sábado, 31 de octubre de 2009

La infancia subsidiada

por Daniel Link para Perfil

Lo que ahora se discute en nuestro país es la mejor forma para resolver una situación escandalosa que afecta a millones de niños (en América Latina la mayoría de los pobres son niños y la mayoría de los niños son pobres). En la Argentina el 33,5% de las personas son pobres. Considerados los menores de 18 años, el porcentaje trepa al 47,2 % (6.291.032 personas). Según quien proponga las estadísticas, la cantidad de indigentes dentro de esos grupos será variable, pero en todo caso, no despreciable.
Hay (creo) cinco proyectos con estado parlamentario en el Congreso de la Nación. Las diferencias fundamentales entre unos y otros tiene que ver con el carácter universal (o no) del subsidio a la infancia contra el que nadie en su sano juicio podría estar directamente en contra.
El Poder Ejecutivo Nacional y sus legisladores afines han señalado su oposición a un subsidio universal sin que se entiendan demasiado bien las razones de esa repugnancia. Después de todo, los hijos de los ricos y de la clase media ya están subsidiados, a través de las asignaciones familiares y las deducciones en el impuesto a las ganancias. Los hijos de los pobres están (muy) parcialmente subsidiados a través de los planes de asistencia (Jefes y Jefas, etc.) y los programas alimentarios (“copa de leche”, etc.).
Bastaría una ingeniería legal (no demasiado compleja, por otra parte) que eliminara o disminuyera las deducciones impositivas, reasignara las partidas que se invierten en planes sociales (siempre objeto de sospechas) y revisara el sistema de asignaciones familiares para arribar a un sistema único y universal de protección de la infancia no más costoso para el Estado Nacional que el capricho aerolíneo y el fútbol gratis sumados.
De acuerdo con el sistema híbrido actualmente en vigor, los niños “valen” diferencialmente según la colocación de sus padres en el mercado laboral y no hay forma de garantizar la equidad, porque cada uno de los sistemas (asignaciones familiares, deducciones, planes sociales) es totalmente independiente respecto de los otros. Seis millones de personas merecen una respuesta que, además, sea justa. El debate no debe ser prolongado*.

*¡Y no lo fue! No hay como haber perdido una elección para ponerse las pilas.



viernes, 30 de octubre de 2009

Terapia intensiva

por Daniel Link para Soy

El universo de Copi es un teatro general de la transexualidad. La puesta actualmente en cartel de Una visita inoportuna (desquiciada como es) acierta por lo menos en el protagonismo que le otorga a uno de los monstruos mayores del espectáculo argentino, la Sra. Casán, un ser más allá de los generos.

Premonición
En Clases. Literatura y disidencia (2005), señalé que "Por lo general mal leídas, las obras de Copi (que nacen de la escena contracultural de los años setenta pero reclaman otra escena y otros públicos) han sido destinadas al placer de unos pocos iniciados". Seis años antes me había preguntado públicamente por primera vez “¿cuál es el público más adecuado para una obra como Cachafaz?, ¿dónde se podría poner Cachafaz para que no sea un happening, para que suceda efectivamente algo?”. Mi respuesta era sencilla: “Es una obra para llevar a las villas y a las fábricas. El lenguaje que utiliza, el universo que evoca es inmediatamente inteligible por un público popular, lo de Darío, la forma es lo primero que llama a las muchedumbres”.
Cachafaz todavía espera esa transmutación pero, mientras tanto, once años después de aquel sueño en alta voz, Una visita inoportuna, la última pieza del más grande dramaturgo argentino de todos los tiempos (y uno de los mejores novelistas del siglo XX) fue estrenada hace dos semanas en la Ciudad Cultural Konex con Moria Casán en el papel de la enfermera María Julia Bongó.

Copi Una visita inoportuna es la última obra dramática de Copi porque en ella el protagonista (como el autor) agoniza, víctima de Sida ("qué enfermedad sublime", le dice una de sus visitas). Pero además, la pieza cierra el ciclo abierto por Eva Perón (1970), donde la protagonista, que debiera estar agonizando, en verdad ha urdido un plan malévolo para huir con sus joyas y simular su muerte, dejando en su lugar el cadáver de la enfermera, a la que asesina.
De acuerdo con la lógica de Copi (cuya obra es, antes que nada, una investigación sobre lo viviente y las formas de vida), todo hace prever que "la muerte" no sea sino un pormenor más o menos lacónico del cual será posible reponerse de un modo o de otro. De hecho, el protagonista de
Una visita inoportuna muere dos veces en el escenario. La primera vez, aparentemente, ha sido una puesta en escena. ¿Pero acaso la segunda no lo es también?
Durante una tarde, el protagonista de
Una visita inoportuna, Cirilo, recibe la visita de un viejo amigo, Huberto, de Regina Morti, una cantante de ópera que lo acosa a través de los años, y un periodista que no es tal, sino el hijo que ha tenido (sin saberlo) con la hermana de su amigo. Completan el círculo de interlocutores la enfermera que lo cuida y el siniestro médico que está a cargo de su sobrevida. A diferencia de Eva Perón (que continúa sin haber sido estrenada en Argentina), Una visita inoportuna fue puesta varias veces en Buenos Aires con resultados desparejos. La última versión es, sin dudas, la más extravagante.

Moria La Sra. Casán no tuvo un año tranquilo. Luego del desafortunado entretenimiento veraniego What pass, Carlos Paz?, la estrella tuvo un brote psicótico que la arrastró a mil cruces públicos de palabras con sus colegas y, luego de autoimponerse una rinoscopía pública, parecía que la diva ya no podría recuperarse de la curva de decadencia de la que parecía presa. Pero no se es una estrella por azar y por capricho (ver recuadro) y el final del que tal vez haya sido su año más crítico encuentra a Moria Casán protagonizando una versión semimontada de Julio César de Shakespeare y prestando su arrolladora personalidad al personaje de la enfermera Bongó en la pieza de Copi.
En el camarín, la Sra. Casán habla con su ritmo de vértigo característico. La ducha es pésima, parece de Auschwitz. Se quemó viva. Y después el agua salía helada. Se va a quedar sin voz. Está tan contenta de que "Francia me haya elegido". Ahora va a estudiar francés para poder hacer la obra en París, en su idioma original. Copi es un transgresor. El papel de la enfermera parece hecho para ella.

Copi + Moria Fue la hija de la Sra. Casán quien la convenció de que se involucrara en el montaje de
Una visita inoportuna. Por cierto, entre la pieza de Copi y la versión protagonizada por la Sra. Casán hay diferencias sustantivas, entre las que hay que destacar el enriquecimiento del rol de la enfermera, que no es la protagonista de la pieza de Copi pero sí la de este montaje. Para conseguir un desequilibrio semejante, el director Stephan Druet hace entrar a casi todos los personajes al mismo tiempo al escenario y allí los deja durante toda la pieza. Lo demás es naturaleza de estrella: los otros actores podrían ser los mejores del mundo (no lo son, ni por asomo), pero la sola presencia de la Sra. Casán en el escenario hace que no haya momento durante el cual el público no la siga con la mirada.
Lo segundo son los musicales (todos ellos pésimos e innecesarios), que transforman la obra de Copi (que es ya de por sí
cualquier cosa) en algo muy distinto.
Lo tercero son los parlamentos añadidos y las intervenciones extemporáneas de la enfermera que, justo es decirlo, jamás molestan.
Lo cuarto es la que tal vez sea el mejor momento de la pieza, cuando la Sra. Bongó se ha fumado el opio que le ha regalado el agonizante y, drogada, repite una y otra vez (¿tres, cuatro?) las mismas líneas de diálogo, en una espiral desquiciada que (esta vez sí) liga bien con la lógica de Copi.
Los puristas creerán que Moria no le hace nada bien al teatro, ni a Shakespeare ni a Copi (dos cimas de la dramaturgia occidental), pero lo que se experimenta luego de ver la puesta de Druet (donde los desaciertos superan holgadamente a las ocurrencias felices) es que la colisión del planeta Copi y el planeta Casán ilumina el universo con una luz incandescente sobre la que no hay palabras suficientes para describirla. Todo lo demás es superfluo, sujeto a crítica, reemplazable, olvidable incluso, pero Moria Casán (con todos sus tics y sus excesos de Rita Turdero) llena el escenario por si misma y por si sola. Y hay que decir que el escenario elegido, como la actriz (a sus muchas invenciones lingüísticas hay que agregar ahora el "Mucho
be carefull" que le presta a la Sra. Bongó), tiene una boca amplísima.
Como cualquiera, la Sra. Casán sabe que un traspié puede ser fatal (el
morior de Moria). Pero sabe también (la razón de la loca así se lo indica) que nada es mejor que saltar desde el suelo para reinventarse. Una visita inoportuna, en la versión que puede verse en la Ciudad Konex, tal vez sea el disparate más grande de la historia teatral, pero allí Copi y la Sra. Casán se potencian mutuamente: de esa colisión planetaria puede resultar el fin del mundo pero, también, un universo nuevo.

