ariadna Pastorini, Augusto Zanela, Bárbara Peisajovich, Camila Cabrera, Carolina Wainsztok, Cristina Rochaix, Daniela Ponce Boscarino, Estanislao Florido, Gisela Arditi, Grillo Ortiz, Inés Reiteri, José De Marco, Julia Bonfiglio, Julia Masvernat, Karina Peisajovich, Luciana Geraci, Lux Lindner, Marcelo De La Fuente, Marcos López, Mariana San Juan, Mariano Molina, Marisa Domínguez, Matilde Oliveros, Mariano Oliveros, Mariano Levatte, Marite Preti, Natalia Cacchiarelli, Paula del Valle, Sebastián Freire, Sergio Lamanna, Tatiana Parcero, Thais Zumblick, Valeria Gopar, Verónica Virasoro, Victoria Quintiero, entre otros.

Más información en www.menudeimagenes.blogspot.com
blogspot.com/>

Se agradece su difusión

Menú de Imágenes /2009: arte para llevar
11 de diciembre, de 18 a 22hs
12 y 13 de diciembre, de 16 a 22hs
Hipólito Yrigoyen 2162 1° piso, Buenos Aires
menudeimagenes@gmail.com
www.menudeimagenes.blogspot.com
blogspot.com/>


lunes, 7 de diciembre de 2009

Las Condarco, una conversación

"Antes de contestar, antes de intentar siquiera contestar aproximadamente la pregunta que Ariel me planteaba, quería sencillamente leerles la dedicatoria que Ariel puso en el ejemplar del Tesoro de la lengua, que naturalmente exigí que me regalara. Dice: “Para Dani, que está en este libro, y Sebastián, por las cosas que hicimos y las que haremos, con el amor de Ariel”. Sobre todo “por las cosas que hicimos y las que haremos”: efectivamente Ariel y yo hemos hecho muchas cosas y haremos todavía algunas otras y este momento en el cual nos sentamos aquí frente a ustedes, es seguramente la primera función de un espectáculo ambulante que llevaremos por las playas este verano. [Risas] "Haremos circo ambulante", como [decía] Copi. Carlos Paz no. Este año nos toca San Clemente, Ariel. Pero bueno, vos tenías los contactos con los productores de Carlos Paz".

El diálogo completo entre Daniel Link y Ariel Schettini, acá.


domingo, 6 de diciembre de 2009

El lugar del muerto

por Daniel Link, desde Nueva York, para Perfil Cultura

Visiblemente abrumado, Tim Burton subió al escenario del auditorio del MOMA donde acaba de inagurarse una monumental muestra retrospectiva de su obra gráfica y cinematográfica, para agradecer a las autoridades del museo, a sus sponsors y a los curadores de la muestra, “que le dieron sentido a mi vida”. Acribillado por los flashes de los fotógrafos de todo el mundo, tartamudeó un solo pedido, una súplica: “¿Hay un médico en la sala que venga a verificar si estoy muerto? En todo caso, me va a dar un ataque cardíaco”.
Es, seguramente, una expresión de falsa modestia por parte de alguien acostumbrado a lidiar con las amargas mieles de la celebridad pero es, sobre todo, una declaración que coloca al artista en el único lugar que le corresponde por derecho propio: el lugar del muerto (no otro ha sido siempre el tema de las películas de Burton y no es sino respecto de esa tensión que su carrera adquiere todo su sentido). Por eso, en la perspectiva de Burton (ver recuadro) museos y cementerios funcionan en la misma longitud de onda.



