Copi: un argentino universal
por Jorge Monteleone para ADN, la Nación
Veinticinco años después de su muerte, sesenta años después de haberse
radicado en París, buena parte de la obra de Copi (seudónimo de Raúl
Damonte Taborda, 1939-1987) escrita en francés, luego de años de haber
sido un secreto para iniciados o una excentricidad feliz, se transmuta,
como un retorno, al español del Río de la Plata. La editorial El Cuenco
de Plata agrega a la edición de sus novelas La ciudad de las ratas
(2009) y La guerra de las mariconas (2010) y de Teatro 1 (2011, con El
día de una soñadora, La torre de la Defensa, La noche de Madame Lucienne
y Una visita inoportuna), la publicación de Teatro 2 (con Loretta
Strong, ¡La pirámide!, La heladera y Las escaleras del Sacré-Coeur). Se
reedita el cómic traducido por el propio Copi para la edición que en
1968 realizó Jorge Álvarez: Los pollos no tienen sillas, con el anuncio
de la salida de La mujer sentada el año próximo. No es un hecho menor el
gesto de vertir a Copi en el español rioplatense, que sus traductores
locales vindican como una política de la lengua unida a la literatura
argentina, para diferir del tono de las traducciones de sus textos
narrativos realizadas en España por Anagrama y reeditadas en 2010:
Obras I y II.
(...)
viernes, 30 de noviembre de 2012
A llorar a los caminos...
Leí, por supuesto, novelas de escritores cuya obra conozco desde el principio: Matilde Sánchez, Daniel Guebel, Sergio Chejfec, Martín Kohan, César Aira, Luis Gusman, Marcelo Cohen. Y tuve la sensación de descubrir las líneas casi invisibles de algunas continuidades literarias, de algún nexo entre el pasado y la actualidad. No escribí sobre otros escritores que me gustan: Daniel Link, Aníbal Jarkowski. Cuando miro los nombres de las treinta y tres notas que forman el volumen, me produce alguna tristeza que ellos no estén. No se piensa en un libro siempre. Y yo no pensé que ellos estarían ausente de este.
Beatriz Sarlo. "Prólogo" a Ficciones argentinas. 33 ensayos. Buenos Aires, Mardulce, 2012, pág. 17
Beatriz Sarlo. "Prólogo" a Ficciones argentinas. 33 ensayos. Buenos Aires, Mardulce, 2012, pág. 17
jueves, 29 de noviembre de 2012
miércoles, 28 de noviembre de 2012
martes, 27 de noviembre de 2012
Como animal enjaulau
por Mario Wainfeld para Página/12
Violentar la palabra
Desde el punto de vista jurídico, la presentación del Grupo Clarín es confusa y sibilina a la vez. Denuncia un hecho grave, que concierne a un universo vasto de potenciales víctimas. Lo encuadra en un delito, “la incitación a la violencia colectiva”, que no requiere daño concreto o consecuencia visible alguna para tipificarse. O sea, se comete con la sola acción. En el caso, la acción es el uso de la palabra. O sea, Clarín busca criminalizar la opinión o la información.
Violentar la palabra
Desde el punto de vista jurídico, la presentación del Grupo Clarín es confusa y sibilina a la vez. Denuncia un hecho grave, que concierne a un universo vasto de potenciales víctimas. Lo encuadra en un delito, “la incitación a la violencia colectiva”, que no requiere daño concreto o consecuencia visible alguna para tipificarse. O sea, se comete con la sola acción. En el caso, la acción es el uso de la palabra. O sea, Clarín busca criminalizar la opinión o la información.
(...)
lunes, 26 de noviembre de 2012
sábado, 24 de noviembre de 2012
Adicciones y rehabilitaciones
Mi nombre es Daniel Link y soy un
adicto. No quiero decir que sea adicto a tal o cual sustancia,
comportamiento o relación sino que, estructuralmente, tiendo a caer
en compulsiones que se repiten cíclicamente a lo largo de mi vida.
