sábado, 11 de agosto de 2018

Educar al soberano


Por Daniel Link para Perfil



La foto es penosa. Dan ganas de largarse a llorar. Se ven cuatro contenedores alineados a cada lado de un baldío de tierra, cada uno de ellos con una puerta y dos ventanas enrejadas. Al fondo, unos árboles tristes y un cielo lechoso. No hay mástil ni bandera. Pero el epígrafe de la foto dice: Escuela Nº 84 de Moreno.

Un video que acompaña la foto deja ver el interior del contenedor de chapa, pintado de blanco, donde una estufa a gas chorrea gotas de fuego.

Cuartel V tiene 80 mil habitantes y está a 23 kilómetros de Moreno. Los Hornos, donde funciona la escuela, es uno de los diez barrios que integran la localidad. En marzo, la matrícula fue de 636 chicos.

Cuando llueve las calles de tierra se convierten en un pantano imposible de sortear.

La vicerrectora, Fernanda Villareal, explicó la peculiar arquitectura de la escuela: “Acá se instalaron diez aulas modulares, una cocina y una biblioteca. Pero este año decidimos convertir la biblioteca en dos grados aula para darles más espacio a los chicos de primer grado, que recién se integran a la primaria. En la dirección funciona todo: la cocina, biblioteca y gabinete".

En todo el mundo han comenzado a utilizarse contenedores como “soluciones habitacionales” y como espacios comunes. Pero lo que la foto muestra no es un “edificio modular” pensado para una función determinada, sino la claudicación y la opción por el mero amontonamiento.

La “escuela” podría ser un campo de concentración o de refugiados. En todo caso, una precaria instalación después de una catástrofe.

Llénense los contenedores de la mejor historia, la mejor geometría, la mejor historia del arte y la mejor poesía. De todos modos, los alumnos aprenderán esta lección: “sólo merecemos esto”.

La Sra. Vidal y las autoridades educativas de Cambiemos deberían tener en cuenta que ni la Dictadura cayó tan bajo. Los edificios escolares deberían indicar que otro mundo es posible.


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