jueves, 31 de marzo de 2016
miércoles, 30 de marzo de 2016
La Gran Gala Modernista, una fiesta inolvidable
por Hugo Beccacece para La Nación
a invitación anunciaba "Gran Gala Modernista". El programa de mano, que enumeraba los distintos capítulos de la fiesta, suscitaba esperanzas e incertezas encontradas: entrega de premios a los dos alumnos de colegios secundarios que habían ganado un concurso de cuentos breves y otro de poesía, la final de un concurso de recitadoras (un plato que prometía ser fuerte en su escolar perversidad), un concierto del cuarteto de Untref y el "Grand Bal" de clausura. Se celebraba el cierre del congreso internacional "La sutura de los mundos" sobre la obra de Rubén Darío, organizado por la Universidad de Tres de Febrero. El festejo se realizó en el teatro Margarita Xirgu. Antes de que se abrieran las puertas de la sala, los invitados circulaban en el hall. De pronto, desde el balcón del pullman, un travesti ataviado como una vedette, montado en unos tacos que propiciaban fracturas y esguinces, dejó caer plumas cortadas en pedacitos sobre la cabeza de los asistentes. La platea había sido modificada, se había levantado el corazón del patio de butacas y se había dejado una herradura de tres filas, de modo que el centro del salón estuviera vacío, salvo por una mesita y tres sillones.
En el escenario, el director Rubén Szuchmacher y Daniel Link, vestido con una levita y con una cadena al cuello de la que colgaba una condecoración nicaragüense que acababa de recibir, actuaron de maestros de ceremonias. Szuchmacher, al principio del acto, no sólo recitó el poema Caupolicán, también lo escenificó. Cuando dijo los versos "robusto tronco de árbol al hombro de un campeón / salvaje y aguerrido...", se vio aparecer por la entrada de platea, a un joven atlético, no demasiado vernáculo, los fornidos músculos al desnudo, cubiertas las vergüenzas por una breve tela de inspiración indígena, llevando sobre un hombro en lugar de un tronco un dorado candelabro de pie, de esos monumentales como los que Luis II de Baviera utilizó para decorar el Salón de los Espejos del castillo de Herrenchiemsee.
Hubo otro recitado escenificado de intención más espectacular y mundana. Mientras se escuchaban los versos de "Era un aire suave...", apareció la marquesa Eulalia, la de las risas y desvíos dedicados "al vizconde rubio de los desafíos y al abate joven de los madrigales". No sólo apareció en el recitado, también apareció en el teatro, con un vestido largo de tul blanco, echada la cabeza hacia atrás para destacar la línea del cuello. Reía la marquesa en silencio como en el cine mudo, sentada a un sillón; pronto tuvo enfrente al vizconde rubio (no era tan rubio) y, poco después, a Daniel Link, abanico rojo en mano, que la acompañó en las risas. Por una puerta lateral entró Mercurio, invocado por Darío en la poesía. En esta ocasión, Mercurio se había encarnado en un mulato al que le habían dorado el cuerpo perfecto con un barniz, lo que daba como resultado una piel verdosa. Mercurio estaba desnudo, salvo por un tapasexo, ya que no taparrabo: el rabo estaba íntegramente expuesto en todo su esplendor juvenil y le arrancó a Sylvia Molloy la exclamación: "¡Tiene un derrière...!" En efecto, lo tenía. También estuvo la Diana de Darío, interpretada por una actriz envuelta en tules blancos y cortos, que dejaban ver muslos poderosos. Diana daba saltitos mientras agitaba arco y flechas; Mercurio, en cambio, era una estatua inmóvil.
Entre recitado y recitado, se desarrolló un breve concierto. El notable Cuarteto de cuerdas Untref interpretó movimientos sueltos de obras de Alberto Williams, Julián Aguirre, Teresa Carreño, Arnold Schönberg, Claude Debussy y Maurice Ravel. Por último, Szuchmacher invitó al baile, que se inició con Danubio azul. El vals tiene un ritmo envolvente y exige movimientos envolventes, sin embargo, los bailarines porteños se entregaron a una danza curiosamente ortogonal. Movían las piernas con rigidez de hojas de tijera que se abrían y se cerraban casi con chasquidos marciales.
En los palcos y platea estaban Aníbal Jozami (el único de esmoquin), Diego Bentivegna, Sylvia Molloy, Edgardo Cozarinsky, Arturo Carreras, Tamara Kamenszain, Raúl Antelo, Carlos Battilana, Daniel Link, Diana Wechsler, Noe Jitrik, Sebastián Freire, María Moreno, Laura Isola y Jorge Telerman.
Intenso festival académico.
a invitación anunciaba "Gran Gala Modernista". El programa de mano, que enumeraba los distintos capítulos de la fiesta, suscitaba esperanzas e incertezas encontradas: entrega de premios a los dos alumnos de colegios secundarios que habían ganado un concurso de cuentos breves y otro de poesía, la final de un concurso de recitadoras (un plato que prometía ser fuerte en su escolar perversidad), un concierto del cuarteto de Untref y el "Grand Bal" de clausura. Se celebraba el cierre del congreso internacional "La sutura de los mundos" sobre la obra de Rubén Darío, organizado por la Universidad de Tres de Febrero. El festejo se realizó en el teatro Margarita Xirgu. Antes de que se abrieran las puertas de la sala, los invitados circulaban en el hall. De pronto, desde el balcón del pullman, un travesti ataviado como una vedette, montado en unos tacos que propiciaban fracturas y esguinces, dejó caer plumas cortadas en pedacitos sobre la cabeza de los asistentes. La platea había sido modificada, se había levantado el corazón del patio de butacas y se había dejado una herradura de tres filas, de modo que el centro del salón estuviera vacío, salvo por una mesita y tres sillones.
En el escenario, el director Rubén Szuchmacher y Daniel Link, vestido con una levita y con una cadena al cuello de la que colgaba una condecoración nicaragüense que acababa de recibir, actuaron de maestros de ceremonias. Szuchmacher, al principio del acto, no sólo recitó el poema Caupolicán, también lo escenificó. Cuando dijo los versos "robusto tronco de árbol al hombro de un campeón / salvaje y aguerrido...", se vio aparecer por la entrada de platea, a un joven atlético, no demasiado vernáculo, los fornidos músculos al desnudo, cubiertas las vergüenzas por una breve tela de inspiración indígena, llevando sobre un hombro en lugar de un tronco un dorado candelabro de pie, de esos monumentales como los que Luis II de Baviera utilizó para decorar el Salón de los Espejos del castillo de Herrenchiemsee.