Mi primera adicción fue la fabulación:
durante la mayor parte de la infancia me entregué compulsivamente a
fabular (imaginaba mi novela familiar -del neurótico, pero también
planetas poblados de fantasmas, ríos de espuma, animales raros y
dispositivos de evaporación de la materia) lo que pronto me llevó a
enfermarme... de literatura: en cuanto pude, leí compulsivamente
todo lo que estuvo a mi alcance y bien pronto estaba ya escribiendo
maníacamente (rimas, composiciones escolares, ejercicios
espirituales).
Como la literatura es salud, me salvó
de adicciones peores: la ludapatía, por ejemplo, que sufro en grado
muchísimo menor, o la tecnofilia, tan frecuente en los varones de mi
generación.
Como buen adicto, me repugnan quienes
ejercen sin escándalo sus propias dependencias: me sublevan los
mitómanos, por ejemplo, porque veo en ellos aquello en lo que yo
podría haberme convertido, casi tanto como los usuarios compulsivos
de las redes sociales. El límite de mi adicción técnica se detiene
en las versiones high tech de viejas prácticas: el correo
electrónico y el blog, equivalentes de los epistolarios y los
diario personales del siglo XIX, consumen buena parte de mis
energías. Soy famoso por contestar al instante todo mensaje de
correo electrónico (que inmediatamente archivo en la correspondiente
carpeta: jamás tengo más de cuarenta mensajes en mi carpeta de
“recibidos”) y utilizo programas como el “if x, then y” que
multiplica mis anotaciones (casi) diarias en diversos sitios de la
red a los que estoy afiliado.
Porque sé que estructuralmente adhiero
compulsivamente a toda herramienta tecnológica (la curiosidad es mi
coartada), me abstengo de esos sitios de infamia que son facebook y
twitter (no casualmente, el Estado Universal Homogéneo los patrocina
y los exalta) y mi exterioridad me permite juzgar con la pretendida
superioridad del converso los lamentables afanes de los senadores
nacionales, ministros, integrantes de la farándula y periodistas en
ese universo dominado por la adicción sin cura.
La adicción, como toda debilidad del
espíritu (la petulancia o la autocomplacencia), no tiene cura. Hay
que aprender a sobrellevarla día a día (un día más sin...) y hay
que aprender a respetar al adicto a otra cosa (otro comportamiento,
otra relación, otra sustancia) diferente de la que nos atormenta
porque finalmente, todos somos esclavos no importa de quién o qué.
A los únicos que desprecio es a los adictos al poder porque no
quieren saber el mal que causan.
Mi abuela paterna me introdujo,
mediante interminables sesiones de Ludo, que ella llamaba Mensch
ärgere Dich nicht (“Hombre,
no te enojes”), en la ludopatía, de la que jamás he podido
librarme. Me recuerdo encadenado durante años enteros al Tetris y,
ay, al Arkanoid (con el que todavía sueño cada tanto).
Ahora,
mi vicio diario es el Zuma, un juego donde hay que destruir cadenas
de pelotas de colores antes de que se precipiten al abismo (el abismo
es el núcleo incandescente de toda adicción). La versión que más
me conviene es la que viene como complemento del explorador de
google, el chrome, porque es una versión corta, de cuatro niveles
con cuatro pantallas cada uno, y consigo resolverlo (o pierdo)
rápidamente. Mi adicción queda así confinada en los límites
estrictos del juego-de-prueba y, si bien me roba una buena media hora
de tiempo (el adicto minimiza las interferencias de su compulsión
respecto de la vida diaria), compenso ese tiempo muerto entregándome,
mientras juego, a la fabulación, mi dependencia más antigua.
Unos
amigos que se dedican al arte contemporáneo me dicen que se ha
puesto de moda confesar las propias adicciones y los tratamientos de
rahibilitación seguidos.
Supongo
que esta columna es el índice de esa otra compulsión intolerable:
la frivolidad de entregarse a las líneas hegemónicas del presente.
