Habíamos comenzado hablando de una conferencia mía y una cosa trajo a la otra, desencadenando una verdadera catarata de rememoraciones. Hacia los postres (o hacia el café), Sylvia Molloy, como suele suceder cuando uno abre las compuertas del pasado, se confundió un par de nombres propios. Con fina coquetería, salvó todos los titubeos pasados y futuros con una frase de una eficacia demoledora:
"Es que ha habido tantas Alejandras en mi vida..."
(anterior)
Leída toda en serie y de corrido (nunca antes había probado leer los posts así uno atrás de otro) la label "Para el bronce" es demoledora.
ResponderBorrarJajajajaja
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