Hubo otro recitado escenificado de intención más espectacular y mundana. Mientras se escuchaban los versos de "Era un aire suave...", apareció la marquesa Eulalia, la de las risas y desvíos dedicados "al vizconde rubio de los desafíos y al abate joven de los madrigales". No sólo apareció en el recitado, también apareció en el teatro, con un vestido largo de tul blanco, echada la cabeza hacia atrás para destacar la línea del cuello. Reía la marquesa en silencio como en el cine mudo, sentada a un sillón; pronto tuvo enfrente al vizconde rubio (no era tan rubio) y, poco después, a Daniel Link, abanico rojo en mano, que la acompañó en las risas. Por una puerta lateral entró Mercurio, invocado por Darío en la poesía. En esta ocasión, Mercurio se había encarnado en un mulato al que le habían dorado el cuerpo perfecto con un barniz, lo que daba como resultado una piel verdosa. Mercurio estaba desnudo, salvo por un tapasexo, ya que no taparrabo: el rabo estaba íntegramente expuesto en todo su esplendor juvenil y le arrancó a Sylvia Molloy la exclamación: "¡Tiene un derrière...!" En efecto, lo tenía. También estuvo la Diana de Darío, interpretada por una actriz envuelta en tules blancos y cortos, que dejaban ver muslos poderosos. Diana daba saltitos mientras agitaba arco y flechas; Mercurio, en cambio, era una estatua inmóvil.
Entre recitado y recitado, se desarrolló un breve concierto. El notable Cuarteto de cuerdas Untref interpretó movimientos sueltos de obras de Alberto Williams, Julián Aguirre, Teresa Carreño, Arnold Schönberg, Claude Debussy y Maurice Ravel. Por último, Szuchmacher invitó al baile, que se inició con Danubio azul. El vals tiene un ritmo envolvente y exige movimientos envolventes, sin embargo, los bailarines porteños se entregaron a una danza curiosamente ortogonal. Movían las piernas con rigidez de hojas de tijera que se abrían y se cerraban casi con chasquidos marciales.
En los palcos y platea estaban Aníbal Jozami (el único de esmoquin), Diego Bentivegna, Sylvia Molloy, Edgardo Cozarinsky, Arturo Carreras, Tamara Kamenszain, Raúl Antelo, Carlos Battilana, Daniel Link, Diana Wechsler, Noe Jitrik, Sebastián Freire, María Moreno, Laura Isola y Jorge Telerman.
Intenso festival académico.
martes, 29 de marzo de 2016
Me subo a este barco
Proponen un canal navegable de mil kilómetros para trasladar la producción de Córdoba
Nacería en Arroyito y desembocaría en un puerto de aguas profundas en Buenos Aires. Permitiría bajar seis veces el costo de un flete en camión. La inversión, menor a la de una autopista.
(gracias, Diego).
Nacería en Arroyito y desembocaría en un puerto de aguas profundas en Buenos Aires. Permitiría bajar seis veces el costo de un flete en camión. La inversión, menor a la de una autopista.
(gracias, Diego).
Buenos Aires no se vende
En la Ciudad de Buenos Aires la
gestión del PRO ya ha privatizado más de 170 hectáreas de tierras públicas.
Ciudad de Buenos Aires, 29 de Marzo de 2016
La privatización de tierras
públicas, a través de su concesión o su venta, no sólo implica que algo que es
de toda la sociedad pasa a ser explotado o utilizado por una parte de ella o
uno de sus integrantes.
También significa que el destino y el uso de dicho bien común tendrá
como norte intereses individuales y no colectivos. Y que principalmente estos
intereses individuales serán puramente económicos. Es decir, constituye un avance de la mercantilización
de la Ciudad.
En esta dirección, también implica
el incremento de la deuda social y ambiental en la Ciudad. La existencia de
un banco de tierras de grandes proporciones resulta necesario para la efectiva
implementación de políticas orientadas a resolver la grave emergencia ambiental
y habitacional que vive la Ciudad de Buenos Aires.
La descapitalización de la
Ciudad a través de la privatización de sus tierras públicas ha demostrado que
no es el camino para solucionar estas emergencias. Al contrario, la tierra
pública que se concesiona y vende genera para el futuro la necesidad de
recobrarla pagando más. La privatización
es otra forma de endeudamiento hacia el futuro.
Por otra parte, la privatización es profundamente injusta. El esfuerzo
colectivo es apropiado por unos pocos. La vitalidad y diversidad de la
comunidad es desvirtuada por criterios uniformes determinados por la
rentabilidad. La Ciudad se desanima, se desalma, pierde su identidad y vida.
Desde el inicio de la Gestión del Pro se han
privatizado más de ciento setenta (170) hectáreas de tierra pública, es decir,
170 manzanas de la Ciudad. Sin ánimo de agotar el listado,
enumeramos las siguientes ventas de tierra pública y concesiones con las
superficies involucradas aproximadas:
- La Ley N° 3232 autorizó la venta de tres predios conocidos como de Catalinas Norte (1,5 ha).
- La Ley N° 3.396 autorizó la venta de terrenos de la Ex Au3 (10 ha).
- La Ley N° 3.730 otorgó permiso de uso y explotación de un sector del Parque Jorge Newbery a la Asociación Civil Club de Amigos por 20 años (10 ha).
- La Ley N° 4.473 autorizó la venta del Edificio del Plata (0,5 ha)
- La Ley 4.476 concesión parte del Parque Roca por 30 años para la explotación del Centro de Transferencia de Cargas a la empresa CTC Administradora S.A. (37 ha).
- La Ley N° 4.481 autorizó la venta de decenas de inmuebles.
- La Ley 4.740 autorizó la venta de 32 inmuebles (55 ha)
- La Ley N° 4.887 otorgó permiso de uso y explotación por 10 años del campo de deportes ubicado en el Parque Gral. Las Heras (0,5 ha).
- La Ley N° 4.950 autorizó la instalación de bares en los espacios verdes.
- Venta de los terrenos de casa Amarilla (3 ha).
- La Ley N° 5.151 otorgó por 20 años al Club Atlético River Plate el uso exclusivo de un tramo de la calle Juan F. Sáenz Valiente y sus aceras, comprendido entre la Av. Presidente Figueroa Alcorta y Av. Lugones
- La Ley N° 5.498 otorgó a la Asociación Civil Golf Club José Jurado la explotación por 20 años de la totalidad del Parque de las Victorias (45 ha).
- El Decreto N° 167/2013 privatizó el predio denominado "Ingeniero Agrónomo Benito Carrasco por 4 años (10 ha).
- El Shopping Distrito Arcos fue habilitado ilegalmente sin destinar parte de su predio a la Ciudad (1.5 ha).
- El Shopping Abasto ocupa una plaza pública.
- Las canchas de paddle y de fútbol en el Parque Sarmiento.
- Decenas de Locales Gastronómicos y bailables en Costanera Norte.
Actualmente se
encuentran en proceso de privatización:
- La concesión del Centro de Exposiciones al lado de la Facultad de Derechos
- La concesión de predios para destinos gastronómicos y bailables en el nuevo Distrito Joven en Costanera Norte.
Todo este proceso de
profundización de la privatización de la tierra pública siempre justificado
hipócritamente por el bien común no ha mitigado ni mínimamente la grave crisis
habitacional y ambiental de la Ciudad.
En este contexto, el día 3 de diciembre de 2015, la Legislatura de la
Ciudad aprobó en primera lectura el proyecto de ley N° 2485-J-2015 que crea la Agencia de Bienes S.E. y autoriza la
venta de los predios del Tiro Federal y del Dorrego, del Centro Cultural
Recoleta, etc.
