martes, 31 de marzo de 2015
lunes, 30 de marzo de 2015
La historia que marcha
por Mario Weinfeld para Página/12
En nuestra patria, el Juicio a las Juntas Militares ordenado por el presidente Raúl Alfonsín fue el primer mojón. Por primera vez las víctimas prestaron testimonio, en un contexto que las legitimaba. Los procesos actuales convalidan ese fenómeno, potenciándolo. La voz de las víctimas cobra un rango notable: son los principales testigos de cargo. En base a sus palabras se dictan los fallos, se construye jurisprudencia sobre terrorismo de Estado, sobre crímenes de lesa humanidad.
En nuestra patria, el Juicio a las Juntas Militares ordenado por el presidente Raúl Alfonsín fue el primer mojón. Por primera vez las víctimas prestaron testimonio, en un contexto que las legitimaba. Los procesos actuales convalidan ese fenómeno, potenciándolo. La voz de las víctimas cobra un rango notable: son los principales testigos de cargo. En base a sus palabras se dictan los fallos, se construye jurisprudencia sobre terrorismo de Estado, sobre crímenes de lesa humanidad.
domingo, 29 de marzo de 2015
¿Estás conforme?
¡358 palabras no alcanzan para definir nuestro mundo! Basta de amarrocar vocabulario, no seas pecho frío y poné tus definiciones, papafrita...
sábado, 28 de marzo de 2015
El espacio criminal
Por Daniel Link para Perfil
He aquí tres argumentos. En el
primero, niños norteamericanos desaparecen de sus cunas. Una banda
de delincuentes internacionales piratea los sistemas de cámaras de
vigiliancia para bebés. A través de esas cámaras, ponen en subasta
a los niños, que son comprados por parejas desesperadas del mundo
árabe, Corea, Japón, Alemania.
En el segundo, hackers inescrupulosos
que se reunen en exclusivos foros de perversos provocan accidentes en
espacios públicos (montañas rusas, subterráneos) para el goce
espiritual y sexual de aquellos para quienes la tragedia se filma.
Cuantos más muertos y sangre, mejor.
En el tercero, un asesino interviene en
los programas para dispositivos móviles (tipo Uber o Lyft 9 que
sirven para llamar un vehículo de alquiler (lo que aquí conocemos
como un “remís”), gran competencia de las compañías de taxis
en los Estados Unidos, y mata más o menos porque sí (el furor y la
locura son recursos fáciles) a los inadvertidos pasajeros.
Lo que tienen en común estos tres
argumentos de CSI: Cyber, el nuevo spin off de la
franquicia CSI (que modificó la forma en que las masas
entienden el crimen y su resolución), es presentar el universo de
las cibercomunicaciones como completamente hostil y demencial, para
justificar las intervenciones de los servicios de inteligencia en ese
espacio.
La serie tiene uno de los peores
casting imaginables, está mal contada (con una sintaxis espasmódica
derivada de lo que se supone son los flujos de información en la
red) y sus argumentos presuponen la
sospecha de que sentarse ante un teclado equivale a compartir un
espacio virtual con criminales y locos de cualquier especie, y
convertirse, por lo tanto, en víctima inminente de asesinato,
violación, secuestro extorsivo, tráfico humano, venganza, etc.
De Julián Assange y WikiLeaks, ni
hablar. El hacker, ese héroe de los años ochenta, es ahora una
figura que sólo puede rehabilitarse trabajando para los servicios y
fuerzas de seguridad, que combinan la más salvaje psicología
conductista con una penosa imaginación tecnológica.
Una enseñanza de
la serie: encriptar la propia dirección electrónica (IP) detrás de
una máscara (tipo TOR o TunnelBear) es ya inevitable, antes de que
las fuerzas de seguridad vengan a golpear a nuestra puerta con la
delicadeza que las caracteriza (y que Assange conoce bien). Una
esperanza: que quienes creen en la verdad de tales argumentos abandonen la red, descongestionándola.
viernes, 27 de marzo de 2015
Durmiendo con el enemigo
La derecha es sutil y nunca ataca por
dónde se la espera sino por el lugar menos pensado, que es el
mismísimo costado (el costado de la Pasión). En cuanto nos
distrajimos un poco, dos noticias llegaron desde Brasil y desde
Italia para helarnos la espalda.
