sábado, 31 de diciembre de 2011

La vita nuova

Por Daniel Link para Perfil

Tantas veces hemos dicho y pensado “Año nuevo, vida nueva”, abrumados por las circunstancias pasadas y ansiando un comienzo radicalmente nuevo: no una página en blanco sino una selva de signos totalmente desconocidos para desbrozar, a través de ellos, un camino. Y sin embargo...
Desconfío supersticiosamente de los años bisiestos (tal vez porque me revelan la impostura calendaria, que va acumulando minutos a lo largo de los meses que, más tarde o más temprano, habrá que agregar a algún febrero), pero 2012 será, para mí, un año pletórico de signos sino desconocidos del todo, al menos nuevos como contrincantes míos. Ciertas circunstancias laborales (todo cambio radical nos viene por la vía del azar y la coacción, es decir: el amor o el trabajo) me obligan a reordenar los casilleros de mi vida presente y me pregunto, en este borde en el que la melancolía por lo que ya no será más se sobreimprime a la excitación por los trabajos venideros, si podré hacerlo con éxito, si mis rutinas se dejarán llevar a esas zonas de desconocimiento de si (de mí) donde brilla y canta la posibilidad de... una vida ¿nueva?
Dante se sometió a la potencia de la vida-manantial en su juventud. Roland Barthes, más audaz, quiso hacerlo ya viejo, por la vía de la simulación. Yo, que no atravieso ni mis primeros años ni los últimos (aunque estoy más cerca de éstos), me resisto, sin embargo, al “como si” barthesiano. No haré “como si” mi vida estuviera recomenzando en otra parte, sino que, pienso, actúo “como si no” pudiera continuar con mi vida en el lugar en el que estaba. Llamado (convocado), dejo que lo que de mí pudiera haber en el futuro fluya hacia su cauce. Partículas de un yo que decantan. Feliz año.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Cal y arena

ONU: Duro informe por situación de indígenas en Argentina

El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales denunció el incumplimiento de la legislación indígena, cuestionó las fumigaciones con agrotóxicos, los desmontes e instó al Estado frenar la violencia contra pueblos originarios.

¡Otra denuncia estremecedora!

Chávez piensa que EE.UU. pudo crear una "tecnología para inducir el cáncer"

El presidente de Venezuela especuló extrañado de que haya tantos mandatarios de América Latina padeciendo el mismo mal.


jueves, 29 de diciembre de 2011

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Asadito

Este asado lo preparó Guillermo, el novio de mi hija (comimos tarde, eso sí):

El asador from guillebe on Vimeo.

martes, 27 de diciembre de 2011

Firenze, 2011

En algún momento de Boss (no recuerdo en qué episodio), uno de los conjurados en contra del alcalde Kane dice: "This isn't the 15th century and we're not in fucking Florence".
Pero, en rigor, la serie (entre cuyas virtudes habrá que reconocer su brevedad, que alcanzó para disimular algunos traspiés de diálogo) se propuso como un drama de corte renacentista, contemporáneamente travestido.
¿Será que somos incapaces de tolerar la política (quiero decir: la ficción política) en otro formato que el denso melodrama donde los asuntos familiares se cruzan con los asuntos públicos en una intrincada helicoide de imprevisibles consecuencias? En todo caso, Boss triunfa más allá del realismo político y triunfa porque las acciones que propone (las que Kane, el ciudadano, perpetra) aparecen justificadas por un relato pródigo en crímenes que, en manos de otros guionistas, hubieran sido intolerables. Kane mata, manda a matar o entrega a la muerte (como soberano que es: da la muerte) por razones que la narración justifica con inteligencia.
Además, el guion no escatima escenas memorables, de esas que las premiaciones necesitan cuando tienen que resumir los méritos de un show televisivo.
"Esto no es el siglo XV y no estamos en la Florencia del orto". ¿O sí? ¿Qué es hoy la razón de Estado? ¿Hay más allá de la política (burguesa, claro) que la propia superviviencia como soberano?
El único optimismo que Boss permite sostener es el de la siguiente temporada: habrá una más (y tal vez habrá que lamentarla). Pero hoy por hoy, tan cínica es su perspectiva que nos entrega al asco y al temblor kirkegaardiano, eso que Boss insinuaba desde el comienzo y que al final subrayó hasta desgarrar el papel: sacrifico a mi hijo en el altar de la política y, ya sin ética, me entrego a la locura florentina.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Investigación y desarrollo

Por Daniel Link para PerfilEnlace
¿Vas a escribir sobre mí?”, me pregunta Axel, a través del espejo (se está aplicando el roll-on antiojeras con cafeína). “Decí que no soy sólo una cara bonita”, me pide. Asiento, porque ya lo sé (le relojeo un poco el culo, como constatación, y me muerdo el labio). “Decí que soy más lindo que Facundo”. Pierdo la paciencia. “¡Axel, no!”, lo corto: “No me quieras arrastrar a la interna de la belleza peronista. Soy un observador neutral y hasta que no hagamos un trío con Facundo no pienso expedirme”. Me hace que no con el dedo a través del espejo: como están las cosas, imposible. Se enteran en Presidencia y le cortan las piernas de viceministro que recién está estrenando.
Además”, le digo, “tengo cosas más importantes en qué ocupar mi pluma”. ¿Todavía escribís con pluma?”, me pregunta. “Sí”, le contesto, “con pluma de ganso”.
La verdad es que estoy triste, aunque mis amigos oficialistas, que atraviesan una fase maníaca, no se den cuenta. M. (23 años) sacó 88.70/ 100 puntos en su presentación al CONICET para Beca Interna tipo I (quiere doctorarse), pese a lo cual, no se la dieron. Y la semana pasada mi dentista me recibió con mirada sombría y, antes de anestesiarme, me dijo: “Hoy tengo bronca contra los intelectuales”. Por fortuna tuve tiempo de compartir su estado de ánimo y me salvé de una tortura inmerecida: su hijo, mejor promedio de su promoción en la disciplina (que no es Letras) tampoco obtuvo la preciada beca doctoral. El área de ciencias sociales y humanidades fue la que menor cantidad de becas obtuvo (298) en relación con los postulantes (1000), apenas un 30 % (contra el 80 % del área de ciencias exactas y naturales).
¿Qué fue lo que pasó? Sé que entre los dictámenes de las comisiones asesoras y la resolución del Directorio hubo cierta "desconexión" o "redireccionamiento" de las becas y los ingresos en carrera.
En noviembre pasado, un duro comunicado de ATE-CONICET señaló que “La reciente difusión del resultado de los procesos de selección de ingresantes a la Carrera de Investigador Científico del CONICET ha puesto nuevamente en evidencia el carácter arbitrario y, por ende, ni público, ni accesible al conjunto de los interesados, de los criterios de evaluación con que se procede a tal selección” (el historiador Fabián Harari resultó entonces perjudicado en esa selección).
Después, vino la polémica sobre el Instituto Pacho O’Donell de Revisionismo Conceptual: la
declaración de los historiadores, el comunicado del CONICET apelando al “principio de unidad de discurso necesario en materia de comunicación institucional” (que el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas había ya aplicado en la insólita defensa de la Dra. Cecilia, esa investigadora que tergiversó las fechas de su curriculum en una publicidad de campaña), la alarma de constitucionalistas de la talla de Roberto Gargarella por el tonito del comunicado, una carta firmada por muchos amigos míos en “defensa del CONICET” y el pedido de informes del presidente de la Comisión Senatorial de Ciencia y Tecnología Pablo Verani (Río Negro) sobre las nuevas medidas para el control político del organismo.
Yo podría tratar de explicarle todo esto a M. (23 años), pero no sé si ella preferiría sentirse víctima de un recorte presupuestario o, tal vez de una política de castigo corporativo. Una investigadora oficialista de mi confianza me informa (a título personal) que los ingresos a carrera (y tal vez también las becas) fueron redirigidos por el directorio del CONICET a las universidades del conurbano bonaerense, como represalia por la imposibilidad (o incapacidad) de los representantes oficialistas (3 votos) de hacer pie en el Consejo Superior del Universidad de Buenos Aires, dominado por el frente de agrupaciones de izquierda (31 votos) y la alianza entre un sector de Franja Morada, independientes y socialistas (13 votos).
Como yo no participo (ni en mis peores pesadillas) de los cabildeos políticos del CONICET, y no tengo posición tomada respecto de estas hipótesis (ajuste, reprimenda o exceso de postulantes), me acerqué a lo de Axel en busca de información precisa para transmitirle a M. (23 años), mi frustrada doctoranda.