Esta Sociedad
del Estado es una inmobiliaria de tierras del Estado con capacidad para vender
todos los terrenos y edificios de la Ciudad ubicados al norte de la Av. San
Juan.
Esta Agencia viene a sumarse a las ya existentes Corporación Puerto
Madero y Corporación Buenos Aires Sur a
través de las cuales se ha vendido sin control tierras públicas del sur de la
Ciudad.
El Jefe de Gobierno pretende utilizar estas tres Corporaciones como un cheque en blanco para poder decidir la venta de cualquier inmueble de la Ciudad ubicado en cualquier parte de su territorio, sin autorización de la Legislatura ni de las Comunas y sin conocimiento de la ciudadanía. Esto en violación flagrante de la Constitución, de la Democracia Participativa y de las competencias exclusivas y concurrentes de las Comunas.
El día 29 de marzo en la Legislatura Porteña se realiza la Audiencia
Pública para que la ciudadanía opine sobre la legalidad y conveniencia de este
proyecto de ley.
AQUÍ el INFORME COMPLETO elaborado por el Observatorio del Derecho a la
Ciudad que explica en forma exhaustiva los alcances e implicancias del proyecto
de ley que crea la Agencia de Bienes S.E.
AQUÍ el Manifiesto consensuado por las organizaciones y
asambleas que impulsan la Campaña "Buenos Aires NO se Vende".
AQUÍ el proyecto de ley con aprobación inicial que crea la Agencia de Bienes S.E. y su ANEXO.
Ciudad de Buenos Aires, 29 de
Marzo de 2016
Contacto: 15-3655-3465
Twitter: @obs_der_ciudad
FB: https://www.facebook.com/lunes, 28 de marzo de 2016
Macrokirchnerismo
Los bienes públicos de la Ciudad de Buenos Aires
no pueden darse a remate
no pueden darse a remate
Con media sanción de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, con el voto favorable de 44 legisladores se aprobó el 3 diciembre del año pasado, en primera lectura, sin debate y sin discusión, la creación de una sociedad estatal, la AGENCIA DE BIENES SE. (1) Se trata de la creación de un ente autónomo que se adjudica el derecho de vender todos los terrenos y edificios de dominio público de la Ciudad ubicados al norte de la Avenida San Juan. Con este proyecto, sumado al de la Corporación del Sur y la Corporación Puerto Madero, el territorio completo de la Ciudad queda en manos de la voluntad exclusiva del Poder Ejecutivo: cada decisión que se tome respecto de ellos no pasa por ningún control público, ya sea la Legislatura, las Comunas o cualquier instancia de decisión ciudadana. En el proyecto de ley se esgrime un solo argumento: cualquier bien público puede ser enajenado si el Gobierno de la Ciudad lo considera innecesario para la gestión.
Ninguna ciudad del mundo reduce su patrimonio con un argumento tan simplista e incomprensible como el de la falta de necesidad. Es inaceptable que se pretenda enajenar el patrimonio de una ciudad sin tener un plan de desarrollo urbano que determine qué ciudad necesitamos. No se puede y no se deben tomar decisiones sin contemplar el futuro social, sanitario, cultural y ambiental de toda la población.
Nos preguntamos entonces: ¿Qué quiere decir que un bien común es innecesario para la gestión? ¿Dónde están las necesidades concretas de la ciudadanía en este principio?
Estamos ya ante una ciudad donde el espacio público es escaso, en la que plazas, parques y veredas están seriamente comprometidas y las áreas verdes han dejado de guardar relación con la cantidad de población. La Organización Mundial de la Salud recomienda 14m2 por habitante y, hoy por hoy, Buenos Aires, en sus cálculos más optimistas, cuenta con menos de 3,5m2. Atenta contra el bienestar general que se quieran vender tierras, espacios o edificios para uso privado. En este contexto, desarrollar proyectos de este tipo está en contra de la tendencia mundial de preservar los bienes urbanos para los beneficiarios de hecho: la comunidad en su conjunto.
La lista de predios en vías de privatización no ha sido publicitada oficialmente. Toda información al respecto es difusa. En tratativas de urbanización y venta están, entre otros, el Tiro Federal Argentino en Núñez, el Dorrego en Colegiales, el Cuartel de la Policía Montada en Palermo, el Empalme Ferroviario Norte en Retiro. También el Autódromo, el Centro Cultural Recoleta, el CEMIC, el Distrito Joven Costanera Norte, la Casa Amarilla de la Boca y otros que ya corren por cuerda separada.
La información recabada con dificultad revela más de 2.400 inmuebles que involucran a 12 de las 15 comunas. El mapeo de bienes a enajenar se potencia con las grandes fracciones indivisas de propiedad del Estado Nacional en el territorio de la CABA y revela un cuantioso botín público al servicio de la especulación inmobiliaria de grupos de capital privados. Sin información, planificación, ni control, se pone seriamente en riesgo el futuro urbano-ambiental de una ciudad inundable, con déficit de espacios verdes y desarrollos urbanísticos tipo Puerto Madero en la banda costera del río de La Plata, a la vez que se extingue el potencial de aprovechamiento público de este capital social-urbano.
Estamos ante un proceso de asociación especulativa de tierras públicas en beneficio del usufructo privado que amenaza el futuro de la Ciudad. Se trata de la aplicación de un modelo extractivo cuya única finalidad es beneficiar a unos pocos desarrolladores estimulados por un atractivo económico que contrariamente a la lógica, no engrosa las arcas públicas, sino que las saquea.
Además, desde el punto de vista jurídico, la creación de la AGENCIA DE BIENES SE es de una flagrante inconstitucionalidad: se trata de una delegación indebida del poder Legislativo y de las Comunas torciendo el mandato constitucional y aboliendo el derecho vecinal a determinar la identidad de su hábitat. El Estado está actuando exclusivamente como promotor de los negocios privados, de la especulación inmobiliaria. En este sentido se violan, entre otros, los Artículos 82, 84 y 89 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires. A este accionar no fue ajena, una vez más, una alianza entre los Legisladores porteños del kirchnerismo y los del PRO, quienes, desde hace ya varios años no vacilan en votar conjuntamente aquellas leyes que se unificaron en el llamado “Pacto Pro-K” y constituye, hasta el momento, la tercera privatización de bienes públicos de la Ciudad después de la creación de Puerto Madero y la Corporación del Sur.
Seriamente preocupados, consternados por las consecuencias incalculables del proyecto en caso de sancionarse definitivamente la Ley, Plataforma 2012 quiere llamar a la reflexión a los responsables de su sanción definitiva. Es la ciudadanía en su conjunto y no un grupo de operadores quienes deben decir qué ciudad queremos. En ella están involucrados nuestra salud, nuestra calidad de vida, nuestro equilibrio social y ambiental y nuestros bienes simbólicos. Rechazamos una ciudad al servicio de la especulación inmobiliaria donde en el altar de los negocios se sacrifica nuestro hábitat, nuestros bienes comunes, nuestra salud, nuestro patrimonio arquitectónico y cultural de la Ciudad. No podemos permitirlo.