La “Carimbada”. Desde el mes
pasado, la red O Globo denuncia en Brasil en todos sus medios
(televisión, gráfica, etc.) la existencia de clubs de seropositivos
que se reunen (personal o virtualmente) para pasarse datos sobre cómo contagiar (marcar, sellar, carimbar) a seronegativos,
deliberadamente y sin su consentimiento. No es la primera vez que se
escuchan argumentos semejantes, pero resultan cada vez más
disparatados y alarmantes porque ya no sorprende tanto la ignorancia
sino la mala fe de quienes los esgrimen. A eso se suma el hecho de
que muchos de ellos participen de la “comunidad gay”: los
primeros en condenar a los carimbeiros fueron los
organizadores de fiestas sexuales en Río de Janeiro.
Lo sabe todo el mundo, cualquier
persona que se entrega a determinadas prácticas sexuales (orgías,
sexo sin protección y sin lubricante) sabe a qué se expone y, si no
lo sabe, es cosa suya. La ignorancia de uno no podría nunca ser el
delito de otro, aunque en Brasil se esté invocando el artículo del
código penal (132) que penaliza la transmisión de enfermedades
sexualmente transmisibles para censurar las conductas que más hieren
la sensibilidad heterosexista y monógama que patrocinan las iglesias
protestantes y que han hecho nido incluso dentro del alucinado
mundillo de las locas. Repito una frase que ya publiqué el 31 de
enero de 2014 en este suplmento: “Comenzamos ahora criminalizando al portador de HIV y bien pronto los niños que tienen liendres serán confinados en salas especiales”.
La moda eterna En el otro
extremo del arco, la alta burguesía italiana se expresó a través
de Domenico Dolce y Stefano Gabbana, para censurar toda forma de
organización familiar que contradiga la heteronormativa, biparental
y biológica. En eméticas declaraciones en la última edición de la
revista Panorama, los sastrecillos valientes no sólo se
declararon intolerantes hacia toda forma de experimentación
comunitaria (después de todo, la familia burguesa es una invención
bien reciente), sino que mostaron (ay, cómo no) la hilacha,
mezclándolo todo.
Dolce apunta a un aspecto del problema:
“ no me convencen los que yo llamo hijos de la química, niños
sintéticos. Úteros
en alquiler, semen elegido de un catálogo”. Sea: es un problema
que nada tiene que ver con las familias homosexuales (o como se las
quiera llamar) sino con la posibilidad o no de reproducción
biológica, que afecta a las personas con independencia de su
inclinación sexual. Luego agregan: «Hoy ni siquiera los psiquiatras
están listos para afrontar los efectos de estas experimentaciones».
Pues bien, si se trata de experimentaciones, no es cuestión de
detenerlas sencillamente porque el saber psiquiátrico (esa
invocación más amedrentadora todavía que la de Torquemada y la del
Infierno) no haya llegado a ponerse a la altura de las
circunstancias: apúrense, che, que hay niños sueltos.
Más específicamente: «Nosotros, pareja gay, decimos no a las
adopciones gay», declaró Gabbana. ¿Qué tendría de específico
una adopción de ese tipo? Como sostiene Dolce: «Soy gay, no puedo
tener un hijo». Es la primera noticia que tenemos de que una
determinada inclinación sexual vuelve estériles a las personas y
las condene a no poder legar el producto de su trabajo. Estupidísimo.
“Creo
que no se puede tener todo en la vida”, concluyó Domenico: una
verdad en términos de imposibilidad históricas, nunca en términos
de anhelos o deseos. Se debe anhelar tenerlo todo en la vida. Después
ya va a ser tarde.
Desde el otro lado del charco, allí donde se cocina el exterminio
que vendrá, seis norteamericanos criados en el seno de parejas
homosexuales apoyaron a los modistos, les agradecieron su “valentía”
y les imploraron que no se rindieran en su lucha.
¿Qué
lucha? La lucha contra Madonna, Elton John, Ricky
Martin, Martina Navratilova, Victoria Beckham y Courtney Love,
quienes llamaron a boicotear la marca Dolce & Gabanna. La
escaramuza terminó en una entrevista concedida a la CNN:
“We love gay adoption. We love everything”.
Acá todo es más fácil:
te mandamos a la divina mendocina hija del candidato a gobernador, y
ahí te quiero ver.
jueves, 26 de marzo de 2015
¡A quién le importa!
Barcelona. (Redacción de La Vanguardia)
Las cosas se pueden hacer bien o mal y HBO ha optado por el primer camino. Las audiencias de Looking no son suficientes para justificar la producción de una tercera temporada pero no quieren dejar a sus abonados a medias. Por eso han pedido a su creador, Michael Lannan, que escriba un último episodio especial para poder cerrar las tramas y despedir a los personajes.
