miércoles, 1 de abril de 2020

Diario de la peste, día 14

(anterior)

Desde el domingo, los ánimos han cambiado radicalmente. La "unidad nacional" y el lema "al virus lo combatimos entre todos" se disolvieron en las eterna pesadilla argentina.
En el interior de nuestro encierro, las cosas no fueron mejores. 
Ya conté que mi mamá y yo no nos hablábamos desde hace tres días. Hoy las cosas pasaron a mayores y nos peleamos malamente (sucede casi siempre, cada dos o tres meses, pero esta vez creo que es más grave porque es evidente que alguno de los dos va a morir.
Ella está harta de "no poder hacer mi vida" y empezó con acusaciones disparatadas y discursos paranoides. Yo le contesté en términos igualmente irritados y, si pudiera volverme a mi casa, con las gatas y todo el equipaje, lo haría. Pero no puedo.
En un momento le dije: "Vos preferís morirte antes de que yo haga algo por vos". Y ella me contestó, con una sonrisa triunfante en la cara: "¿Sabés que sí?".
Le pedí que lo grabara para beneficio de mis hijos, ante quienes finge ser una anciana solitaria y frágil, pero se negó a hacerlo.
Si me detengo en el asunto es porque una de las cosas que sabemos de la pandemia es que afecta fatalmente principalmente a personas de edad avanzada y con "comorbilidades previas". O sea, mi mamá.
Y hemos leído, en los últimos días, la posición de los holandeses sobre el tratamiento de los ancianos: es inhumano ponerlos en la unidades de terapia intensiva. Lo mejor es dejarlos morir en la casa. Hasta ahí podía discutirse (o no) el argumento "humanitario".
Pero inmediatamente agregaron que "el colapso hospitalario en España e Italia se debe a la «posición de los ancianos» en su cultura: salvarlos a cualquier precio" (yo subrayo). 
Y, como si eso ya no fuera suficientemente escandaloso, el ministro de finanzas de Holanda pidió que la UE realizara una auditoría para determinar por qué España no tiene capacidad de respuesta y por qué no ha tenido superavit fiscal en los últimos años.
La vida sometida al cálculo (presupuestario, sanitario) y a parámetros de eficiencia. El cálculo fascista. 
El asunto había ya sido planteado muy tempranamente en las redes, a las que uno tiende a no hacer caso. Este recorte es del 13 de marzo:



Que los gobiernos se hagan eco del asunto es más grave. A su manera, el Papa contestó a esa "preocupación" liberal-utilitarista.
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1 comentario:

  1. "Muchas veces me mira, como si quisiera decirme: 'Te llevaré conmigo, padre.' Entonces pienso: 'Eres la última persona a quien me confiaría.' Y su mirada parece replicarme: 'Déjame entonces ser por lo menos la última..."

    Franz Kafka, Once hijos...

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