Una visita inoportuna

Autor: Copi. Dirección: Stephan Druet. Elenco: Moria Casan, Jean Francois Casanovas, Iván González, Gustavo Monje, Sebastián Galliota y Gabriel Rovito. Vestuario: Renata Schussheim. Música: Gregorio Vatenberg. En cartel hasta el domingo 29 de noviembre en Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131), funciones de jueves a sábado a las 21 y los domingos a las 20.

jueves, 29 de octubre de 2009

¡Negro de mierda!

Sí, hoy lo dije: "negro de mierda". Tenía razón, estaba en mi derecho.
Habíamos comprado un bello farol, para hacernos la ilusión de que estábamos paseando por el Tiergarten. Al atornillarlo a su base, dañamos levemente la pintura inmaculada de fábrica. Fui a la pinturería del barrio (acá nomás, apenas empieza el asfalto) y pedí lo que me parecía que correspondía: negro satinado. Con cuatro pinceladas me arreglaba, pero me vi obligado a comprar medio litro. Repinté la base del bello farol. Cuando secó, el negro era más opaco que la gestión de gobierno de Macri (¿qué fue de la paralítica, a todo esto?).
Indignado, me fui a otra pinturería, que juzgué más seria en sus procesos de catalogación (y donde he gastado dinerales en sucesivos veranos de inspiración pictórica). Pedí negro satinado. Me dieron otro medio litro. Me apresuré a tapar el negro mate, porque supuse que de ese modo la ira se me aplacaría. Hacía calor, pero lo hice igual, con los 32 grados de temperatura taladrándome la nuca.
No se secaba, curiosamente, el esmalte. Creía yo que no se secaba, porque brillaba. Lo toqué y estaba seco. No era negro satinado, sino negro brillante. Ebrio de cólera, busqué la primera pintura y mezclé idénticas cantidades de mate y de brillante, para obtener la pátina satinada que pretendía. No hubo caso: quedó un negro de mierda.

Onetti 2009

por Josefina Ludmer

Este libro es para mí como el fantasma de un mundo perdido.
Las tres partes trazan una travesía por un cuerpo femenino, algo así como un horror del cuerpo femenino: la teta cortada y la Queca, la matriz de Rita con el chivo y la concha inútil de Moncha. En estas partes del cuerpo femenino podría verse la indistinción entre lo sexual y lo textual que postulaba la teoría del texto y la crítica militante de los años setenta.

Tomado de Ludmer, Josefina. "Onetti 2009", prólogo a la segunda edición de Onetti. Los procesos de construcción del relato. Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2009 (pág. 14)

La verdadera Histoire(s) du cinéma

Hurlements en faveur de Sade ("Aullidos por Sade", Guy Debord, 1952, fragmento)


miércoles, 28 de octubre de 2009

Maître à penser

Diego B. nos ha introducido en el culto fanático de Vinicio Capossela (¿No, Edgardo, no Paula?). Mi favorita es Bardamù.


martes, 27 de octubre de 2009

La causa justa



Cómo me hice gay...
Un film de Sebastián Freire

Viernes 6 de NOVIEMBRE, a las 22hs.
el día antes a la Marcha del Orgullo Gay, en casaBrandon.

Cortometraje Documental
Duración: 25 minutos
Producción y dirección:
Sebastián Freire
Música:
Gaby Bex
Reparto:
Verónica Amarilla
Sergio Bobadilla
Edgardo Cozarinsky
Anselmo Freire
Federico Giakov
Lisa Kerner
Cecilia Lagomarsino
Daniel Link
Piedad Maestre San Pedro
María Moreno
Pablo Pérez
Betina Porta Fouz
Valeria Ramos
Diego Trerotola

casaBrandon
Luis María Drago 236

lunes, 26 de octubre de 2009

15 y treinta

Grave denuncia: un cabo del Ejército denunció haber sido violado por quince de sus compañeros de armas en la unidad bonaerense en la que todos ellos revisten y mientras transcurría su propia despedida de soltero, durante la madrugada del miércoles al jueves. El suboficial, un hombre de 25 años cuya identidad permanece bajo reserva, radicó la denuncia en la Comisaría 3ª de Los Hornos, tras lo cual comenzaron las actuaciones del Juzgado Federal Nº 3 de La Plata, mientras que la justicia militar inició una investigación para determinar posibles sanciones. La fiscal Leila Aguilar visitó la unidad militar para tomar declaración a los implicados, quienes, hasta tanto no haya resolución por parte de la Justicia, continúan brindando servicio. Sobre la causa sigue vigente el secreto de sumario. Los hechos denunciados involucran a suboficiales del Regimiento de Infantería Mecanizado 7 Coronel Conde, de Arana. La violación habría transcurrido al promediar un asado en donde hubo exceso de alcohol y drogas.

(anterior)