Las cosas se pueden hacer bien o mal y HBO ha optado por el primer camino. Las audiencias de Looking no son suficientes para justificar la producción de una tercera temporada pero no quieren dejar a sus abonados a medias. Por eso han pedido a su creador, Michael Lannan, que escriba un último episodio especial para poder cerrar las tramas y despedir a los personajes.
lunes, 23 de marzo de 2015
¿Lo qué?
Después de una intolerable cuarta temporada, que no vieron ni los programadores de Fox, se anuncia una quinta temporada de American Horror Story. ¿Repuntará?
domingo, 22 de marzo de 2015
Ya empezaron a quemar las pruebas...
Incendio en la Rosada: se quemaron los registros de ingresos y egresos
El fuego, que se habría generado por un cortocircuito, provocó que se perdiera el historial de visitas a la Casa de Gobierno.
El fuego, que se habría generado por un cortocircuito, provocó que se perdiera el historial de visitas a la Casa de Gobierno.
Marcelo Torcuato de Alvear
por Daniel Link para Perfil
Iba a escribir sobre hoteles, renta inmobiliaria, o sobre las mujeres que pelean por el papel de narrador omnisciente a propósito de la muerte del fiscal, pero me desperté de una siesta y no pude reconocer el mundo. Los radicales habían resucitado, hablaban en la tele, y se peleaban como peronistas. Nito Artaza estaba hecho un basilisco. Lo nacional y popular y la derecha liberal se confundían en remolinos de hiedra negra, mientras el Sr. Florencio Randazzo se me superponía con el Sr. Facundo Suárez Lastra.
¿Qué había pasado? Se había roto el equilibrio que alguna vez llamé macrokirchnerismo, en alusión a las dos fuerzas de derecha que polarizaron los escenarios electorales de la última década.
Si la semana pasada el Sr. Macri se decía adherente al ideario peronista, ¿cómo se explica esta alianza con las huestes de Yrigoyen y Alfonsín (hacía años que no se mencionaba tanto al único estadista de fuste que alguna vez tuvimos)?
No es que importen mucho los desenvolvimientos de la política burguesa, que cada día se tornan más oscuros: ¿o acaso Syriza no se volvió saraza en menos de lo que canta un gallo, acaso Varufakis no está ya hundido en la ignominia de las promesas incumplidas? Si los griegos, que inventaron la verdad, se tienen que tragar ese sapo, ¿qué escuerzo venenoso no habríamos de tener que tragarnos nosotros?
Me interesan, sin embargo, los acertijos y los rompecabezas. Después de mucho pensar, llegué a una solución. Lo que se viene es Radicalismo Paquete: Marcelo Torcuato de Alvear.
Iba a escribir sobre hoteles, renta inmobiliaria, o sobre las mujeres que pelean por el papel de narrador omnisciente a propósito de la muerte del fiscal, pero me desperté de una siesta y no pude reconocer el mundo. Los radicales habían resucitado, hablaban en la tele, y se peleaban como peronistas. Nito Artaza estaba hecho un basilisco. Lo nacional y popular y la derecha liberal se confundían en remolinos de hiedra negra, mientras el Sr. Florencio Randazzo se me superponía con el Sr. Facundo Suárez Lastra.
¿Qué había pasado? Se había roto el equilibrio que alguna vez llamé macrokirchnerismo, en alusión a las dos fuerzas de derecha que polarizaron los escenarios electorales de la última década.
Si la semana pasada el Sr. Macri se decía adherente al ideario peronista, ¿cómo se explica esta alianza con las huestes de Yrigoyen y Alfonsín (hacía años que no se mencionaba tanto al único estadista de fuste que alguna vez tuvimos)?
No es que importen mucho los desenvolvimientos de la política burguesa, que cada día se tornan más oscuros: ¿o acaso Syriza no se volvió saraza en menos de lo que canta un gallo, acaso Varufakis no está ya hundido en la ignominia de las promesas incumplidas? Si los griegos, que inventaron la verdad, se tienen que tragar ese sapo, ¿qué escuerzo venenoso no habríamos de tener que tragarnos nosotros?
Me interesan, sin embargo, los acertijos y los rompecabezas. Después de mucho pensar, llegué a una solución. Lo que se viene es Radicalismo Paquete: Marcelo Torcuato de Alvear.
jueves, 19 de marzo de 2015
miércoles, 18 de marzo de 2015
Chiste de gallegos
En Madriz, se les ocurrió que nada debía distraer a la concurrencia de los bolsos que se presentaban:
from Alicia Framis on Vimeo.
from Alicia Framis on Vimeo.
martes, 17 de marzo de 2015
Ay, qué nervios...