Yo no sé”, me dice el vice, arreglándose las cejas. “Estoy de licencia. Ya no investigo más. Decíle ¡Seguí participando!”.
En vez de eso... Feliz navidad, querida M.: lamento haberte asesorado mal. Debería haberte dicho que pidieras una beca de la UBA, o que te fueras a hacer el doctorado afuera y después volvías como la Dra. Cecilia.

lunes, 19 de diciembre de 2011

La lógica de Copi

Por Daniel Link para Gazpacho


En 1893, a los 51 años, poco tiempo antes de ser internado por segunda vez, el Juez Daniel Paul Schreber tuvo, en una de esas duermevelas deliciosas en la que cualquier fantasía nos arrebata, un pensamiento perturbador que articulaba dos misterios: el goce femenino y el poder: “Qué lindo sería ser una mujer sometida al coito” (“Es doch eigentlich recht schön sein müsse, ein Weib zu sein, das dem Beischlaf unterliege”). Unterliegen es el término legal que Schreber usa para definir esa condición de sujeción a un poderío muy inscripto en la doxa del XIX, que él asocia con no sabe bien qué voluptuosidades. La simple idea, cuando medita en ella, lo asquea.

Poco después se da cuenta de que Dios, con la mediación de fuerzas, rayos y nervios, quiere volverlo una mujer para cogérselo bien cogido y engendrar en su vientre una nueva raza, habida cuenta de que la especie humana ya había tocado fondo, cosa que a esta altura del partido ya todos sabemos.

Ese discurso (que Schreber escribe en Memorias de un enfermo nervioso, el libro que escribió para que lo dejaran salir de la clínica donde fue internado y para que le levantaran la interdicción para administrar sus bienes) es la paranoia (cuya lógica definirá Freud a partir de ese libro), que queda originalmente ceñida a ese principio de articulación (el goce femenino y el poder), (supuestamente) inscripto en la frase que desencadena el delirio.

Emil Kräpelin (1856-1926), el fundador de la psiquiatría comparada, había caracterizado a la paranoia como el "desarrollo insidioso, dependiente de causas internas y en evolución continua, de un sistema delirante, duradero e imposible de quebrar, que se instaura con conservación completa de la claridad y el orden en el pensamiento, la voluntad y la acción". El paranoico se piensa como profeta, monarca, reformador.

Heredero crítico de esa tradición, Sigmund Freud asimiló "la paranoia crónica en su forma clásica" a un "modo patológico de defensa (...). Las personas se vuelven paranoicas porque no pueden tolerar ciertas cosas". En su lectura de 1911 de las Memorias de Schreber, Freud intentó demostrar que la paranoia funcionaba como mecanismo de defensa contra la homosexualidad. Freud, que consideraba que el conocimiento teórico, a diferencia del conocimiento paranoico, estaba libre de ese pánico, había escrito en 1910 a un amigo: "He triunfado allí donde el paranoico fracasa".

Por supuesto, estaba equivocado. La fantasía de Schreber (goce femenino, emasculación, gestación) es menos homosexual que trans.

Tuvo que pasar todo el siglo XX para que quedara clara esa diferencia lógica, para que la teoría psicoanalítica se despojara de esos restos de heterenormatividad (Freud consideraba un “triunfo” el poder defenderse de sus propias tendencias homosexuales).

La homosexualidad (en el horizonte cultural de Freud, que es también el de Proust) responde a una lógica de la inversión cuyo presupuesto es que existen determinados trascendentales (el Hombre y la Mujer). La transexualidad, por el contrario, se propone como una inmanencia absoluta, vacía de cualquier trascendental (si algo se aparta de esta regla dorada, no es transexualidad, sino otra cosa).

La obra de Copi (Raúl Damonte: Buenos Aires, 1939-París, 1987) es, en ese sentido, singular (como lo es la máquina kafkiana de “En la colonia penal”). Copi es un “argentino de París” que rechaza las ficciones guerreras del Estado nación. Por eso, pone en crisis en sus tiras, novelas y piezas de teatro todas las figuras asociadas con la paranoia (el profeta, el monarca, el reformador): el misionero, la princesa Inca, el Papa, el presidente, las culturas sexuales).

Su obra es transnacional (lo trans es su tema, pero también lo que define su lógica) y, por lo mismo, translingüística (“He preferido colocarme en el no man’s land de mis ensoñaciones habituales, hechas de frases en lengua italiana, francesa y de sus homólogas brasileña y argentina, entrecortadas con interjecciones castellanas, según la sucesión de escenas que mi memoria presenta a mi imaginación”, escribió Copi en un manuscrito que se guarda en la antigua abadía normanda de Ardenne).

De esa tierra de nadie de la ensoñación, la imaginación y la memoria, Copi deriva una lógica del territorio (el Uruguay de “El uruguayo”, la Defense en La torre de La Defensa, Las escaleras de Sacré Cœur, la selva, la luna), una lógica del lenguaje y una lógica de la transexualidad.