(1) Votaron a favor de la Ley:
José Luis Acevedo (PRO), Gabriela Alegre (FPV), Jorge Aragón
(FPV), Juan Pablo Arenaza (PRO), Christian Bauab (PRO), Gabriela
Cerruti (Nuevo Encuentro), Cecilia de la Torre (PRO), Agustín
Forchieri (PRO), Edgardo Adrián Form (Partido Solidario),
Gabriel Fuks (FPV), Jorge Garayalde (PRO), Alejandro García
(PRO),Cristina García de Aurteneche (PRO), Agustín Garzón (PRO),
Dante Gullo (FPV), Raquel Herrero (PRO), Héctor Huici (PRO), Aníbal
Ibarra (Frente Progresista y Popular), Daniel Lipovetzky (PRO), D.
Martínez Barrios (PRO), V. Morales Gorleri (PRO), Oscar Moscariello
(PRO), María Muiños (FPV), Fernando Muñoz (Liberación),
Claudia Neira (FPV), Claudio Palmeyro (Sindical
Peronista), Paula Penacca (FPV), Natalia Persini (PRO), Fernando
Petrella (PRO), Lorena Pokoik (FPV), Carmen Polledo (PRO),
Daniel Presti (PRO), Roberto Quattromano (PRO), Francisco Quintana
(PRO), María Rachid (FPV), Cristian Ritondo (PRO), Victoria Roldán
Méndez (PRO), Lía Rueda (PRO), Federico Salvai (PRO), Gabriela
Seijo (PRO), María Spalla (PRO), Jorge Taiana (FPV), Paula Villalba
(PRO). Se abstuvieron: Javier
Gentilini (Frente Renovador) y Graciela Ocaña, (Confianza Pública). Votaron en contra: Hernán
Arce (Partido Socialista), Pablo Bergel (Verde al Sur),
Alejandro Bodart (Movimiento
Socialista de los Trabajadores), José Campagnoli
(Nuevo Encuentro), Adrián Camps (Partido Socialista
Auténtico), Patricio del Corro (Frente Izquierda y de los
Trabajadores), Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica),
Pablo Ferreyra (Seamos Libres), Virginia González Gass (Partido
Socialista Auténtico), María Gorbea (Suma+), Juan Nosiglia (Suma+), Paula Oliveto Lago (Coalición Cívica), Hernán Rossi
(Suma +), Gustavo
Vera (Bien Común).
Por Plataforma 2012 - Grupo Promotor:Osvaldo Acerbo, Julio Aguirre, Mirta Antonelli, Jonatan Baldiviezo, Héctor Bidonde, Jorge Brega, José Emilio Burucúa, Diana Dowek, Lucila Edelman, Roberto Gargarella, Adriana Genta, Adrian Gorelik, Alejandro Katz, Diana Kordon, Darío Lagos, Alicia Lissidini, Rubén Lo Vuolo, Gabriela Massuh, José Miguel Onaindia, Patricia Pintos, Marcelo Plana, Daniel Rodríguez, Ana Sarchione, Beatriz Sarlo, Maristella Svampa, Rubén Szuchmacher, Nicolás Tauber Sanz, Jaco Tieffenberg, Enrique Viale, Patricia Zangaro.
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Conspiraciones contra la banalidad
¿De qué hablan Barack Obama y Mauricio Macri cuando hablan de Derechos Humanos? ¿Son los sitios de memoria las tumbas de desaparecidos y desaparecidas como arriesgó el presidente de Estados Unidos? La Ex Esma, como sitio emblemático está expuesta a ser el lugar donde se lave de sentido el terror como maquinaria de aplicación de un sistema económico. Conspirar contra eso es la tarea.
Por Verónica Gago para Emergente
1.
2.
3.
4.
Por Verónica Gago para Emergente
1.
El
nuevo gobierno no va a desarmar la ex ESMA, el mayor ex centro
clandestino del país. Tal vez se proponga algo más efectivo: producir un
tipo de desplazamiento neutralizador. Mejor dicho: banal.
Hay una hipótesis política en juego: que la ex ESMA se convierta en un campus de organismos internacionales que hacen de los derechos humanos una ideología global al mejor estilo ONG.
Sin
embargo, hacer una operación de banalización no es sencillo. Exige
trabajar con elementos de la realidad para alinearlos con un profundo
deseo de orden y de pacificación (la clave es la idea de protocolo).
La banalización sería así la manera más práctica de rasurar todas las
espesuras, tensiones y complejidades que los derechos humanos fueron
forjando en Argentina pero de una manera que no es, como se tiene a
veces el reflejo de pensar, por medio de la clausura directa.
Esta
hipótesis se discute con una escena inaugural de relevancia también
global y que hace al núcleo del asunto: la visita de Barack Obama a la
Argentina y el debate sobre su paso por el ex centro clandestino. La
presencia del presidente norteamericano (vaya o no a la ex Esma o al
Parque de la Memoria, finalmente el debate ya se abrió) redobla la
efectividad de la conversión,
ya que ésta proviene de una ambigüedad que habría que registrar: a la
vez que banaliza, es capaz, tal vez, de satisfacer la expectativa de
reconocimiento estatal e internacional del genocidio. El gesto de
desclasificación de archivos que prometen al unísono Estados Unidos y el
Vaticano van en este sentido. El punto es complejo porque traza una
suerte de continuidad con un reconocimiento en que el Estado se empeñó
hace años y que no sería simplemente desconocido ni suspendido. Ahora,
los derechos humanos devienen marca global, y un capital político de
integración al orden mundial.
El contrapunto con tal uso
de los derechos humanos, sin embargo, no depende tanto de los elencos
de los gobiernos (¿algunos tendrían más derecho a usarlos o evocarlos
que otros?), sino de una genealogía anterior, de la cual proviene su
fuerza y su criterio de lucha más allá del reconocimiento gubernamental.
En Argentina, los derechos humanos se construyeron en la historia
reciente siempre como experiencia en tensión: entre la bandera de lucha y
la victimización, registrando sus combates y dilemas internos,
anudándose siempre con un afuera
que los corre una y otra vez de un confín predeterminado. Constituyeron
así un campo de batalla para las luchas en democracia, aliándose con
reclamos e injusticias que iban más allá de la dictadura, más allá de
las militancias orgánicas y, durante muchos años, más allá del Estado.
Su
inscripción espacial en lo que podría convertirse en una suerte de
parque temático de la corrección política internacional tendría un
efecto de despolitización perdurable: aplanar tal excepcionalidad, esa
que hizo que en Argentina los derechos humanos se nutran de una prosa
militante, se conjuguen con combates callejeros capaces de hacer de la
democracia algo más que un conjunto de procedimientos formales. Los
derechos humanos como un humanitarismo edulcorado y discurso legítimo
apto para la escena internacional devienen así sólo un archivo de
víctimas.
2.
