miércoles, 31 de agosto de 2011

Y digo más

"Como se hace este congreso siniestro, me voy del país". Ah, no: porque también se hace éste.


¡Vuelven los cinco latinos!

Después de bastante silencio musical hoy...
"BEX & SUS JOHNNIES"
-nueva formación cabaretera: piano, trompeta, bajo, guitarra, voz y coros...

A partir de las 20 horas.
Corrientes 3439 - Club de Arte
15 pesos con consumición
(nuestro show será a las 22.30 puntual)
Tocan antes también: "Las fuleras" y "Ugo sin H".




Búnker

"Si viene la reforma agraria, me voy al campo"


























martes, 30 de agosto de 2011

Debe decir "Córdoba"


Hablando del asunto...



Spregelburd recomienda




lunes, 29 de agosto de 2011

Saludos al Coco...

MURIO MARIA ESTHER GILIO, UNA AGUDA ENTREVISTADORA

Periodismo y compromiso

La periodista y escritora uruguaya falleció a los 83 años. Se destacó por los profundos reportajes a las más diversas personalidades. Había sido colaboradora de Página/12.

Taaaaan modernos




domingo, 28 de agosto de 2011

Juicio al autor

Por Daniel Link para Perfil Cultura


Ante la ley Leídos los juicios contra Flaubert (declarado inocente) y Baudelaire (declarado culpable) en continuidad, como propone la editorial Mardulce, resulta que Baudelaire no podía sino ser condenado, precisamente por los alegatos de la fiscalía (Ernest Pinard) y, más aún, de la defensa (Antoine Marie Jules Sénard) a propósito de las acusaciones de “ofensa a la moral pública y ofensa a la moral religiosa” hechas contra Madame Bovary, la primera novela de Gustave Flaubert.

Gustave Louis Chaix d'Est-Ange, el abogado defensor de Baudelaire, cuyo libro Las flores del mal fue condenado (y su autor y su editor multados), no tenía chance alguna después del brillante ejercicio de crítica literaria ejercido por Sénard, que fija de una vez y para siempre el sentido de Madame Bovary y, sobre todo, la relación entre el público lector y las ensoñaciones poéticas.

En ambos juicios el fiscal fue el mismo, Pinard, por lo que la carga de la acusación es la misma y los argumentos son idénticos. D’Est-Ange copia algunos de los argumentos de Sénard pero lo que no puede hacer, bajo ningún concepto, es desarmar la brillante presentación de su colega según la cual la culpa no es de Emma, ni tampoco de Flaubert, sino de la educación que la muchacha pobre de provincias ha recibido, muy por encima de su clase. La culpa es de la poesía y de las ensoñaciones, lo que se llama, desde entonces, bovarysmo y que sirve para designar un síndrome que tanto sufre Emma como, antes que ella, Alonso Quijano, poco tiempo después la niña inmortalizada por Lewis Carroll, autor prerrafaelista, en Aventuras de Alicia en el país de las maravillas (1865), y hasta la fan de La asesina de Lady Di (2001) de Alejandro López.

En el proceso contra Madame Bovary, Pinard pierde. Pero mucho más pierden la novela misma y, sobre todo, Gustave Flaubert, cuya crueldad, deplorada hasta por su abogado defensor, quedará como su sello distintivo para siempre.


Los libros Madame Bovary (1856) y Las flores del mal (1857) no se parecen en casi nada, como tampoco sus autores. Una novela (la primera de un autor casi desconocido), por un lado, y una recopilación poética de toda la obra (mayormente ya publicada en revistas) de un reconocidísimo poeta, por el otro.

Así como Flaubert es cruel como narrador, es mezquino como lector, de lo que son prueba suficiente las cartas incorporadas como apéndices en la edición de estos procesos. Baudelaire, en cambio, no sólo nos legó Las flores del mal, no sólo tradujo a Edgar Allan Poe al francés, sino que propuso, en El pintor de la vida moderna, una teoría de las relaciones entre el arte y la sociedad que el siglo XX (por la vía de Benjamin) utilizaría como clave de definición de las vanguardias. El artículo sobre Madame Bovary (que se incluye en esta compilación) son prueba de su generosidad y su agudeza lectora.

Lo que Flaubert tiene de maníaco y de megalómano (su odio a la burguesía y al sentido común parten de esa base), en Baudelaire (que llama a su obra ordenada un “mísero diccionario de la melancolía y del crimen”) es curiosidad y ansias de absoluto. Baudelaire es el autor del Mal, Flaubert es el escritor de la estupidez y la maldad.

De hecho, lo que se juega en relación con la masa de discurso que constituyen la obra de uno y otro (y en los correspondientes procesos penales) tiene que ver sobre todo con la noción (moderna) de autor: su aparición y su desaparición al mismo tiempo de la escena (del crimen) y el modo en que la responsabilidad (penal y ética) permite relacionar unos determinados enunciados con unos determinados nombres propios (de ninguna otra cosa brindan testimonio estos procesos, mal puestos bajo el nombre El origen del narrador). La obra, a partir de Flaubert y Baudelaire y para siempre, será un paso de vida, una fábrica, al mismo tiempo, de acontecimientos de discurso y de experiencias.


Flaubert El 16 de enero de 1852, Gustave Flaubert escribió en una carta a Louise Colet, a propósito de Madame Bovary, la novela que estaba escribiendo: “Lo que me parece hermoso, lo que quisiera hacer, es un libro sobre nada, un libro sin atadura externa, que se sostuviera por sí mismo, por la fuerza interna de su estilo, como el polvo se mantiene en el aire sin que lo sostengan, un libro que casi no tuviera asunto o al menos que el asunto fuera casi invisible, si pudiera ser. Las obras más bellas son las que tienen menos materia (...). Creo que el futuro del arte está en estas vías” (la novela, los manuscritos, sus correcciones, el análisis genético, los materiales relacionados con ellos y los alegatos del proceso pueden leerse en http://www.bovary.fr/).

Pobre Flaubert. Qué poco preparado estaba para cumplir con esta utopía radical de l'art pour l'art (enemiga, como tal, de toda forma de realismo). Nadie pudo (ni podrá nunca) leer Madame Bovary como un "libro sobre nada, un libro sin materia", hasta tal punto hay en él un conjunto de preocupaciones éticas y políticas entre las que suelen destacarse los efectos de la literatura sentimental en los corazones y las mentes febriles de las pobres muchachas, o las muchachas pobres, de provincias. Y también la preocupación (moral, y pedagógica) por la estupidez, la sólida estupidez de la ideología pequeñoburguesa.

Un ejercicio más logrado de esta "literatura sobre nada", de un "relato sin materia" es Salambó (1862), novela en la cual hay muchos momentos adecuados para sostener esta utopía, como el relato de la primera entrada en Cartago. Spendius y Matho, que lideran a los mercenarios que tienen sitiada la ciudad, atraviesan clandestinamente la muralla. Entran por el acueducto. El relato es vibrante, exacto, y hace un uso del suspense que los guionistas de Indiana Jones o de Lara Croft aprovecharían más tarde.

Salambó es ya decididamente un "relato sobre nada" que se sostiene sólo por la fuerza interna de su estilo, que se mantiene en el aire, como el polvo, sin que lo sostengan. Es ya, indudablemente, la utopía estética del siglo XX: un arte sin materia, un arte sobre nada. La nada (el vacío de sentido) brilla allí con un esplendor al que el propio Flaubert no llegó a atreverse ni siquiera en Bouvard y Pécuchet (1881), esa denuncia de la estupidez humana, y que Baudelaire adivinó no tanto con sus Flores del mal (1857) sino en sus traducciones de Poe, cuyos textos fundan la literatura “de evasión” del siglo XX.