No
puedo, sin embargo, confesarme rehabilitado de nada, porque, en
definitiva, la melancolía me lleva a recaer en sucesivos círculos
de compulsión. Como tampoco me gusta reconocerme como dependiente
(mi felicidad no depende del zuma, ni de la fabulación, ni del
correo electrónico), pero al mismo tiempo sufro las consecuencias de
la abstinencia (de fábula, de correspondencia, de ludo), pongo esos
vicios en un plano de composición en el que su tiranía se disuelve:
la literatura.
viernes, 23 de noviembre de 2012
jueves, 22 de noviembre de 2012
Hay que alfabetizar
El director de cine Juan José Campanella cuestionó con dureza el video. "Lo que esto provoca es muy complejo para 140 caracteres. Bronca, indignación, sí. Pero sobre todo mucha, mucha pena", escribió en la red social Twitter el ganador del Oscar por "El secreto de sus ojos".
"Sería interesante ver un repudio por parte del gobierno de esta utilización de inocentes", agregó.
martes, 20 de noviembre de 2012
La obra de arte en la época de su reproductibilidad digital
Cuando el arte y la tecnología se encuentran
Organizado como un diccionario de cuarenta y siete entradas, un grupo de investigadores propone definiciones sobre el cruce del eje tecnológico con el mundo artístico.
Entrevista de Ezequiel Alemian a Claudia Kozak para Ñ, Revista de cultura
-¿Por dónde empezar a pensar la relación entre arte y tecnología?
-El arte tiene un aspecto técnico que le es indisociable. A priori, uno podría pensar que en momentos de fuerte modernización tecnológica, el arte de algún modo se ha hecho cargo de esas transformaciones. Sin embargo, no todo el arte va en la misma dirección cuando piensa su relación con la tecnología, ya sea por insistir en la línea hegemónica de una época, ya sea por contrastarla, por resistirla, incluso por generarla. Las tecnopoéticas son las zonas del arte que asumen más explícitamente su relación con el entramado técnico, y el carácter político de éste. Son potencia de creación en un mundo donde la potencia tecnológica de creación está hegemonizada en ciertas direcciones y no en otras. Ambas son potencia de creación en el sentido de permitir la posibilidad de la irrupción de lo nuevo, de lo que es también en potencia, y que por ello aún no es, pero en nuestras sociedades los sentidos hegemónicos de lo tecnológico traducen muy en general lo nuevo en mera novedad, rápido reemplazo de una cosa por otra sin verdadero cambio. El carácter político de las tecnopoéticas puede encontrarse en el modo en que proponen alguna lectura en relación con eso.
-¿Cuáles serían en la Argentina los momentos tecnopoéticos más fuertes?
-Alrededor del Centenario y del Bicentenario uno encuentra momentos que podrían considerarse pilares, que demarcarían nuestra época, porque ponen a funcionar imaginarios tecno-modernizadores. Pero también se podrían señalar, a lo largo del siglo XX, tres grandes momentos: periodizando de manera elástica las décadas, serían las de los 20, los 60 y los 90. Son momentos en los que por la coyuntura histórica el mundo de lo técnico cobra mucha relevancia, la mirada está puesta ahí, en nuevos paisajes tecnológicos. Sin embargo, esto no quiere decir que no sean momentos que irradien hacia delante y hacia atrás. Girondo escribe el manifiesto martinfierrista, donde están todas las apreciaciones sobre la novedad tecnológica, en 1924. Pero ahí en realidad está en diálogo con el manifiesto futurista que Marinetti había publicado en 1909, y que circuló rápidamente en la Argentina. En los 60 es clara la impronta modernizadora que tiene que ver con los programas desarrollistas. Pero el arte tecnológico se venía pensando desde antes. Lo que hay entonces es la posibilidad de mirar de nuevo, por ejemplo, al grupo Arte Concreto Invención, o a Madí, que habían aparecido sin tanta repercusión mediática en los 40. Es la consolidación de las tecnopoéticas en los 60, la gran repercusión de algunas de sus experiencias, lo que genera la posibilidad de mirar lo anterior con otros ojos.
-¿El arte acompaña mejor o es más crítico en determinados momentos?
