sábado, 14 de julio de 2007

Noche Chueca

Fui arrastrado (¡a mi edad!), después de la medianoche del viernes, hasta Chueca, en el corazón mismo del sedicente Palermo Soho. S., responsable del atentado a la paz hogareña, no podía creer que no me hubiera dado cuenta de que queda prácticamente enfrente de lo de Garamona. "No me fijo en barrios ajenos", le contesté, con un leve malhumor.
Íbamos a ver el lugar, porque S. había sido convocado repetidas veces por el rrpp de la empresa para que expusiera sus fotos allí, y el "artista del momento" tenía que explorar el espacio para planificar su entrega (como quien dice "la entrega argentina a la Bienal"). Muy "estilo internacional" y con una tenue iluminación que favorece el coqueteo de las señoras mayores que han hecho del lugar su asiento, la nueva sede de Chueca es definitivamente mejor que la anterior. Por fortuna no había show, porque hubiera salido disparadamente bajo la llovizna que ya caía con tenacidad, sin importarme nada.
Mientras esperaba que el bartender mezclara el mojito que le había pedido (contra mis prevenciones, lo hizo bien, aunque creo que dejó volar un poco su imaginación) y S. conversaba sobre las diferentes opciones posibles ("no expongas cosas chicas", le había dicho yo, "porque las locas te las roban, seguro"), vi que se dirigía hacia la puerta, como quien se retira con destino mejor.... ¡Liza Minelli!
No la auténtica, la originalísima que cantó hace poco a precios inaccesibles para curiosos perversos, sino la Liza Minelli que amenizaba GH2007, y cuyo nombre no pude gritar en el momento porque no lo recordé (lo sé: se presta a interpretación psicoanalítica) sino hasta que S. me lo recordó: Sebastián.
Le dije a S.: "Ahí se va Liza Minelli". Él tejió la hipótesis de que estaba haciendo la ronda de sus visitas pagas a los lugares de moda. Por supuesto, me enojé con él porque no hubiera tratado de corroborar la teoría con su amigo (ejem), el rrpp de Chueca.
Volviendo a casa, vimos uno de esos carteles inverosímiles cuya suscriptio dice "El cambio recién comienza", bajo una pictio un poco creepy: la de una mujer sometida ya a los caprichos de la cirugía estética, lo que significa (pictio y suscriptio como un mensaje único) que nada apartará a esa dama de los hilos de oro, bisturíes, hachas y afeites necesarios para garantizar ese cambio. Luego recordé que alguien me había contado que en algunos barrios "el cambio" había sido manualmente tachado y, sobre tachado, podía leerse "el botox (recién comienza)".
Al que hay que matar, en todo caso, es a ese publicista descerebrado.

(anterior)

4 comentarios:

  1. Anónimo2:18 p.m.

    Lo de Liza, un alegron. Tres charmant. Espero que haya tenido el hilo de baba dimulado por el frio.
    Pero el publicista...Por que descerebrado? Es una campaña impecable. Ella-y su publico- seguro esta encantada, se siente divina, apetecible, lo que para los demas es un maquillaje hilarante, solo dable en un personaje de gasalla, a ella le parece super, (si: puedo ser estadista y potra al mismo tiempo. Dame tiempo y veras que ademas de un decreto, te puedo hacer ver estrellitas de colores, papi. Soy una evita ashiornada vistess, una evita muuuuy muuuuy sexuada. O se creyeron que me como al bizco, tontitos).
    Evita, evita la sutileza esa chica.
    Pero van a ver lo bien que le ira en un pais que evita pensar.

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  2. Anónimo3:47 p.m.

    yo te votox.

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  3. Anónimo9:14 p.m.

    emeygriega, venías bien hasta el remate final.
    Tanto el comentario de Linkillo como el tuyo es el de dos señoras viejas y gordas de Barrio Norte. Es un comentario de Lilita Carrió menos artificioso.
    Como si a esta altura del partido tuviera algún tipo de incidencia hacerse la cirugía... ¿Pero qué otra cosa es la política? Paso: comentarios de revista Noticias prefiero leerlos desde el colectivo.
    Me parece una actualización espantosa de los discursos bienpensantes más envejecidos. ¿Qué otra cosa es la estética peronista, si no? Además, como si no quedara el comentario impugnado por la banal coincidencia de estar en el mismo sitio que Laiza Minelli. ¿Pero de qué estamos hablando? ¿De qué? Juguemos al caldo, todo mezclado, es mejor, es más saludable, es menos careta...
    Hay que tratar de pensar, siempre, con aires de frescura, con bríos de destello.
    Cristina es la Hécuba peronista, la yegua que los tiene cortitos, la Eva del siglo XXI. Mucho más artificiosa que la Chiche ama de casa, que la Lilita gorda desagradable, concheta que comprende. Mucho menos olorosa que Patricia Walsh. Del Soho a Monserrat, de Armani a la villa. Lo demás es cosa vieja.

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  4. Anónimo6:42 p.m.

    anónimo: cristina y liza Gh merecen compartir un posteo y una apreciación: ambas son mentirosas, lloronas y trompudas. Carecen de verdad y eso es un problema en la política y en el arte, entendiendo que en esta ultima esfera se inscribe cristina, claro.
    Por lo demás, acertaste a mi pesar: gorda, vieja y cerca de barrio norte.

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