Pero Madame Bovary, todavía, se coloca del lado del inmoralismo (en la perspectiva del fiscal) o del afán moralizador (en la perspectiva triunfante de la defensa).

Mr. Pinard insiste en que la novela es pictórica y que, con sus descripciones magistrales (si algo supo hacer Flaubert fue describir), embriaga los sentidos y despierta sentimientos lúbricos. Es probable que, en eso, no se equivoque y los fragmentos que selecciona para presentar al tribunal son los momentos más exquisitos (en los que mejor se nota el tesón maníaco del laborioso practicante de le mot juste). Mr. Sénard contraargumenta: es cierto, pero no puede descontextualizarse. Flaubert ha hecho eso, pero no es “un confeccionador de cuadros lascivos”, sino un moralizador. La mejor prueba de ello es la atroz muerte por envenamiento a la que condena a Emma, al final de la novela, “un suplicio nunca visto”. El abogado defensor cita el veredicto eminentísmo de Lamartine: “¡Usted me ha hecho daño, me ha hecho sufrir literalmente! ¡La expiación es desproporcionada con relación al crimen!... Usted se ha excedido y ha herido mis nervios” (pág. 63).

Ése es Flaubert: el que ha querido escribir una muerte horrenda y, para poder hacerlo, ha inventado una peripecia que condujera a ese final y ha creado una vida que atravesará ese trance espantoso para siempre.

Y ése es el libro ligero que Flaubert pretendía que pareciera “como que casi no tuviera asunto”. Para el fiscal (equivocado), el asunto es excitar la lubricidad. Para el defensor (que acierta), el asunto es condenar la educación sentimental a través de relatos, poemas y ensoñaciones que están por encima de la clase social a la que Emma pertenece, “fuera de su esfera”, por culpa de “la autoridad imprevisora de un padre al que se le ocurre hacer educar en un convento a esta muchacha nacida en la granja y que debía casarse con un granjero, con un campesino” (pág. 71). ¿Se puede pensar en una crueldad mayor, se puede sostener un punto de vista más misógino que ése?

Sí, Flaubert es, como su defensa lo quiere, un moralista (el más cruel, el más implacable), y por eso su libro y él mismo pierden toda posibilidad de sostener lo viviente en el instante mismo en que el tribunal los absuelve de la acusación lanzada contra ellos.


Baudelaire El lenguaje encrático de la cultura, sostenido por el Estado, está en todas partes: es un discurso difuso, expandido y repleto. No hay lugar en él para el otro que sería el arte (paradoja de nuestro tiempo: el arte como el otro de la cultura, la cultura como la antítesis del arte). Es la hegemonía de la cultura industrial, un panesteticismo que nos envuelve como una cáscara pegajosa y opaca. Y todo viene de ese deseo incumplido de Flaubert de hacer libros sin fundamentos y sin consecuencias éticas. Pocos meses después de su proceso, Baudelaire es convocado bajo las mismas acusaciones, por Las flores del mal. El poeta pierde el juicio y es condenado a pagar 300 francos de multa (que luego la Emperatriz reduce a 50) y su libro sufre la supresión de seis poemas.

Son inútiles los alegatos del abogado defensor, que subraya que todo lo que ha escrito Baudelaire ya era conocido en la literatura moderna de Francia (ni que decir en los textos de la antigüedad clásica). Inútiles también sus protestas en relación con la presentación del Mal (respecto del cual Baudelaire señala que es una fuerza operante).

El tribunal ha aprendido de Flaubert el riesgo que supone distribuir encantamientos, pronunciar palabras prohibidas, susurrar caricias en los oídos de las muchachas recién alfabetizadas: al hacerlo, las campesinas, las hilanderas, las trabajadoras del telégrafo, y las mucamas se imaginarán a si mismas como posibilidades de vida (no encadenadas a la moral y los códigos de comportamiento que la época, la clase y la geografía les dicta), como potencias puras.

¿No había sido Emma la víctima ejemplar de esas lecturas engañosas, de esas novelitas de amor, de esas canciones populares, de esos paisajes escapistas, de esos poemas equívocos?

En su lectura de Madame Bovary, contemporánea del proceso del que es víctima, Baudelaire señala con extraordinaria perspicacia: “No digamos, pues, como tantos otros afirman con un ligero e inconsciente mal humor, que el libro ha debido su inmensa suerte al proceso y a la absolución” (no lo digamos, pero registremos esa circunstancia: la figura retórica que Baudelaire usa aquí se llama preterición).

Y Baudelaire prosigue, en su intento para rescatar a Emma del lugar espantoso (“víctima de la sociedad”) en el que la ha puesto, en primer término, la obscena tecnología narrativa de Flaubert, “un presentador de marionetas” que no hace sino combinar mecánicamente un paisaje (“la provincia”), los actores más insoportables (“la gente de a pie”), el organillo más menesteroso (“el adulterio”) y una mujer bonita como cosa llevada y traída por los vientos.

Pese “a todo su desvelo de comediante” (de un Flaubert preocupado sobre todo por la maldad y la estupidez), Baudelaire consigue rescatar a Emma del lugar mecánico en el que el novelista la ha colocado: “Al autor, para culminar completamente su hazaña, no le quedaba más que despojarse (en lo posible) de su sexo y hacerse mujer”. El devenir mujer (del autor) que Baudelaire subraya es correlativo del devenir hombre del personaje: “este curioso andrógino ha conservado todas las seducciones de un alma viril en un encantador cuerpo femenino” (pág. 180).

Baudelaire, el condenable, salva a Emma, la condenada, sacándola del espacio tecnofílico y equívoco de l’art pour l’art y poniéndola en una dimensión ética desde la cual no sólo se sobrepone a la crueldad misógina de Flaubert (“a pesar de la sistemática dureza del autor”), sino que lo arrastra haciéndolo devenir mujer con ella, deviniendo ella misma guerrero espiritual, “Palas armada”, Lady Macbeth.

Qué moral ni qué inmoralidades: lo que está en juego en Madame Bovary (“insignificante ficción burguesa” para Baudelaire), lo subraya un poeta condenado, es la política misma de lo viviente, la capacidad para pensarse como posibilidad pura y radiante. Emma triunfa allí donde Flaubert fracasa.


Recuadro 1


Acusación contra Madame Bovary del señor abogado imperial Ernest Pinard


(...) Esa es la novela; la he contado íntegra, sin suprimir ninguna escena. Su título es Madame Bovary; si ustedes quieren darlo otro, pueden llamarla justamente: Historia de los adulterios de una mujer de provincia.

Señores, la primera parte de mi labor está cumplida. Ahora, después de haber relatado, voy a citar, y tras las citas vendrá la incriminación, que tiene por objeto dos delitos: ofensa a la moral pública y ofensa a la moral religiosa. La ofensa a la moral pública se halla en los lascivos cuadros que expondré a sus miradas, la ofensa a la moral religiosa en las imágenes voluptuosas que han sido mezcladas con las cosas sagradas. Empiezo con las citas; seré breve, pues ustedes leerán la novela entera. Me limitaré a citarles cuatro escenas, o más bien cuatro cuadros. El primero, el de los amores y la caída con Rodolphe; el segundo, el de la transición religiosa entre los dos adulterios; el tercero, el de la caída con León, o segundo adulterio; y en fin, el cuarto que citaré es la muerte de Madame Bovary.

Antes de destacar estos cuatro extremos del cuadro, me preguntaré, con el permiso de ustedes, acerca del color, de la pincelada de Monsieur Flaubert, pues a fin de cuentas su novela es un cuadro, y hay que saber a qué escuela pertenece, cuál es el color que utiliza y cuál es el retrato de su heroína.

