viernes, 10 de agosto de 2007

Dancing on Ice

Mi mamá dice que se emocionó hasta las lágrimas. Yo, que trato de abstenerme de toda emoción ("dichoso el árbol que es apenas sensitivo/ y más la piedra porque esa ya ni siente"), revisé mis viejas anotaciones: acá y acá, la candidez de haber pensado que a los argentinos no les iba a dar la cara para tanto y una ojeada a una producción cuya seriedad reposa sobre todo en que no se supone que el jurado deba hablar.

2 comentarios:

Emma Funes dijo...

Mi mamá también lloró Daniel y parafraseando al grandioso diría; pués no hay dolor más grande que el del televidente ni mayor pesadumbre que el llorar inconciente...

Anónimo dijo...

Yo te digo, en disenso con la Sra. Link, que no se puede mas.
La television ya se esta pasando y el cuerpo (social) esta dando señales: colon irritable, palpitaciones, dolor menstrual, aun en varones y mascotas.
Atenti chicos porque nos estamos tomando unas pepas peligrosisimas y como insiste Cipe en dulce letania: primero seran los judios, luego los agentes inmobiliarios, nos mofaremos de ellos, pero tarde o temprano vendran por nosotros y no habra elecasei defensis para nuestro cuerpo corroido, necrosado ya.