Pesadilla pre-navideña Tim Burton, lo sabemos, es un maestro de lo siniestro, lo que significa que es capaz de ver (y de poner en imágenes, porque la visión es una avenida de doble dirección) lo más extraño en las situaciones más familiares. Al mismo tiempo, ha sabido volver adorables a los monstruos con los que vivimos, transformando las más negras pesadillas en “tragic toys for girls and boys” (su serie de muñecos), un Disney del siglo XXI.
Timothy William Burton nació en Burbank, California, el 25 de agosto de 1958 donde pasó una infancia solitaria sólo acompañada por personajes de ficción (propios y ajenos). “Mi infancia en un suburbio....” es la leyenda con la que Burton comienza todos sus ejercicios autobiográficos, pero hay que señalar que Burbank es la “capital mundial de los media, porque en ella tienen sus sedes las principales corporaciones de la industria del entretenimiento, incluida, claro, los Estudios Disney.
Bien pronto el talento para el dibujo y el diseño de Burton fue notado en su ciudad natal (a los 13 años había realizado junto con amigos su primer corto animado, La isla del Doctor Agor) y en 1976 el joven prometedor ingresó en el Instituto de Artes de California (Cal Arts, fundado por Walt Disney como “plataforma de aprendizaje” para jóvenes interesados en la animación gráfica). Allí produjo la serie animada Stalk of the Celery Monster,gracias a la cual fue contratado por los estudios Disney, cuyos ejecutivos nunca lograron comprender del todo el punto de vista de Burton. Los años ochenta están puntuados, en efecto, por una serie de proyectos no realizados (True Love, 1981-1983; Romeo y Julieta, 1981-1984; Alien, 1983; Dream Factory, 1983, son algunos de ellos) y otros que, producidos por Disney, no fueron comercializados (entre los cuales se cuenta la versión de 1983 de Hansel y Gretel, sólo transmitida por el Disney Channel durante el Halloween de aquel año.
Como luego en las célebres polémicas con la Warner Bros a propósito de Batman, ese héroe desquiciado, deprimido y deprimente, Burton se mostró ya desde el comienzo de su carrera artística (como dibujante, director y productor) un paso más allá (pero tampoco mucho más) de todo lo conocido. Vincent (1982) y Frankenweenie (1984), dos cortos producidos por Disney, le dieron a Burton la fama de excéntrico que cultivaría para siempre (desde su imaginación un poco torturada hasta sus raros peinados nuevos) y, al mismo tiempo, asustaron a los siempre conservadores ejecutivos, que se negaron a distribuir comercialmente una película de animación vagamente expresionista y un mediometraje en el que un niño se esfuerza por resucitar a su perro Sparky, atropellado por un auto.
Ocupar el lugar del muerto, que en este caso no es otro que Walt Disney, fue una tarea que a Tim Burton le llevaría todavía algunos años.

Formas de vida Sabemos todo lo que hace falta saber del niño Burton, distante de sus padres y sofocado por el ambiente suburbano no tanto a través del gran Edward (protagonista de El joven manos de tijera, 1990), que ha sido justamente considerado un personaje autobiográfico, sino sobre todo por el autorretrato confesional de seis minutos Vincent, filmado en blanco y negro y narrado por Vincent Price. Allí, la madre (representada por un dedo acusador) quiere que Vincent salga afuera para disfrutar de una “diversión verdadera” mientras que el niño de siete años, fanatizado por las películas de Vincent Price, insiste en permanecer en su encierro maníaco, atravesando pasillos oscuros, solo y atormentado.
Esa relación entre el exterior y el interior (que es una manera de definir la imaginación, pero también la infancia), bien mirada, atraviesa toda la obra de Burton, desde sus primeros dibujos y diseños hasta la, con certeza deslumbrante, versión de Alicia en el país de las maravillas que se estrenará en marzo de 2010.
Interior/ Exterior es una oposición que se corresponde con la oposición entre la infancia desolada en Burbank y Hollywood como fábrica marchita de sueños, y es correlativa de la figura del héroe de Halloween (Jack-Burton), que quiere reemplazar a Santa (Disney) precisamente como formador de la infancia: no como “educador”, sino como aquel que da formas, imágenes o figuras a las pesadillas de la infancia, esa noción tan problemática para los norteamericanos, que no cesarán de estatizarla hasta niveles desconocidos por cualquier imperio previo.
"Creo que si alguna vez tuviste el sentimiento de la soledad o de ser un outsider o lo que sea, eso no te abandona”, le señaló Burton a Rob Nelson, el crítico del Village Voice. “Podrás ser feliz o exitoso o lo que sea, pero eso permance adentro tuyo".