¡El tono general del autor, permítanme decirlo, es el tono lascivo, antes, durante y después de las caídas! (...)


Recuadro 2


Defensa de Madame Bovary de Monsieur Antoine Marie Jules Sénard


Monsueur Gustave Flaubert está aquí a mi lado, y afirma ante ustedes que ha escrito un libro honesto, que el espíritu de su libro, desde la primera hasta la última línea, es un espíritu moral y religioso, el cual, de no ser desvirtuado (...) sería para ustedes (y pronto lo será) lo que ha sido ya para los lectores; un espíritu eminentemente moral y religioso que puede traducirse en estas palabras: la incitación a la virtud mediante el horror al vicio.

(...)

¿Qué clase de mujer ha pintado mi cliente en Madame Bovary? ¡Ay, Dios mío!, es triste reconocerlo, pero es cierto; se trata de una joven, nacida honrada, como lo son casi todas –o al menos la mayor parte–, y que como ellas se hace frágil cuando la educación, en vez de fortificarla, la ablanda o la empuja por el mal camino. (...) Esas pobres niñas, naturalmente crédulas y débiles, se dejan atrapar por todo eso, por la poesía y por la ensoñación, en vez de apegarse a algo razonable y severo.

(...) Esto no sólo es maravilloso, literariamente hablando; no puede negarse la absolución al hombre que escribe tan admirables pasajes, con el fin de advertir a todos de los peligros que comporta una educación de este género, con el fin de advertir a las jóvenes los escollos de la vida que van a emprender.

sábado, 27 de agosto de 2011

Gente de bien






El pueblo en falta

Por Daniel Link para Perfil


Libia (todas las Libias: la Cirenaica, la Tripolitania y el Fazzan), Muammar Khadafi, la OTAN. La ceguera del gobierno británico, que postula “disturbios sin causa”. El club de millonarios franceses que ofrece parte de sus fortunas (fundadas en la inequidad y la mentira: ¡L’Oreal!) para calmar su mala conciencia ¿Por qué se aferran los soberanos al poder, más allá de la razón? ¿En qué paradigmas históricos fundan su excepcionalidad y su soberanía sobre los demás, que a gritos y a golpes de piedra y de fusil dicen que no quieren a esos soberanos que, sin embargo, siguen pensando, tal vez, “Todo mi pueblo me ama” (objeto de reflexión de esta columna el pasado 4 de marzo)? ¿Y por qué se aferran los millonarios a sus fortunas si saben que no les pertenecen?

¿Qué gravedad o qué ligereza se juegan en impulsos sacrificiales semejantes cuyos pasos son, primero, la producción de cantidades de miseria en relación con las cuales se opera vilmente y, después, la violencia y la destrucción como dispositivo sanitario? ¿La política como cruzada más allá del pensamiento, más allá de lo viviente?

Las fuerzas imperiales, el capitalismo, ¿hace falta insistir en ello?, son enemigos de procesos de soberanía sobre sí como los que se reclaman en todas partes.

Las rebeliones en Europa, el fin de la era Khadafi, no pueden examinarse con ligereza, sobre todo porque en esos procesos (que de a ratos nos parecen tan distantes) tal vez se cifre algo de nuestro destino. Ahora se impone una transición de resultado incierto en todos los frentes, salvo en uno: el pueblo (esa noción política, siempre en falta, precisamente porque no coincide consigo misma) de un lado; Khadafi, la policía del reino, los millonarios, del otro: dos modelos de soberanía.

viernes, 26 de agosto de 2011

El agrande


Convocatoria, acá.

Casino Royale

México: al menos 50 muertos por un ataque a un casino

Hombres armados ingresaron al lugar en Monterrey; se especula que lanzaron granadas; "Expreso mi solidaridad con las víctimas de este aberrante acto de terror y de barbarie"", dijo el presidente Felipe Calderón.

Manuel Gutiérrez Reinoso (14 años)

Se agrava la crisis en Chile: las protestas terminaron con un adolescente muerto

El fallecimiento se produjo esta madrugada, en el final de las protestas sociales contra el gobierno chileno

jueves, 25 de agosto de 2011

¿Y a mí qué me miran?

Sentirás el cansancio característico de haber tenido que lidiar con un sin numero de problemas recientemente. No desesperes.
Amor: Jornada de introspección y meditación. Te cuestionarás ciertas pautas de conducta que vienes manteniendo hace tiempo.
Riqueza: Tendrás grandes inconvenientes haciendo oídos sordos a comentarios negativos por parte de tus pares laborales.
Bienestar: No puedes vivir toda tu vida envuelto en los miedos que dejaran en tu corazón eventos del pasado. Eventualmente deberás afrontarlos.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Dividendos

Cuando Kirchner llegó al poder, en 2003, la pareja declaró tener un patrimonio de $ 6.851.810. Si se lo compara con los $ 70.494.085 reconocidos en la declaración de ayer, se aprecia un incremento del 928 por ciento.

Mientras tanto, en otro lugar (de la imaginación)...






martes, 23 de agosto de 2011

Apuestas





y (confianza ciega)



Los tiempos que vivimos

por John Berger (fuente: La jornada)

La tarde del 8 de agosto, que fue el tercer día de combates callejeros en Croydon, un suburbio de Londres, los jóvenes manifestantes le prendieron fuego a algunos edificios, incluida una tienda de muebles que estuvo ahí por muchas generaciones. A partir de las imágenes aparecidas en la pantalla de televisión pensé que me era conocida. A finales de los años 30, mi madre solía ir a Croydon de compras una vez a la semana, y con frecuencia yo la acompañaba. Le ayudaba a cargar las cosas y, ya que éramos dos, lo volvíamos una salida, lo que significaba irnos al cine a la función de la tarde.
Primero nos íbamos al mercado de la calle Surrey, luego a unos almacenes grandes, y finalmente salíamos triunfales al Cinema Odeon, que quedaba casi que en la puerta de al lado. En estas ocasiones mirábamos siempre estrenos de Hollywood, y después los comentábamos. Gracias a mi madre y a estas películas, desde la edad de 10 u 11 años comencé a aprender un poco de lo que era narrar historias. (¡Ah!, Howard Hawks, Capra, Dieterle, Archie Mayo...).
El 8 de agosto los jóvenes se amotinaron porque no tienen futuro, no tienen palabras y no tienen sitio alguno donde ir. Uno de ellos, arrestado por saqueo, tenía 11 años.
Al mirar las escenas del levantamiento de Croydon quería yo compartir mis reacciones con mi mamá, muerta hace ya mucho tiempo, pero no estaba a la mano, y supe que esto ocurría porque no podía acordarme de los almacenes a los que íbamos antes de apresurarnos al cine. Busqué persistente el nombre y no pude invocarlo. De repente vino a mí: Kennards. ¡Kennards! Y de improviso mi madre estaba ahí, mirando conmigo la pedacería de imágenes de los motines en Croydon. El saqueo es consumismo que se trepa a la cabeza y tiene los bolsillos vacíos.
Es extraño cómo pueden asociarse tanto los nombres a una presencia física personal, aun ese nombre tan distante como Kennards. Tales nombres operan cual contraseñas.