sábado, 24 de octubre de 2009

Dos polos

por Daniel Link para Perfil

Tal como anticipé hace unas semanas en esta misma columna, el Senado de la Nación se apresta a tratar la Ley que ya cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados y que elevará los impuestos de los productos electrónicos que no sean fabricados (o mejor dicho, ensamblados o embalados) en Tierra del Fuego, y que elevará los precios de esos productos (heladeras, acondicionadores de aire, microondas pero, escandalosamente, también computadoras personales y teléfonos celulares) en más de un treinta por ciento.
Una vez que el Senado apruebe el proyecto, la norma deberá volver a la Cámara de Diputados, donde el proyecto había sufrido algunas modificaciones (se excluyeron de la norma las notebooks y netbooks, lo que provocó la ira de un “empresario local”: “Favorecimos a nuestro propio enemigo”) y había sumado algunos “errores”. Una vez aprobada, el Poder Ejecutivo la promulgaría.
No hay forma de que el proteccionismo arancelario que la norma impulsa no sea comprendido como un obstáculo para el desarrollo tecnológico (es decir, económico; es decir, cultural; es decir, educativo) del país, aunque se insista en destacar su papel en la promoción industrial. La provincia austral contará también con una reducción del IVA y no se descartan otras reducciones impositivas en el futuro, como manera de “impulsar la industria” del Fin del Mundo. Sea. En otros confines planetarios, donde no se sostienen sentimientos fanáticos sobre amistades y enemistades, por el contrario, han encontrado herramientas un poco más creativas para potenciar la hostilidad de la naturaleza y convertirla en herramienta de futuro.
Islandia se prepara, en estos mismos días (dicen los diarios), para convertirse en la capital mundial de los servidores digitales del mundo, aprovechando el ahorro energético que su territorio gélido permitiría: en cualquier otro lugar, además de la energía necesaria para su funcionamiento, los servidores necesitan un 50 % adicional para su refrigeración. Además, el ahorro energético permitiría reducir la producción de ese veneno, el anhídrido carbónico, que tanto preocupa a los ambientalistas y que las ciberindustrias ya producen en cantidades superiores a las aerolíneas.
Para garantizar el suceso de la empresa, Islandia ha tendido en los últimos años inmensos cables de fibra óptica que la conectan con el resto del mundo. Los datos tardan 17 milisegundos en llegar a Londres (aunque esa velocidad de vértigo parece todavía poca para algunos bancos, se espera que ya el año que viene se instalen en el nuevo parque ciberindustrial de Reikiavik los servidores de una importante cadena bancaria norteamericana).
Islandia se ubica como undécimo país en términos de PBI per cápita a nivel mundial (39.000 dólares por habitante) y primero en cuanto a desarrollo humano. Tierra del Fuego (con un tercio de la población islandesa y un quinto de su superficie) es la segunda provincia más rica de Argentina (con un PBI por habitante de casi 12.000 dólares).
El país boreal (que hasta ahora ha vivido básicamente de la pesca) aprovechará sus fuentes de energía renovables (sus volcanes) y su clima frío para hacer de la industria electrónica uno de los pilares de su economía hoy en crisis. La provincia austral, en cambio, sigue apostándolo todo a la protección arancelaria (pan para hoy y hambre para mañana).
Yo soy muy friolento y no viviría ni loco en ninguno de esos polos, pero un poco de la imaginación islandesa para resolver sus problemas estructurales no nos vendría nada mal.

viernes, 23 de octubre de 2009

Jornadas Burroughs


Naturaleza vs. Cultura

Las obras que hemos encarado en Mea Requiem (nuestra casa de campo) para fabricarnos un bunker en caso de conflicto nuclear (o, incluso, en caso de amenaza chavista) determinaron que hubiera que modificar la ubicación de la antena parabólica de recepción satelital.
Para el delicado traslado convocamos a personal de la firma proveedora (¡Clarín miente!). El técnico especializado decidió colocar la antena "ahí", mirando hacia "allá" y, como algunas ramas del roble centenario que da sombra a la casa durante el verano pudieran interferir con la señal, sugirió que cortáramos las más bajas ("fíjense si el viento las pone delante de la antena, si se pixela la imagen, en fin..."). Le dijimos a todo que sí, pero sin ninguna intención de privilegiar el "paquete de contenidos" decidido por un monopolio comunicativo antes que la integridad de nuestro roble. Después de todo, si hay tormenta, la imagen se pixela (o la señal desaparece), con total independencia de los árboles.
Un conflicto en el que tenemos posiciones claras (al menos).

miércoles, 21 de octubre de 2009

¡Últimos días!



Invitación



martes, 20 de octubre de 2009

Caue Canem

Estas son las bestias que nos cuidad de los ladri. La más schnauzer (sin serlo del todo) se llama Sici y tiene la manía de pararse en dos patas y apoyarse en el pecho de uno (supongo que es como un tic de perra dispuesta a desgarrar el cuello del ocasional delincuente con el que se tope):



La sigue en edad la pequeña Cala, a la que llamamos "la surfista", por su descolorida pelambre. Tiene sólo dos posiciones: ataque y muerta (y en ninguna es demasiado eficaz). Es la más guardiana, eso sí, y se la pasa ladrando ridículamente toda la noche (wow wow wó, wó-wó, una y otra vez: la gente que pasa le hace burla, lo que la indigna todavía más):





El bebé de la casa es Niro, quien, cuando no está destrozando almohadones, trata de colarse en la cocina por la puertita de las gatas:



Cosa que Cartulina jamás, jamás le permite:


Fotos: Sebastián Freire

lunes, 19 de octubre de 2009

La imaginación del desastre

Descubro, el sábado a la tarde, a mi mamá dormida mirando televisión. Cuando se despierta, le reprocho su conducta: "Claro, te dormís mirando a 'los pueblos originarios' (porque ha adoptado el partido de que la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual la pondrá en contacto con una "pluralidad de voces" que hasta ahora no sospechaba, que siempre la tuvo sin cuidado y que, a la vista está, la sume en el más profundo sopor)".
Me contesta que estaba cansada y que ya mirará el programa porque lo ha grabado (tiene el más moderno sistema de televisión satelital, que no sólo le ofrece los discursos de Chávez, sino la posibilidad de atesorarlos: lo que los norteamericanos llaman Tivo).
Hemos intentado disfrutar del nuevo chiche televisivo, pero sin éxito: tan poco es lo que pasan en los canales de televisión que nos interese no diré ya conservar, sino apenas mirar. Las películas que grabamos resultaron todas un horror (salvo los clásicos, que guardamos en el disco rígido del dispositivo, hasta que se llene de cosas inservibles). Evidentemente, lo nuestro no pasa por los paquetes de contenidos que distribuyen los operadores de cable.
Vimos los cuatro primeros capítulos de la segunda temporada de Fringe: sobre la idea de catástrofe total y con el permiso infinito que los universos paralelos les otorgan, los guionistas se lanzaron a mezclar La llegada de los gatos cuánticos de Frederik Pohl con Terminator II. Todo puede suceder.
En la cuarta temporada de Dexter, el horror está un poco desplazado y no se trata ya del "impulso criminal" de un psicótico sino de cómo la vida cotidiana despierta en nosotros el impulso criminal. La actriz que desempeña a Rita, la esposa de Dexter, debería comenzar a preocuparse porque no es seguro que pueda sobrevivir a esta temporada, tan insoportable y tan destinado al cadalso se ha vuelto su personaje, con su estupidez suburbana y su "normalidad" inquebrantable.
Ayer nomás empezó FlashForward, basada en la novela homónima de Robert Sawyer, que lo tiene todo para ser un nuevo suceso: una trama atractiva, un casting impecable (¡Lost, qué semillero!), personajes bien diseñados y la fatalidad de un final previsible. Serán 22 episodios en los cuales el protagonista, el agente especial Mark Benford del FBI tratará de explicar qué pasó ese día en el cual todos los seres humanos (salvo dos o tres) perdieron la conciencia durante 2 minutos con 17 segundos, o más bien vieron, al unísono, un futuro: el 29 de abril de 2010.
Por fortuna, el investigador vio la investigación, con lo cual comenzó a acumular datos que, como se trata de un rizo temporal, no hay manera de que no encajen en la pizarra general en la que el mosaico se va armando. ¿Los sospechosos de siempre? Sí, pero mezclado con Lost. También aquí, cualquier cosa puede suceder. En todo caso, mucha escritura del desastre y muchas conspiraciones. Más, yo no podría pedir.

domingo, 18 de octubre de 2009

Caosmosis

Como la Señorita Pola ya no acepta comentarios, se lo tengo que decir por acá:
Menos mal que tu ídolo no era Stephen Hawking porque a ése no lo hace cantar ni Cristo. De todos modos, un gran hallazgo, aunque no tanto como éste de D.

