sábado, 11 de mayo de 2024

El profesor pop

Por Daniel Link para Perfil

Es difícil encontrar un momento más alto de la imaginación pop que el video de Adriano Celentano cantando la extraordinaria canción “Prisencolinensinainciusol”, lanzada en 1973 y todavía vigente (la serie Fargo la incluyó en su banda sonora, Maluma la ha cantado).

En la escena (disponible en youtube), Celentano hace de profesor en una clase para señoritas montada en un estudio de televisión. Lo primero que hace es tomar lista. Las chicas le responden “presente” poniéndose de pie. La última nombrada, Barbra Streisand, está ausente. Y es lógico, porque su lugar es la cultura industrial (donde encuentra su sentido) y no la cultura escolar. De inmediato, una alumna se levanta y le pregunta al profesor por qué ha escrito una canción con palabras que no significan nada.

Antes de responder, el profesor pregunta cuál cámara lo está registrando, acentuando la superposición (la mezcla) de registros culturales: el escolar y el televisivo. Luego Celentano explica el gesto de la canción: “yo entiendo que en el mundo no nos entendemos más... Y por eso he considerado oportuno hacer una canción sobre el tema de la incomunicabilidad. No nos comunicamos, somos Incom. Satisfecha, la alumna se sienta pero el profesor le dice que permanezca de pie porque no ha terminado de hablar (subraya así el gesto áulico, la relación despareja de poder y de saber propia de la escuela). La canción, dice Celentano, deja como referencia una sola palabra, Prisencolinensinainciusol, es decir: amor universal.

Terminada la explicación, el profesor toma lección a las alumnas, que deben repetir las partes del coro desde sus pupitres, mientras el profesor baila con una agitación de caderas poco pedagógica.

La canción es una respuesta a la hegemonía norteamericana, que exporta su cultura industrial sin mayor interés en que sea comprendida. La canción de Celentano está pronunciada en inglés americano, pero las palabras que se dicen son inventadas y carecen de sentido.

Al comentario existencial se suma, entonces, un comentario de geopolítica cultural. Y como corolario nos queda la constatación de la potencia de la imaginación pop, que abreva al mismo tiempo de la cultura escolar y de la industrial para sostener con elegancia sus protestas.

sábado, 4 de mayo de 2024

La realidad imita al arte

por Daniel Link para Perfil

Cuando Puan apareció en Amazon Prime ya no tenía sentido resistirme a la película y decidí mirarla. No es una gran película, pero no es mala y tiene un costado para mí muy conmovedor: quiere “discutir ideas”.

En cuanto me di cuenta de que las ideas que Puan estaba proponiendo discutir eran exactamente las mismas que yo estoy proponiendo en mi curso actual ¡en Puan!, entré en un estado rarísmo, al mismo tiempo de pánico y de éxtasis.

Hay una titularidad vacante por fallecimiento y se la disputan dos aspirantes: uno que sigue al pie de la letra la teoría del Estado (hobbesiana) de aquel con quien ha trabajado treinta años o cosa así y otro, recién llegado (y muy pelotudo, cosa que quedará expuesta hacia el final), que abraza más bien la causa spinoziana.

Esa oposición entre Hobbes y Spinoza es el presupuesto del libro Gramática de la multitud de Paolo Virno, con el que yo comencé mi curso de este año y todas las actividades previas.

Lo que plantea Virno es que Hobbes postula una idea de “pueblo” solidaria con el Estado, sin la cual el Estado no puede “pastorear”. Spinoza habría optado, más bien, por la “multitud”, noción destituyente que, en aquel momento, perdió el debate y sólo pudo renacer a finales del Siglo XX de la mano de Toni Negri y otros autonomistas italianos.

Puan, la película de escrita y dirigida por María Alché y Benjamín Naishtat, tiene un final que es para mí, su mayor defecto (es como un Deus ex machina, nada en la trama permite preverlo). Sorprende, sin embargo, su potencia anticipatoria: la Universidad cerrada y en cesación de pagos.

Nosotras empezamos a focalizar nuestra atención en las “ideas de pueblo” hacia mediados de 2022, pero todo fue más o menos “interno” hasta que nos otorgaron subsidios para sendos proyectos de investigación a comienzos de 2023.

Ignoro cuánto tiempo lleva producir una película como Puan (extraordinariamente actuada, salvo por Leonardo Sbaraglia), pero a juzgar por la cantidad de sellos que se leen al principio, deben haber demorado bastante en conseguir la plata. Estábamos pensando, como Benjamín y María, en una salida. El tiempo dirá si hay posibilidad de acuerdo entre nuestras perspectivas, pero, hay que decirlo: yo te saludo, Puan.