* * *

El lago en medio de las montañas es muy profundo y tiene como 70 kilómetros de largo. El Ródano fluye atravesándolo. Entre los peces que se crían aquí está el salvelino, o trucha salmonada, muy aclamado por los gourmets. El salvelino pertenece entonces a la familia del salmón. Cuando es pequeño es un pez casi transparente, como un pañuelo de seda azuloso; cuando es grande llega a pesar 15 kilos. Al acercarse la temporada de desove, los costados ventrales y las aletas pectorales de los machos adultos se tornan de un naranja rojizo.
En el lado sur del lago hay un poblado en una colina, y entre la colina y la orilla del lago hay espacio para un pequeño puerto, un maleconcito con cafés, una piscina, una angosta playa de guijarros, juegos para niños, prados y palmeras, y en los días de verano, como en agosto, todo esto se conjuga para volverlo un modesto destino turístico en miniatura, a la orilla del agua. Quienes se reúnen ahí están de vacaciones. Han dejado atrás, en alguna parte, sus vidas cotidianas. Tal vez a pocos kilómetros, tal vez a cientos, pero se vaciaron a sí mismos. La raíz etimológica de la palabra vacación proviene del latín vacare, vaciarse, liberarse.
Si uno camina ahí, tiene que buscar el paso –pues el espacio es angosto y muy pequeño entre tantas reclinadas libertades.
La mayoría de las mujeres y los hombres que vacacionan aquí está entre los 30 y los 50 años. Descalzos, con las piernas desnudas, se tiran en toallas al sol o a la sombra de los árboles; otras personas nadan con sus niños, o se recuestan en sillas. No hacen grandes proyectos, porque el lugar es diminuto y su tiempo aquí muy breve. (Es por eso que las horas se alargan.) No hay fechas límite. Hay pocas palabras. El mundo y su vocabulario, los cuales normalmente repiten aunque no crean en ellos, se quedaron atrás. Aquí están vacíos. No hacen nada.
Y sin embargo, no es tan así. Llegan a ellos pequeñas bendiciones y ellos las colectan. En gran parte estas bendiciones son recuerdos –pero confunde llamarlos así porque al mismo tiempo son promesas. Así pueden acumular los placeres que recuerdan y las promesas que tal vez no apliquen en el futuro del que con tanto gusto se vaciaron, sino que de algún modo se pueden aplicar al breve presente vacío que disfrutan.
Tales promesas son físicas, sin palabras. Algunas pueden verse, algunas pueden tocarse, algunas oírse, algunas degustarse. Algunas no son sino mensajes en el pulso.
El sabor del chocolate. La longitud del cabello empapado de la hija. La forma en que él se sonrió temprano esta mañana. Las gaviotas encima de la lancha. Las patas de gallo en las comisuras de los ojos de ella. El tatuaje que lo hizo molestarse tanto. El perro con su lengua que le cuelga por el calor. Las promesas de tales cosas funcionan como contraseñas: contraseñas hacia expectativas previas acerca de lo que es la vida. Y los que celebran a la orilla de lago van acumulando estas contraseñas, las reconocen, las susurran y todo les recuerda sin palabras esas expectativas, que viven de nuevo subrepticiamente, todo el tiempo.

* * *

Muy poco o nada en las vidas que llevan vividas hasta ahora los muchachos de Croydon les ha confirmado o le da aliento a expectativas de esta índole. Y así, viven aislados pero juntos, en el presente, violento al punto de la desesperación.

Traducción: Ramón Vera Herrera

(gracias, Demian)

lunes, 22 de agosto de 2011

Nervios imperiales



Correspondencia

Compañeros y compañeras:

Hay momentos en la vida en que los abrazos se hacen necesarios. En que estas dos palabras, compañeros y compañeras, se convierten en imprescindibles.
El 27 de agosto, después de 35 años de la última vez en que pudimos abrazarla, finalmente vamos a enterrar a mi mamá, Marta Taboada, secuestrada y desaparecida desde el 28 de octubre de 1976 junto a Juan Carlos Arroyo y Gladys Porcel; los tres identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en el último año.
Este es un momento en que el abrazo y la presencia de los compañeros y compañeras es imprescindible. Y no sólo para consolar un duelo largamente postergado si no porque sin el trabajo, la constancia, la militancia y el compromiso de todos este momento no hubiera llegado. Cada ronda de la plaza, cada hermano y cada hermana recuperados, cada cuerpo restituido a sus familiares, cada escrache, cada marcha, cada juicio, cada testimonio brindado aun en las épocas más oscuras fueron el camino necesario para que ahora mi mamá, mamá de cuatro hijos, pueda por fin descansar en su última morada. Es por eso que queremos convocarlos a todos y a todas, que queremos que nos acompañen y nos abracen con su presencia, sus voces, su ejemplo.

Marta Taboada tenía 35 años cuando la secuestraron. Había militado en el Partido Revolucionario de los Obreros Argentinos (PROA) y en el último tiempo estaba ligada al Frente Revolucionario 17 de Octubre. Era maestra y abogada, mamá de cuatro hijos y de dos mellizas que murieron en el parto. Era una mujer hermosa y solidaria, coqueta, creativa, siempre estaba inventando algo para vivir ysobrevivir con dignidad. Marta era una militante como tantas entre nuestros 30 mil desaparecidos, seguramente su rastro más importante se puede leer en lahuella que dejó en quienes la conocieron, en su familia, en nosotros, sus hijos. Marta creyó hasta el final que valía la pena dar la vida por los amigos, que valía la pena dar la vida para que la injusticia del hambre y la desigualdad no tuviera lugar en nuestro país. Y la dio. O se la arrancaron.Esta breve biografía que seguramente se puede replicar por miles porque es nuestra historia común, merece, como merece cada uno y cada una de nuestrosdesaparecidos una despedida con honores militantes, un acompañamiento cálido y visible hasta su última morada porque esta despedida es parte de nuestra memoria como pueblo.
Marta Taboada será enterrada en Moreno, la localidad donde fue secuestrada, donde estuvo clandestina los últimos meses y también el lugar donde fue feliz, donde se enamoró, donde nos sirvió a sus hijos sus polentas y bifes hechos entre volantes y discusiones políticas. La cita a la que queremos convocar es el 27 de agosto, a las 11.30 de la mañana, en la plaza de Moreno (Yoly y Asconapé, frente a la Estación Moreno del Fcc Sarmiento). Desde allí caminaremos cinco cuadras hasta la casa donde fue secuestrada para poner una baldosa con su nombre en la vereda y luego partir hacia el cementerio dondefinalmente descansará en paz, junto a sus padres ya fallecidos, allí donde se pueda leer su epitafio.
Ésta es una invitación y una convocatoria a decir presente por todos y todas los desaparecidos, para que se sepa que eran nuestras madres o padres, vecinos o vecinas, maestras o maestros, profesionales, obreros y obreras, estudiantes, parte de una sociedad que fue desangrada pero no se dejó vencer y camina desde entonces el largo camino de su recuperación. Espero de corazón que puedan acompañarnos.

Memoria, verdad y Justicia
Juicio y castigo a todos los responsables y cómplices
No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos

Marta Dillon, Albertina Carri y nuestros hijos, Naná y Furio.
Andres Dillon, Laura Sánchez y sus hijos, Tomás y Julia.
Juan Dillon y su hija Renata.
Comisión Familiares y Amigos
H.I.J.O.S - Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio
Colectivo de Hijos

sábado, 20 de agosto de 2011

¡Vamos por el sesenta por ciento!

Cómo es el tren que uniría Ezeiza y Capital Federal

El proyecto aún no se formalizó, pero está avanzado; la obra, de unos 1500 millones de dólares, sería financiada por un banco de China.


El 48

Por Daniel Link para Perfil


La muerte de los demás, que siempre nos deja un poco huérfanos o viudos, arrastra nuestro humor a formas de la melancolía, y a nuestro pensamiento a formas de la conjetura. Como el mundo sigue más allá del muerto, nos preguntamos qué habría dicho aquél ante tal o cual pormenor de la historia o acontecimiento de discurso.

No hay semana durante la que no me pregunte qué habría dicho el Sr. Enrique Pezzoni de algún libro, de cierta película, de esto o aquello que pasa.