El
segundo punto es que esa modalidad de los derechos humanos los vuelve
compatibles con dos políticas-discursos que no lo eran: la seguridad y
la lucha contra el narcotráfico. En la medida en que lo que organiza y
estructura es una agenda de tipo global, esa combinación se hace no sólo
posible sino altamente funcional, al punto que conecta anti-terrorismo
con intervención humanitaria colonial, lavado de dinero con economía
popular, etc. Y termina anudada en el horizonte de los tratados de libre
comercio denominados de segunda generación (no es el regreso, simple y
llano, al Consenso de Washington). En esta escena debe inscribirse
también iniciativas empresariales locales que, junto a Interpol y Google
Maps, acaban de lanzar el sitio www.argentinailegal.com para la denuncia anónima de manteros, ferias “saladitas”, trabajadores “clandestinos”, etc.
La
restauración es novedosa justamente en su producción de banalidad. El
código que circula y aceita la suba de precios y de tarifas, los
recortes y despidos, pero también una larga continuidad de
criminalización en los barrios más populares (¿hay que recordar quién
fue el ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires los últimos
años?) tiene tres puntos: la gestión empresarial (de la vida en su
conjunto), la seguridad policial (como gestión de un orden que también
es para-estatal) y la fe en el futuro (los vectores transversales de la
última campaña electoral de todos los candidatos).
3.
La ex ESMA es emblemática porque funcionando como campo de concentración no dejó de poner de relieve su palabra escuela
–exponía una pedagogía-, porque pasó a la historia por su ensañamiento
especial sobre el cuerpo de las mujeres –como maternidad clandestina y
mecanismo de apropiación de hijxs (hay que recordar que el Tigre Acosta
la denominaba “su Sardá”)– y porque funcionaba como oficina de prensa
–con pretensiones de dar contenido al proyecto político de Massera con
mano de trabajo verdaderamente esclava.
Tres líneas (la educación, el cuerpo femenino, la producción de
información) que siguen siendo claves de todo dispositivo de poder que
se construye por el terror.
Algunas mujeres que pasaron por allí le dieron un nombre específico: ese infierno. Pilar
Calveiro fue la más precisa para trazar la fisonomía del poder
desaparecedor y sus delirios soberanos y religiosos de los militares a
cargo: tenían “la pretensión de ser dioses”
(y, claro, curas que los bendecían). Pero también a la hora de
sintetizar la fuerza de la resistencia en las peores condiciones: “Desde
el momento en que el secuestrado conspira, su vida cambia, comienza a
pertenecer a algo distinto del campo y opuesto a él desde adentro”.
Desde
su “recuperación” (en el 2004), la ex ESMA fue objeto de muchas
polémicas. Museográficas, espaciales, arquitectónicas, políticas,
artísticas. ¿Qué significa ocuparla?
¿Cómo un espacio que aun es prueba judicial podría ser intervenido?
¿Qué modos de estar ahí son a la vez compatibles con una memoria viva y
una sacralidad impuesta por el espesor dramático de su historia? ¿No es
más fuerte su vacío que su conversión en museo? ¿Qué engranaje de la
memoria urbana colectiva se guarda en esos edificios a los que hoy
balconean grandes torres de departamentos y que estuvo, como predio,
siempre emplazado en medio de la ciudad?
Pero
porque primero se hizo justicia popular en los barrios de la ciudad,
como se conquistó con los recorridos de los escraches y los mapas que
sacaban de la impunidad a los genocidas gracias a la investigación
independiente de vecinxs y organizaciones sociales, es que se llegó a
lugares como la ex ESMA con cierta noción cartográfica. Una trama de luchas, consignas y apropiaciones del espacio hacía posible, al menos, abrir espacios del horror al debate público.
4.
La banalización reconduce todo a una especie de escena pacificada. Como el Nunca más a la violencia de Macri en la apertura de las sesiones parlamentarias o como se puede ver en el Facebook
de Rodríguez Larreta, que promociona un video sobre el Parque de la
Memoria, con música y sol, diciendo: “En la franja costera del Río de la
Plata hay un parque muy grande dedicado a las Víctimas del Terrorismo
de Estado. Es un lugar para conmemorar a todos los desaparecidos por la
represión estatal y para que aquellas generaciones que no lo vivieron
conozcan su historia”. Mucho más eficaz, de nuevo, que las polémicas al
estilo Marcelo Birmajer que se queja en el diario Clarín
de las intervenciones artísticas en ese predio para, en el fondo,
argumentar que las organizaciones armadas eran organizaciones
criminales.
Mientras el Parque de la Memoria o la ex Esma pueden ser integrados
al paisaje global de los derechos humanos, se cierra sin dudar el área
de derechos humanos del Banco Central, a cargo de investigar la conexión
y la responsabilidad de empresas y civiles en los juicios de lesa
humanidad como engranajes concretos de articulación entre capital
financiero, negocios públicos y privados y control social, ayer y hoy.
¿Qué
es lo que en la ex ESMA se intenta neutralizar y banalizar? Lo que allí
se ve como maquinaria: el uso del terror como fundamento político de la
concentración económica pasada, presente y futura. Una fecha como el 24
de marzo no es un simple recuerdo de las víctimas. Es un modo de
denuncia y de producción de inteligibilidad social para las
continuidades recurrentes entre violencia y explotación, entre seguridad
y criminalización de la pobreza y la protesta, entre normalización de
la diferencia y miedo difuso. Lo que pasará en la ex ESMA excede sus
muros. Concentra un drama mayor que no puede resolverse en otro lado que
no sea en las calles. Conspirar es la clave.
sábado, 26 de marzo de 2016
En nombre de los 30.000
Cada 24 de marzo pienso en mi primo
Fernando y su voz (la que recuerdo o la que imagino, porque a esta
altura del partido esos registros son indiscernibles) me dice que
habla en nombre de 30.000, y yo trato de que me conteste qué pasó,
porque una cosa es saber que alguien fue condenado por haber hecho
tal o cual cosa (y evaluar la pertinencia o no de esa pena) y otra
cosa es el veredicto indeterminado, un veredicto al ser, a una forma
de pensar o a una afiliación. Esa herida es incurable.
Como tantos otros, me di cuenta tarde
del golpe. En marzo de 1976 yo tenía 16 años, empezaba quinto año
de la escuela secundaria, era secretario general del Centro de
Estudiantes y creía que el golpe de Estado era uno más de la larga
lista de sublevaciones militares que habían acompañado mi infancia
(“Me acuesto con Illía –así acentuado–, me levanto con
Onganía”, era un versito que había aprendido de mi abuela
materna).
Ese año nos tocó organizar el acto
del Día de la Raza. Apenas cumplidos mis 17 años, yo fui designado
para hacer el guión de esa pieza con la cual nos despediríamos del
colegio. Entre los textos que se leyeron había fragmentos del Canto
general y de Confieso que he vivido de Pablo Neruda. Entre
las canciones que tocaron y cantaron mis amigos músicos de entonces,
incluimos ese hermoso fragmento de la Cantata Sudamericana que
dice: “Otra emancipación, otra emancipación/ les digo yo/ les
digo que hay que conquistar/ y entonces sí/ y entonces sí mi
continente acunará/ una felicidad, una felicidad/ con esta gente
chica como usted y como yo”.
La profesora de Historia, la Sra.
