martes, 9 de octubre de 2007
América Latina
Esta postal de Maracaibo (Venezuela) me llega con la correspondiente oración:
Oración al Glorioso Mártir San Sebastián
Glorioso e invicto Mártir San Sebastián, insigne protector de los afligidos, desconsolados y menesterosos que ponen la confianza en Dios y esperan de su benignísima mano el remedio de sus aflicciones y necesidades: Os suplicamos, abogado que sois también contra todo contagio, peste y epidemia, libréis nuestras casas con vuestra intercesión de todos los males. Amén.
Las ciudades americanas tienen una relación intensa con Sebastiano, bajo cuya protección muchas de ellas se pusieron (tantas, que es casi como decir todas). El de Maracaibo (que no es, ni por asomo, tan impresionante como el que domina la Bahía de Guanabara, en Río de Janeiro) demuestra lo popular que Sebastiano era todavía a principios del XIX (cuando debe de haber sido realizado el soso vaciado que se ve en la foto) y lo mucho que dominaba las modas en épocas de fundaciones coloniales. Sí, había terror a lo desconocido. Sí, pensaban los obispos destinados a los territorios novomundanos que cualquier cosa podía contagiárseles (curiosamente: porque fueron precisamente los conquistadores los que diezmaron con mil pestes a los nativos) o que los nativos querrían exterminarlos con sus propias flechas. Pero, además, las ciudades americanas se pusieron desde el comienzo a la sombra de la gracia sebastiana.
Como tantos otros, el de Maracaibo mira al cielo. Y la luz de fuego licuado del Caribe no parece afectarlo, como tampoco el hecho de que la Orden de San Sebastián sea hoy la moneda de los RRPP de la ciudad corsaria.
Hice click en La Orden de San Sebastián, entré en la revista virtual Tendencia y me entero del seminario "El cuerpo como soporte" que se dicta en el Centro Cultural Lía Bermúdez de Maracaibo. Hmmmm...
ResponderBorrarOjalá nos salve también de la prepotencia y la demagogía barata...
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