Infancia y muerte La infancia, lo sabemos, es esa condena a muerte, es lo que está (en nosotros) condenado a morir y lo que permanecerá (adentro de uno) como un muerto-vivo.
La obra de Tim Burton, que (pese a sus apariencias) carece de toda vocación nihilista, ha hecho de esa conciencia su razón de ser y lo que explica, en primer término, sus repetidos desacuerdos con los ejecutivos de las grandes compañías, en segundo término, su suceso de identificación (ese milagro que el cinematógrafo no podrá nunca expulsar de su lógica más íntima) y, finalmente, su inclusión como parte de la política curatorial de uno de los museos de arte contemporáneo más famosos del mundo.
Equidistante de las desesperanzadas investigaciones expresionistas de un Francis Bacon, pero también de la algarabía más superficial del pop-art (a igual distancia, también, de Noche de Brujas y de Navidad), Tim Burton parece haber encontrado, de la mano de Ron Magliozzi y Jenny He (los curadores de la muestra, los que revolvieron y ordenaron el archivo maniático del artista, pero también los galpones y laboratorios de Disney, Warner, Paramount y Fox) el camino hacia su propia museificación, o, como le gusta pensar a él, hacia su propio cementerio: la tumba en la que yace su infancia y, porque la cultura no es sino esos destellos de mutua simpatía, seguramente la de todos los que se acercarán al MOMA para ver cómo un niño suburbano y neurótico fue capaz de hacer con sus terrores una obra, lo que involucra no sólo un estilo (hipótesis trivial) sino la transformación de una pura potencia de la imaginación en cosa que se compra y que se vende: una mercancía: Tragic toys for girls and boys. Mucho más que "Edward Manos de Tijera" o que cualquier otro de sus personajes (incluido Willy Wonka, que se le parece tanto), Tim Burton parece adoptar el lugar de Beetlejuice (1988), ese habitante de un cementerio de maqueta que es convocado para ayudar a los muertos que no terminan de aceptar que ya no tienen espacio en este mundo.
Tanto en el catálogo de la muestra como en la inauguración para prensa del pasado 17 de noviembre, Glenn Lowry (director del MOMA) y los curadores se esforzaron en justificar la singular presencia de Burton en las salas del museo. Desde siempre (1939), dijo Lowry, el MOMA ha presentado arte y artistas cinematográficos en sus galerías. Es una suerte que Burton sea, además de todos sus demás talentos, un archivista de su propia carrera,” lo que ahora nos permite ser la primera institución en presentar al público masivo la mayoría de esas obras” o pretextos. “Para Tim Burton”, dice Ron Magliozzi, “dibujar es el ejercicio de una imaginación infatigable”. Y Jenny He coincide: “Tim Burton es un visionario sin ataduras, un auteur.
Es la autoridad del “autor” y la marcha infatigable de su imaginación lo que justificaría su inclusión en las galerías del MOMA y no la mera obsesión por los desperdicios tan característica de la cultura norteamericana.

Gracias por todo De todas las fiestas populares del mundo, una de las más extrañas es sin duda Thanksgiving, que no sólo recuerda una matanza, sino que la actualiza anualmente a través de la masiva ejecución de los pavos que constituyen el obligado menú de los agradecidos festejantes. Parte de la celebración es el desfile de globos inflables que patrocina la tienda Macy's el último jueves de noviembre. La noche previa, las muchedumbres que transforman Nueva York en lo que tal vez secretamente sea (una Mar del Plata sin mar y sin lobos marinos) van a ver los muñecos ya inflados y dispuestos a iniciar su largo viaje al fin de la noche.




Fotos: Sebastián Freire

Vistos así, esos personajes de la cultura infantil más famosa (Mickey, el Hombre Araña, Pitufo, Snoopy, Buzz Lightyear,la Rana René, etc...), tirados en la calle, boca abajo, parecen los cadáveres de una guerra total y definitiva. Y la gente circula, observando esos muertos colosales, que en algún sentido son los despojos de la propia infancia transformados en estrategia de mercadotecnia para inagurar uno de esos Black Fridays en los que siempre hay algún muerto “de verdad”, atrapado por hordas enardecidas de compradores compulsivos que han pasado la noche en vela para acceder a las mejores ofertas.

