Entrevista de Patricio Tapia para Culto, suplemento de La Tercera (Santiago de Chile)
-Su libro Carta al padre y otros escritos íntimos
reconoce recopila textos más bien inclasificables: podrían ser diarios o
cartas, también poemas o incluso novela. ¿Qué es más difícil: hacer
clasificaciones o escapara de ellas?
-Hoy en día, la clasificación (el algoritmo clasificatorio) es uno de
nuestros grandes problemas. Porque he consumido tal cosa, se me asigna a
una clase que probablemente quiera consumir tal otra. Escaparse de las
clasificaciones es complejo, difícil, una tarea extenuante. Mejor sería
suspender los sistemas clasificatorios. Un poco por eso, veo con cierta
algarabía la clasificación maniática e indetenible. Todo puede
subdividirse, en toda clase se puede establecer y pensar una partición
todavía más infinitesimal. Sigamos adelante por esa vía que, finalmente,
terminará disolviendo toda posibilidad de estabilizar a las pesonas en
categoráis fijas.
-Cuenta cosas muy íntimas, como que es ciego del ojo
izquierdo y, más revelador aún, que de niño prefirió no aprender a andar
en bicicleta. ¿Nunca aprendió?
-Bueno, uno de los asuntos más problemáticos de la intimidad es la
dimensión imaginaria en la que se funda. No todo lo que se escribe puede
ser acreditado por la ciencia médica o por la historiografía. Acabo de
renovar mi licencia para conducir. Mi vista es perfecta (al menos en lo
que se refiere a manejar un auto).
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