Veníamos medievalizados desde nuestras maratones merlinescas. Cuando apareció en los jardines televisivos que frecuentamos la nueva versión de Robin Hood, nos lanzamos sin hesitación a ella. Error, grave error. Lo que en Merlín era infantil, en Robin Hood es trivial y banal; lo que en Merlín aparecía rodeado de magia, en Robin Hood se hunde en un pantano inmundo de determinaciones históricas. Se me dirá: es que Merlín es fábula y Robin Hood no lo es. Diré inmediatamente, dado que de televisión se trata: ¡a mí qué me importa!
Los personajes son pastosos y melodramáticos (cuando no meramente estúpidos), las intrigas no recuerdan las que disfruté en mi infancia, los anacronismos (deliberados o no) nos fastidiaron en cada uno de los seis episodios que le otorgamos a la serie como chance, antes de borrarla definitivamente de nuestro disco portable.
Sólo una curiosidad me despertó Robin Hood: en el personaje de Guy of Gisborne, un hrön (desmejorado) de Hugh Jackman, con una calidad actoral evidentemente superior a la del resto del elenco, me obligó a investigaciones ulteriores.
El actor, Richard Armitage, aparecía en el cast de una serie que habíamos bajado hace tiempo, pero que no habíamos visto porque focaliza su atención en el espionaje internacional, los servicios de inteligencia y la geopolítica paranoica que se deduce de esas organizaciones viles. Imaginé una sarta de prejuicios raciales y preferí abstenerme. Error.
Spooks es, en efecto, una serie de espionaje, cuyos protagonistas son agentes del MI5 (el servicio de inteligencia interior británico) y está, en efecto, sembrada de prejuicios. Pero todos ellos conviven con una certeza: el Mal absoluto es la CIA, cuyos agentes, además de desagradables y corruptos, complotan para sostener el ya desaparecido estilo del infame Georg Bush.
Richard Armitage desempeña, allí, al agente Lucas North quien, acompañado de un puñadito de (cuatro) compañeros de aventuras (entre los que se destaca, en el papel de Ros Myers, Hermione Norris, a quien habíamos deplorado en Outcasts), consigue imponer el bien y salvar a Gran Bretaña de una crisis tras otra. Por supuesto, el paisaje es Londres y eso, naturalmente, mejora aún lo inmejorable.
Hace centurias, consentíamos en mirar Los profesionales. ¿Por qué habríamos ahora de privarnos de Spooks, tanto mejor hecha, muy bien guionada y mejor dirigida?
Una vez abrazada la ficción paranoica, ya es imposible detenerse (porque su fuerza radica, precisamente, en su pontencia de expansión), y las simpáticas aventuras de los servicios británicos empezaron a resultarnos poca cosa.
Por la vía de Richard Armitage, una vez más, llegamos a Strike Back, de la que no se sabe bien si es una miniserie o una serie (y si adelanto que es una "precuela" estaría incluso diciendo demasiado). Esta vez, se trata de las peripecias del MI6 (el servicio de inteligencia exterior británico) en los países de típica intervención armada de las potencias occidentales. Por supuesto, acá los norteamericanos alcanzan niveles de maldad, falsificación de la historia y corrupción totalmente operísticos. La perspectiva de Strike Back (como la de Spooks, en menor escala) es que los británicos se meten en problemas por seguirle el juego a los norteamericanos (obtusos pero, sobre todo, malintencionados) y participan de guerras que nunca debieron existir.
El protagonista es John Porter, un dado de baja del MI6 cuando, en Irán, tres de sus compañeros mueren por su presunta responsabilidad. No será así, pero mejor es no anticipar demasiado.
John Porter es tan pero tan bueno, y tiene tan buena conciencia y sentimientos tan finos, que aún cuando lo mandan a matar, él no lo hace y termina como amigo de sus víctimas. Como siempre se ha presentado (en Pakistán, en Irak, en donde sea) con una identidad falsa, termina confesando su nombre a sus nuevos amigos: "John. John Porter", como si estuviera, de pronto, habitado por Bond.
Inexplicablemente (porque no haría falta), los diálogos son impecables; la producción, un dechado de virtudes, y la dirección (rotativa), sin fisuras.
Richard Armitage bare-assed
Parece existir el convencimiento de que Richard Armitage tiene buen cuerpo. No es así, pero él insiste en mostrar el culo cada vez que puede, así en Spook (de donde está tomada la imagen, que enriquece desde ahora la red) como en Strike Back. En fin, cosas de europeos, y no somos nosotros quiénes para reprochárselo.
Le recomiendo, lo que no quiere decir que sea de su agrado, la nueva serie Fantástica "Game of thrones" que salio recientemente en HBO. Es una producción que está basada en una serie de novelas del genero y que, por lo pronto tiene muy buena ambientación. Se muestran las luchas de poder, luchas entre distintas moralidades, que un poco tipifican a los personajes, pero hay algunos que parecen prometer... En Cuevana.tv se puede ver.
ResponderBorrarSaludos!
¡Qué placer, más recomendaciones televisivas! Todavía no conseguimos Monroe (mi esclavp-buscador no debe ser muy dedicado, digo yo). Pero estamos muy contentos con Endgame. Todavía no consigo volverme loca con el nuevo (ya sé que no tan nuevo) Doctor, es verdad que todavía no le he dado demasiadas chances para destronar o suplir con dignidad, al menos, a David Tennant.
ResponderBorrarSpooks queda anotada.
¡Qué placer mi adolescente placer con los Profesionales! (*suspiro*)
No sé qué hacés que no viste aún Game of thrones.
ResponderBorrarAnoni.
¿Quién te dijo que no ví Game of thrones. La dosifico, como al rivotril. Es ideal para dormirse. Sólo eso.
ResponderBorrar¿Que Richard Armitage no tiene buen cuerpo?.....No sé dónde tienes los ojos, pero se nota que eres un tío (y yo una tía XD).....
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