En Copi (El homosexual o la dificultad de expresarse) no hay “homosexuales”, ese invento desdichado del siglo XIX que Freud habitó, y los pocos que hay mueren en La guerre des pédés , traducida como La guerra de los putos, La guerra de las mariquitas y La guerra de las mariconas, en un “devaneo nominativo” que no hace sino destacar un rasgo dominante de la lógica de Copi: la imposibilidad (o al menos la dificultad) del Nombre, que tanto afecta a “Copi” (me refiero al nombre, no a la persona), como al de los demás personajes.

En el universo-Copi sólo hay locas (El baile de las locas). Locas desclasificadas y de-generadas. Locas fuera de todo sistema clasificatorio. Incluso, como en La torre de la defensa, “una verdadera mujer, de esas que te cagan la vida” (Cachafaz señala apenas la dirección de esa serie infinita: mujeres con pito-mujeres sin pito-mujeres con pito vestidas de maricón-mujeres con pito vestidas de mujer...).

Para Copi, el Pop (como potencia de desclasificación) había sido culturalizado. Él fue más allá, hacia el horizonte donde cesa el desorden de las categorías (característico de la cultura pop) y se puede postular una antropología nueva. No un arte nuevo (eso es totalmente secundario), sino una nueva relación entre arte y vida, un nuevo concepto de vida.

Copi realiza el imaginario (actualiza las virtualidades de/ en sus narraciones, actuándolas o leyéndolas), como si esas palabras todavía no (hos me, la fórmula del universal paulino) se hubieran desprendido del todo de su cuerpo. Copi transforma la escritura en una tachadura y, así, hiere de muerte el imaginario (en ese sentido, su arte es un arte de lo trans). “Roza lo Imaginario y va más allá” (Aira).

No, nada de “homosexuales” ni delirios (psicóticos o teóricos) que pretendan triunfar sobre el pánico al derrumbe de la barrera de los sexos. Que Dios exista, dice Raulito en Cachafaz, depende de la suspensión de las categorías y las determinaciones, las jerarquías, los sistemas de alianza y las exclusiones (“cachafaz ¡Pero si vos sos un puto!/ raulito ¡Pero entonces Dios no existe!”). Es la klesis como suspensión de todas las vocaciones. Dios es lo transitivo del género (si es que entiendo bien lo que quisieron decir Schreber y Copi, uno desde dentro del discurso paranoico, y el otro desde fuera).

domingo, 18 de diciembre de 2011

El segundo sexo

Por Daniel Link para Perfil Cultura


Un estudiante de La Plata, Eduardo Guzmán, me escribe alarmado por los resultados de cierta investigación que lleva a cabo. Según su trabajo, que analiza los libros que se reseñaron o se presentaron en entrevistas en Adn (La Nación), Ñ (Clarín) y Radar (Página/12) a lo largo de seis números de cada suplemento (publicados entre el 30 de septiembre y el 6 de noviembre de este año) sólo el 25 % (de un total de 150) correspondían a escritoras mujeres, y el 80 % de los colaboradores que firmaban las notas y entrevistas eran hombres.

Lo primero que le sugerí fue que ampliara el corpus (es decir, que extendiera los períodos considerados), no porque los datos fueran a cambiar, sino porque de ese modo los resultados iban a ser más contundentes todavía. Incluso, le sugería, podría trabajar con fechas no secuenciales.

Luego, de sus resultados (si es que se verifican) se desprenderían dos problemas separados. Por una parte, el de las "colaboradoras". Mi experiencia como editor (siempre es horrenda la apelación a la propia experiencia, pero en fin...) me indica que es dificilísimo contar con un plantel de colaboradas mujeres, por más que uno lo intente. No es una cuestión intelectual lo que se juega en esto, naturalmente, sino una relación con el ritmo del trabajo free-lance: los hombres parecen estar más acostumbrados al régimen de la "changa" o encomienda.

Lo más importante, sin embargo, afecta a la percepción misma de las experiencias literarias, a las nociones (odiosas) de centro y periferia, y a los procesos de marginalización: que se reseñen libros escritos (en fin: firmados) por hombres en proporción de 3/4 a 1/4 seguramente tiene que ver con una misoginia generalizada que, en principio, no es responsabilidad de los editores periodísticos, o no es sólo de ellos, porque habría que preguntarse antes cuál es la proporción de libros publicados por mujeres en relación con los de los hombres. Probablemente haya ya allí un desequilibrio constitutivo.

Luego, la cuestión de los géneros: conozco muchas más mujeres poetas que narradoras, y la poesía (con independencia del "gender") ocupa muy poco espacio en los medios masivos.

Los medios son, entonces, sólo un engranaje más de un dispositivo bien complejo, que habría que analizar en cada una de sus partes. ¿Es el poema el “cuarto propio” de las mujeres que escriben, o más la cárcel o el playroom al que se las condena? ¿Qué chance tiene una mujer de competir en un mercado tan dominado por el imaginario de los varones? ¿Escriben más o menos, mejor o peor, de manera más imperiosa o más secreta las mujeres que los hombres? Y mil preguntas más que podría sumar a una larga lista de puras interrogaciones (porque nunca he estudiado seriamente el problema y apenas si puedo intuir alguna respuesta).

Le comento a un amigo, Ariel Schettini, el asunto y me contesta con un “¿y qué querés?” Él ha estado releyendo la colección de Sur (una revista presuntamente a la vanguardia de las reinvidicaciones de los derechos de las mujeres) y ha encontrado párrafos sorprendentes que me regala para este breve informe. Por ejemplo, en el número 8 (de 1933), Homero Guglielmi, glosando al Conde de Keysserling y su reflexión sobre lo latinoamericano, constata en la Argentina, sin otra prueba que su intuición, “la indiferencia y aún recelo con que nuestras mujeres acogen todo intento de emancipación jurídica o política de su sexo, como ser el divorcio y el sufragio. Es que en el fondo ellas no necesitan tales instrumentos. Más aún, la mujer argentina no quiere ser movida de su inercia, porque en la inercia reside su fuerza. Ella gobierna por medio de la gana, nos rige por gravitación, quedándose quieta como los cuerpos sólidos”.

En la torcida argumentación de Guglielmi (vaciada de todo instrumento de análisis), al participar de lo sólido, la mujer cae, mientras el hombre, más aéreo, aparentemente se eleva. Barro y cielo, autoctonía y pneuma. Todo lo que el hombre escriba, desde esa perspectiva, participará de las dimensiones empíreas. Las mujeres, en cambio...