Rusconi: "Lagomarsino va a develar un dato que puede lesionar la imagen de Nisman"
El abogado se excusó diciendo “nosotros tenemos al tranquilidad de que no instalamos ese morbo sobre la vida privada de Nisman”.
El abogado se excusó diciendo “nosotros tenemos al tranquilidad de que no instalamos ese morbo sobre la vida privada de Nisman”.
lunes, 16 de marzo de 2015
domingo, 15 de marzo de 2015
Rusia, camino del pueblo argentino
por Beatriz Sarlo para Perfil
(...)
La viveza criolla produjo millonarios de la noche a la mañana, como en el caso de Lázaro, nuestro conmovedor self-made man. Por eso, no deberían ningunearnos en la revista de libros de The New York Times. Menos mal que podemos ver el canal digital "Rusia Hoy", que la Presidenta celebró como ruptura del monopolio de las noticias. El canal ruso en cualquier momento hace una miniserie sobre el tema para competir con la telenovela turca. Tengo el título: Game of Thieves.
(...)
La viveza criolla produjo millonarios de la noche a la mañana, como en el caso de Lázaro, nuestro conmovedor self-made man. Por eso, no deberían ningunearnos en la revista de libros de The New York Times. Menos mal que podemos ver el canal digital "Rusia Hoy", que la Presidenta celebró como ruptura del monopolio de las noticias. El canal ruso en cualquier momento hace una miniserie sobre el tema para competir con la telenovela turca. Tengo el título: Game of Thieves.
sábado, 14 de marzo de 2015
Dicen que...
Un invento muy manija
Por Rafael Spregelburd para Perfil
Me entero por Daniel Link de la audacia de la Universidad de Tres de Febrero: lanzar en línea, así como otras universidades tecnológicas lanzan cohetes, un Diccionario Latinoamericano de Uso del Español. Búsquenlo así. ¿Por qué no? Los traductores nos fiamos de diccionarios de otras lenguas amparados bajo los nombres de Oxford o de Cambridge.
Pronto descubro atroces intenciones: será un diccionario de “uso” del castellano y no “de” castellano. Se trata –juzgo– de una guía para usarlo de maneras non sanctas, al menos no tan santas como para estar en otros diccionarios. No imaginen una simple recolección de argots de latinoamericanismos porque tampoco es exactamente eso. Las definiciones exponen algún descubrimiento, en vez de sólo definir alguna palabra. Así, “conchorto” significa: “Zona del cuerpo femenino compuesto por idénticas cantidades de vulva y ano. Suele ser un plano muy utilizado en las fotografías playeras que las revistas publican durante el verano, mostrando (al mismo tiempo) las dos vías del pecado cubiertas por una minúscula bikini”. Ejemplo: “Silvina Luna es conchorto de tapa”.
Las capacidades de semejante diccionario libre y popular son desorbitadas y ameritan mis ganas, respetos y temores. Hoy colaboré con una o dos palabras, pero íntimamente pensé que lo que deberíamos hacer los usuarios es inventar, inventar todo el castellano para siempre e imponérselo a tantos vecinos como hallemos.
Para ingresar palabras nuevas “no se aceptarán definiciones injuriantes o que violenten la sensibilidad de grupos étnicos, géneros, clases sociales o adhesiones políticas (se puede definir la palabra “bolita” o usarla en un ejemplo, pero no se puede usar la palabra “bolita” en una definición)”. Caramba, entonces toda palabra nueva es injuriante, ya que rasga por vez primera la corteza de otra palabra aceptada que ya no sirve más para rasparla, expandirla o anularla.
Sí; este diccionario preanuncia guerra. Y la habrá.
Por Rafael Spregelburd para Perfil
Me entero por Daniel Link de la audacia de la Universidad de Tres de Febrero: lanzar en línea, así como otras universidades tecnológicas lanzan cohetes, un Diccionario Latinoamericano de Uso del Español. Búsquenlo así. ¿Por qué no? Los traductores nos fiamos de diccionarios de otras lenguas amparados bajo los nombres de Oxford o de Cambridge.
Pronto descubro atroces intenciones: será un diccionario de “uso” del castellano y no “de” castellano. Se trata –juzgo– de una guía para usarlo de maneras non sanctas, al menos no tan santas como para estar en otros diccionarios. No imaginen una simple recolección de argots de latinoamericanismos porque tampoco es exactamente eso. Las definiciones exponen algún descubrimiento, en vez de sólo definir alguna palabra. Así, “conchorto” significa: “Zona del cuerpo femenino compuesto por idénticas cantidades de vulva y ano. Suele ser un plano muy utilizado en las fotografías playeras que las revistas publican durante el verano, mostrando (al mismo tiempo) las dos vías del pecado cubiertas por una minúscula bikini”. Ejemplo: “Silvina Luna es conchorto de tapa”.