¿No es, en el fondo, el deseo de dejarse arrastrar por esa misma fuerza, ese mismo carnaval lo que habrá llevado a las autoridades del MOMA a programar esta muestra deliciosa, sí, pero que no es más que un comentario irónico sobre la muerte de alguien que, desde hace años, está más allá del arte (porque está más allá de la “alta cultura")? ¿No es la acumulación de cachivaches (el traje de Gatúbela, el pullovercito de angora de Ed Wood, las cabezas cortadas de Marte Ataca lo que vuelve, irremediablemente, al Museo un Cementerio, al arte un memento mori y al lugar del artista, el lugar del muerto en vida?
¿No será a eso a lo que más teme Tim Burton, a ese intervalo temporal equidistante de la fiesta pagana (Noche de Brujas) y la celebración cristiana (la Navidad), y es por eso que nos pedía un médico que verificara si no había pasado a mejor vida, atrapado en una fiesta perpetua donde el pensamiento más triste se transforma en souvenir vacacional?

Recuadro: Declaración de artista

por Tim Burton

Crecí en Burbank, donde no había demasiada cultura de museo. Nunca visité uno hasta que fui un adolescente (salvo que se considere el Museo de Cera de Hollywood). Ocupaba mi tiempo viendo películas de monstruos, mirando televisión, dibujando y jugando en el cementerio local. Más tarde, cuando comencé a frecuentar museos, me hirió la similitud de su vibración respecto de la del cementerio. No en un sentido mórbido, pero tanto uno como otro tienen una atmósfera tranquila, introspectiva pero, al mismo tiempo, electrificante. Excitación, misterio, descubrimiento, vida y muerte todo en un mismo lugar. Por eso, tantos años después, inaugurar esta exhibición, mostrar cosas (de algunas de las cuales no se suponía que fueran alguna vez vistas, o que son sólo piezas de una figura mayor) es muy especial para mí.

Recuadro 2: Un universo de pesadillas leves

La muestra Tim Burton podrá verse en el MOMA hasta el 26 de abril de 2010 e incluye, además de quinientos dibujos originales de autor, diseños de vestuario, muñecos y parafernalia de utilería realizada por sus colaboradores. Además, se exhiben las catorce películas que constituyen el grueso de su obra fílmica y algunos videos y proyectos de adolescencia.

Organizados en serie, muchos de los dibujos son diseños para películas (incluso storyboards) y otros, sencillamente, dibujos, pinturas, o fotografías (particularmente impresionante es la serie de polaroids de la década del noventa, impresas ahora en gran formato. Pero también se destacan (no podía ser de otro modo), los niños enfrentados a sus familias en la serie True Love, los monstruitos y payasos.
Sería imposible comentar en detalle los ejemplares de la muestra, sobre todo porque lo que impresiona es el conjunto, que es en definitiva el descubrimiento de un universo entero con sus juegos de lenguaje (sus tensiones entre la melancolía y la algarabía) y sus formas de vida más o menos monstruosas.
En el planeta Burton (que, irremediablemente, pronto será parque temático), las niñas tienen mil ojos y de las pupilas ensangrentadas de los niños salen clavos. El Niño-Ostra (al que Burton le dedicó un libro) y el Niño-Mancha son algunos de los protagonistas de ese universo de pesadillas leves, pero en verdad, cualquiera de nosotros puede verse en esas ruinas de un pasado cuyas voces no terminarán jamás de interpelarnos.


sábado, 5 de diciembre de 2009

Polvo de estrellas

por Daniel Link para Perfil

Una vez más, ¿en qué se reconoce una estrella y por qué nos interpela? Cualquiera sabe que los mejores entre los mejores no necesariamente participan de ese limitado Olimpo donde las estrellan pacen y, viceversa, que ninguna estrella puede ser totalmente ajena al talento que se le supone (en canto, en actuación, en escritura, en artes visuales). La belleza tampoco sirve como patrón de reconocimiento de una estrella: las hay, por cierto, deslumbrantes, pero también las hay de módicamente agraciadas e incluso feas. Una cierta mañana, arrastro a un niño de dos años y a su padre, que fue quien me puso sobre aviso, a la plaza donde Cate Blanchett lleva a jugar a sus hijos, muy temprano. Es, en algún sentido, una madre más, y nadie (salvo yo) parece babearse en su presencia. Pero en otro sentido, no: hay una cualidad en sus gestos, una cierta elegancia, una relación entre distancia e inmediatez que la coloca en un lugar diferente del de los demás mortales, definitivo. Voy al teatro a ver a dos monstruos indiscutibles: Daniel Craig (sí, sí) y Hugh Jackman (¡sí, sí!) solos, en el escenario, representando una pieza que lleva por título A Steady Rain y no es sino un caso policial contado a dos voces. Los privilegios que una credencial de prensa me otorgan hacen que la segunda fila en la que me ubican sea, en realidad, una fila uno, al costado, mejor dicho: en el costado exacto donde vienen a pelearse y a gritarse cosas esos dos policías de Chicago. Sí, Craig y Jackman son de una belleza superior y, aunque nadie quiera creerlo, dos actores de una solvencia y una intensidad poco frecuentes. Pero no es eso lo que importa. Después de los aplausos, el inglés y el australiano abandonan los acentos y las posturas a que los obligaban sus papeles y se transforman, ante nuestros ojos, en estrellas puras: incandescencia, energía arrolladora, locura (en todos los sentidos). Es una noche especial, dicen, están haciendo una colecta benéfica. Proponen un sencillo remate: las camisetas estelares que tienen puestas, firmadas, y con foto incluida en camarines. Dos mujeres ofertan cuatro mil dólares cada una. Y se ganan el acceso al cielo de las supernovas.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Tres mujeres