Supongo que lo mismo le sucederá a muchos con el Sr. Kirchner, y yo mismo me entrego a la fácil tarea de imaginar su regocijo ante la ignorancia y la incapacidad de los adversarios políticos de la Sra. Fernández, que tan evidente fue para todos en las elecciones primarias del domingo pasado.

Mañana, 21 de agosto, se cumple un año de la muerte del Sr. Fogwill (Quilmes, 15 de julio de 1941), cuyas amedrentadoras intervenciones extraño tanto como las del Sr. Pezzoni: ¿qué habría dicho Quique de mi ejercicios adivinatorios en relación con los hipotéticos pareceres de Enrique? ¿Habría conseguido Fogwill sostener su anunciada decisión de suspender toda intervención u opinión referida a la arena política? Lo dudo profundamente, y tal vez fuera el único que me habría reconocido la capacidad visionaria que me arrebata (¡Casandra!), al mismo tiempo que se habría burlado del “milagro para la izquierda”, como se burlaba de toda ilusión política, porque sabía evaluar con precisión las ilusiones con la justa vara de un romántico desencantado, de un poeta.

Pero mucho más que en relación con esas intrigas personales, vuelco mi intriga en relación con qué pensaría él de la recuperación de su obra invisible, ahora que su hija Vera ha anunciado la catalogación de su correspondencia (aproximadamente cuatrocientas cartas) y otros papeles que constituirán su “archivo” (tarea encargada a Verónica Rossi), y la publicación de La gran ventana de los sueños (recopilación de sueños de una vida entera) y las novelas La introducción y Nuestro modo de vida (1980).

¿Son ésas sus únicas novelas inéditas? ¿O aparecerán más, y más relatos y poemas, y piezas de correspondencia e intervenciones críticas?

A todo lo anunciado, podría sumarse una recopilación de sus columnas de opinión.

Y luego vendrán los “curadores de su obra” (recuérdese que curar es vigilar atentamente aquello que vive todavía). La semana pasada, una profesora de la Universidad de La Plata me ofreció derivarme una becaria, cuyo interés primordial sería el análisis del corpus de Fogwill según las más exigentes normas de la genética textual, comparando distintas ediciones, e incluso libros publicados con los manuscritos que existieran, para dar (¡precisamente!) cuenta de esa delicada articulación entre una cierta masa de discurso y ciertos acontecimientos singulares que se relacionan con una vida. Esa articulación, que coagula en la figura del autor, no se congela con la desaparición física de quien en ella se comprometió, sino todo lo contrario. Ahora salta a otra dimensión, y se complica con la intervención de equipos de trabajo (archivistas, historiadores, críticos) que vendrán a imponer a ese nombre propio que Quique gestionó como una marca, unas ciertas propiedades que aunque siempre estuvieron ahí tal vez no alcanzamos a escuchar por la vocinglería de la cotidianidad y el día a día.

Cuando muere un escritor surge la duda sobre cuál será el comportamiento de los herederos sobre su legado. Muchos han sido los casos de quienes han bloqueado el acceso a los archivos del muerto, a sus papeles más o menos privados y a sus manuscritos. Las palabras de la Srta. Vera Fogwill, anticipando el trabajo por venir, resultan generosas y tranquilizadoras.

El autor no es nunca esa carne y esa conciencia que nos abandonaron sino ése que vive en sus escritos: podemos extrañar al escritor, pero el autor tomó la precaución de mantenerse vivo en un pliegue (o cicatriz) hecho de palabras y de vida.

Cada vez que extrañemos a alguien ausente, cada vez que queramos recordar a Fogwill, podremos abrir alguno de sus libros (hechos o por hacer) y reencontrarlo al mismo tiempo como una presencia y una ausencia, presente precisamente en el lugar mismo en que su desaparición tuvo lugar, en esas palabras en las que se jugó la vida.

Si hubiera que aceptar “la muerte del autor”, pero no es seguro que así sea, éste volvería a nosotros como il morto che parla (48, en la clave de los sueños). A nosotros nos corresponde descifrar sus palabras, aprender a escucharlo, en ese cuerpo que descansa, la obra.

viernes, 19 de agosto de 2011

Strike Back, el regreso

Mi relación con las multinaciones de la imagen atraviesa un momento crítico. Me he dado cuenta de que los grandes grupos del cable se rehusan a instruir a sus programadores para que sigan mis recomendaciones.
Au contraire, programan series que yo explicitamente descalifiqué. En las oficinas de Puerto Madero que recorro infructuosamente sostienen que mi inmoderada predilección por las producciones británicas contradice sus manuales de procedimiento. Yo les contesto que no pueden aplicar a América latina criterios de programación pensados para audiencias white trash. Pero ellos, nada.
Por fortuna está ese canal, A&E, mucho más sensato, que ya incorporó a su grilla dos recomendaciones mías: Los Kennedy y la excelente The Killing.
Vaya este ejemplo par que se comprenda la equivocación de las cadenas norteamericanas. Hace bastante yo mandé motos con un dossier sobre Strike Back, serie inglesa cuya primera temporada satisfizo paladares más exigentes. Tan así es, que ahora la serie vuelve, en una segunda temporada, pero esta vez coproducida por CINEMAX. Su anterior protagonista, John Porter (Richard Armitage), muere en el primer capítulo. Otros dos serán los encargados de reemplazarlo (un inglés y un norteamericano, desempeñado por un chongo australiano). Los dos abundan en esas exhibiciones glúteas que son la sazón más preciada de la televisión del tercer milenio.
En cuanto a la trama, se trata nuevamente de la sección 20 de los servicios de inteligencia británicos, luchando contra el terrorismo internacional. La producción norteamericana, además de un par de actores, debe de haber impuesto la necesidad de decir, cada tantas líneas de parlamento, la frase "armas de destrucción masiva" (disputadas por grupos terroristas indios y pakistaníes, pero todo es tan complicado que es difícil saberlo), que quedaron como sobrante de las guerras de Irak e Iran (porque, habiendo sido fabricadas por las potencias occidentales para plantarlas en esos campos de batalla, un fallo en la operación impidió que esa circunstancia se hiciera realidad).
Por supuesto, además de menear graciosamente sus carnes al desnudo, los protagonistas se encargarán (entre tiro y tiro) de investigar esas corruptelas del pasado porque ellos, de una eticidad que combinan con una disposición al asesinato casi compulsiva, sólo se interesan por la verdad y no por los oscuros laberintos de la geopolítica, que conducen ya sabemos a qué excesos y a qué calamidades.
Conzco las excusas que interpondrían los programadores del cable: la reticencia a hacer de los musulmanes la fuente del mal de los guionistas de Strike Back, y la reverberbación de tanto culo chongo. Y bueno, quien ha elegido la vida de country...

Vuelven los Premios Nacionales

El 25/8, después de once años, se entregarán los Premios Nacionales en las categorías de Poesía, Texto Dramático, Ensayo Político, Ensayo Psicológico, Tango y Folclore.
A lo largo de 3 meses, 5 equipos de profesionales (escritores, académicos, críticos literarios, poetas, filósofos, compositores), se abocaron a la lectura de las casi 400 obras recibidas.
En el Palais de Glace a las 18.30 hs.