sábado, 17 de octubre de 2009

El pulpo monstruoso

por Daniel Link para Perfil

Se dice que lo mejor es enemigo de lo bueno. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual ("Ley Mordaza" o "Ley Antimonopolio", según los puntos de vista), ya promulgada, sin ser la mejor que pudiera pensarse, hizo de su necesidad, virtud. El tiempo dirá cuan mejorable es esa ley, a medida que su aplicación vaya revelando sus ocasionales inconsistencias.
Mientras, me detengo en dos estereotipos de discurso que hemos escuchado hasta la náusea. En el largo y tedioso debate que obsesionó a los medios industriales de comunicación (cosa comprensible, por otra parte, dado que es su campo de actuación sobre el cual la ley viene a establecer nuevas reglas de juego), me llamó la atención que se considerara como totalmente pasivas de las audiencias, concebidas, alternativamente, como víctimas de la manipulación vil de las grandes cadenas mediáticas o víctimas del autoritarismo de Estado, como si no pudieran sino consumir tales o cuales paquetes de contenidos (y como si cada uno de esos paquetes representara la coincidencia total entre sujeto y objeto, es decir: lo que se conoce como el Fin de la Historia).
La otra noción extraña con la que se nos obligó a convivir es la cruzada antimonopólica como una cruzada anticapitalista. El capitalismo es, por definición, antimonopólico, como lo demuestra la atenta vigilancia a los que son sometidos los "pulpos" de Internet (Microsoft, por ejemplo) en los Estados Unidos- El "pulpo monstruoso" (que ataca embarcaciones y pueblos enteros), lo ha demostrado Roger Caillois, es una invención del capitalismo triunfante.
Me va a gustar ver cómo las audiencias aprenden a lidiar con la nueva oferta televisiva (que, monopolios aparte, sospecho, no será demasiado diferente de la actual).


viernes, 16 de octubre de 2009

Warhol, latinoamericano


Andy Warhol, Mr. America
Del 23 de octubre al 22 de febrero de 2010. Sala 5 (2º piso) y sala 3 (1º piso)
Curador invitado: Philip Larratt-Smith

Malba – Fundación Costantini tiene el honor de presentar Andy Warhol, Mr. America, la primera gran exposición de Andy Warhol en nuestro país. Organizada en colaboración con el Museo Andy Warhol de Pittsburgh y curada por Philip Larratt-Smith (Toronto, Canadá, 1979), la muestra reúne una selección de más 170 obras que presentan la cultura política y popular de los Estados Unidos a través de los ojos de Warhol.
A modo de retrospectiva, la lista de obras contiene 26 pinturas, 58 grabados, 39 fotografías y 2 instalaciones (Silver Clouds y Cow Wallpaper), además de 44 películas –que se exhibirán en sala y en un ciclo especial en el auditorio-, pertenecientes a diferentes etapas de su producción artística, con un énfasis particular en el período que va de 1961 hasta 1968. Entre otras piezas, se incluyen los célebres retratos de Marilyn, Jackie Kennedy y Mao; la icónica serie de Sopas Campbell; sus autorretratos travestido; los filmes Empire, Blow Job, Outer and Inner Space y una vasta selección de sus “Screen Tests” producidos en su famoso estudio The Factory.
Esta es la segunda exposición que Malba dedica a Warhol, con una de las inversiones más importantes desde que el museo abrió sus puertas en 2001. La primera fue Andy Warhol. Motion Pictures / Cuadros en movimiento, en septiembre de 2005, que presentó sus célebres "Screen Tests” y un conjunto de films, pertenecientes al acervo del MoMA (The Museum of Modern Art, New York).
Junto a la exposición, Malba editó un catálogo bilingüe español–inglés, de aproximadamente 120 páginas, presentado por Thomas Sokolowski (Director del Museo Andy Warhol de Pittsburgh), con ensayos del curador Philip Larratt-Smith (“Andy Warhol, Mr America”), de la investigadora Ana Longoni (“¿Afinidades pop?”) y una entrevista al artista Guillermo Kuitca realizada por Larratt-Smith. Además, la publicación incluye la reproducción color de una selección de obras incluidas en la muestra.
Como parte de las actividades paralelas, durante el mes de enero Daniel Link dictará el curso "Lo que se llama pop: arte y formas de vida".
Andy Warhol, Mr America se presentó primero en el Museo de Arte del Banco de la República en Bogotá (Colombia) del 17 de junio al 21 de septiembre. Ahora podrá verse en Malba, desde el 23 de octubre hasta el 22 de febrero de 2010 y, finalmente, se exhibirá en la Pinacoteca de San Pablo (Brasil), a partir del 20 de marzo.

Anticipo

En Clases. Literatura y disidencia (2005), Daniel Link señaló que

Por lo general mal leídas, las obras de Copi (que nacen de la escena contracultural de los años setenta pero reclaman otra escena y otros públicos) han sido destinadas al placer de unos pocos iniciados (pág. 349)

En el archivo digital de la materia Literatura del Siglo XX puede leerse la clase de 1998 donde Link había planteado por primera vez “¿cuál es el público más adecuado para una obra como Cachafaz?, ¿dónde se podría poner Cachafaz para que no sea un happening, para que suceda efectivamente algo?”. Su respuesta era sencilla: “Es una obra para llevar a las villas y a las fábricas. El lenguaje que utiliza, el universo que evoca es inmediatamente inteligible por un público popular, lo de Darío, la forma es lo primero que llama a las muchedumbres”.
Cachafaz todavía espera esa transmutación pero, mientras tanto, once años después de aquel sueño en alta voz,
Una visita inoportuna fue estrenada en octubre de 2009 en la Ciudad Cultural Konex con Moria Casán en el papel de la enfermera.

Sutiles relaciones




Maximiliano Crespi

El revés y la trama. Variaciones críticas sobre David Viñas.
17grises editora, Bahía Blanca, 2009. 128 págs.; 14 x 20 cm.
Colección: Lindante / ensayos críticos - ISBN: 978-987-24530-3-9

CONTRATAPA:
El revés y la trama se elige como rastreo. Supone una exploración arqueológica respecto de la relación entre literatura y política en la escena de una escritura crítica. Es, en efecto, una búsqueda que se despliega sobre un territorio indócil: el ensayo crítico de David Viñas. Su objetivos es poner en situación un problema fundamental en el comienzo de todo trabajo crítico: la instancia de definición de ese mismo trabajo en el interior de un proyecto intelectual en cuyo núcleo se resuelven complejas y sutiles relaciones entre literatura, política e historia.

jueves, 15 de octubre de 2009

Invitación

EDITORIAL LETRANÓMADA

presenta
BIBLIOTECA DE AUTORES ARGENTINOS
A cargo de Laura Estrin y María Eugenia Romero

ZETTEL

Héctor Libertella
Fecha de aparición 15 de octubre de 2009
Presentación 15 de octubre 19.00 hs en Librería Eterna Cadencia
Participan: Marcelo Damiani, Ricardo Strafacce, Rafael Cippolini y Laura Estrin


Proveedores

A las 9 de la mañana, desde la cocina, escuché que golpeaban las manos desde el portón. Era el herrero, a quien le habíamos pedido presupuesto para una reja, sin propósito de formalizar el encargo porque nos resultó escandalosa la cotización propuesta. Pero él ya había puesto manos a la obra, dijo, y venía a verificar no se qué medidas. "No sé qué medidas", le dije, si todavía no me entregaron la ventana. "Va amurada así", me dijo (e hizo una señal con las manos). "No", le dije, "de ese modo los ladrones" (esa especie mitológica del conurbano bonaerense de la cual no hemos tenido noticias ciertas en los últimos treinta años de vida semirrural) "la arrancan con el crique del auto" (yo no hago sino repetir los disparates que me dicen, en circunstancias en las cuales puedo sacar ventaja de ellos), "La reja va amurada así". "Uh, es que yo ya empecé a hacerla de la otra forma". No sé por qué, si nadie le pagó anticipo.
Para colmo, yo pensaba que Marcelo, el albañil-pastor protestante ya estaría montando sus andamios pero brillaba por su ausencia (tan maciza como su presencia enfática suele serlo). Le mandé un mensaje de texto: "¿Y, Marcelo?". Al rato me llegó la respuesta, que parecía de un levante de chat: "¿Quién sos?". Soy el que te tiene que explicar dónde y cómo levantar el armario para las herramientas (era la respuesta), el que te voy a pagar con los derechos que cobré por La mafia rusa, pero me pareció demasiado tipeo para alguien tan poco afecto a esa variedad comunicacional como yo y, sobre todo, a esa hora de la mañana.