-En el libro marcamos algunas líneas generales que no son epocales, sino que atraviesan la periodización. Se podría pensar que hay una línea racionalista constructivista, muy fuerte en algunas tecnopoéticas, que recorre el siglo XX en distintos momentos. Y que de pronto hay una línea que podríamos llamar desviacional, en el sentido que da vuelta o “interviene” el fenómeno técnico, y hasta una línea irracionalista, aunque parezca paradójico, con cierto aire esotérico, que cruza el mundo tecnológico con miradas que no condicen con la racionalidad moderna hegemónica.
-¿Con qué artistas podríamos identificar cada una de estas líneas?
-Si hablamos de una línea constructivista tenemos a todo el Arte Concreto Invención, que trabaja desde una fuerte mirada racionalista, desde las artes plásticas en particular, y con una impronta utópica. Por otro lado Gyula Kosice, muy mencionado en el libro, desde Madí en adelante, se adscribe a una impronta tecnocientífica utópica. Alguien que uno podría distinguir desde una mirada desviacional es Edgardo Antonio Vigo. Sus máquinas inútiles y sus máquinas imposibles de los años 50 por ejemplo. Y todo su arte correo, que trabaja en contra de la tecnología social del correo. O el arte de los medios de Oscar Masotta, Roberto Jacoby y Raúl Escari, que pone en evidencia el mundo técnico mass mediático y produce en contra de la producción mass mediática, desde dentro de ella. Lo “irracional” está en Xul Solar: ese entramado de un mundo onírico, y esotérico, con todas sus formas de construcción de una mirada otra respecto de la racionalidad moderna, y al mismo tiempo, plásticamente, en ciertas obras, un impulso al geometrismo. Hoy hay prácticas del bioarte que mezclan el conocimiento científico y saberes residuales como la medicina popular.
-¿Cuáles son los aspectos de lo tecnológico que más se debaten hoy en el arte?
-Cuestiones como la sociedad de control, de vigilancia, lo que implica una sociedad de detección continua, y también un relato paranoico en relación con la idea de “te estamos observando”. También genera mucho debate el bioarte, que se hace cargo de las posibles transformaciones de la dotación biológica de la humanidad en relación con los desarrollos actuales de la biotecnología. Otra línea fuerte es la que cruza las tecnopoéticas con la cultura libre, el software libre, y nociones asociadas como las de código abierto, no autoría, remix. Hay zonas que muy recientemente empiezan a pensarse desde las tecnopoéticas, como la literatura, por más que sea algo que tenga sus antecedentes en las vanguardias de los años 20.
-¿La tecnología en el arte siempre tiene un carácter experimental?
-Lo experimental llega al arte por vía de la anticipación de lo nuevo, y la tecnología también se ampara en la búsqueda ya sea de lo nuevo o de la novedad. En tanto estén entramados en forma evidente, se podría pensar en cierta relación de cercanía con lo experimental. Si definimos a las tecnopoéticas como aquel tipo de arte que se hace cargo de su impronta técnica, hay un cruce con lo experimental bastante fuerte. Sin embargo, el arte experimental no es necesariamente tecnológico, pueden darse formas de experimentación por otras vías. Así, la relación con lo experimental no es absolutamente necesaria en el arte en general, y lo experimental en el arte no es necesariamente tecnológico, pero quizá sí sea una relación necesaria cuando hablamos de tecnopoéticas.
Organizado como un diccionario de cuarenta y siete entradas, un grupo de investigadores propone definiciones sobre el cruce del eje tecnológico con el mundo artístico.
Entrevista de Ezequiel Alemian a Claudia Kozak para Ñ, Revista de cultura
-¿Por dónde empezar a pensar la relación entre arte y tecnología?
