por Severo Sarduy
Renuncia a tu cuidado, bien lo sé: tras
ese dolor que tu embestida aqueja,
en alivio y placer muda la queja,
más sosegada cuanto más penetras.
Cerveza transmutada o sidra añeja,
del oro tibio la furiosa recta
su apagado licor suma y proyecta
sobre el cuerpo deseoso que festeja
tanto derrame. A bálsamos o ardides
que atenúen la quema de tu entrada
nunca recurras. Mientras menos cuides,
unjas, prevengas, o envaselinada
disimules, mejor. Para que olvides
el mudo simulacro de la nada.
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ResponderBorrarbello severo siempre
ResponderBorrarhay un libro de él que es un híbrido entre teatro y radiofonía que se llama Para la voz. puede servir para la incursión en la dramaturgia por el trabajo exhaustivo con voces y textos. Severo, aunque poeta, no considera a los actores, sino a los portadores de texto...
lluvia dorada
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