"Como Pinochet cuando lo detuvieron en Londres, también por orden de la justicia española, porque ni la de Chile ni la de la Argentina se decidían a actuar, Scilingo finge enfermedades invalidantes a la hora de responder por sus crímenes. Ambos fueron implacables con las personas indefensas que tuvieron en sus manos cuando ejercían el poder absoluto pero tiemblan y lloriquean, simulan hambre o demencia, cuando se les pide cuenta de sus actos", escribe Horacio Verbitsky en Página/12.
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
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