Las capacidades de semejante diccionario libre y popular son desorbitadas y ameritan mis ganas, respetos y temores. Hoy colaboré con una o dos palabras, pero íntimamente pensé que lo que deberíamos hacer los usuarios es inventar, inventar todo el castellano para siempre e imponérselo a tantos vecinos como hallemos.
Para ingresar palabras nuevas “no se aceptarán definiciones injuriantes o que violenten la sensibilidad de grupos étnicos, géneros, clases sociales o adhesiones políticas (se puede definir la palabra “bolita” o usarla en un ejemplo, pero no se puede usar la palabra “bolita” en una definición)”. Caramba, entonces toda palabra nueva es injuriante, ya que rasga por vez primera la corteza de otra palabra aceptada que ya no sirve más para rasparla, expandirla o anularla.
Sí; este diccionario preanuncia guerra. Y la habrá.
La Historia, de nuevo amenazada
Por Daniel Link para Perfil
¿Qué sería peor, la Mezquita de
Córdoba o Santa Sofía en Estambul (en proceso de restauración)?
Las arcadas que siempre me provocaron los saqueos indiscriminados que
los Estados imperiales realizaron en el siglo XIX y en el siglo XX en
los sitios arqueológicos que consideraron amenazados, chocan hoy con
la indignación profunda que siento ante cada nueva noticia de una
ciudad antigua destrozada en nombre de una depuración religiosa y
cultural.
Se trata, en ambos casos, de prácticas
aberrantes porque en los dos casos de lo que se trata es de
distorsionar la historia, que es inevitable porque ya ha sucedido y
que por eso mismo nos constituye y nos advierte sobre nuestra propia
caducidad.
Desgajado un friso del Partenón del
lugar al que legítimamente pertenecía (en nombre del “Patrimonio
de la Humanidad”) dice tan poco sobre la comunidad de la que brinda
testimonio como el humo ciego que surge de las ruinas que los grupos
integristas dejan a su paso. No hay universales para salir a defender
en esta coyuntura, sino singularidades que existieron y que son el
índice de una posibilidad de vida que, aunque hoy totalmente perdida
para nosotros, nos salva de la uniformidad y el falso pluralismo
propugnados por el Estado Universal Homogéneo.
No es Dios lo que está en juego, ni su
infinita sabiduría, ni la piedad que deberíamos sentir cada vez que
el llamado nos convoca a la oración. Después de todo, Dios
contempló la multiplicidad de lo viviente y en Babel nos hizo el
histórico regalo de la separación de las lenguas para evitarnos
toda tentación concentracionaria.
Lo que está en juego es la Historia en
su totalidad, lo mismo hoy que durante las grandes purgas de Stalin,
los procesos de depuración de la Revolución China y todas las
fantasías de aniquilación de la diversidad de lo viviente de las
que nadie debería jactarse: la reducción a un Único es siempre
suicida, porque una vez comenzado el proceso de depuración no hay
lógica que impida detenerlo. Siempre habrá algo que se escape del
ideal y, en definitiva, en el centro de cada una de las capas de
cebolla que se van elimininado hay nada: la nada es lo que queda
después de haberlo depurado todo.
Ni siquiera se trata de salvar las
culturas que esas ruinas arrasadas por el odio actual habrían
representado alguna vez, la mayoría de las cuales están hoy
totalmente muertas, sino lisa y llanamente la delicadeza de las
imágenes, en los lugares en los que cumplieron alguna función,
alguna vez. Que sobrevivan imágenes nos permite pensar en los
singulares ciclos de existencia de las culturas, por más inertes que
éstas sean.
Los edificios que levantaron los
asirios en Nínive, los libros guardados en la biblioteca de Mosul no
pueden representar ningún riesgo para ningún proyecto político,
pero su pérdida es tan irreparable como la de un joven o una
muchacha asesinados en nombre de la pureza ideológica: lo que se
escapa entre los dedos, en esos gestos de desprecio hacia lo otro, es
la propia capacidad de imaginar, de relacionarse con imágenes
ajenas, de situarse en el lugar del otro.
Y para peor, la posición extremista de
los destructores de lo que estuvo antes que el Islam (grupos
minoritarios, pero con poder de fuego) alimenta las peores pesadillas
coloniales: ¿quién podría oponerse seriamente al levantamiento de
nuevos museos, bibliotecas y parques temáticos en Europa y sus
países satélites para albergar todo aquello que hoy parece en
riesgo?