"La ciénaga" es la mejor cinta latinoamericana de la década, según una encuesta

Nueva York, 2 dic (EFE).- "La ciénaga" (2001), una cinta de la directora argentina Lucrecia Martel, es la mejor película latinoamericana de la década, según una encuesta realizada por Cinema Tropical entre críticos, académicos y profesionales del cine en Nueva York.

(anterior)



jueves, 3 de diciembre de 2009

El coloquio nupcial

Jornada sobre “Matrimonio entre personas del mismo sexo”

Facultad de Derecho – Universidad de Buenos Aires (UBA)

Avenida Figueroa Alcorta 2263, Ciudad de Buenos Aires

1° piso, Salón de usos múltiples del Instituto Gioja

Viernes 4 de diciembre de 2009

16 a 20 Hs.

Invitamos a todxs a participar de esta jornada que pretende brindar concretos argumentos para la igualdad de derechos, que no puede ser menoscabada por cuestiones discriminatorias de ningún tipo. Con el auspicio de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), el Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho de la UBA, y la Comisión Organizadora de "Seminarios Diversidad", deseamos abrir, desde la academia, un espacio de reflexión para la visibilidad de diversas formas de expresión de la sexualidad que va conquistando derechos en condiciones de igualdad.

Panel 1 (16:00 a 18:00 hs)

§ María Rachid Presidenta de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGTB). Coordinadora del Programa Nacional deDiversidad Sexual del INADI.

§ Alex Freyre Coordinador de la Fundación Buenos Aires SIDA. Es uno de los integrantes de la pareja que obtuvo el fallo de la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires para celebrar el primer matrimonio entre personas del mismo sexo en Latinoamérica.

§ Nestor Solari Abogado UBA. Profesor de Derecho de Familia y las Sucesiones UBA. Profesor de la “Especialización en Derecho de Familia”, de Posgrado de la Facultad de Derecho UBA.

Panel 2 (18:15 20:00 hs)

§ Andrés Gil Domínguez Abogado y Doctor en Derecho (UBA). Docente de grado y posgrado en diferentes universidades y autor de numerosos libros entre los que se destacan “En busca de una interpretación constitucional”, “Neoconstitucionalismo y derechos colectivos”, “Aborto voluntario, vida humana y constitución” y “Ley Nacional de Salud Reproductiva”.

§ José Miguel Onaindia Abogado. Profesor de Derecho Constitucional en la Facultad de Derecho de la UBA. Profesor de posgrados en Derechos Culturales y Legislación Cultural en las Facultades de Derecho y Filosofía y Letras de la UBA, Universidad Nacional de Córdoba, FLACSO, entre otras.

§ Laura Clérico Abogada UBA y Magíster y Doctora en Derecho por la Universidad de Kiel, Alemania. Profesora Regular de Derecho Constitucional UBA y miembro de la carrera de investigador del CONICET.

§ Roberto Gargarella Abogado y Sociólogo (UBA), Máster en Ciencia Política (FLACSO), Doctor en Derecho (UBA), y Máster y Doctor en Derecho por la Universidad de Chicago. Profesor Titular de Derecho Constitucional en UBA y UTDT, también ha dictado clases en diferentes universidades del exterior. Autor de numerosos libros, entre los que se destacan: “Las Teorías de la justicia después de Rawls”, “Nos los representantes”, “Teoría y crítica del Derecho Constitucional”, y “Derecho y grupos desaventajados”.

