En Cómo se escribe una tesis, Umberto Eco incluye un apartado sobre "Cómo evitar ser explotado por el director de tesis". Le faltó agregar un apartado sobre "Cómo evitar ser explotado por el tesista". Leo un informe de investigación de uno de mis tutelados. Hay párrafos enteros que sólo pueden salir de mis clases publicadas. Leo un artículo de otro, del cual podría decir lo mismo (no, miento: aquí incluso aparecen párrafos que he publicado en diarios y revistas). En ninguno de los dos casos, por supuesto, aparezco citado.
Lo único que me importa es la indelicadeza del gesto porque, por otro lado, soy de los que repiten cada tanto la frase "Qué importa quién habla". Y además no es tampoco agradable andar controlando la fidelidad de las interpretaciones ni el centimetraje que se nos dedica. Cuando yo era joven, me parece (o mistifico), me interesaba sobre todo indicar con los nombres propios que citaba la tradición crítica en la cual quería inscribirme (o pensaba, temerariamente, que podía inscribirme). Parece que hoy no: lo que importa son los protocolos burocráticos de la investigación y quedar bien con los evaluadores...
Por eso me resulta siempre paradójico que tanto en la carrera docente como en la de investigación insistan con la importancia de la "formación de recursos humanos". No hace falta el tutelaje de uno para que anden llevando nuestra palabra lejos, bien lejos (y aún contra nuestra voluntad: eso es el Rapto y eso también es el Don), como siempre quisimos que sucediera.
Las tres gracias
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Hace 2 semanas.
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