Silveyra, y otras esposas de coroneles y capitanes responsables de
nuestra educación abandonaron el salón de actos de inmediato (lo
que, a nuestro juicio, fue un insulto a la bandera de ceremonias). La
profesora de Literatura, a quien secretamente yo le dedicaba mis
estúpidos poemas de entonces, me convocó para decirme que todos los
que habíamos participado de esa conmemoración corríamos, entre
otros riesgos, el de ser expulsados del colegio. Nos habíamos
transformado en “rojos” que hacían “propaganda subversiva”,
no ya por los textos y canciones que elegimos, sino también por el
uso del color del telón del teatro de mi colegio (que era, desde
siempre, de terciopelo rojo). Entonces me di cuenta de que algo más
grave que Lanusse estaba sucediendo. Yo era buen alumno y mi
beligerancia política se había canalizado hasta entonces en el
reclamo de más papel higiénico en los baños y cosas por el estilo.
No entendía lo que pasaba.
Tampoco entendía lo que pasaba en mi
familia, angustiada y dividida por la desaparición de mi primo
Fernando Rizzo, con cuyos libros, que le compré años antes a precio
de saldo, había armado mi primera biblioteca. Ese 12 de octubre, mis
amigos y yo empezamos a comprender el valor de una ausencia, de dos,
de tres, de treinta mil. Yo empecé a entender lo que significaban
los enloquecidos viajes de mi tía a los cuarteles y las cárceles de
todo el país tratando de encontrar sin suerte a su hijo, y
lentamente nos fue dominando la tristeza de una pseudo-existencia
vivida a escondidas y el horror de la realidad, que empezaba a
atravesarnos. O mejor dicho: nosotros, que abandonábamos el colegio,
empezábamos a circular a través de una realidad horrible con la
tristeza del testigo de algo de lo que nunca podrá hablar con
dignidad.
Cuarenta años después, todo sigue más
o menos igual, en lo que respecta a mi propia capacidad para sostener
un discurso, y por eso, en su momento, evité referirme a las
tristes, desencaminadas y mezquinas declaraciones del Sr. Darío
Lopérfido.
Por fortuna, la sociedad civil tiene
mejores recursos que yo para el asunto, lo que quedó demostrado no
sólo en el unánime repudio del que fueron objeto los dichos del Sr.
Lopérfido sino, antes, en la conducta ejemplar de las organizaciones
de defensa de los derechos humanos, que no cejaron un instante en
sostener un deseo de verdad y de justicia que no ha cesado y que no
debe cesar. Provocaciones como las de Darío nos hunden en la pena
porque sólo redoblan el veredicto indeterminado.
viernes, 25 de marzo de 2016
Pensar diferente
por Rafael Spregelburd para Perfil
La saga continúa. Darío Loperfido publica en un muro con fueros de ministro una encendida proclama en la que, llamado a defender “la sana costumbre de intercambiar ideas, saberes y pareceres” en pos de contribuir a “un mundo más abierto, polifacético y multicolor”, reitera la invitación que me hiciera en mails insistentes y personales a debatir públicamente el pedido de renuncia que la comunidad artística, junto con organismos de derechos humanos, presentara al jefe de Gobierno. Sus “likes” (son pocos) celebran su coraje y suponen que me “escudo” en una columna de PERFIL. Es extraño. No veo modo más limpio, público y abierto de debate que publicar con nombre y apellido lo que pienso de sus declaraciones, de su acumulación de cargos y de su falta de plan cultural. Loperfido podría haber respondido en cualquier medio; lo recibirían de brazos abiertos. No hace falta debate en un teatro, como él sugiere, suponiendo (muy en su estilo) que la impugnación que se le hace reclama carácter de espectáculo o de varieté. Es evidente que está enojado; puedo entenderlo: es repudiado por sus afirmaciones que mancillan la lucha de los organismos de derechos humanos y además debe enfrentarse a acciones de los artistas en su contra. Entonces, ¿por qué pretende escapar de tal horrible situación –en la que él solito ha querido ponerse– mediante un debate conmigo? Es simple: así demostraría que se trata apenas de dos opiniones diferentes de dos personas arrojadas a un mundo “multicolor”. Minimiza y echa humo para tapar lo evidente: que no lo repudio yo, sino toda una comunidad artística que recuerda, además, su participación en el estado de sitio de 2001. Me agrede en privado con mails a las apuradas y después quiere debate público y perfumado de republicanismo.
Pero su enérgica proclama se deshizo en un santiamén. El apoyo en su muro (no sé en qué estado esté hoy sábado) proviene de trolls. Son perfiles creados dos minutos antes de su posteo. El método es recurrente: perfiles con la foto de algún futbolista (el fútbol siempre concede realidad), amigos inexistentes (salvo por los otros trolls que firman y que se gustan entre sí) y páginas citadas con “me gustan” que son invariablemente “Darío Loperfido”, “Mauricio Macri” o “Agenda Cultural”. La saga virtual está documentada con fotos y capturas de pantalla casi en el momento mismo de su construcción como operación.
¿Cómo debo sentirme con la estafa? Espero que esta torpe acción (como aquella ingenuidad que le valió a Aníbal Ibarra el fracaso de su campaña en una nota con Malnatti) sea un ardid de unos secretarios y secretarias mal entrenados. Porque de sólo imaginar a un ministro de cultura tecleando desorbitado el autobombo en el baño de su casa me deprimo. Me parece que así Loperfido no va a lograr tener debate, ni conmigo ni con nadie. Sólo va a confirmar la insignificancia moral y general que se le achaca.
La saga continúa. Darío Loperfido publica en un muro con fueros de ministro una encendida proclama en la que, llamado a defender “la sana costumbre de intercambiar ideas, saberes y pareceres” en pos de contribuir a “un mundo más abierto, polifacético y multicolor”, reitera la invitación que me hiciera en mails insistentes y personales a debatir públicamente el pedido de renuncia que la comunidad artística, junto con organismos de derechos humanos, presentara al jefe de Gobierno. Sus “likes” (son pocos) celebran su coraje y suponen que me “escudo” en una columna de PERFIL. Es extraño. No veo modo más limpio, público y abierto de debate que publicar con nombre y apellido lo que pienso de sus declaraciones, de su acumulación de cargos y de su falta de plan cultural. Loperfido podría haber respondido en cualquier medio; lo recibirían de brazos abiertos. No hace falta debate en un teatro, como él sugiere, suponiendo (muy en su estilo) que la impugnación que se le hace reclama carácter de espectáculo o de varieté. Es evidente que está enojado; puedo entenderlo: es repudiado por sus afirmaciones que mancillan la lucha de los organismos de derechos humanos y además debe enfrentarse a acciones de los artistas en su contra. Entonces, ¿por qué pretende escapar de tal horrible situación –en la que él solito ha querido ponerse– mediante un debate conmigo? Es simple: así demostraría que se trata apenas de dos opiniones diferentes de dos personas arrojadas a un mundo “multicolor”. Minimiza y echa humo para tapar lo evidente: que no lo repudio yo, sino toda una comunidad artística que recuerda, además, su participación en el estado de sitio de 2001. Me agrede en privado con mails a las apuradas y después quiere debate público y perfumado de republicanismo.