¿A esa forma de “civilización” se
pretende arrastrarnos? Si ya sabemos que, arrancados del propio
paisaje, esas piedras, esos papiros y esos artefactos no son sino la
pálida protesta de una experiencia aniquilada, de una experiencia de
la aniquilación.
Al destruir lo que ya no tiene ningún
impacto cultural o al desplazarlo a un lugar seguro como mero objeto
decorativo, lo que se dice es el terror a la propia caducidad, a ser
uno mismo una hebra de carne que no va a durar para siempre.
La única eternidad que Dios nos
garantiza es la de participar de los misterios de su Nombre (éste,
aquél o ninguno). Todos los artefactos secuestrados por los Estados
Imperiales guardan la huella de esas interrogaciones.Todos los
poetas, músicos y pintores cuyas voces son hoy dinamitadas lo
supieron.
viernes, 13 de marzo de 2015
¿Sabía Ud. que....?
Si no está de acuerdo, ¡bájele el pulgar a la definición y proponga una propia! Visite el Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española (DILE)
jueves, 12 de marzo de 2015
La canonización definitiva de un escritor argentino
por Maximiliano Tomas para La Nación
(...) El momento Aira parece haber llegado. El domingo pasado la cantante y poeta Patti Smith, figura central de la contracultura estadounidense de los años 70 (que publica sus libros en el sello neoyorquino New Directions), se vistió de crítica literaria para escribir la reseña de un libro de uno de sus autores favoritos: César Aira. No lo hizo en su blog personal, donde ya había advertido de su devoción por el argentino (al que llegó a través de una lectura apasionada de las novelas del chileno Roberto Bolaño, quien mencionara a Aira como uno de sus referentes), sino en un espacio un poco más relevante: las páginas de The New York Times. El texto de Smith sobre El cerebro musical y otros relatos, que aquí se editó como Relatos completos, no pasará a la historia como una de las lecturas más profundas de la obra de Aira (en nuestro país hubo y seguirá habiendo ensayos, incluso libros enteros, que dedicaron sus esfuerzos a poner en contexto el universo airano y calibrar su importancia), pero se trata de un paso decisivo para el encumbramiento del autor argentino en el mercado editorial más importante del mundo.
(...)
(...) El momento Aira parece haber llegado. El domingo pasado la cantante y poeta Patti Smith, figura central de la contracultura estadounidense de los años 70 (que publica sus libros en el sello neoyorquino New Directions), se vistió de crítica literaria para escribir la reseña de un libro de uno de sus autores favoritos: César Aira. No lo hizo en su blog personal, donde ya había advertido de su devoción por el argentino (al que llegó a través de una lectura apasionada de las novelas del chileno Roberto Bolaño, quien mencionara a Aira como uno de sus referentes), sino en un espacio un poco más relevante: las páginas de The New York Times. El texto de Smith sobre El cerebro musical y otros relatos, que aquí se editó como Relatos completos, no pasará a la historia como una de las lecturas más profundas de la obra de Aira (en nuestro país hubo y seguirá habiendo ensayos, incluso libros enteros, que dedicaron sus esfuerzos a poner en contexto el universo airano y calibrar su importancia), pero se trata de un paso decisivo para el encumbramiento del autor argentino en el mercado editorial más importante del mundo.
Se trata de un paso decisivo para el encumbramiento del autor argentino en el mercado editorial más importante del mundo
Smith
habla de la "mente improvisadora" del autor de Ema, la cautiva (entre
otros ochenta títulos, que se multiplican cada año) y de su "ojo cubista
que ve las cosas desde muchos ángulos al mismo tiempo". Cuenta que
cuando se enteró de su presencia, durante una conferencia en Dinamarca,
corrió a su encuentro, y que una vez frente al novelista solo pudo
decirle "sos alucinante" (solo podemos imaginar el extrañamiento de Aira
frente a tal muestra de efusión). Y termina su texto con una frase que
ya tiene destino de blurb de contratapa: "¡Ave César! Sólo puedo
maravillarme por la cantidad de hilos que logra dominar para tejer sus
propias historias, que van de la fábula política a las bromas
enriquecidas con pensamiento filosófico".(...)
La pista de la calcinada
Caso Nisman | Arroyo Salgado negó la teoría de Asís que hablaba de un segundo cuerpo
El periodista había afirmado por Twitter que en Le Parc había dos cuerpos y no uno. Qué contestó Arroyo Salgado.