-El arte tiene un aspecto técnico que le es indisociable. A priori, uno podría pensar que en momentos de fuerte modernización tecnológica, el arte de algún modo se ha hecho cargo de esas transformaciones. Sin embargo, no todo el arte va en la misma dirección cuando piensa su relación con la tecnología, ya sea por insistir en la línea hegemónica de una época, ya sea por contrastarla, por resistirla, incluso por generarla. Las tecnopoéticas son las zonas del arte que asumen más explícitamente su relación con el entramado técnico, y el carácter político de éste. Son potencia de creación en un mundo donde la potencia tecnológica de creación está hegemonizada en ciertas direcciones y no en otras. Ambas son potencia de creación en el sentido de permitir la posibilidad de la irrupción de lo nuevo, de lo que es también en potencia, y que por ello aún no es, pero en nuestras sociedades los sentidos hegemónicos de lo tecnológico traducen muy en general lo nuevo en mera novedad, rápido reemplazo de una cosa por otra sin verdadero cambio. El carácter político de las tecnopoéticas puede encontrarse en el modo en que proponen alguna lectura en relación con eso.
-¿Cuáles serían en la Argentina los momentos tecnopoéticos más fuertes?
-Alrededor del Centenario y del Bicentenario uno encuentra momentos que podrían considerarse pilares, que demarcarían nuestra época, porque ponen a funcionar imaginarios tecno-modernizadores. Pero también se podrían señalar, a lo largo del siglo XX, tres grandes momentos: periodizando de manera elástica las décadas, serían las de los 20, los 60 y los 90. Son momentos en los que por la coyuntura histórica el mundo de lo técnico cobra mucha relevancia, la mirada está puesta ahí, en nuevos paisajes tecnológicos. Sin embargo, esto no quiere decir que no sean momentos que irradien hacia delante y hacia atrás. Girondo escribe el manifiesto martinfierrista, donde están todas las apreciaciones sobre la novedad tecnológica, en 1924. Pero ahí en realidad está en diálogo con el manifiesto futurista que Marinetti había publicado en 1909, y que circuló rápidamente en la Argentina. En los 60 es clara la impronta modernizadora que tiene que ver con los programas desarrollistas. Pero el arte tecnológico se venía pensando desde antes. Lo que hay entonces es la posibilidad de mirar de nuevo, por ejemplo, al grupo Arte Concreto Invención, o a Madí, que habían aparecido sin tanta repercusión mediática en los 40. Es la consolidación de las tecnopoéticas en los 60, la gran repercusión de algunas de sus experiencias, lo que genera la posibilidad de mirar lo anterior con otros ojos.
-¿El arte acompaña mejor o es más crítico en determinados momentos?
-En el libro marcamos algunas líneas generales que no son epocales, sino que atraviesan la periodización. Se podría pensar que hay una línea racionalista constructivista, muy fuerte en algunas tecnopoéticas, que recorre el siglo XX en distintos momentos. Y que de pronto hay una línea que podríamos llamar desviacional, en el sentido que da vuelta o “interviene” el fenómeno técnico, y hasta una línea irracionalista, aunque parezca paradójico, con cierto aire esotérico, que cruza el mundo tecnológico con miradas que no condicen con la racionalidad moderna hegemónica.
-¿Con qué artistas podríamos identificar cada una de estas líneas?
-Si hablamos de una línea constructivista tenemos a todo el Arte Concreto Invención, que trabaja desde una fuerte mirada racionalista, desde las artes plásticas en particular, y con una impronta utópica. Por otro lado Gyula Kosice, muy mencionado en el libro, desde Madí en adelante, se adscribe a una impronta tecnocientífica utópica. Alguien que uno podría distinguir desde una mirada desviacional es Edgardo Antonio Vigo. Sus máquinas inútiles y sus máquinas imposibles de los años 50 por ejemplo. Y todo su arte correo, que trabaja en contra de la tecnología social del correo. O el arte de los medios de Oscar Masotta, Roberto Jacoby y Raúl Escari, que pone en evidencia el mundo técnico mass mediático y produce en contra de la producción mass mediática, desde dentro de ella. Lo “irracional” está en Xul Solar: ese entramado de un mundo onírico, y esotérico, con todas sus formas de construcción de una mirada otra respecto de la racionalidad moderna, y al mismo tiempo, plásticamente, en ciertas obras, un impulso al geometrismo. Hoy hay prácticas del bioarte que mezclan el conocimiento científico y saberes residuales como la medicina popular.
-¿Cuáles son los aspectos de lo tecnológico que más se debaten hoy en el arte?