Pero su enérgica proclama se deshizo en un santiamén. El apoyo en su muro (no sé en qué estado esté hoy sábado) proviene de trolls. Son perfiles creados dos minutos antes de su posteo. El método es recurrente: perfiles con la foto de algún futbolista (el fútbol siempre concede realidad), amigos inexistentes (salvo por los otros trolls que firman y que se gustan entre sí) y páginas citadas con “me gustan” que son invariablemente “Darío Loperfido”, “Mauricio Macri” o “Agenda Cultural”. La saga virtual está documentada con fotos y capturas de pantalla casi en el momento mismo de su construcción como operación.
¿Cómo debo sentirme con la estafa? Espero que esta torpe acción (como aquella ingenuidad que le valió a Aníbal Ibarra el fracaso de su campaña en una nota con Malnatti) sea un ardid de unos secretarios y secretarias mal entrenados. Porque de sólo imaginar a un ministro de cultura tecleando desorbitado el autobombo en el baño de su casa me deprimo. Me parece que así Loperfido no va a lograr tener debate, ni conmigo ni con nadie. Sólo va a confirmar la insignificancia moral y general que se le achaca.
miércoles, 23 de marzo de 2016
Nos siguen pegando abajo
Biblioteca Nacional: echaron ayer a 240 empleados
El plan de reducción de la planta es resistido por los trabajadores; asistencia médica por crisis de nervios
El plan de reducción de la planta es resistido por los trabajadores; asistencia médica por crisis de nervios
martes, 22 de marzo de 2016
¡Síganme los buenos!
Mongolini se la cree: "Nosotros, los buenos, vamos a seguir peleando por construir un país para todos".
domingo, 20 de marzo de 2016
Bandiera nera la vogliamo no!
Procesaron por daños y amenazas a la banda neonazi que operaba en Mar del Plata
Integran las pandillas Bandera Negra y Los Pampillones. Amedrentaban y golpeaban militantes, y exhibían esvásticas y material nazi-fascista.
Integran las pandillas Bandera Negra y Los Pampillones. Amedrentaban y golpeaban militantes, y exhibían esvásticas y material nazi-fascista.
sábado, 19 de marzo de 2016
¡Camaradas, uníos!
Por Daniel Link para Perfil
La noticia corrió como un regero de
pólvora. Recibí el primer aviso del Instituto de Filología
Hispánica de la UBA. La Academia de Ciencias de Hungría habría
decidido cerrar el Archivo Lukács que de ella depende y se nos
convocaba a escribir a esa remota institución para manifestar
nuestro desacuerdo.
El rumor revela un gesto de barbarie
tan incomprensible que me apresuré a investigarlo. La única
nota apareció en la revista danesa Modkraft.
Lukács fue uno de los filósofos más
importantes del siglo XX y en el ámbito de la estética estableció
parámetros de pensamiento de un alcance ciclópeo (cuyos corolarios,
sin embargo, no comparto).
En Facebook, la
página de Marxismo
Critico repite la petición y agrega una
dirección de gmail y un texto modelo para mandar la enérgica
protesta para (cito el comentario de un fan) “salvar el archivo
Lukács de la furia anticomunista e inculta de la Hungría del
neoliberalfascista y antisemita Orbán, apañado por la UE”. ¿No
será mucho, Doctor? En el sitio Peticiones24.com, ya hay 6.484
preocupados (incluyéndome) que hemos firmado la carta en ocho
lenguas. Si uno quiere, puede pagar para que la petición sea más
visible.
Un italiano dice en su blog que recibió
un correo de un francés, Vincent
Charbonnier, que le decía que Antonino Infranca, le había asegurado
que “L’Archivio Lukács chiude!” y que un
hispanoparlante le prometió que “este chico” Matteo
Gargani iba a alertar a la Lukács-Gesellschaft, que emitió un
comunicado de prensa en conjunto con el Lukács-Institut de la
Universität Paderborn el 10 de marzo.
Yo
escribí a la Academia Húngara, y me contestó Mária Székely. El Archivo no cierra+, sino que será trasladado del antiguo piso de
Lukács a dos dependencias de la ACH: el nuevo edificio para
Humanidades y el Departamento de Manuscritos de su Biblioteca.
+"La Academia de Ciencias de Hungría considera que es importante preservar el archivo y la biblioteca de Lukács, bajo estrictas reglas profesionales de procesamiento, organización y catálogo". Muchos consideran ese enunciado un falso compromiso. Las instituciones deberían pedir garantías al respecto.
viernes, 18 de marzo de 2016
jueves, 17 de marzo de 2016
Dame dedito
Manifestantes pro-gobierno y opositores a Dilma Rousseff chocan en Brasilia
Se cruzaron cerca del Palacio del Planalto, donde Lula había asumido como jefe de Gabinete de Dilma Rousseff
Mirá, coração, yo no sé de qué lado estás, pero si me ponés el dedito en la cara, tené la certeza de que te lo muerdo...
Se cruzaron cerca del Palacio del Planalto, donde Lula había asumido como jefe de Gabinete de Dilma Rousseff
Mirá, coração, yo no sé de qué lado estás, pero si me ponés el dedito en la cara, tené la certeza de que te lo muerdo...
miércoles, 16 de marzo de 2016
Tatuajes y drogas de diseño
Aunque sea un lugar común: los tatuajes son sexys y, al mismo tiempo, misteriosos. La mezcla entre drogas y tatuajes puede llegar a ser una trampa letal, sobre todo cuando toman como campo de batalla el cuerpo de un chongo dispuesto al favoritismo sexual.
Las drogas de diseño, cuya potencia recreativa nadie podría poner en duda, vienen cada vez más sofisticadas pero muchas de ellas siguen sosteniendo la misma potencia enteogénicas.
Venimos siguiendo Limitless y Blindspot, la primera sobre un tarambana que toma una pastillita diaria que lo convierte en un genio absoluto puesto al servicio de la resolución de crímenes y la segunda sobre una chica que, un día, se despierta desnuda y sin memoria en medio de la calle y su cuerpo cubierto de tatuajes raros.
La primera se deriva de una película, la segunda no sé. Ninguna modifica la historia de la televisión ni mucho menos, pero son simpáticas. ¿Por qué lo son? Por los vehículos que eligen (tatuajes y drogas de diseño) pero, sobre todo, por el casting de mujeres.
La protagonista de Blindspot (Jaimie Alexander) es de una belleza exquisita y tiene una voz extraordinaria. Es secundario si actúa bien el papel de la superagente que no sabe que lo es; en todo caso: la serie se sostiene en su carácter y sólo por él conviene verla. Su contraparte masculina, Sullivan Stapleton, destila un tipo de masculinidad más bien desagradable, pero la trama es suficientemente barroca (aunque sin grandes invenciones: de hecho, tuvo una gran escena copiada de El vengador del futuro, esa antigualla) como para hacernos olvidar esa circunstancia.
Limitless es mucho menor en sus ambiciones pero mucho más audaz narrativamente. Como la pastillita modifica la conciencia del protagonista (desempeñado por un simpatiquérrimo Jake McDorman), los guionistas y directores consideraron legítimo entregarse al humor narrativo (y muchas veces aciertan con sus invenciones).