Trampa de luz



A la marchanta

Medida por el espionaje

Google denuncia un bloqueo masivo de blogs.
Impacto de una decisión contra el sitio Leakymails

jueves, 18 de agosto de 2011

Con cierto...




miércoles, 17 de agosto de 2011

Alta comedia

Fiona Wallice, una señora de clase media alta formada en "escuela de negocios", piensa que las sesiones de terapia de cincuenta minutos son una pérdida de tiempo. Ofrece, en consecuencia, un servicio de Web Therapy a través de internet, con sesiones que duran, apenas, tres minutos (de ese modo, ella dice, los "pacientes" deben concentrarse en lo que verdaderamente les molesta).
Lisa Kudrow, la más experimental de las actrices de esa troupe desagradable que llevó adelante Friends, ideó el proyecto, que se emite desde hace tres años a través de la web.
Filmada con planos fijos, la transformación de ese producto experimental en un show televisivo de media hora, podía significar su hundimiento. Showtime insistió en producir la serie, de la cual se han emitido ya cuatro hilarantes episodios.
Por supuesto, el éxito depende de los actores convocados, que se entregan a las más extravagantes improvisaciones ante una cámara web. En algunos casos se trata de pacientes, en otros casos se trata de socios potenciales de la entrepeneur descerebrada, o su marido o su madre. La mayor diferencia entre el ejercicio cibernético y el show televisivo es la multiplicación de los pormenores narrativos: la contextualización de la entreprise.
El mayor acierto del show televisivo es haber respetado el formato. Incluso las charlas entre la terapista y su marido se dan a través de la web.
Merryl Streep, Julia Louis-Dreyfus (entre tantos otros) han producido junto con Lisa Kudrow secuencias (disponibles en la web) memorables y de una rara inteligencia:





Videoarte




martes, 16 de agosto de 2011

La campaña electoral no ha terminado

No debería abrir la boca, pero es difícil contenerse. No debería abrir la boca, porque siempre es más agradable vivir en una sociedad relajada (sin crispasión) que en una sociedad crispada.
Pero, lamentablemente, no podemos llamarnos a engaño: la campaña electoral no ha terminado.
Los resultados de las Elecciones Primarias arrojan sólo dos certezas: el FIT sigue en carrera, y la relación de las audiencias con los medios masivos de comunicación es bastante más compleja que lo que el oficialismo pretende desde hace dos años*. Todo lo demás -la disolución definitiva del sistema de partidos, la potencia arrasadora del oficialismo, la inexistencia de cualquier forma de oposición política, el alarmante deterioro de la imaginación pública, la estupidez de los discursos paranoicos aliterados (¡¡¡carrió-clarín-cobos!!!), ya se sabía de antes.
En esta semana seguiremos escuchando disparates explicativos de todo tenor y pronunciados desde diferentes lugares para explicar lo que, desde octubre de 2010, era evidente para cualquiera.
Ahora, la campaña electoral continuará, porque nadie puede saber a ciencia cierta cómo se comporta un electorado, por primera vez sometido a un mecanismo rarísimo: ¿las elecciones de octubre arrojarán los mismos resultados que las Primarias?
Esperemos que, en efecto, suceda en un ambiente menos cargado de pronósticos hostiles al pensamiento, de amenazas paranoicas y de catilinarias. Esperemos alguna que otra propuesta concreta, como para poder decidir racionalmente el voto (bah, si es que votamos).
Las humoradas últimas ("Habla la señora de enfrente", "La atendí en calzoncillos", "¿Qué tenés puesto?", "Suertudo él") permiten suponer la recomposición de las relaciones políticas, algo que los sufridos habitantes de Buenos Aires agradeceremos, sin por eso dejar de señalar lo mucho que de ficción pour la gallerie había en los enfrentamientos previos.
Vamos hacia octubre en un clima de macrokirchnerismo de calle Corrientes.

*Y tal vez una tercera: habrá que bancarse a Boudou, payaseando sin desmayo.


La niña bonita




El futuro de Internet


(Gracias, Silvia)

lunes, 15 de agosto de 2011

Tel quel

Descansa en paz

por Daniel Link para Perfil, 30.10.2010

¿Qué decir más allá de las condolencias de rigor a los deudos y amigos de un muerto? Como sucede siempre en estos casos, al duelo por la desaparición física se superpone la urgencia para resolver los asuntos mundanos del fallecido y el reparto de su herencia.
Con Kirchner, desaparece uno de los mitos mediáticos de los últimos tiempos (el “doble comando”) y un misterio semántico, el “modelo”, que ahora deberá redefinirse, sobre todo porque es prácticamente imposible que la Dra. Cristina Fernández pierda las próximas elecciones presidenciales, ahora que, a sus muchas virtudes, agrega el hálito trágico de la viudez inesperada.
Los carteles que el mismo 27 de octubre se vieron en Plaza Mayo decían: “Perón, Evita y Kirchner están en el mismo cielo”. El Gral. Perón enviudó durante su segunda presidencia, pero nunca pudo sobreponerse al fantasma de esa muerta colosal que, desde el más allá, dominó el mundo como no lo había conseguido estando viva. Luego, el Gral. Perón murió, dejando viuda a la vicepresidenta, la Sra. Isabel Martínez, que accedió al sillón de Rivadavia (para desgracia de todos los argentinos, los peronistas en primer término) por ese deceso.
Aunque la viudez parece constitutiva de los vaivenes políticos de nuestro reino, el caso de la Dra. Cristina Fernández no coincide ni con uno ni con otro (pero la mitografía no precisa de grandes sutilezas): la muerte del Dr. Néstor Kirchner equivale a la del Dr. Alfonsín, y encuentra a su viuda en una curva ascendente impredecible hace tan sólo un año.
Más allá de su dolor personal, la Dra. Fernández debería salir fortalecida de este trance: si las encuestas electorales ya la favorecían por sobre su marido (porque sus virtudes públicas, sin duda, eran más visibles o más comprensibles para el electorado), ahora deberá demostrar, desde la soledad y el luto, que ella es no sólo capaz de proponer y sostener un modelo de gestión propio (sobre lo que no cabría sostener demasiadas dudas, a esta altura del partido), sino de ordenar ese equívoco gigantesco que llamamos peronismo, y de dotar de sentido a ese enigma político reciente, el kirchnerismo.
A esos dos ismos (uno del siglo XX y el otro del siglo XXI) deberá imponerse el “cristinismo”, una corriente de opinión más interesante que las anteriores porque reposa en una simpatía incondicional que prescinde de las anteriores: muchos “cristinistas” (entre los que me cuento) jamás se declararían “kirchneristas” y preferirían que no se los identificara como “peronistas” (es, una vez más, mi caso). Llamo PP, “peronismo paquete”, a esta mutación de las simpatías políticas.
No se trata, naturalmente, de coincidencias programáticas o ideológicas, porque ni el peronismo ni el kirchnerismo se caracterizaron nunca por una ideología o un programa diferente del pragmatismo (es decir: el sentido de la oportunidad). ¿Podrá el “cristinismo”, tan radicalmente moderno -glamoroso hasta la náusea, hipertecnológico (youtube, el twitteo y el titeo son sus formas de intervención más recientes) y que tan bien rinde televisivamente- imponerse a las potencias maléficas que habitan los ismos que lo precedieron?
Suponemos que sí, porque, ¿quién podría discutir con una mujer ya famosa por su habilidad retórica, su compromiso irrenunciable con las causas más peregrinas y a veces incomprensibles, su juvenil entusiasmo por las maravillas del mundo y además, ahora, viuda: frágil, sin nadie con quien compartir las durísimas exigencias del poder, en un año que hará coincidir los plazos del duelo y de la campaña electoral?
El Sr. Moyano se apresuró a garantizar su incondicional apoyo, y otro tanto irán haciendo los demás barones peronistas. Lo contrario sería percibido como una vileza por parte del electorado, ese sujeto de la soberanía tan volátil que muchos intelectuales (Torcuato Di Tella, embajador recientemente designado, entre ellos) han propuesto a la monarquía como la forma política que mitigue las cíclicas crisis argentinas.
Cristina reina. Y su regencia será recordada con justicia como un período incomparable de la política latinoamericana. Pero su asunción para un segundo período será una apoteosis de la que no deberíamos privarnos. Es por eso que, junto con nuestra más profunda solidaridad en este trance, le enviamos a la Sra. Cristina Fernández el deseo de que pueda capitalizar la triste carga que los excesos de carácter de su marido le han puesto sobre los hombros. Cristina reinará. ¿Qué más puede pedirse?