-Cuestiones como la sociedad de control, de vigilancia, lo que implica una sociedad de detección continua, y también un relato paranoico en relación con la idea de “te estamos observando”. También genera mucho debate el bioarte, que se hace cargo de las posibles transformaciones de la dotación biológica de la humanidad en relación con los desarrollos actuales de la biotecnología. Otra línea fuerte es la que cruza las tecnopoéticas con la cultura libre, el software libre, y nociones asociadas como las de código abierto, no autoría, remix. Hay zonas que muy recientemente empiezan a pensarse desde las tecnopoéticas, como la literatura, por más que sea algo que tenga sus antecedentes en las vanguardias de los años 20.
-¿La tecnología en el arte siempre tiene un carácter experimental?
-Lo experimental llega al arte por vía de la anticipación de lo nuevo, y la tecnología también se ampara en la búsqueda ya sea de lo nuevo o de la novedad. En tanto estén entramados en forma evidente, se podría pensar en cierta relación de cercanía con lo experimental. Si definimos a las tecnopoéticas como aquel tipo de arte que se hace cargo de su impronta técnica, hay un cruce con lo experimental bastante fuerte. Sin embargo, el arte experimental no es necesariamente tecnológico, pueden darse formas de experimentación por otras vías. Así, la relación con lo experimental no es absolutamente necesaria en el arte en general, y lo experimental en el arte no es necesariamente tecnológico, pero quizá sí sea una relación necesaria cuando hablamos de tecnopoéticas.
domingo, 18 de noviembre de 2012
sábado, 17 de noviembre de 2012
Expresión y contenido
Por Daniel Link para Perfil
“Cinco por uno, no va a quedar
ninguno”, “Paredón, paredón, a todos los milicos que vendieron
la Nación”. Dejemos el consignismo de lado, porque su eficacia se
mide no en el orden de los conceptos sino en el orden de los afectos.
Durante la última multitudinaria marcha opositora se escucharon mil
consignas odiosas y otras que no lo fueron tanto. Pero eso sucede
siempre que hay masa (es decir, siempre que uno se incorpora a una
multiplicidad de masa).
Los analistas del acontecimiento
político más importante de noviembre se inclinaron ya por un
análisis de la expresión (habiendo decidido que no había
“contenido” en los reclamos de los manifestantes, lo que
importaba era analizar quién se expresaba, y cómo) o bien, por un
análisis del contenido (qué reclamaba la multitud, que no es
“abstracta” sino inasignable a una clase, a un territorio o a una
ideología).
El periodismo, no importa qué simpatía
política abrace, está obligado a decir lo que el poder no puede
decir sobre sí mismo o sobre la sociedad civil. Algunas de las
dádivas que irritaban a algunos de los manifestantes del 8 de
noviembre pueden encuadrarse dentro de lo que se llama clientelismo,
pero otras, lamentablemente, son necesarias en relación con personas
que (por una multitud de factores) ya no podrán integrarse nunca en
ningún mercado laboral (entiéndase: en ninguno, nunca). El poder no
puede referirse objetivamente a esos sectores, el periodismo debe
hacerlo. Lo mismo puede decirse de la negativa gubernamental a
encarar una reforma impositiva que saque de los hombros de los
sectores medios y bajos la inverosímil presión de sostener al
Estado (Anses, Impuesto a las Ganancias, IVA, cheque, etc.).
Es decir, para poder decidir que la
multitud no reclamaba nada concreto había que ensordecerse
previamente al significado de la palabra “corrupción”.
Como seguramente no hay un solo
kirchnerista que pueda dormir tranquilo sabiendo que en la línea de
sucesión presidencial se encuentra el Sr. Boudou, convendría que
ese reclamo (que, en algún sentido, lo teñía todo con sus tonos
opacos) fuera atendido más temprano que tarde.
viernes, 16 de noviembre de 2012
Terrorismo comparado
666 Park Avenue y American Horror Story: Asylum representan los puntos de articulación del terror visible en la televisión. Las dos suceden en espacios cerrados (un neoyorquino y lujosísimo edificio en el caso de la primera; un asilo para dementes, en el caso de la segunda).