miércoles, 14 de octubre de 2009

Juegos de lenguaje y formas-de-vida

He aquí un problema típico para filósofos del lenguaje y juristas. Establecido un conjunto de reglas, ¿cómo hacer para que no entren en colisión? ¿Cómo resolver la situación?
De acuerdo con mi regla 0 (yo no elijo (libremente) películas para ver: sencillamente cumplo con una normativa) anoche, haciendo zapping, descubrí una película, El aviador, que nunca había visto de acuerdo con mi regla 5 (yo no veo películas protagonizadas por Leonardo Di Caprio). Pero sucede que en esa película actúa Cate Blanchet (objeto de mi regla 3).
¿Qué hacer? Decidí que la regla 3 era superior a la regla 5 (de mayor alcance), sobre todo porque muy rápidamente podría olvidar los (siempre deleznables) esfuerzos de Di Caprio por "actuar bien". Por fortuna la película ya estaba empezada y bien pronto apareció en pantalla ella, representando a la Hepburn y disfruté locamente de esos quince minutos en los que juega al golf, maneja un avión, dice que tiene huesos grandes y se sienta con desenvoltura en los bares y restaurantes a los que concurre, todo con la voz y los modales de... la Hepburn (y sin esfuerzo alguno). Después, cuando le lava los pieses a Di Caprio, me pareció que era demasiada infracción a una regla dorada y, aburrido ante el parloteo de loco de Howard Hughes, pedí cambio.
Por fortuna, había (hay) horas de celuloide para durar una semana en el refugio antiatómico que estamos construyendo, acá en el campo. De la nueva temporada de Fringe ya vimos los dos deslumbrantes primeros capítulos y preferimos reservar los dos siguientes para otro momento. Ya estamos acopiando Dexter, para una maratón inminente y no estaba con ánimo para cumplir con el mandato de la regla 7 (la última de Almodóvar).
Después de consideraciones diversas y análisis de las reglas habidas y por haber, nos decidimos por Star Trek, esa delicia donde todos son aciertos (el casting, el montaje, la historia, el lujo visual, la añoranza de la infancia).
Lo que han hecho con Uhura merece una frase aparte: en la serie original, se la recordará, la gorda no levantaba sus glúteos abundantes de la silla ni a palos, oyendo cosas en ese auricular que le susurraba obscenidades. Aquí, sigue siendo una experta en escuchas cósmicas, pero se la pasa caminando y corriendo por los pasillos.
Y qué decir de la madre humana de Spok (Zachary Quinto nació para esto): tanta ternura nos dio esa señora con una remota semejanza a Winona Ryder que decidimos una regla nueva:
(8) Seguiremos con la compasión del caso la descendente carrera de la Santa Mechera.
Señores de Lost, Fringe y Star Trek: nos tienen en sus manos, queremos más.


martes, 13 de octubre de 2009

De noche, aquí en el campo...

Cada mañana nos da miedo abrir la puerta. No sabemos con qué vamos a encontrarnos.
Los perros, cuyo propósito es cuidarnos de noche, como se aburren, se dedican a los más inverosímiles destrozos. Juntar del jardín los mil pedacitos de goma-espuma (o vellones de lana) bien puede ser una tarea ingrata, pero están en su derecho, sostenemos, de robarse cuanto almohadón haya quedado olvidado en la galería porque son objetos ajenos a toda ecología campesina.
Esta mañana, sin embargo, descubrí que anoche decidieron que la orquídea dispuesta en el tocón del tilo recién cortado (no la que me regaló la señorita Pola, sino otra) quedaba mal donde estaba, y sus restos fueron a parar quién sabe dónde. Encontré la carcaza de madera cerca del portón de entrada, pero las raíces, aparentemente, se las comieron.
El paño amarillo de cocina (¡absorbente!), que me olvidé ayer en la mesada del asador, se perdió de vista sin dejar rastros... Hablo en plural, porque operan en jauría, pero estamos seguros de quién fue: Niro, con su cara sufriente, sus inclinaciones de cabeza y su inteligencia totalmente desperdiciada en caprichosos raptos de vandalismo.


sábado, 10 de octubre de 2009

Tristes trópicos

por Daniel Link para Perfil

Los argentinos, que cultivamos la milonga en contra del sambódromo, oscilamos entre dos terrores simétricos (e igualmente falsos), la inminente revolución o el golpismo en ciernes (de lo cual, sospechamos, cada ley y resolución ministerial que se discute es un indicio claro). Ninguno de esos dos finales de la historia, sin embargo, nos tocará con sus pálidos dedos. Si preferimos sentirnos al borde de cualquiera de esos abismos y ponernos a gritar con toda la fuerza de la que son capaces las aves de advertencia (los teros, por ejemplo) es para que no se note dónde están y dónde no los huevos.

Un amigo que participa del entusiasmo por el balompié con una pasión inversamente proporcional a la que yo soy capaz de desarrollar por ese espectáculo de masas, se quejaba amargamente noches atrás (en un restaurante croata al que habíamos ido para despedir el invierno) sobre la decisión de los organismos internacionales de deporte, que no sólo establecieron a Brasil como sede del mundial de fútbol 2014 sino que, además, consagraron a Río de Janeiro como la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.
Otro amigo, igualmente amargado, desdeña la existencia misma del gigante sudamericano diciendo que eso no es un país sino una mera ocurrencia de los Braganza (la casa imperial luso-brasileña).

Yo recordé los años en los que se discutía si Buenos Aires debía aceptar o no la instalación de una sucursal del Museo Guggenheim, que se resolvió (naturalmente) cuando los responsables del proyecto decidieron favorecer (o perjudicar, según se prefiera) a los cariocas, como un argumento más a favor de la constatación abrumadora de que Brasil, esa entelequia, es capaz de quedarse con cuanta cosa suelta ande dando vueltas por el mundo.
Cité también las estancias de Lévi-Strauss en San Pablo y las conferencias de Foucault en Río. Pensé en la cantidad de veces que me senté en la terraza del Hotel Gloria para ver aterrizar los avioncitos del puente aéreo en la Bahía de Guanabara y, como tantas personas en estos días de brasileñización del mundo, me pregunté cómo y por qué habíamos llegado a ser tan pálido reflejo de aquéllos que siempre, en toda circunstancia, nos parecieron personajes simpáticos y mononeuronales que jamás podrían competir con nosotros en otra cosa que la organización de fastos carnavalescos.
Algo debe de haber sucedido para que hoy nos estén vendiendo aviones o decodificadores digitales y organizando programas de formación doctoral binacionales para los que nos contratan por el único talento que, comparativamente, todavía podemos arrogarnos: el atrevimiento (correlativo de una cierta capacidad de grito).

En uno de sus libros más notables,
Tristes trópicos, Lévi-Strauss comparó la tropicalia americana (Brasil) con la asiática (India). Él creyó ver que el costado americano de esa franja de lujo representaba el futuro de la humanidad (es decir, de Europa), mientras que la India era en cambio el pasado agónico de la especie, hundida bajo su propio peso y su miseria, directa consecuencia de una relación invasiva con el territorio. Lévi-Strauss creyó ver en el delicado equilibrio entre habitantes y kilómetros propios de la Amazonia y sus zonas aledañas un modelo de mundo.
La burguesía brasileña (o los herederos de los Braganza, si nos ponemos muy conspirativos) no pensaba, con seguridad, del mismo modo, y por eso se entregó a estimular el crecimiento descomunal del mercado interno de Brasil, país que en pocos años (los que dura una vida) multiplicó varias veces su población y, consecuentemente, sus industrias.