El periodista había afirmado por Twitter que en Le Parc había dos cuerpos y no uno. Qué contestó Arroyo Salgado.
martes, 10 de marzo de 2015
sábado, 7 de marzo de 2015
La comunidad de los ausentes
Por Daniel Link para Perfil
Cuando el 27 de febrero pasado me declaré en duelo muchos amigos escribieron preocupados. Enterados de las
razones, les pareció que no era para tanto. “Me asusté”, “Pensé
que era algo personal”, dijeron.
La muerte de Julio Strassera, el Fiscal
del Juicio a las Juntas para quien, en aquel momento de verdadera
significación histórica, "A partir de este juicio y de la
condena que propugno, nos cabe la responsabilidad de fundar una paz
basada no en el olvido sino en la memoria; no en la violencia sino en
la justicia. Ésta es nuestra oportunidad: quizá sea la última",
se llevó parte de mí.
Yo tenía por entonces 26 años y,
desde ese momento brillante que viví sólo gracias a la imaginación
política de Raúl Alfonsín (el perdidoso candidato peronista, Ítalo
Luder, había organizado, durante su interinato como presidente en
reemplazo de la Sra. de Perón, el Consejo de Seguridad Interior, uno
de cuyos mandatos era la “aniquilación” del accionar subversivo)
pasaron otros tantos. Siento que con la muerte de Strassera se va
parte de mi vida, mi juventud, ese otro que yo era, los sueños y las
esperanzas que tenía. Los condenados por la investigación llevada a
cabo por Strassera y su equipo en 1985 fueron indultados en 1990 por el peronismo gobernante y en 2004 el presidente Kirchner, en su
discurso ante la ex-ESMA, ignoró el Juicio a las Juntas.
Sumo a esa muerte otra que muchos
juzgarán más banal, pero que también me arrastra un poco hacia la
nada: el mismo día que Strassera murió Leonard Nimoy: el
Sr. Spock, que alimentó mis fantasías infantiles de niño
ensimismado y orejudo y que me mostró el camino hacia formas de
organización de lo viviente para mí desconocidas.
En un mismo día vastas partes de mi
infancia y de mi juventud se volvieron humo negro y quedé abandonado
por esos que espero que vuelvan en mis sueños para salvarme del
horror intolerable del presente, mezcla de vulgaridad y oportunismo.
viernes, 6 de marzo de 2015
jueves, 5 de marzo de 2015
Murió Julio Strassera | La democracia está triste
por Mónica Pinto para Perfil
Así, en la acusación que él y Luis Moreno Ocampo formularon, pudo subrayar que “razones técnicas y fácticas tales como la ausencia de un tipo penal específico en nuestro derecho interno que describa acabadamente esta forma de delincuencia que hoy se enjuicia aquí y la imposibilidad de considerar uno por uno los miles de casos individuales, me han determinado a exhibir, a lo largo de diecisiete dramáticas semanas de audiencia, tan sólo 709 casos que no agotan, por cierto, el escalofriante número de víctimas que ocasionó, lo que podríamos calificar como el mayor genocidio que registra la joven historia de nuestro país. Pero no estoy solo en esta empresa. Me acompañan en el reclamo más de nueve mil desaparecidos que han dejado, a través de las voces de aquellos que tuvieron la suerte de volver de las sombras, su mudo pero no por ello menos elocuente testimonio acusador. Empero, ellos serán mucho más generosos que sus verdugos, pues no exigirán tan sólo el castigo de los delitos cometidos en su perjuicio. Abogarán, en cambio, para que ese ineludible acto de justicia sirva también para condenar el uso de la violencia como instrumento político, venga ella de donde viniere; para desterrar la idea de que existen `muertes buenas´ y `muertes malas´, según sea bueno o malo el que las cause o el que las sufra”.
Así, en la acusación que él y Luis Moreno Ocampo formularon, pudo subrayar que “razones técnicas y fácticas tales como la ausencia de un tipo penal específico en nuestro derecho interno que describa acabadamente esta forma de delincuencia que hoy se enjuicia aquí y la imposibilidad de considerar uno por uno los miles de casos individuales, me han determinado a exhibir, a lo largo de diecisiete dramáticas semanas de audiencia, tan sólo 709 casos que no agotan, por cierto, el escalofriante número de víctimas que ocasionó, lo que podríamos calificar como el mayor genocidio que registra la joven historia de nuestro país. Pero no estoy solo en esta empresa. Me acompañan en el reclamo más de nueve mil desaparecidos que han dejado, a través de las voces de aquellos que tuvieron la suerte de volver de las sombras, su mudo pero no por ello menos elocuente testimonio acusador. Empero, ellos serán mucho más generosos que sus verdugos, pues no exigirán tan sólo el castigo de los delitos cometidos en su perjuicio. Abogarán, en cambio, para que ese ineludible acto de justicia sirva también para condenar el uso de la violencia como instrumento político, venga ella de donde viniere; para desterrar la idea de que existen `muertes buenas´ y `muertes malas´, según sea bueno o malo el que las cause o el que las sufra”.