Por supuesto, uno piensa de inmediato en el lugar marginal de Silvina Ocampo en Sur, en Norah Lange, en las acusaciones de “gaucho con concha” de las que fue objeto Silvina Bulrich por parte de Manucho Mujica Láinez, fuera del círculo áulico de Sur, que muy tardíamente se da cuenta de que Simone de Beauvoir (en fin, sus hipótesis) merecen alguna atención por parte de ellos.

En el número 188 de la revista, un artículo de Emile Noulet habla de El segundo sexo, y se queja de que el material de Simone es plúmbeo (cae, cae y se hunde, rápido, en el lodo). En el número 243, un “Comentario tardío de Simone de Beauvoir” firmado por Rosa Chacel, si bien aplaude el rechazo de Simone al materialismo histórico y al psicoanálisis (¡Dios nos libre!), se pregunta si comparar el destino de las mujeres con el de los negros no es llevar las cosas demasiado lejos. Poco después, en el número 253, reseñando Los mandarines, Alicia Jurado reconoce que sí, que comparar mujeres y negros es demasiado, y en el número 296, Marta Gallo deplora que el último libro de Simone, además de farragoso y detallista, funde sus ideas (feministas) en la filosofía de un varón (Sartre). Fuerza de gravedad, ya lo sabemos, la mujer tiene (así en París como en Buenos Aires); ideas, por el contrario, no.

Bien mirada, la historia literaria está dominada por ese equívoco según el cual se le habría dado a la mujer un lugar preponderante que ellas, tanto por su morfología corporal como por su disposición anímica, no supieron aprovechar.

Pienso en el canon más reciente: ¿por qué se le niega a La intemperie de Gabriela Massuh el lugar importantísimo que tiene como “novela de la crisis” (es la mejor, y lo seguirá siendo)? ¿Por qué, cuando se mencionan a los “escritores de tal generación”, invariablemente se omite el nombre de Matilde Sánchez, quien después de El desperdicio ha publicado todavía ese ejercicio nabokoviano invertido que se llama Los daños materiales (donde, por supuesto, se obliga a jugar el rol de la pesada, de la que cae sin pausa y sin estremecerse a pantanos cada vez más tenebrosos de ignominia)? ¿Por qué los libros de María Moreno, que deliberadamente atraviesan los géneros y las convenciones de mercado, encuentran tanta dificultad para ser reconocidos como lo que son (la mejor de la literatura, el más sutil de los pensamientos)?

Independientemente de sus cualidades, que casi nadie analiza, las novelas de Dalia Rosetti y las de Gabriela Bejerman son consideradas un chiste y una persistencia de los años noventa y el fin de siglo.

De modo que bien podemos someter a interrogación el convencimiento de que a finales de de 2011 "exista un consenso sobre la igualdad entre el hombre y la mujer" que el joven investigador con el que inicié estas interrogaciones presuponía. Grave (o grávida), la mujer gravita en la literatura, pero no tiene vuelo. O vuela por los márgenes, sin que nadie quiera darse cuenta de sus cotorreos literarios o, para decirlo con las palabras que el atroz Jorge Borges le dedicó a Alfonsina Storni en 1924, las “chillonerías de comadrita” de un cuerpo que cae, sin gracia y sin aspiraciones.

sábado, 17 de diciembre de 2011

El pequeño fascista que todos llevamos dentro

Martín Kohan escribe (y un estremecimiento nos recorre la espalda) en su columna de hoy en Perfil:

Hay veces en que el Estado sabe más que las propias personas, inclusive sobre ellas mismas, aun sobre sus propios intereses. Y está obligado a garantizar ciertos derechos más allá de lo que las víctimas quieran.

Tan, pero taaaaan, mal planteado.

(anterior)

Política de la percepción

Por Daniel Link para Perfil


Como me considero experto en temas de imaginación e imaginario (la iconografía de San Sebastián y las sirenas, en particular, pero por plata no me niego a nada), me llueven pedidos de asesoramiento. Por ejemplo, ahora, sobre la “autopercepción” del propio género: ¿es una noción legítima? Por supuesto, por eso escribí “me considero experto” y no “soy experto”.

Unos diputados salteños me convocan para ajustar sus reparos sobre la Ley de Identidad de Género a los últimos gritos de la teoría. “Somos católicos”, me dicen. “Momento”, los detengo: ustedes se autoperciben como católicos, y de inmediato les doy una lenta lección (me pagan por hora) sobre el tiempo mesiánico y el universalismo paulino que los sume en la confusión más absoluta. Lo único que ellos querían saber es si la autopercepción es estable o puede variar con el tiempo y yo, como les señalo que lo único que importa (sintoísta como me autopercibo, la noción de Único me subleva) es la potencia y la posibilidad de vida, que hay que sostener contra toda forma de reificación, los abandono en una calesita de identificaciones espasmódicas que gira cada vez más rápido y de la que, tal vez, no puedan bajarse nunca.

“Pero la ciencia”, protestan, “los cromosomas”... Corto de raíz esos argumentos mal planteados: si ustedes se autoperciben como católicos, les digo, no me vengan con huevadas cientificistas. La ciencia no define la vida. La vida se define en otra parte, en sede ética.

“Además”, chicaneo, “¿ustedes no son peronistas?”. “Sí, claro”, contestan. ¡Error, error! (elevo mis brazos al cielo): ustedes se autoperciben como peronistas, pero no lo son, porque el ser, en este brete, no tiene participación alguna. De lo que se trata es de una forma de existencia. Y esa forma de existencia se inscribe en el juego de la imaginación (a los peronistas, que siempre están acusando a la corriente interna adversa de falaz, desviada, inauténtica, es muy fácil entusiasmarlos al respecto). ¿Moyano o Cristina? Autopercepción. ¿Chiche o Mariotto? Autopercepción.
Una vez, un taxista me recriminó que hubiera cambiado de simpatía futbolística. ¡Autopercepción!, le gritaría ahora (recapitulo, mientras hago la cola para cobrar el cheque salteño).

viernes, 16 de diciembre de 2011

De terror

El proyecto original de Ley Antiterrorista que envió el Ejecutivo al Parlamento introduce una agravante muuuy genérica:
Artículo 41 quinquies. Cuando algunos de los delitos previstos en este Código hubiere sido cometido con la finalidad de aterrorizar a la población, la escala penal se incrementará en el doble del mínimo y del máximo. Si la finalidad fuese la de obligar a las autoridades públicas nacionales o gobiernos extranjeros o agentes de una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo, se aplicará la misma escala, siempre y cuando no se trate del ejercicio de un derecho constitucional.
De los requisitos exigentes del 213 ter actual pasamos a la finalidad según la cual entran en la agravante tanto "la finalidad de aterrorizar a la población" como la de "obligar a las autoridades a realizar un acto o abstenerse de hacerlo".

Un análisis, acá.

