Hace un rato, después de todo el día encerrado, bajé a comprar cigarrillos en el quiosco de la esquina. Había un móvil de Canal 13, uno de Crónica y uno de Canal 26. Aparentemente a la vuelta vive la chica a quien, hoy en el subte, dieron una pastilla (¿de qué tipo, con qué excusa? son las preguntas que me atormentan), la durmieron y le robaron su hijo/a (algo de eso escuché en la tele sin prestarle demasiada atención). Inmediatamente pedí fotógrafo para que el momento quedara registrado. No siempre la esquina de la casa de uno es la estrella del momento.
G. me recrimina no poder escribir comentarios en mi blog. P. me recrimina el diseño y me instiga a actualizarlo (además, me da lecciones de netiquette y netmarqueting invalorables para un curioso impertinente, un entusiasta silvestre como yo).
Aleluyas matritenses: pasado, humor y grotesco
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Hace un tiempo largo, me encontré en una casa ajena con este libraco
titulado *Aleluyas matritenses*, publicado en 1994 por el Museo Municipal
de Madrid....
Hace 7 horas.

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