por Pedro Mairal para Perfil
Te fuiste a dormir en una república y te despertaste en otra cosa que
todavía no sabés cómo se llama. El oficialismo tomó control del Poder
Judicial. Se va a seguir llevando todo puesto como un monstruo
enceguecido. Irá por la re-re y la eternización. Ya no puede caber
ninguna duda de eso. No hay que ser ingenuos. No se puede llamar
república a un régimen donde no hay división de poderes.
Cuando eras chico el vecino del séptimo a veces te invitaba a dormir
en su casa los viernes. El sábado ya nos cansábamos los dos. El te hacía
entrar en competencias, a ver quién tira el avión de papel más lejos, a
ver quién emboca la pelota de tenis en el balde, a ver quién puede
imitar mejor al Hombre Araña trepando descalzo por el pasillo con una
pierna en cada pared. Ya sabías que cuando él iba perdiendo te cambiaba
las reglas. En realidad, ganó mi avión porque voló más tiempo. La pelota
no puede picar en el borde del balde y entrar. El Hombre Araña no se
apoya así con las manos, además ensuciaste la pared y ahora cuando
llegue mamá te va a pegar con el cinto. Mirá cómo tengo yo la espalda.
El mundo había cambiado. Te habías despertado dentro de un régimen nuevo
que todavía no sabías bien cómo se llamaba. Un lugar amenazante, lleno
de reglas dudosas, fluctuantes, contradictorias. Eran los sábados más
largos de tu vida.
Si el kirchnerismo se termina en 2015, igual dejará la tierra
arrasada, las instituciones hechas polvo, las leyes dobladas a las
patadas, la seguridad jurídica arrancada de cuajo, los datos prendidos
fuego. Quedarán sus métodos patoteriles. Si el apriete es costumbre,
¿cómo se vuelve al trato igualitario? ¿Cómo se hace después para volver
al disenso democrático cuando se usó el abuso del poder como única forma
de argumentar? El régimen totalitario que están levantando no tolera
una sola pregunta. La interrogación despierta la ira oficial, los marea y
desorienta. Me quiero ir, contestó el ministro de Economía cuando le
preguntaron sobre la inflación. No se pregunta. No se dialoga. No se
contesta.
Devastador.
ResponderBorrarMe gustaría estar equivocándome y que nada de esto que vemos sea verdad, como sostienen el oficialismo y sus seguidores.