Daniel Link, bahiano

Hasta ahora, tenía una bastante aceptable posición en la dinastía de los Daniélidas, pero este sobrino nuevo me deprime un poco...

miércoles, 14 de diciembre de 2011

La mentira y las patas cortas

Petroleros y docentes: los malos de la película

lavaca.org

¿Quiénes son, qué hicieron y qué simbolizan los docentes y petroleros de la provincia de Santa Cruz, cuyo paro de este año fue mentado como un caso de “chantaje” y “extorsión” por Cristina Fernández de Kirchner al asumir su segundo mandato? ¿Por qué fueron acusados de ganar los salarios más altos y provocar con sus reclamos pérdidas al Estado nacional, provincial, y a las empresas, por valor de 3.349 millones de pesos? ¿Es real ese número? ¿Cómo se ve la realidad, si en lugar de pararse en el kilómetro 0 del Congreso, la mirada se traslada al sur, donde hay, entre otras cosas, un trabajador petrolero preso desde hace 6 meses? Aquí, posibles respuestas.

Fidelidad

Si digo "Lealtad" me van a tirar un "giro peronista" por la cabeza. Mejor "fidelidad". Somos fieles a nuestros amores que, naturalmente, no son exclusivos. Como amamos incondicionalmente Doctor Who, pero en particular las versiones encarnadas sucesivamente por Christopher Eccleston y David Tennant, seguimos las erráticas carrera de esos dos actores, aún por sus peores caminos.
Eccleston aparecía en el elenco de The Shadow Line (2011), miniserie que adaptó una novela noir, con resultado más bien gris. Hay un asesinado (justo cuando la víctima sale de la cárcel), un policía sin memoria, un psicópata inquietante y unos mafiosos de los que Eccleston forma parte. No sé bien ya quién mató a quién, ni por qué: me dormí sistemáticamente en cada episodio (eran siete). Tampoco me importaba, ni me importa ahora.
Tennant aparece en la película de vampiros Fright Night (2011), protagonizada por el sucio Colin Farrell. Su papel no es interesante, pero él le regala su simpatía y su solvencia habituales.
Cuento esto sólo para que ellos sepan el tamaño de nuestro amor, y para darle celos a Cate.
Zooey Deschanel (¡mejor actriz en Mar del Plata!) nos había encantado en The Happening (2008) y ahora decidimos seguirla en New Girl (2011), sit-com que no brilla por sus guiones pero sí por el diseño de personajes, aunque ninguno tan disparatado como Jess (descerebrada total, borderline, adorable). Por supuesto, la arrolladora simpatía de Zooey de inmediato nos obligó a mirar a su alrededor: la madre estuvo en Twin Peaks, como se sabe y a Emily, su hermana mayor, nunca le habíamos llevado el apunte en Bones. Las dos son igualmente marcianas, pero Emily (bah, su rol) combina su inadecuación al mundo con curiosidad cientifica, mientras Zooey deja brillar su rareza (y su mirada siempre atónita) sin contaminarla con nada.








No hay forma de excusarse de las horas perdidas en semejantes aventuras salvo el amor: queremos a David, a Christopher y a Zooey y les tenemos paciencia, por eso.

martes, 13 de diciembre de 2011

Carta abierta a "Carta Abierta"

por Eduardo Grüner para Blog de la Asamblea de intelectuales, docentes y artistas en apoyo al Frente de Izquierda y de los Trabajadores

4.Que se nos entienda bien: va de suyo que están ustedes en todo su derecho de defender el “modelo”, si creen que es lo mejor, o lo único, que se puede hacer en la Argentina de hoy. No es, desde luego, nuestra posición, pero precisamente lo que tiene sentido es discutir nuestras diferencias . No se trata de no reconocer esas medidas “reparadoras” que ustedes citan, y que parecen tanto más espectaculares cuanto mpás se las compara con menematos y delarruatos (aunque, ya van ocho años, y vamos por cuatro más, total doce; pero en fin…). Pero sí se trata de procurar discernir cuál es la lógica de fondo en la que podríamos inscribir “lo que falta”. Eso no se podrá hacer si dividimos la realidad argentina actual en dos compartimientos mutuamente excluyentes: por un lado el “modelo” y todas sus bondades, por el otro las “anomalías” perversas que parecieran efecto de alguna invasión extraterrestre. Hay una conexión “dialéctica” entre ambas: no necesitamos explicarle a los “frankfurtianos” que hay entre ustedes, que son muchas veces los “detalles” más extremos y aparentemente insólitos los que permiten reconstruir la constelación total a la que pertenecen. Los asesinatos de los que ustedes –con toda razón- se espantan e indignan, pertenecen como tales “extremos” a la potencialidad siempre “actualizable” de la lógica “normal” de un modelo que pone férreos límites a la “profundización” de sus aspectos más “progresistas” (si quieren llamarlos así) y al mismo tiempo vela por los intereses de sus aliados más poderosos. Nadie está diciendo que el “modelo” consista en matar campesinos que defienden sus tierras, se entiende; pero sí que si ello, en algún momento –y esos “momentos”, en efecto, ya van constituyéndose en serie – se hace necesario, esa es siempre una posibilidad , y no una “anomalía”. ¿No es algo sobre lo que deberíamos pensar? Con mucha más razón cuando las medidas que el gobierno ya ha empezado a tomar en este breve período “transicional” indican claramente, para quien esté dispuesto a tomar en cuenta la totalidad de la “constelación”, el giro a la derecha de que tanto se habla.

El texto completo, acá.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Holzweg

Daniel y Diego,

Estaba buscando para un paper algun articulo que relacione a Maldicion eterna a quien lea estas páginas de Puig con la Comedia de Dante. Yo estoy trabajando la lectura de Maldicion a partir de ciertos elementos en los primeros dialogos platónicos (en especial la Apologia, Criton y Lisis). Al buscar en google solo encontre un chalet en venta en La Reja, Moreno, Provincia de Buenos Aires, que queda en Puig y Dante Alighieri.

La Reja Sur, chalet a 1 cuadra de Ruben Dario, Puig y Dante Alighieri. Sobre 1.300m2. Amplia cocina comedor, estar comedor con hogar y muy buenos detalles de terminacion, 2 dormitorios, 2 banos. Amplia galeria, quincho 4x7 con parrilla, galpon o deposito de herramientas con bano, pileta completa revestida y rejas perimetrales, lavadero y cochera. Sistema de riego, calefaccion central.