(anterior)


Conjetural

¿Y si Dakota Fanning, además de todo, fuera (hubiera sido) linda, entonces qué?
Abandonen toda conjetura, vean:


No se trata de Dakota, pero los genes son los mismos, o casi: Elle Fanning, su hermanita menor (que la había desempeñado en algún flashback en Taken) muestra su belleza y sus cualidades actorales (sobresalientes) en Super 8, la última película de esta gente que nos tantas alegrías nos ha dado, J. J. Abrahams y sus amigos.
Elle desempeña en Super 8 a una adolescente que actúa en la película de zombies que sus compañeros de colegio ruedan. Fatalmente, esa trama se cruzará con otra, hecha de retazos de argumentos que vienen de todas partes y ninguna. Lo más evidente (lo más grosero) viene de E.T. (extraterrestre aislado que quiere volver a su casa), pero también está el monstruo, que viene de Cloverfield (producida por J. J. Abrahams) y la barra de amigos, que recuerda a Cuenta conmigo, y la música incidental que recuerda a Lost, y, y, y....
Tal vez Super 8 no sea una película memorable, pero tiene instantes de rara intensidad y pone de su lado la belleza irresistible de Elle Fanning, que nos impuso una nueva regla.
La vimos, excepcionalmente, en el cine: invitación de mi hija, double date (ella y su novio, mi marido y yo). Tal vez, si hay justicia, alguna vez Fox la pase.


El show de Lilita

Uno no puede estar en todo. Tanto nos absorbió el debate alrededor del FIT que dejamos de lado otros objetivos. Nunca evalué el riesgo de perder, también, a la Sra. Carrió.
Incluso, mirando los resultados, me di cuenta de que a su vicepresidente (el más cogible de los candidatos todos) no lo había visto nunca.
Ahora tengo miedo. Todos deberíamos temer: ¿y si Lilita decide retirarse de la escena pública y no hablar más por televisión? ¿Quién podrá ayudarnos en los momentos de desasosiego, quién nos devolverá la sonrisa que nos lleve al sueño feliz?
Propongo una campaña (no política, que para eso es tarde) sino humanitaria, para que la televisión pública ceda un espacio para la Sra. Carrió, El show de Lilita. Cualquier cosa, no sé, pero debe entenderse que la televisión argentina no puede prescindir de ella. Que lo pongan antes o después de 678 y acapararán premios en el rubro "Comedia".

domingo, 14 de agosto de 2011

Después de la veda




sábado, 13 de agosto de 2011

Feral Capitalism Hits the Streets

Feral Capitalism Hits the Streets
by David Harvey
11 August 2011

“Nihilistic and feral teenagers” the Daily Mail called them: the crazy youths from all walks of life who raced around the streets mindlessly and desperately hurling bricks, stones and bottles at the cops while looting here and setting bonfires there, leading the authorities on a merry chase of catch-as-catch-can as they tweeted their way from one strategic target to another.

The word “feral” pulled me up short. It reminded me of how the communards in Paris in 1871 were depicted as wild animals, as hyenas, that deserved to be (and often were) summarily executed in the name of the sanctity of private property, morality, religion, and the family. But then the word conjured up another association: Tony Blair attacking the “feral media,” having for so long been comfortably lodged in the left pocket of Rupert Murdoch only later to be substituted as Murdoch reached into his right pocket to pluck out David Cameron.

There will of course be the usual hysterical debate between those prone to view the riots as a matter of pure, unbridled and inexcusable criminality, and those anxious to contextualize events against a background of bad policing; continuing racism and unjustified persecution of youths and minorities; mass unemployment of the young; burgeoning social deprivation; and a mindless politics of austerity that has nothing to do with economics and everything to do with the perpetuation and consolidation of personal wealth and power. Some may even get around to condemning the meaningless and alienating qualities of so many jobs and so much of daily life in the midst of immense but unevenly distributed potentiality for human flourishing.

If we are lucky, we will have commissions and reports to say all over again what was said of Brixton and Toxteth in the Thatcher years. I say ‘lucky’ because the feral instincts of the current Prime Minister seem more attuned to turn on the water cannons, to call in the tear gas brigade and use the rubber bullets while pontificating unctuously about the loss of moral compass, the decline of civility and the sad deterioration of family values and discipline among errant youths.

But the problem is that we live in a society where capitalism itself has become rampantly feral. Feral politicians cheat on their expenses, feral bankers plunder the public purse for all its worth, CEOs, hedge fund operators and private equity geniuses loot the world of wealth, telephone and credit card companies load mysterious charges on everyone’s bills, shopkeepers price gouge, and, at the drop of a hat swindlers and scam artists get to practice three-card monte right up into the highest echelons of the corporate and political world.

A political economy of mass dispossession, of predatory practices to the point of daylight robbery, particularly of the poor and the vulnerable, the unsophisticated and the legally unprotected, has become the order of the day. Does anyone believe it is possible to find an honest capitalist, an honest banker, an honest politician, an honest shopkeeper or an honest police commisioner any more? Yes, they do exist. But only as a minority that everyone else regards as stupid. Get smart. Get Easy Profits. Defraud and steal! The odds of getting caught are low. And in any case there are plenty of ways to shield personal wealth from the costs of corporate malfeasance.

What I say may sound shocking. Most of us don’t see it because we don’t want to. Certainly no politician dare say it and the press would only print it to heap scorn upon the sayer. But my guess is that every street rioter knows exactly what I mean. They are only doing what everyone else is doing, though in a different way – more blatently and visibly in the streets. Thatcherism unchained the feral instincts of capitalism (the “animal spirits” of the entreprenuer they coyly named it) and nothing has transpired to curb them since. Slash and burn is now openly the motto of the ruling classes pretty much everywhere.

This is the new normal in which we live. This is what the next grand commission of enquiry should address. Everyone, not just the rioters, should be held to account. Feral capitalism should be put on trial for crimes against humanity as well as for crimes against nature.

Sadly, this is what these mindless rioters cannot see or demand. Everything conspires to prevent us from seeing and demanding it also. This is why political power so hastily dons the robes of superior morality and unctuous reason so that no one might see it as so nakedly corrupt and stupidly irrational.

But there are various glimmers of hope and Light around the world. The indignados movements in Spain and Greece, the revolutionary impulses in Latin America, the peasant movements in Asia, are all beginning to see through the vast scam that a predatory and feral global capitalism has unleashed upon the world. What will it take for the rest of us to see and act upon it? How can we begin all over again? What direction should we take? The answers are not easy. But one thing we do know for certain: we can only get to the right answers by asking the right questions.


David Harvey is Distinguished Professor at the Graduate Center of the City University of New York. His latest book is The Enigma of Capital, and the Crises of Capitalism.

