Entre las varias actividades que me llevaron a la isla de Santa Catarina, no fue la menos importante la invitación a participar de la apertura de la Unidad Básica do Córrego Grande "Reina Cristina".
Si mis lectores quisieran manifestar sorpresa ante un deslizamiento semejante, les recuerdo que la significación es toda ella del orden del desliz (o de la libre flotación, pero el tiempo no estuvo lo suficientemente católico como para poner a prueba mis débiles pericias natatorias).
La Isla de Santa Catarina, lo sabe cualquiera, es un punto cósmico privilegiado para deslices y desplazamientos de todo tipo y en todos los órdenes. El Dr. Raúl Antelo, de quien se dice que es como el Emperador Intelectual de esa Barataria transtordesillana, tuvo a bien revelarme las claves parciales de su sabiduría, luego de reprocharme públicamente un desdén hacia Borges que, por cierto, nunca supe que cultivaba y que me apresuré a negar (sin éxito) ante sus súbditos.
Notorio archivista, siempre nos hemos preguntado cómo es que Antelo hace para estar al tanto de todo, disponer de todos los materiales, de todas las fichas, y acceder a todos los más preciosos e ignorados textos que se guardan en las más oscuras bibliotecas. ¿Es que acaso, nativo como es de Barracas, él se llevó el Aleph consigo al exilio (fue siempre la pregunta hipotética que en vanas noches de adivinación intentábamos contestarnos)?
No me fue ordenado que guardara silencio al respecto, de modo que puedo revelar el secreto sin culpa alguna: la Isla de Santa Catarina es ella misma un umbral de transformaciones, una rajadura en el contínuo espacio-temporal por donde se accede a realidades alternativas ("el ojo con el que veo a Dios es el mismo ojo con el que Dios me ve", me susurró Antelo antes de llevarme a uno de sus portales predilectos).
La operación no puede ser más sencilla (aunque requiere de un cómplice). Basta con pararse frente al portal elegido, simular una pose convencional y esperar que el cómplice finja tomar una foto incomprensible para cualquier desprevenido (estará, en realidad, accionando un dispositivo de una complejidad ajena a nuestra capacidad de comprensión que abre y cierra la fisura cósmica en lo que dura un parpadeo). Curiosamente, el regreso no necesita de gadget alguno: basta (como puede observarse) con hacer girar el anillo mágico en sentido contrario a las agujas del reloj y uno vuelve al punto de partida.
Sí, ahora sabemos cómo y por qué la sabiduría de Antelo no es de este mundo. Son retazos que él va juntando de sus experiencias en las realidades alternativas, donde los archivos a veces son los mismos que en la nuestra, pero a veces no. Henos aquí frente al portal que comunica con... ¿hace falta seguir? Yo estuve allí, estuvimos juntos, donde todo es casi como el mismo lugar en nuestra realidad, aunque levemente distorsionado.
(continuará)
¡Ojo no se encuentren con Spock en una de las otras realidades!
ResponderBorrarQué bello texto.
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