Tenía razón Cristina
Arroyo Salgado: "El suicidio y el accidente quedan descartados"
"Fue víctima de un homicidio", aseguró la jueza federal de San Isidro y ex esposa de Alberto Nisman; además resaltó que "el cuerpo fue movido" luego de la muerte del fiscal y que "no hubo espasmo cadavérico"; también descartó que haya estado alcoholizado.
"Fue víctima de un homicidio", aseguró la jueza federal de San Isidro y ex esposa de Alberto Nisman; además resaltó que "el cuerpo fue movido" luego de la muerte del fiscal y que "no hubo espasmo cadavérico"; también descartó que haya estado alcoholizado.
Porro envenenado
El profesor envenenado: "Estoy pensando en dejar la docencia, porque es como hablar en el desierto".
miércoles, 4 de marzo de 2015
La muerte sencilla
Hombre modesto, fiscal implacable
por Ricardo Gil Lavedra para La Nación
"Nosotros tuvimos una vida sencilla, debemos tener también una muerte sencilla." Ésa fue la respuesta que nos dio Marisa, la mujer de Julio Strassera, cuando unos amigos le preguntamos por qué había rehusado el ofrecimiento que hizo el gobierno de la ciudad para que el velatorio del fiscal se hiciera en la Legislatura porteña.
por Ricardo Gil Lavedra para La Nación
"Nosotros tuvimos una vida sencilla, debemos tener también una muerte sencilla." Ésa fue la respuesta que nos dio Marisa, la mujer de Julio Strassera, cuando unos amigos le preguntamos por qué había rehusado el ofrecimiento que hizo el gobierno de la ciudad para que el velatorio del fiscal se hiciera en la Legislatura porteña.
martes, 3 de marzo de 2015
Muerte de un republicano
por Beatriz Sarlo para Perfil
Poco después del Juicio a las Juntas, una noche, Strassera entró en un restaurante de la calle Talcahuano (un restaurante que ya no existe). La gente que estaba allí lo aplaudió. El fiscal saludó apenas, y encendió un cigarrillo, ya sentado a su mesa. Era la primera vez que yo asistía a algo así: que un fiscal fuera recibido como una celebridad. La época está muy lejos. Hace un mes, la muerte de un fiscal movilizó a decenas de miles. Las noticias judiciales van a la primera plana; los jueces se afanan por hacer conocer los avatares de sus decisiones al periodismo bajo la forma del off o el on the record; los fiscales, por la fuerza o la debilidad de sus denuncias, han pasado a ser figuras públicas. Pero en 1985 la justicia no estaba bajo los reflectores como hoy.
El fiscal ya había pronunciado su alegato. Ya había dicho: “Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca más”. Son palabras que podríamos recitar de memoria, pero que Strassera pronunció por primera vez. El Juicio a las Juntas militares había terminado con condenas y ese acto de justicia nos ofrecía una razón valedera, por lo menos una, para sentir orgullo patriótico.
Poco después del Juicio a las Juntas, una noche, Strassera entró en un restaurante de la calle Talcahuano (un restaurante que ya no existe). La gente que estaba allí lo aplaudió. El fiscal saludó apenas, y encendió un cigarrillo, ya sentado a su mesa. Era la primera vez que yo asistía a algo así: que un fiscal fuera recibido como una celebridad. La época está muy lejos. Hace un mes, la muerte de un fiscal movilizó a decenas de miles. Las noticias judiciales van a la primera plana; los jueces se afanan por hacer conocer los avatares de sus decisiones al periodismo bajo la forma del off o el on the record; los fiscales, por la fuerza o la debilidad de sus denuncias, han pasado a ser figuras públicas. Pero en 1985 la justicia no estaba bajo los reflectores como hoy.
El fiscal ya había pronunciado su alegato. Ya había dicho: “Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca más”. Son palabras que podríamos recitar de memoria, pero que Strassera pronunció por primera vez. El Juicio a las Juntas militares había terminado con condenas y ese acto de justicia nos ofrecía una razón valedera, por lo menos una, para sentir orgullo patriótico.