Por Daniel Link para Perfil
No tiene prejuicios contra Macri, y
tampoco le gusta pronunciar la palabra “neoliberalismo” como si
eso lo explicara todo. Pero ha analizado puntualmente algunas
políticas y lo subleva el rumbo que va tomando la gestión de
Cambiemos. No es sorprendente la antipatía que genera en casi todos
los sectores.
Con las variables macroeconómicas no
se mete, porque tendría que saber más para poder analizar esos
asuntos con cierta autoridad, pero la microeconomía se acelera en
una sola dirección: hacia abajo. En Educación, en Cultura, en
Investigación, en Derechos humanos y en Salud, las políticas han
sido más bien regresivas y sin hipótesis de futuro.
Ahora, acaba de leerlo y
se le heló la sangre, la Comisión parlamentaria de Relaciones
Exteriores y Culto tratará un proyecto de “ley de libertad
religiosa”. Hasta donde él sabe, Argentina es un Estado más bien
laico (aunque las personas tributen impuestos a las iglesias sin
saber ni cuánto ni por qué y el Tedeum haya vuelto a la agenda
presidencial). Si la intención es relegar las disposiciones del
Estado que favorecen al culto católico para favorecer uno de corte
pluriconfesional, se podría mirar con cierta simpatía un proceso
que debería desembocar en un Estado absolutamente
laico (para lo cual se impone una reforma constitucional). Pero
mientras siga en vigencia la Ley
Provincial de Educación 7546, promovida por el Sr. Urtubey en 2008,
que ratificó la enseñanza religiosa en escuelas primarias públicas
salteñas, no parece ser ése el caso.
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