Hoy Brasil está lanzado a convertirse en la quinta economía mundial en pocos años, a desterrar los escandalosos índices de desigualdad que caracterizaron su proceso de desarrollo (el “modelo” brasileño) y a mejorar la calidad de su sistema educativo que, a diferencia del nuestro, se preocupó antes por la educación superior que por la educación universal.
Mejor nos iría si, de cara al bicentenario, reconociéramos de una vez por todas que la historia, lejos de terminársenos (de un modo o de otro), nos pasó por encima ya varias veces y que no hay nidos ni huevos que esconder con tanto escándalo. Vuelvo a proponer, como años atrás, la consigna “Agora anexao” y a suplicar secretamente que los Braganza decidan considerar a nuestra triste patria como “O Estado do Rio da Prata do Sul”. Después de todo, si las naciones son construcciones históricas, la nuestra ha demostrado ya suficientemente su incapacidad para lidiar con nuestras imposibilidades.


viernes, 9 de octubre de 2009

Siga, siga, siga el baile

Hace treinta años, Gloria Gaynor regalaba al mundo una de las canciones más célebres de todos los tiempos, I will survive. Destinada a atravesar todas las fronteres, bien pronto fue adoptada como himno de resistencia y la causa de las locas encontró en esas palabras de resentimiento amoroso una forma de colocarse ante la hostilidad del mundo.

por Daniel Link para Soy

Clases ¿Qué es una “buena canción”? ¿Son la música o los versos, las intenciones o los sobreentendidos los que determinan el suceso de una canción, cuando éste se da más allá de las generaciones y las fronteras culturales? Habrá tantas respuestas como sujetos sociales se supongan e, incluso, podría invertirse esa convicción para decir que habrá tantos sujetos como respuestas a esas preguntas puedan darse. Hay personas que, atadas vagamente al paradigma de la música culta, suponen que una “buena canción” está ligada con las melodías, los arreglos, las armonías y los ritornellos, están los que lo apuestan todo al sentido de unos versos y a su potencia para arrastrarnos hacia entretelas del alma nuestra que desconocíamos, y están los que sólo se rendirán ante la capacidad, sino de producir identidad, al menos de generar un vínculo de reconocimiento, un tenue lazo de comunidad (emocional, como no puede ser de otra manera tratándose del universo pop, nuestro universo).
Es probable que una buena canción necesite un poco de cada una de esas propiedades e incluso más: una versión primera, una voz que la sostenga, un cuerpo que le dé sentido. I will survive es el ejemplo más a mano que tenemos, y el más misterioso.

Estratos Considerada separadamente en sus diferentes capas, I will survive no podría superar ninguna prueba. La volvió famosa hace treinta años Gloria Gaynor, una estrella por entonces secundaria de la música disco que desde Never can say goodbye (1974) no había logrado otro suceso semejante. Una música de pobres con aspiraciones, como la misma cantante habría de reconocer: "Era un momento de recesión y la gente necesitaba liberarse de los problemas y del estrés. No había dinero, y por eso prosperaron las discotecas".
La melodía de I will survive es pegadiza y, por lo mismo, un poco insoportable. No en vano es la canción de karaoke número uno en todo el mundo. Y karaoke es, no para uno, sino para la industria musical en su núcleo más duro (piénsese en Simon Cowell, jurado de American Idol), un insulto a la musicalidad. Una canción que todo el mundo quiere y puede cantar (y que se tolera en situación de karaoke) debe de ser en algún sentido responsable o cómplice de semejante aniquilación de la música.
Los versos de la canción (que en nada se diferencia del más patético de los boleros) son de una sintaxis totalmente descalabrada y podrían traducirse como el siguiente relato: “Al principio me había quedado de piedra y en estado de parálisis pensando que ya jamás volvería a tenerte a mi lado. Pero fueron tantas las noches que pasé pensando en el daño que me habías hecho que me fortalecí y aprendí a seguir con mi vida. ¿Y ahora se te ocurre volver? ¡Debería haberme cambiado este lookidiota! ¡Debería haber hecho que me devolvieras las llaves! Rajá de acá, no te necesito. ¿Pensaste que iba a extrañarte hasta la muerte? No, no chiquito, yo voy a sobrevivir mientras sepa amar. Ya pasé tantas noches atormentándome, llorando, juntando los pedazos de mi corazón destrozado que ahora puedo mantener la cabeza bien alta (fijate si habré cambiado) y guardar mi amor para alguien que me ame”. O sea, un puro rencor vivo. ¿Sirven esas palabras como círculo mágico de reconocimiento, como lazo comunitario de algun tipo? ¿Para quiénes?

Círculos I will survive fue concebida por Dino Fekaris y Freddie Perren y la discográfica la destinó a la cara B de un single que habría de grabar en 1978 Gloria Gaynor (New Jersey, 1949), quien abrazaría (como Beatriz Salomón) la fe evangélica en 1982. En 1979 Polydor comprobó la arrasadora predilección del público por esa historia particular de la infamia que obtendría en 1980 el Grammy a la Mejor Canción Disco (lo que no quiere decir demasiado, salvo para quienes vivieron con intensidad ese año musical) y que, con el tiempo, llegaría a formar parte de la banda sonora de más de cincuenta películas y que conocería más de doscientas versiones, incluida la que Almodóvar (Átame, 1987) volvería famosa en el mercado de la lengua castellana, Resistiré (en una versión del Dúo Dinámico que no guarda sino una vaga semejanza con el original), y también la espantosa recreación de Celia Cruz, que sigue más fielmente la melodía pero trastorna totalmente el sentido: “Yo viviré, ahi estaré/ mientras pase una comparsa/ con mi rumba cantaré/ seré siempre lo que fui/ con mi azucar para ti/ Yo viviré, yo viviré”.
¿Quiénes se reconocen en I will survive, quiénes la consideran una “buena canción”? Todos, podríamos decir: desde la adolescente pálida a la que nadie invitará al baile de graduación en un remoto pueblo de los Estados Unidos, hasta la peluquera del conurbano bonaerense a la que alguna madrugada le robaron todo cuando bajó del colectivo. Se dice, incluso, que la canción es uno de los himnos obligados de la causa de las locas, las desclasadas, las perseguidas, las malqueridas, las que pese a todo afirmarán el derecho a la existencia en contra de la adversidad, el rechazo y el estigma.

Lazos Resistiré lleva I will survive hacia “el aguante”. Potencia, podría decirse, el rencor (la llaga viva) en grito de protesta (en arma): esos dos polos forman parte indisoluble del original, lo que justifica la pandemia, así en Studio 54, la mítica discoteca que la puso a circular por el mundo, como en la fiesta de casamiento de la novia egipcia. Sobreviviré. Voy a ser capaz de reponerme a todas las adversidades (especialmente: tu abandono).
No es raro que Gloria Gaynor haya interpretado su encuentro con esa canción que le cambiaría la vida como una llamada mesiánica ("Dios me usó para mandar el mensaje de I will survive).
Una vez, tuve la dicha de escuchar a un coro que había reservado para el bis (porque a la directora del ensemble le habían pedido que se abstuviera de incluirla en el repertorio) Resistiré.
Después de la presentación me enteré de que ese coro había sido formado con las voces rechazadas de todos los demás (la circunstancia se notaba). De modo que Resistiré o I will survive (para el caso son lo mismo) funcionaban como el lazo que unía lo desunido, la comunidad de los que no tienen comunidad, el reconocimiento de quienes sólo pueden reconocerse a partir del rechazo de los otros, el grito de los que fueron condenados al silencio.
Para celebrar el trigésimo aniversario de su hit, Gloria Gaynor lanza ahora una versión digital remasterizada de la canción, tanto en inglés como en español, además de una balada nueva (He Gave Me Life, I Will Survive). El CD con las tres canciones podrá adquirirse en www.gloriagaynor.com.