S.B.*

*Sebastián: si está a una cuadra de Rubén Darío, donde conversan y pacen los centauros, vale la pena. DL.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Lady Gaga y Prince Charming

por Daniel Link para Perfil

Temprano, muy temprano, me despertó el celular. Era Flor, a quien no veía desde nuestras correrías egipcias, tanto tiempo atrás, pero con quien no hemos dejado de estar en contacto, en las malas y en las buenas, vía skype.
"Nena, ¿cómo va todo?", le pregunté. "Estamos reeenerviosas", me dijo. Y me pidió que me fuera corriendo al pisito de Amado, a ayudarlo en la toilette. "¿Qué te vas a poner?", le pregunté, curioso. "Unos trapitos", me dijo, y estalló en carcajadas. "Y una flor negra en el pelo". "¿Y tu mamá, de luto?" Sí, Ella iba a ir de negro con encajes, drapeados, raso en la cintura, brillitos. "¡Un fuego!", me dijo. El día anterior había sido de peluquería y le habían dejado el pelo divino con un baño de keratina. Ahora se estaba maquillando, me contó, proceso complicadísimo, mientras repasaba el discurso y las alusiones a "Él". "Es una cábala", me aseguró Flor, a quien Nueva York le hizo mucho bien: "cada día estoy más Gaga", me había dicho, y luego comprobaría la verdad de sus dichos. La saludé mientras salía a cumplir con la encomienda.
Cuando llegué a Puerto Madero, ya era tarde. Amado estaba, ojeroso y en boxers, tomándose unos mates en el living de su casa. El centro de mesa, un estuche de guitarra eléctrica abierto en dos, con un juego de platería brillante acomodado adentro, daba cuenta de los excesos de la noche anterior. "Amado", grité, "no fuiste a la peluquería". Se excusó diciéndome que no había tenido tiempo. "¿Y el traje?", le pregunté. Me señaló un trapo arrugado que se había sacado el día anterior. Ya no había tiempo de plancharlo, Florencia me iba a decir de todo. Entre las corbatas, rescaté las únicas tres que no tenían manchas. Él eligió, en contra de mis protestas, una celestita. "¡Parecés un bancario!", le grité. "Es lo que soy", me dijo, y salimos corriendo para el Congreso.
Cuando bajó del auto y se abrazó con Agustina, me dio su celular y me pidió que twiteara todo lo que me pareciera importante, porque él no iba a poder hacerlo. En la explanada, me di cuenta de que el traje no le sentaba en absoluto y le marcaba los flotadores en la cintura trasera. Rogué al cielo que las cámaras no lo tomaran de espalda.
Nos ubicamos en el hemiciclo legislativo. Afuera, la multitud rugía el folclore de siempre: "Patria sí, colonia no", "Avanti morocha", y los mil estribillos de los que disfrutan los pobres de espíritu. Emocionadísimo, me sequé las primeras lágrimas de las muchas que habría de derramar en las horas futuras. Twittee, en la cuenta de Amado: "Estoy feliz, estoy orgulloso".
La presidente llegó puntual, divina, con los brazos enfundados en primosos encajes y el pelo en llamas. No tuve tiempo de acercarme a saludarla, pero ella me preguntó mi parecer con un imperativo movimiento de cejas. Aprobé con los dos pulgares y me mordí los labios para ahogar un sollozo. "¿Dónde está Florencia?", la oí preguntar. Quería entrar junto con ella, jurar a su lado, que ella le pusiera la banda y le entregara el cetro, como estaba previsto. Gaga apareció a los saltitos (estaba saludando a sus fans) y comenzó la ceremonia. "Dios, La Patria y Él me lo demanden" (uf, qué lata), "Pueblo de mi patria", "Leer los diarios es un ejercicio militante", "Soy fanática de los números", "Yo quiero ser cualquier cosa menos boba", "No soy yo, soy un proyecto colectivo" y "Para una Argentina más justa, más equitativa y más solidaria", fui twiteando en la cuenta de Amado.
De pronto, ya de vuelta en la explanada legislativa, sentí un pellizco en la nalga. Era Flor: "lo trajiste hecho un estropajo", me dijo. "Y qué querés", le contesté, "Yo no puedo hacer milagros, no soy tu mamá". Me dio un beso en la mejilla, se metió en el Volkswagen de alta gama que la esperaba y, con un guiño, me dijo: "Lady Gaga has left the building".
Ahora iban a empezar la Fiesta Patria Popular ("Ya se oyen los claros clarines", musité) y el Besamanos, y yo, a esa altura, quería un choripán. Me fui acercando a Juan Manuel Urtubey, el más guapo de entre el chonguerío presidencial.


sábado, 10 de diciembre de 2011

Primero, mis niños

por Daniel Link para Perfil

Eugenia, mi hija mayor, nació en 1983. Tomás, mi hijo menor, nació en 1985. Los educamos democráticamente, lo que en algún sentido determinó sus temperamentos infantiles (y también los actuales). Cuando queríamos dormirlos, se resistían a hacerlo (Eugenia más que Tomás). Había que cantarles canciones sin respiro, y contarles cuentos. Inventé, para ellos, "Los artistas del bosque" que, por su estructura, permitía la interpolación incesante de peripecias que se iban sumando unas tras otras mediante el artificio retórico “en eso....”.que, en algún sentido, permitía la interpolación incesante de peripecias.

Hace un par de años, Luciana Delfabro, que dirige Planta Editora, me convocó para que realizara una adaptación para chicos de Las mil y una noches, encomienda que acepté porque siempre me había interesado experimentar con el género, y porque habría de obligarme a una lectura menos fragmentaria de esos relatos milenarios. En el proceso, en la conversación con Luciana, surgieron amistades en común (Maite Alvarado), proyectos y confidencias varias. Le mandé a Luciana la versión escrita de aquella vieja invención paterna y nocturna mía. A ella le gustó y decidió publicarla. María Guerrieri dibujó unas láminas hermosas, cuyo ritmo se fue ajustando con el del texto poco a poco.










En algún momento, Luciana (inteligente y exquisita, como cualquier persona interesada en la literatura para chicos) sugirió que hiciéramos un Kamishibai: láminas que se disponen como telones, con el texto detrás, para ser leído con muchas inflexiones, lo que, en algún sentido, ponía al cuento en relación con otro capricho mío: el teatro.










El resultado es un objeto soberbio que me enorgullece y me conmueve al mismo tiempo y que fue presentado en el Malba, y también en Villa Fiorito, de la mano de Fernanda Laguna. Cada vez que yo lo he puesto ante la mirada curiosa de niños analfabetos, cada vez que, en las últimas semanas, lo he leído para audiencias infantiles de uno, dos o tres integrantes, la experiencia me devolvió a aquellas noches de la década del 80, cuando mis animalitos se imprimían en las conciencias adormiladas de mis hijos y todo estaba, todavía, por hacerse.








viernes, 9 de diciembre de 2011

Instituto sanmartiniano




por Daniel Link para La ciudad captada en "La Noche de las librerías"

¿Qué relaciona estas dos fotos? Un nombre propio y una idea que se desliza (patina) a lo largo de una serie de visibilidades sin sujeto (no sé quién tomó las fotografías ni para qué lo hizo). Lo visible, en todo caso, está ya allí como una propiedad de las cosas y los cuerpos, reverbera en una especie de salmodia (no, salmodia no: rapsodia) que nos interpela.

