El jueves pasado gané el pozo en juego. Por una vez, acerté más nominaciones que nadie, incluido S., el chatarrero mayor. Fue un triunfo equívoco, porque los nominados no fueron los que yo esperaba. Juré entonces que si Mariela se iba de la casa, iba a dejar de mirar GH. Anoche, el que se tuvo que ir fue el hamster y yo quedé libre para seguir consumiendo inmundicias mal producidas. ¿Lo haré? ¿No debería aprovechar mi promesa para efectivamente retirarme de un juego cuyo encanto, en definitiva, se me escapa? ¿No he llegado ya demasiado lejos? ¿No debería reunirme con mis amigos para tomar lentamente sorbitos de ajenjo y discurrir en voz baja sobre los aspectos de la literatura argentina actual que más nos apasionan?
Mientras rumio mi pena masmediática, pienso en la inverosímil disciplina de la "otra Argentina" para sostener a sus candidatos en el juego, esa Argentina cuya pronunciación evita con obstinación las horrendas sonoridades del habla rioplatense. Es como pensar en Ricardo Rojas, en Sarmiento, en Facundo Quiroga, en la Aduana Seca del virreinato y en mi infancia... Todo el siglo XIX bailando la danza de los muertos en la calesita loca de la televisión de aire. Todas las horas del pasado desovilladas en un espasmo de repulsión.
Como un adicto, insisto, prometo, bufo, amenazo, juro, claudico, secretamente anhelo: que se vaya Jonathan, que se vaya Jessica, que se vaya Liza Minelli, por favor, por favor, que se vaya Liza Minelli con su fofo sonambulismo. Mejor la destrucción, el fuego.
Sería injusto, Daniel, que bajés justo ahora los brazos; que abandones en mitad de esta tormenta, después del camino que dejamos recorrido. No hagas como Sebastián (como Jéssica) que amagan con abandonar la casa, sin afrontar los más ríspido y también delicioso del juego.
ResponderBorrarY ya que confirmamos tus dotes adivinatorios -Pitonisa, Tiresias: da lo mismo-, es menester inquirir por el futuro de la contienda, lo que todos nos preguntamos: ¿cuáles serán los cuatro finalistas?
Personalmente, vaticino la salida expedita de Sebastián o Griselda, como así también la pronta revelación -y probable exorcismo- del costado más sombrío y, en definitiva, de la verdadera cara (siempre siniestra) de ese vástago demoníaco al que muchos, engañados, apodan Osito.
A mí me pasa lo mismo con Gran Hermano. Juro que no lo voy a ver, y cuando llega la gala de nominación, más o menos a las diez menos cuarto, "bueno, una media horita mientras preparo la cena". Siempre es una media hora un poco larga... No entiendo tampoco qué me atrae de esa estupidez. Hasta me cayó simpático el hamster... así que imaginate. Ahora, la Liza Minelli, jamás.
ResponderBorrarQué grande Cernuda.
ResponderBorrarFinalistas: Marianela, Sebas (si no se va, obvio), Juan el cordobes y Diego. Entre estos dos ultimos el ganador.
ResponderBorrarA la Osita hay q sacarla pronto, lo mismo a la Griselda pero lo de la Osita es mas grave, es de Polanski, despues de q salga de la casa hay q quemarla viva en Plaza de Mayo y cobrar la entrada para el q quiera asistir al ceremonial de depuracion de la sociedad civil.