Recuadro

I will survive (Gloria Gaynor, 1979)

First I was afraid
I was petrified
Kept thinking I could never live
without you by my side
But I spent so many nights
thinking how you did me wrong
I grew strong
I learned how to carry on
and so you're back
from outer space
I just walked in to find you here
with that sad look upon your face
I should have changed my stupid lock
I should have made you leave your key
If I had known for just one second
you'd be back to bother me

Go on now go walk out the door
just turn around now
'cause you're not welcome anymore
weren't you the one who tried to hurt me with goodbye
you think I'd crumble
you think I'd lay down and die
Oh no, not I
I will survive
as long as i know how to love
I know I will stay alive
I've got all my life to live
I've got all my love to give
and I'll survive
I will survive

It took all the strength I had
not to fall apart
kept trying hard to mend
the pieces of my broken heart
and I spent oh so many nights
just feeling sorry for myself
I used to cry
Now I hold my head up high
and you see me
somebody new
I'm not that chained up little person
still in love with you
and so you felt like dropping in
and just expect me to be free
now I'm saving all my loving
for someone who's loving me

jueves, 8 de octubre de 2009

Va lo que salió

por Graciela Goldchluk para Linkillo. Cosas mías

Tal vez podríamos ensayar una definición de literatura, tomada de la lingüística según la entendía Bajtin. La literatura, en relación con el lenguaje, podría definirse como “la palabra realmente pronunciada”. El artista, entonces, es el que puede pronunciar la palabra, una palabra. Si para eso tiene que reinventar el lenguaje como Rubén Darío o Cervantes, o Borges, o si para eso tiene que decirla contra el diccionario como Arlt, o con otro diccionario como Puig, ya son cosas más contingentes. En el caso de Bellatin, hay un juego que parece tender a vaciar, en general. Me refiero a vaciar la lengua, quitar historias, interrumpir finales, recurrir sobre anécdotas crueles, increíbles, perturbadoras, pueriles. Todo en uno y al mismo tiempo. Se podría pensar, cuando describimos sus libros, que no hay una moral en esa escritura, cuando en realidad es todo lo contrario. Bellatin milita contra la convención, pero es astuto y ha leído. Por lo tanto, y como no le queda más remedio que escribir, ha decidido concentrarse en las convenciones literarias, no las que manejan los profesores más encumbrados, sino las que están hechas carne en esa minoría democratizante y populachera que somos los pocos (en relación con la población en general) pero muchos (en relación con lo que el sentido común suele creer) que leemos literatura. De Bellatin nos entusiasma que nos dé una historia, que nos la quite, que nos haga partícipes de algunos ritos, y que nos perturbe. Un libro de Bellatin, o un texto que puede ser una sucesión de palabras o una “acción literaria” (para ensayar una definición pasajera de sus acciones no escritas) nos enseña qué cosas esperamos de la literatura: que esté escrita, que esté firmada por un autor, que nos permita identificarnos, o con lo que pasa o con quien escribe eso que pasa. Un libro de Bellatin nos permite disfrutar de otros libros y también nos permite ir a una exposición de cuadros y ubicarnos como lectores. Y nos permite también tener miedo de la palabra realmente pronunciada.
La nieta de Hellmans”, que alguna vez iba a ser otro libro que se hubiese llamado “La nieta de Gelman”, no hace más que pronunciar la palabra. Después habla de otra cosa, pero no completamente
de otra cosa. Se agradece. Bellatin no cree que tenga que hablar sobre el secuestro de bebés y su utilización como botín de guerra, pero ha visto, y no puede callarlo, que la convención acecha, que si nos dejamos disciplinar en torno de un discurso fijado corremos el riesgo de dejar de pensar. “La nieta de Hellmans” es un envío, qué hagamos con él es asunto nuestro.

Tres veces 7

Invitamos a escritores nacidos en nuestro país y residentes en el mismo o extranjeros con más de cinco años de residencia en la Argentina, a participar del Premio Municipal de Literatura Luis de Tejeda 2009.

Literatura y subjetividad es el tema propuesto para esta especial XXV edición del premio en el terreno del ensayo literario.
Silvio Mattoni y Diego Tatián por Córdoba, más el rosarino Alberto Giordano integran el prestigioso jurado propuesto para la lectura y selección de los trabajos presentados. Una garantía de calidad y continuidad para este tradicional llamado de Córdoba a la escritura.
Las obras presentadas deberán ser inéditas (una o conjunto) y una extensión máxima de 100 páginas (incluyendo bibliografía y notas) en formato A4, impresas a doble espacio, en cuerpo 12 y a una sola cara del papel.
Desde el 7 de octubre y hasta el 7 de noviembre se podrán presentar las obras en la oficina del área de letras en el primer piso del Cabildo Histórico de la Ciudad de Córdoba – Independencia 30. De lunes a viernes de 9 a 14 hs.
El 7 de diciembre se expedirá el jurado
El primer premio será de $ 5 mil y publicación, el segundo de $ 3.500 y publicación, y tercero de $ 2 mil y publicación. Se otorgarán además hasta cinco menciones honoríficas.
Para mayor información pueden escribir a letrasmunicipalidad@gmail.com, o hacerlo telefónicamente al. Tel 4341222 int 9232.

El reglamento completo puede ser consultado en www.letrascordoba.blogspot.com


miércoles, 7 de octubre de 2009

Sobras de arte

El queridísimo amigo nos trae de México un regalo precioso, que atribuye a un artesano anónimo o a un artista psicótico (o las dos cosas al mismo tiempo). Sorprende la grandiosidad de la pieza, un Sebastiano horroroso (porque es horrible la circunstancia en la que ha sido inmortalizado, pero sobre todo porque de su cara ha escapado todo rastro de hermosura).



La escala, la perspectiva, todo parece traído de otro mundo (donde las peores pesadillas forman la vida cotidiana, el día a día). Incluso los materiales estremecen: un amasijo de yeso y huesos de pollo que, lejos de agregar verdad a la composición la tiñe de irrealidad y, lejos de humanizar al mártir, destaca su costado animal: pone afuera lo que debió haber estado dentro (hace del esqueleto una superficie). Todo es reversible.
El estudiante de lengua japonesa que nos acompaña (y, pequeño Mishima barrial, practicante de las artes sadomasoquistas) deduce que la escultura, una auténtica meditación sobre el tiempo, está realizada según el principio ternario del Ikebana.



Mientras buscamos el lugar adecuado para que el nuevo integrante de la casa presida la cohorte de mártires que nos rodean, comentamos la delicadeza de nuestro queridísimo amigo, que simuló haber comprado lo que, a todas luces, es producto de su arte. Pensando en nosotros, allá lejos, fue construyendo con paciencia este presente que luego transportó amorosamente a través de los cielos.