El nombre propio es San Martín, que designa tanto a la plaza donde un cuerpo se ha abandonado a la caricia de la luz y al interior de un teatro construido con formato de banco, atravesado por las mismas luminancias: cierta modernidad burbujea en esas dos vistas aparentemente tan distintas (sin cuerpos visibles o con un cuerpo aposentado) pero que participan de la misma vibración o, tal vez, de una experiencia de presente en la que no hay tanto una afirmación de la materia sino una captura de un corte móvil temporal (tanto en el gesto displicente del que, porque sabe que lo tiene todo, puede abandonarse a la nadería, como en el rigor formal de una escenografía que señala la ausencia que la constituye, subrayando el personaje conceptual que no aparece: el dinero).

Ese tiempo vacío (el tiempo que se pierde, el tiempo perdido) nos devuelve a una dimensión de lo viviente donde los edificios y los cuerpos no se explican por lo que contienen (no hay exteriorización del ser interior) sino por el modo en que han durado y por cómo nos arrastran en su duración.

martes, 6 de diciembre de 2011

¡Ya cáiate que me desesperas!



lunes, 5 de diciembre de 2011

domingo, 4 de diciembre de 2011

Cantata latinoamericana

sábado, 3 de diciembre de 2011

Consumos culturales

Por Daniel Link para Perfil


Ya está la navidad encima y los últimos esfuerzos laborales (boqueando), antes de entregarnos no al dolce far niente, sino al otium. Pero no puedo, todavía, entregarme al relajo veraniego (negotium es el año entero y todavía no ha terminado, me persigue).

Leo en un diario un informe de la consultora abeceb.com, según el cual los cines argentinos superarán los 40 millones de espectadores en 2011 (apenas por debajo del récord de 2004).

La noticia me alegra por razones seguramente diferentes a la de los dueños de los cines y los gerentes de las distribuidoras: demuestra cuan infundadas son las repetidas alarmas, la persecución a los usuarios que descargan material audiovisual, las denuncias penales contra sitios como cuevana (que sí, que no, que te mando a juicio o esperamos no sé qué), en definitiva: la falsa bandera de que el streaming o la descarga gratuita ponen en situación de vulnerabilidad a la industria cinematográfica (en este caso) o a las “industrias culturales” (esa aberración conceptual), en general.

Nada de eso, al menos en los centros urbanos (que son, como se sabe, cuevas de piratas): el 60 % del total de las salas del país se concentra en la ciudad de Buenos Aires y su zona metropolitana (que algunos llaman Conurbano) y el 67 % de las entradas vendidas corresponden a esa área (a un promedio de casi 4 entradas por habitante por año, contra 1 entrada en el resto del país).

Razones del crecimiento de los espectadores pueden ser la consolidación del formato 3D, la cantidad de promociones (2x1, etc.) que ofrecen los bancos, o el crecimiento exponencial del cine criollo (que pasó del 5 % en cantidad de estrenos de 1994 al 30 % en 2010).

No importa. Lo cierto es que los cines tuvieron un buen año; los fabricantes de gominolas y máquinas para hacer pochoclo, también; las distribuidoras llenaron sus arcas y todos contentos, salvo los abogados que se las van a ver en figurillas para seguir interponiendo demandas antipáticas y que no pueden prosperar.

Ya vendrán los sutiles analistas de mercados para decirnos qué diferente es el caso de la industria discográfica y que ellos sufren, sufren, sufren la copia clandestina de cds de Silvana Di Lorenzo. O los editores de libros, que se rasgarán las vestiduras para que nadie fotocopie ni escanee página alguna de los libros que publican.

Pero es difícil imaginar un comportamiento tan diferenciado por parte de las audiencias. Lo más probable es que los públicos sigan consumiendo según el mismo ritmo (para mi gusto, totalmente incomprensible y hasta censurable) los productos que se les ofertan. Si no contamos con estadísticas similares a las que la industria cinematográfica hoy nos regala es sencillamente porque la concentración de la industria del cine es mucho mayor y mucho más fácilmente cuantificables son sus operaciones.

Ya que el fin de año y los balances se aproximan, que digan los editores y los sellos discográficos cuántos libros y cuántos discos venden y después vemos si no es mayor el daño que ellos perpetran a los públicos que el que aducen que sufren sus bolsillos.

viernes, 2 de diciembre de 2011

¡Otro revisionismo!




Correspondencia

Sobre la creación del Instituto Dorrego


El Poder Ejecutivo Nacional acaba de crear por decreto el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego. Según se expresa en los considerandos de la medida, su finalidad “será estudiar, investigar y difundir la vida y la obra de personalidades y circunstancias destacadas de nuestra historia que no han recibido el reconocimiento adecuado en un ámbito institucional de carácter académico, acorde con las rigurosas exigencias del saber científico”. Entre esas figuras, se incluye a Dorrego, San Martín, Güemes, Artigas, Rosas, Yrigoyen, Juan Perón y Eva Perón, además de algunos personajes de otros países de América Latina.

Se agrega que el Instituto se abocará a “la reivindicación de todas y todos aquellos que… defendieron el ideario nacional y popular ante el embate liberal y extranjerizante de quienes han sido… sus adversarios…”. Y, según el artículo 1º, se revisará “el lugar y el sentido que les fuera adjudicado por la historia oficial, escrita por los vencedores de las guerras civiles del siglo XIX”. Ante esta medida y los motivos que la fundan, los abajo firmantes expresamos nuestra profunda preocupación en torno a los siguientes puntos:

1. El primer considerando pone al desnudo un absoluto desconocimiento y una desvalorización prejuiciosa de la amplia producción historiográfica que se realiza en el marco de las instituciones científicas del país –universidades públicas y privadas, organismos dependientes de CONICET, entre otras-donde trabajan cientos de investigadores en historia, siguiendo las pautas que impone esa disciplina científica pero a la vez respondiendo a perspectivas teóricas y metodológicas diversas. En los últimos treinta años la historiografía argentina ha producido abundante conocimiento sobre diferentes períodos, procesos y figuras, incluyendo todas las que menciona el decreto como “relegadas”.