Leyendas urbanas

Leyendas urbanas

por Daniel Link para Perfil

Según una leyenda urbana ya casi inmemorial, en Buenos Aires no se puede completar la red de trenes subterráneos por culpa de "la mafia de los colectiveros" (en relación con la cual se colocan tanto a los propietarios de las empresas como a los sindicatos de choferes). Esa poderosa corporación bloquearía, para mejor defender sus intereses, toda posibilidad de transformación de la colapsada red de transporte público. Como los trenes subterráneos y los de superficie, en efecto, ni se desarrollan ni se integran, uno termina considerando (con temor y temblor) la hipótesis, porque tanta indiferencia y tanto error de cálculo por parte de nuestros gobernantes no puede competir con esa ficción.
Como los mitos tienden, sino a formar sistema, por lo menos a encadenarse unos con otros, el anterior puede ponerse en serie con el que dice que el transporte ferroviario de cargas fue desmantelado y no se restablece (a pesar de las promesas) por culpa de "la mafia de los camioneros".
El pensamiento paranoico es retrógrado (funciona hacia atrás): se parte de una pregunta bien sencilla (¿por qué no tenemos trenes subterrános o transporte de carga y de pasajeros de larga distancia, salvo excepciones?) y se encuentran argumentos ad hoc para sostener la hipótesis explicativa.
Miles de argumentos podrían ponerse en correlación con esas leyendas urbanas, el último de los cuales sería: ahí tienen una Confederación General de Trabajadores puesta bajo la conducción del gremio de los camioneros, ahí tienen ul candidato a vicepresidente designado precisamente por sus cordiales relaciones con ese gremio y su conductor, el Sr. Moyano.
No es que yo me deje arrastrar por esos mitemas, y más bien tiendo a desconfiar de ellos, pero lo cierto es que la única manera de desmantelarlos como resolución de un conflicto existente y verificable (todo mito es real hasta que se demuestre lo contrario) sería la recuperación del sistema de transporte ferroviario de carga y de pasajeros y la construcción de trenes subterráneos urbanos. Hasta que eso no suceda, cualquier disparate podrá arrastrar nuestras conciencias a lugares insospechados.


viernes, 12 de agosto de 2011

Ausencias

Lo más penoso será siempre la pusilanimidad de los sedicentes "amigos", que usan seudónimos estúpidos para ejercer su derecho al chiste brutal, desencajado, sin decidirse nunca por esto o por aquello, débiles hasta para arrastrar las aguas a su propio molino.
En esa calesita pretendidamente graciosa, que bloquea toda posibilidad de pensar el presente, lo único que se deja leer es miedo, miedo de quien, por un lado, ni siquiera se atreve a sostener una demanda de reconocimiento que, no importándole de donde venga, es capaz de aceptar en cuentagotas y que, por el otro lado, no le permite inscribir el propio nombre en relación con sus propias regurgitaciones.
Chicos, no se asusten tanto: la izquierda no será gobierno en 2012 (gane quien gane, seguiremos teniendo gobiernos de derecha). En todo caso, seguirá nombrando a los muertos, será la que sostendrá (en contra de las risas de payaso ebrio de circo criollo) la comunidad de los ausentes.


Digital Mente


La exhibición, curada por Rodrigo Alonso, inaugura este viernes 19 de agosto a las 19 hs en C.C. Recoleta.
http://www.youtube.com/watch?v=QgUPs5IJirl


Azú lunala

Carta a los argentinos

por Hermes Binner

Todos estamos bajo la misma Bandera Celeste y Blanca, pero no todos vemos los colores de Belgrano, ni su prédica ni su ejemplo.
Estoy recorriendo el país. No es la primera vez que emprendo este viaje. Pero es un viaje distinto, ya que nunca lo había hecho impulsando un proyecto nacional de cambio, no en cualquier sentido sino en un sentido progresista. Cuántas posibilidades, qué enorme riqueza, qué ilimitadas condiciones naturales, qué variedad de paisajes y de recursos tiene nuestro país. Reconozco sus regiones como un hijo del interior. Todos sabemos de su enorme multiplicidad, sus luchas, su resistencia. ¿Hemos asumido plenamente lo que nos dicen y enseñan los hombres, mujeres, niños, jóvenes de este país, la sabiduría de nuestros queridos viejos, la capacidad de crear, construir un destino, y hacer patria que tenemos los argentinos?
Tenemos que encontrar soluciones duraderas, buscar juntos cambios profundos. A veces pienso que eso debe ser el Poder, una oportunidad inigualable de escuchar, repetirlo, convocar a la participación y así construir un cambio que quiera decir, al fin, una vida mejor, más belleza, menos soledad, transformando la espera en esperanza para todos.
En un mundo en crisis, con 7 mil millones de habitantes, que crece y reclama cada día más alimentos y recursos naturales, más tecnología, más capacidades humanas y que necesita amplios espacios de producción en equilibrio con la naturaleza, la Argentina tiene ante sus hijos la inigualable oportunidad de saltar hacia adelante. De desarrollarse y no sólo de crecer.
En todo. En su economía, pero mucho más en la calidad de vida de su gente; en su justicia social como cimiento de un nuevo proyecto nacional; ese proyecto con visión de futuro que tanto nos hace falta para no vivir en el vaivén de las crisis, de los avances parciales y de los retrocesos y sobre todo injustos porque siempre golpea a los más débiles.
En medio de tantas posibilidades, tenemos millones de nuestros compatriotas viviendo mal, muy mal; sin un trabajo estable y decente, sin viviendas adecuadas, con una atención deficiente de su salud y una educación que no corresponde a nuestra historia y menos a nuestro futuro.
Durante todos estos años se aplicó un modelo que, si en algún momento pudo servir para salir de la emergencia, se agotó totalmente. Un modelo que se nos impone de forma integral e intocable. Como todos los modelos que han llevado al fracaso a las naciones. Es un esquema cerrado, en la economía, en la sociedad, en la política, en el manejo del poder, en las relaciones con las provincias, con las comunidades.
No tenemos tiempo de quejarnos, debemos cambiar. Podemos cambiar. Lo que necesitamos es nacionalizar el gobierno en el marco de un proyecto de Nación que nos incluya a todos.
Hoy, nacionalizar el gobierno es construir políticas nacionales con un fuerte respaldo de la sociedad civil, de las empresas, de la cultura. Terminar con la personalización y la partidización del gobierno y del poder, como lo hicimos en Santa Fe. No perdamos tiempo.
Nacionalizar el gobierno para que todas las provincias y todos los sectores participen de un proyecto común y compartido.
Nacionalizar el gobierno es terminar con el país en blanco y negro, de argentinos contra argentinos, del campo contra la ciudad, de choques constantes y construir juntos el país en celeste y blanco.
Para nacionalizar el gobierno, proponemos encarar la construcción de políticas nacionales en 10 sectores. Pero estamos abiertos a los aportes más amplios.


1. SEGURIDAD

2. EDUCACIÓN

3. SALUD

4. INFRAESTRUCTURA Y ENERGIA

5. POLÍTICA EXTERIOR

6. IMPULSO A LA PRODUCCIÓN Y EL TRABAJO

7. TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN

8. POLÍTICAS SOCIALES

9. FEDERALISMO

10. INDEPENDENCIA PLENA DEL PODER JUDICIAL Y TRANSPARENCIA

Para esto hace falta un gobierno de diálogo pero también con la autoridad moral, con la honestidad y la transparencia para gobernar, construir y negociar. Dialogar y buscar acuerdos no disminuye la responsabilidad de los gobernantes en adoptar decisiones trascendentes, la complementa, le da equilibrio. Que es lo que le falta a la Argentina desde hace tiempo: equilibrio.
No perdamos esta oportunidad extraordinaria de construir juntos un país más próspero y más libre para todos los argentinos.
En medio de una campaña electoral con abundancia de mensajes, cada uno de nosotros pensará en sus padres, en sus hijos y en sus nietos, en su propia vida, y votará con alegría sabiendo que para nosotros los ciudadanos son los que hacen el cambio. No sólo a la hora de votar, sino cada día, en cada abrazo, en cada lucha, en cada logro y cuando estos actos cotidianos son colectivos, todo es posible. La Nación no es la suma de sus partes. Es la energía arrolladora de los argentinos protagonizando su historia.
Prometo ser fiel a esta idea de participación. Todos, como Belgrano, somos hijos de la misma patria."