El de Rafaello Sanzio usaba la flecha como pluma o como pincel. Éste, ahora, es directamente un trazo de escritura: poema, novela, recordatorio amistoso, el círculo mágico de la comunidad de los ausentes (de los que no tienen comunidad).

martes, 6 de octubre de 2009

Epistula ad realistas

Discurso pronunciado en la presentación de los Cuentos Completos de Fogwill (Alfaguara), en la Boutique del Libro de San Isidro.

por Pola Oloixarac

Es un honor par mí participar en esta presentación de los Cuentos Completos de Fogwill, que, junto con las recientes reediciones de su obra, representa una nueva fase avanzada del proceso de canonización de Fogwill, escritor maldito entre malditos, dueño y señor a un tiempo de una prosa limpia, fogosa y dura, dueño también, según los comentaristas más avezados, de una inteligencia superior que se sabe -por su propia naturaleza supralunar- acusada de inhumanidad. Como los monstruos divinales de antiguo, que exhiben ante el corro de mortales temblorosos las dotes de su majestad brutal, la figura de Fogwill campea entre los vivos y los muertos vivos de la literatura argentina ostentando los atributos bajos de la bestia –la provocación, el desafío- con los atributos divinos de un Fogwill efigie y estandarte de una manera de pensar artísticamente –radicalmente- lo real.
Como todos sabemos, al menos aquí en San Isidro, la beatificación es el tercero de los pasos para alcanzar la canonización definitiva (que es el cuarto). Sabeedor en su omnisciencia de este destino que la teología literaria le tenía reservado, ya decía Fogwill hace unos años, en una aparición pública en otro templo, el Malba, que él había resuelto entregarnos su cuerpo, como otros donan a la Facultad de Medicina el suyo para su disección y estudio: él, Fogwill, nos entregaba su cuerpo para hiciéramos lo que nos diera la gana con él. Y como los cuerpos –también los literarios- se descomponen, a menos que con arrogancia resistan los intentos del tiempo y de la crítica gusana por carcomerlos –como fue el caso ejemplar, entre las de lengua española, de la beata Encarnación Rosales, y de la beata Mariana de Jesús-, y como la canonización no puede completarse sino hasta el advenimiento de la muerte, en lo que sigue hablaremos de la beata Fogwill, y a veces de Fogwill a secas.
En este volumen de cuentos, ustedes van a encontrar no sólo una aventura incandescente, sino también una postulación sobre qué es lo real y lo verdadero en literatura, los rastros de una guerra de trincheras venida de principios de siglo XX, y un tratado de Tordesillas que se reparte el botín de lo real, que es literario.
¿Cuál es la materia de la escritura? La clave está en pensar el realismo como antídoto y pero también como veneno de otro cuerpo literario a envenenar. Si es para ser antídoto, imaginemos que las cosas hechas por el lenguaje irradian esa loca combinación de dar vida a lo que nombran y de ser fieles a la vida misma de donde manan; supongamos que esa certeza basta para sostener que no hay –que no debe haber- un más allá de su escritura misma. ¿Puede nuestra beata negar la existencia del más allá? Sí, puede y lo hace. Porque aquí es cuando el antídoto se convierte en veneno, disparado en cerbatanas sobre otro cuerpo literario: el de la metafísica de divulgación de Jorge Luis Borges, y sus juegos de espejos, su erudición en escena, las citas literarias, y sus herederos. La postura es radical: o se crea y se escribe de cero, con el oído pegado a la boca entreabierta del lenguaje, atento al propio Big Bang; o se comulga con la mentira y se cae en la tentación demoníaca –¡de ser Ricardo Piglia! o algún monstruo peor. La beata Fogwill dice no: no a un espesor que no provenga de una humanidad capaz de emitir sangre, sexo o lágrimas; o la escritura toma su ser de la piel lasciva de las cosas, o se condena a ser jueguitos vanos en la noche de la falsedad.
Esta guerra por las ideas de lo literario, que surge de este realismo apasionado pero crítico, que se apoya en la sustancia del mundo y a la vez no para de examinar el acto mismo de nombrar, resuena en otra batalla escrita: en Ludwig Wittgenstein y su Tractatus, escrito en las trincheras de la 1ra guerra mundial. Wittgenstein escribe que hay un límite de lo que puede decirse, y ese límite se halla dibujado por lo que existe y podemos señalar, oler, percibir; lo otro, el más allá del lenguaje, no puede decirse ni puede escribirse sin caer en error, en metafísica y falsedad. Lo interesante de esta postura, no es tanto cómo les gusta a los dos partir al medio la realidad y jugar al policía kantiano de qué se puede decir y qué no: lo interesante es que ambos comparten, el soldado Wittgenstein y la beata Fogwill, una idea del lenguaje que es profundamente moral.
Porque el mundo, esto que hay alrededor, está tan plagado de irrealidad y de mentira, que sólo puede haber verdad en el lenguaje como nacimiento, como caja de herramientas y finis terrae -se termina el mundo, como llegar a ese lugar donde están las tortugas gigantes que sostienen el mapamundi. En Fogwill, decir «no haya más verdad que la del lenguaje», es decirnos: yo no puedo aceptar su sistema de creencias, yo no puedo aceptar más que el lenguaje, porque yo los he visto. Yo los he visto, recuerda el narrador de "Luz Mala", «cuando evitábamos circular frente a las unidades básicas peronistas, porque ahí estaban los negros» y cómo después los mismos que les pegaban a los negros en el Club Náutico se hicieron peronistas; yo los he visto, y me he reído, «porque cuando ella me pregunta por qué río, miento y le respondo que me río de ella, porque si confesase que me río de un país, de una ciudad, de un restaurante y sus mesas semejantes donde todo nos parece natural, o real, ella no me creería, sentiría que la engaño y hasta sería capaz de reiniciar otra de sus escenas de violencia» (en La larga risa de todos estos años). Esa es la acusación moral que nos hace el realismo de Fogwill, que no debemos olvidar. Es una lección urgente, que en Fogwill se torna materia experimental cuando tira abajo la mediación de la literatura y usa sus cerbatanas venenosas afuera de los libros: y entonces su palabra en estado puro –ya sin la contención de la literatura- entra al mundo atravesando ojos y orejas. Porque toda vez que la beata Fogwill se opone al matrimonio entre homosexuales, toda vez que la beata Fogwill se pronuncia en contra del aborto, toda vez que la beata Fogwill coincide con las palabras de Su Excelencia el Cardenal Bergoglio, toda vez que la beata Fogwill denuncia el lobby del Holocausto, toda vez que la beata Fogwill afirma que seguimos viviendo bajo la democracia que nos dieron los milicos, toda vez que la beata Fogwill reclama el regreso de la conscripción obligatoria y mayor presupuesto a las fuerzas armadas, no está meramente mostrándonos sus opiniones; nos está diciendo: ustedes, señoritos de la cultura, no son verdaderos progresistas, porque ni ustedes se creen su progresismo; ustedes, señoras feministas, no son verdaderas feministas; ustedes, señoritos del pensamiento, ¡ni ustedes se creen las verdades que creen avaladas por su mano izquierda! Porque si lo fueran, si lo creyeran, no me dudarían –y es que dentro de la cerbatana, lo que pega en la nuca es el veneno de la duda.
La literatura, santificado sea Su nombre, es un monstruo divino que se arroga construirlo todo y destruirlo todo y escribe su propia novela al compás de las estrategias de guerra –que otros llaman ideologías y posturas estéticas. Y en la novela maniqueísta de la literatura contemporánea, versión sudamericana de aquella ciudad de dios de San Agustín, hay dos vías, dos agujeros cercanos pero cuyos túneles no se cruzan y que serán elucidados en el día del Juicio Critico Final, por donde pasa la literatura: en el credo ferviente de nuestra beata, Fogwill es uno, Piglia es el otro. Pero con una condición superadora: que es justamente, la innovación que Fogwill trae sobre su propio sistema wittgensteniano del lenguaje: que si la referencia literaria está y se pone, que si yo traigo algo que «ya era» y ya existía en otro libro, es para hacerla carne de violencia y parodia. Que si me inoculo la palabra ajena, que sea para torcerle el brazo (y así, en "Help a él", la violencia fogwilliana sobre Borges en su casa paradigmática: el Aleph); que si vengo a conjurar la palabra de otro, que sea para hacerla escupir otra verdad diferente e impensable, que sea para hacerle decir algo más verdadero que lo que nunca hubiera imaginado.