Coordinadora: Carolina Von Opiela, Abogada y Docente de la Facultad de Derecho (UBA), Asesora Legal del INADI e integrante del equipo jurídico de la FALGBT que lleva adelante la campaña nacional “Los mismos derechos, con los mismos nombres”.

Entrada libre. Actividad no arancelada.

Se entregarán certificados de asistencia.

Contáctenos, para más información:

www.seminariosdiversidad.blogspot.comwww.falgbt.org.ar

sábado, 28 de noviembre de 2009

Nunca seremos tan cool

por Daniel Link para Perfil

De acuerdo, Nueva York es la ciudad m
ás cool del universo entero y cualquier comparación que con ella se establezca es a pura pérdida. Pero convendría preguntarse cómo y por qué a los neoyorquinos la ciudad les funciona y, a quienes vivimos en Buenos Aires, en cambio, nos oprime como una pesadilla y sólo eso.
Nueva York ha sufrido, en los últimos tiempos, gobiernos cuyas políticas urbanas no fueron particularmente progresistas sino todo lo contrario. Y sin embargo...
Dejemos el sistema de transporte de lado, que en Manhattan es casi tan eficiente como en cualquier ciudad europea y considerablemente más barato (por menos de tres dólares diarios se puede viajar ilimitadamente en el metro y los buses que recorren la ciudad de parte a parte). En Buenos Aires sería imposible que un funcionario municipal se pusiera a imaginar una respuesta al caótico y cada vez más fragmentado sistema de transporte público, donde cuaquier combinación de colectivo, tren y subterráneo (ida y vuelta) supera holgadamente las tarifas de cualquier lugar del “primer mundo”.
Pero detengámonos en una acción más bien pequeña, al alcance de cualquier alcalde con un poco de imaginación: la High Line, el primer parque elevado del mundo, construido sobre las viejas vías de un ferrocarril en altura que ya no funciona, casi a la vera del Hudson y más o menos simétricamente cortado por la calle 14 de Manhattan. En poquísimo tiempo, además de haberse convertido en un lugar de esparcimiento, ha revitalizado una zona antes muerta de la ciudad.
¿No es exactamente eso lo que, se supone desde hace años, iba a ser el famoso “Parque longitudinal” tendido sobre el recorrido del ex Ferrocarril Sarmiento, desde Once a Caballito? Los neoyorquinos no tuvieron que construir el basamento (la losa), que les vino dada, pero en cambio, tuvieron que colocar barandas a lo largo de esas cuadras deliciosas de canteros, bancos y mesitas. No sé exactamente qué longitud previeron para la High Line, pero es evidente que las obras continúan, como podrían continuar en Buenos Aires, poco a poco, si alguna vez hubieran comenzado. ¿Cuánto puede costar techar, no sé, dos o tres cuadras de vías por año, llenar de yuyitos nativos algunos canteros y disponer bancos y mesas de ajedrez aquí y allá, como al acaso? La cifra, se me ocurre, debería estar al alcance de una ciudad como Buenos Aires, cuyas autoridades siguen proponiendo faraónicos túneles que la atraviesen de parte a parte, no porque haya alguien que necesite tal cosa sino porque es la única manera de imaginar una ciudad que tienen.
Lo dijo Macri, el alcalde que no se babea públicamente porque cada mañana sus asesoses se aseguran de llenarle la boca de tizas, por televisión: “Desde Cacciatore, nadie ha pensado la ciudad”. Cuando le pidieron explicación por una afirmación tan desafortunada, no tuvo empacho en justificar su aberración con el sencillo expediente de remitirse a las autopistas construidas, como si esa herida inexplicable de la ciudad no fuera un monumento al autoritarismo, a la fragmentación social y, también, como muchos sospechan, a la tortura y a la desaparición.
Nunca seremos tan cool como los neoyorquinos, eso es cierto, pero tampoco es justo que por eso nos obliguen tener que soportar las desvergonzadas fantasías de aquellos para quienes una ciudad es tan sólo un lugar de paso, algo digno de ser atravesado de lado a lado en cápsulas atónitas selladas herméticamente unas respecto de las otras.
De transporte público, ni hablar. De parques longitudinales, tampoco.