2. Con todo el peso del Estado, el Instituto se crea para promover un discurso oficial sobre el pasado. Se rescata aquí una corriente específica, el revisionismo, que a mediados del siglo XX ofreció interpretaciones novedosas sobre la historia argentina, pero que, al igual que la corriente “liberal”, no responde a los criterios actuales que orientan la disciplina. Esta ha desarrollado instrumentos de análisis complejos que resisten el reduccionismo propio de esas corrientes cuyo objetivo central era la construcción de héroes y villanos. Ese enfoque maniqueo, que el Instituto adopta, no admite la duda y la interrogación, que constituyen las bases para construir, sí, “saber científico”.

3. A través de esta medida, el gobierno nacional revela su voluntad por imponer una forma de hacer historia que responda a una sola perspectiva. Se desconoce así no solamente cómo funciona esta disciplina científica, sino también un principio crucial para una sociedad democrática: la vigencia de una pluralidad de interpretaciones sobre su pasado.

El Poder Ejecutivo de turno tiene el derecho de presentar su propia visión del pasado del país, pero crear una institución estatal cuyo objeto es imponer una forma perimida de hacer historia y una visión maniquea de ese pasado constituye un hecho grave que, sin duda, conspira contra el desarrollo científico y la circulación de diversas perspectivas historiográficas, a la vez que avanza hacia la imposición del pensamiento único, una verdadera historia oficial.


Mirta Zaida Lobato, Hilda Sabato, Juan Suriano


ADHESIONES (al 29/11/2011)

Acosta, María Martina, Aguiar, Liliana, Alessio, Aldo, Aliata, Fernando, Alonso, Fabiana, Alonso, Luciano, Álvarez, Adriana, Altamirano, Carlos, Argeri, María E., Armus, Diego, Bacolla, Natacha, Badoza, Silvia, Baldasarre, María Isabel, Ballent, Anahí, Banzato, Guillermo, Barry, Viviana, Bartolucci, Mónica, Bavasso, Ceferino, Belini, Claudio, Bertoni, Lilia Ana, Bianco, Diana, Bjerg, María, Bleta, Atilio, Bolcatto, Viviana, Boixados, Cristina, Bonaudo, Marta, Botana, Natalio, Boumera, Araceli, Bovi, María Teresa, Bragoni, Beatriz, Brandolini, Carolina, Buchbinder, Pablo, Burucúa, José Emilio, Calderón Diz, María Eugenia, Candiotti, Magdalena, Carnovale, Vera, Carrizo, Bernardo, Castello, Ana María, Caula, Elsa, Cavarozzi, Marcelo, Cicerchia, Ricardo, Closa Gabriela, Conti, Viviana, Da Orden, Liliana, Denkberg, Ariel, De Privitellio, Luciano, De Titto, Ricardo, Dicroce, Carlos Alberto, Di Liscia, María Herminia, Di Stéfano, Roberto, Djenderedjian, Julio, Eujanian, Alejandro, Fernández, Alejandro, Finocchio, Silvia, Flier, Patricia, Fraschina, Alicia, Frid, Carina, Gallo, Klaus, Gayol, Sandra, Geli, Patricio, Ghirardi, Mónica, Gianella, Alicia, Giménez, Juan Cruz, Giunta Andrea, González Leandri, Ricardo, Gluck, Mario, Gorelik, Adrián, Gotta, Claudia, Gramuglio, María Teresa, Halperín Donghi, Tulio, Heredia, Edmundo, Hora, Roy, Ibarlucía, Ricardo, Iglesias, Héctor Eduardo, Jáuregui, Aníbal, Justiniano, María Fernanda, Kindgard, Adriana, Liernur, Jorge, Lanciotti, Norma, Lázzaro, Silvia, Leoni, María Silvia, Levinson, Andrés, Lida, Miranda, Lionetti, Lucía, Luchilo, Lucas, Lvovich, Daniel, Macías, Flavia, Macor, Darío, Macchioli, Florencia, Madariaga, Marta, Maina, Marcelino, Malamud, Carlos, Malosetti, Laura, Martín, María Pía, Mata, Sara, Matallana, Andrea, Mazzei, Daniel, Megías, Alicia, Míguez, Eduardo, Milletich, Vilma, Mónaco, César, Motura, Nicolás Daniel, Mujica, María Luisa, Munilla, Lía, Myers, Jorge, Navajas, María José, Nicola, Mariné, Nieto Daniel, Novaro, Marcos, Nudelman, Ricardo, Palermo, Vicente, Pastoriza, Elisa, Pavesa, Pablo, Paz, Gustavo, Pedrosa, Fernando, Peirotti, Leonor, Persello, Ana Virginia, Pianetto, Ofelia, Piazzesi, Susana, Pini,Valeria, Piñeiro, Elena, Plante, Isabel, Plotkin, Mariano, Podgorny, Irina, Pons, Horacio, Príamo, Luis, Prieto, Agustina, Quijano, Heraldo Marcial, Quiroga, Hugo, Ras, Marcia, Requena, Pablo, Reynoso, Daniel, Richard-Jorba, Rodolfo, Rocchi, Fernando, Rodríguez, Rodolfo, Rojkind, Inés, Roldán, Darío, Romano, Silvia, Romero, Luis Alberto, Rubinzal, Mariela, Ruibal, Beatriz, Salvatore, Ricardo, Sarlo, Beatriz, Sedrán, Paula, Scarfi, Juan Pablo, Schettini, Cristiana, Silvestri, Graciela, Siracusano, Gabriela, Solís Carnicer, María del Mar, Spinelli, María Estela, Stagnaro, Andrés, Tarcus, Horacio, Tato, María Inés, Tcach, César, Ternavasio, Marcela, Teruel, Ana, Tío Vallejo, Gabriela, Tonón, María Cecilia, Valdez, María José, Vezzetti, Hugo, Vidal, Gardenia, Walpen, Juan Bautista, Yablón, Ariel.


OTRAS ADHESIONES (al 29/11/2011)

Avelar, Idelbe. Bágueme Cervellera, María José,Begher, Roberto. Birn, Anne-Emanuelle, Bordelois, Gastón, Caetano, Gerardo, Cohen Agrest, Diana, Fernández, Coroliano, Ferrari Etcheverry, Alberto, Gil, Elsa Beatriz, Giúdice, Horacio, Gómez, Alejandro, Iglesias, Héctor Eduardo, Iglesias, José María, Kreimer, Carlos, López, Mario Justo, Marchese, Mariana, Noiosi, Rubén Oscar, Otero, Osvaldo, Presas, Mario, Richeri, Luis María, Romero, Amílcar, Roulet, Margarita, Sacchi, Rubén, Santa Cruz, María Isabel, Santilli, Estela, Stigol, Nora, Suárez, Carlos Abel, Suárez Lastra, Facundo, Talk, Ana María, Tampieri, Susana, Tello Rosas, Guillermo, Walger, Sylvina, Wehbe, César Emilio