He aquí un problema típico para filósofos del lenguaje y juristas. Establecido un conjunto de reglas, ¿cómo hacer para que no entren en colisión? ¿Cómo resolver la situación?
De acuerdo con mi regla 0 (yo no elijo (libremente) películas para ver: sencillamente cumplo con una normativa) anoche, haciendo zapping, descubrí una película, El aviador, que nunca había visto de acuerdo con mi regla 5 (yo no veo películas protagonizadas por Leonardo Di Caprio). Pero sucede que en esa película actúa Cate Blanchet (objeto de mi regla 3).
¿Qué hacer? Decidí que la regla 3 era superior a la regla 5 (de mayor alcance), sobre todo porque muy rápidamente podría olvidar los (siempre deleznables) esfuerzos de Di Caprio por "actuar bien". Por fortuna la película ya estaba empezada y bien pronto apareció en pantalla ella, representando a la Hepburn y disfruté locamente de esos quince minutos en los que juega al golf, maneja un avión, dice que tiene huesos grandes y se sienta con desenvoltura en los bares y restaurantes a los que concurre, todo con la voz y los modales de... la Hepburn (y sin esfuerzo alguno). Después, cuando le lava los pieses a Di Caprio, me pareció que era demasiada infracción a una regla dorada y, aburrido ante el parloteo de loco de Howard Hughes, pedí cambio.
Por fortuna, había (hay) horas de celuloide para durar una semana en el refugio antiatómico que estamos construyendo, acá en el campo. De la nueva temporada de Fringe ya vimos los dos deslumbrantes primeros capítulos y preferimos reservar los dos siguientes para otro momento. Ya estamos acopiando Dexter, para una maratón inminente y no estaba con ánimo para cumplir con el mandato de la regla 7 (la última de Almodóvar).
Después de consideraciones diversas y análisis de las reglas habidas y por haber, nos decidimos por Star Trek, esa delicia donde todos son aciertos (el casting, el montaje, la historia, el lujo visual, la añoranza de la infancia).
Lo que han hecho con Uhura merece una frase aparte: en la serie original, se la recordará, la gorda no levantaba sus glúteos abundantes de la silla ni a palos, oyendo cosas en ese auricular que le susurraba obscenidades. Aquí, sigue siendo una experta en escuchas cósmicas, pero se la pasa caminando y corriendo por los pasillos.
Y qué decir de la madre humana de Spok (Zachary Quinto nació para esto): tanta ternura nos dio esa señora con una remota semejanza a Winona Ryder que decidimos una regla nueva:
(8) Seguiremos con la compasión del caso la descendente carrera de la Santa Mechera.
Señores de Lost, Fringe y Star Trek: nos tienen en sus manos, queremos más.
Y la Regla 4? No aplicaba esta vez?
ResponderBorrarStar Trek es de Scorsese?
ResponderBorrarLos de Lost ya deberían empezar a apaciguar con algunos trailers...
ResponderBorrarSi te permitis violar otra vez la Regla 5 (creo que yo tambien la tengo, implicita), te recomiendo Revolutionary Road, donde Kate Winslet está muy bien y no tiene la obligación de ser una vieja gestapo como en esa pelicula plana que es El lector
ResponderBorrarSantiago: pero es que ni siquiera pude transgredir la Regla 5, lo peor es que se impuso a las demás (y si le sumamos la 4, se entiende por qué). Ya veré si R. R. me agarra distraído...
ResponderBorrara cate é linda, mas faz muito filme ruim; aí estas dificuldades aparecem mesmo.
ResponderBorrarfiquei curioso pra saber se o gael garcía entra em alguma regra.
Comparto absolutamente la regla anti Di Caprio.
ResponderBorrarZachary Quinto es el único motivo por el que sigo viendo ese interminable pastiche de Héroes con la esperanza de que descerebre a tooodos los protagonistas.
(Los Petrelli me generan una violencia extrema)