La contraparte femenina es la extraordinaria Jennifer Carpenter, que aquí es una agente del FBI que se llama Rebecca Harris y que en Dexter fue una policía que se llamaba Debra Morgan.
La gracia de Jennifer le permitió sobrellevar con elegancia el complicado papel de la hermana de Dexter y ahora, en este rol más relajado, sigue brillando locamente. ¿Veríamos Limitless o Blindspot sin esas dos presencias femeninas? Probablemente, no. Pero tampoco las veríamos si hubiera una mejor oferta de tramas y de cinematografía en el universo televisivo que nos llega de Los Ángeles. Ellas dos merecen mejores proyectos.
Las drogas de diseño, cuya potencia recreativa nadie podría poner en duda, vienen cada vez más sofisticadas pero muchas de ellas siguen sosteniendo la misma potencia enteogénicas.
Venimos siguiendo Limitless y Blindspot, la primera sobre un tarambana que toma una pastillita diaria que lo convierte en un genio absoluto puesto al servicio de la resolución de crímenes y la segunda sobre una chica que, un día, se despierta desnuda y sin memoria en medio de la calle y su cuerpo cubierto de tatuajes raros.
La primera se deriva de una película, la segunda no sé. Ninguna modifica la historia de la televisión ni mucho menos, pero son simpáticas. ¿Por qué lo son? Por los vehículos que eligen (tatuajes y drogas de diseño) pero, sobre todo, por el casting de mujeres.
La protagonista de Blindspot (Jaimie Alexander) es de una belleza exquisita y tiene una voz extraordinaria. Es secundario si actúa bien el papel de la superagente que no sabe que lo es; en todo caso: la serie se sostiene en su carácter y sólo por él conviene verla. Su contraparte masculina, Sullivan Stapleton, destila un tipo de masculinidad más bien desagradable, pero la trama es suficientemente barroca (aunque sin grandes invenciones: de hecho, tuvo una gran escena copiada de El vengador del futuro, esa antigualla) como para hacernos olvidar esa circunstancia.
Limitless es mucho menor en sus ambiciones pero mucho más audaz narrativamente. Como la pastillita modifica la conciencia del protagonista (desempeñado por un simpatiquérrimo Jake McDorman), los guionistas y directores consideraron legítimo entregarse al humor narrativo (y muchas veces aciertan con sus invenciones).
La contraparte femenina es la extraordinaria Jennifer Carpenter, que aquí es una agente del FBI que se llama Rebecca Harris y que en Dexter fue una policía que se llamaba Debra Morgan.
La gracia de Jennifer le permitió sobrellevar con elegancia el complicado papel de la hermana de Dexter y ahora, en este rol más relajado, sigue brillando locamente. ¿Veríamos Limitless o Blindspot sin esas dos presencias femeninas? Probablemente, no. Pero tampoco las veríamos si hubiera una mejor oferta de tramas y de cinematografía en el universo televisivo que nos llega de Los Ángeles. Ellas dos merecen mejores proyectos.
martes, 15 de marzo de 2016
La viuda Ching, pirata
Video | Prefectura Naval hundió un barco chino y rescató a su tripulación
El buque fue detectado cerca de Puerto Madryn, Chubut, en plena tarea de pesca y no se detuvo pese a las advertencias.
El buque fue detectado cerca de Puerto Madryn, Chubut, en plena tarea de pesca y no se detuvo pese a las advertencias.
Cinco años sin Viñas
por Daniel Gigena para La Nación
Cuando los propagandistas del liberalismo dominaban la escena pública, él se asumió como un intelectual de izquierda, y no de la izquierda más complaciente. Viñas ayudó a que las ideologías y el combate de ideas "resucitaran" en la Argentina, y se opuso a nuevas formas de dominio y colonialismo cultural. Además de ser un docente notable de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, fue polemista, ensayista genial y narrador.
Hace cinco años, el 10 de marzo de 2011, moría en
Buenos Aires David Viñas; el país perdía a uno de sus pensadores más
importantes. Había nacido en 1927.
Vehemente,
apasionado, fue siempre un crítico del poder: de la oligarquía, del
peronismo, del antiperonismo, de las dictaduras militares, del
neoliberalismo. En 1953 fundó con su hermano Ismael la revista Contorno,
emblema de la izquierda nacional en la que escribieron, entre otros,
León Rozitchner, Noé Jitrik, Juan José Sebreli, Oscar Masotta, Carlos
Correas, Rodolfo Kusch, Adelaida Gigli, Ramón Alcalde y Tulio Halperin
Donghi.Cuando los propagandistas del liberalismo dominaban la escena pública, él se asumió como un intelectual de izquierda, y no de la izquierda más complaciente. Viñas ayudó a que las ideologías y el combate de ideas "resucitaran" en la Argentina, y se opuso a nuevas formas de dominio y colonialismo cultural. Además de ser un docente notable de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, fue polemista, ensayista genial y narrador.
lunes, 14 de marzo de 2016
sábado, 12 de marzo de 2016
Los intereses de la deuda
Por Daniel Link para Perfil
Venía acumulando en mis tarjetas de
crédito una deuda muy por encima de mi capacidad de pago. Digamos:
el equivalente a cinco sueldos. Por esa deuda creciente pagué
durante 2015 un 4 % mensual de intereses (digamos: 1/5 de mi sueldo).
Como soy prolijo con mis impuestos,
este mes la AFIP me devolvió, digamos, cuatro sueldos, con lo que
pude liquidar la deuda acumulada, cuyo componente principal era el
malhadado anticipo del 35 % a cuenta del impuesto a las ganancias que
venía adherido a los pasajes aéreos y gastos en el exterior en los
que incurrí por obligaciones laborales (ninguno de los cuales pagué
de mi bolsillo, incapaz de tales desarreglos), el regalo de bodas de
mi hija y un viaje en auto a Uruguay, para pasar el fin de año.
Estoy contento, y no me arrepiento de
los viajes hechos, que me permitieron profundizar contactos
profesionales, conocer ciudades en las que nunca había estado y
ampliar los horizontes de mis investigaciones, y agradezco a las
universidades y organismos internacionales que me pagaron pasajes y
viáticos, pero me da pena haber tirado a la basura tanta plata en
intereses (el equivalente a dos meses de ingresos) que yo no habría
necesitado pagar sino hubiera sido por la ley cerrojo...., me
equivoco: la resolución cepo y que sólo beneficiaron a los bancos.
El ciclo recomenzará en mayo, cuando
empiezo con giras cada vez más odiosas (volverse viejo es volverse
sedentario). Lo único que me quedará pagar es la cuota de un
crédito que me aconsejó sacar mi yerno, para amortizar los saldos
en dólares de las tarjetas de crédito, antes de que el tipo de
cambio los multiplicara exponencialmente.
Veré si esta vez consigo mantener el
presupuesto más o menos equilibrado. La devolución de anticipos de
2013 y 2014, muy devaluados, me permitirán enfrentar estos tiempos
de vacas flacas y, tal vez, cumplir con el postergado sueño de
festejar el carnaval coya en Oruro.