La primera es una versión "elegante" de thriller de misterio y por eso son constantes las apelaciones a Hitchcock (Los pájaros, La ventana indiscreta, Psicosis, Vértigo han sido ya citadas hasta el hartazgo), las fiestas que terminan siempre mal (una por capítulo) y la proliferación de indicios que no se sabe bien a dónde habrán de conducir.
Por cierto, en Park Avenue nadie fuma, mientras en AHS fuman hasta las monjas, y esto porque los acontecimientos de la segunda suceden en 1964.
No es sólo una cuestión de "gusto" lo que separa ambas series, sino una distancia temporal. Con cierta sabiduría técnica, AHS sabe que el terror no se sostiene en universos en los que la tecnología prolifera (celulares, gps, cámaras de seguridad) o que, para poder sostener el terrorismo discursivo en contextos altamente tecnologizados hacen falta tantas hipótesis adicionales que mejor es retrotraer los sucesos a épocas menos obsesionadas por el control social y dejar que los los responsables del "arte" (vestuario, escenografía) se lleven la parte de la torta que le habría correspondido a guionistas consecuentes con la causa de la coherencia discursiva y la cohesión narrativa.
En cuanto al "gusto", lo que es pincelada, apunte, insinuación en 666 Park Avenue, en AHS es un revoltijo de inmundicias puestas en el más salvaje uso de la HD (Alta Definición) que hasta ahora hemos conocido. El barroco, con sus chiaroscuros, sus monstruos y sus torsiones del punto de vista (anamorfosis como hay en AHS se han visto hasta ahora pocas en la televisión) reina impiadoso en el asilo Briarcliff, donde coinciden, en revoltijo suculento, monjas poseídas por el demonio, médicos experimentales nazis (y sus experimentos con lo viviente), asesinos seriales que desollan a sus víctimas (no es al que acusan de tal, sino el que, hipócritamente, pretende salvarlo), extraterrestres, monseñores, víctimas de su propio deseo, escorias humanas, y... ¡Ana Frank!
Como el sentido corre locamente a lo largo de una cadena flotante de imágenes inmundas (como el humo del tabaco, que contamina los espacios propios de cada individuo), no es raro que se produzcan extraños agenciamientos (es decir: conexiones más allá de "lo propio" de cada imagen). El médico nazi (que ha adoptado el nombre de Dr. Arden, y que al mismo tiempo que practica lobotomías y terapias de electroshock produce monstruos en su laboratorio) no es el que hace pantallas para lámparas con la piel de sus víctimas, sino el psiquiatra conductista, más conocido como Bloody Face y cuyo abandono como bebé se conocerá en el próximo capítulo de la serie, "Orígenes de la Monstruosidad", donde se cuenta además el pacto fáustico entre el Monseñor católico y el científico nazi.
Ninguna de las dos series me arrebata, pero es lo que hay. De la primera sospecho que triunfará el Bien. De la segunda, todo lo contrario.
La única pregunta que, después de ver cada capítulo de AHS me atenaza, es cómo harán los votantes de los Golden Globe y de los premios Emmy para eludir a Jessica Lange, cuya performance alcanza conmovedores niveles de paroxismo (hacé una monja que antes fue trola, y agregale borracha, y después que recuerde que fue una niña golpeada, y que además está caliente con el Monseñor, y que... ¡cree en Dios! y quiere controlar sus impulsos). Como las escaleras de Briarcliff, la calidad interpretativa de Jessica Lange, no tiene límites.
La primera es una versión "elegante" de thriller de misterio y por eso son constantes las apelaciones a Hitchcock (Los pájaros, La ventana indiscreta, Psicosis, Vértigo han sido ya citadas hasta el hartazgo), las fiestas que terminan siempre mal (una por capítulo) y la proliferación de indicios que no se sabe bien a dónde habrán de conducir.
Por cierto, en Park Avenue nadie fuma, mientras en AHS fuman hasta las monjas, y esto porque los acontecimientos de la segunda suceden en 1964.
No es sólo una cuestión de "gusto" lo que separa ambas series, sino una distancia temporal. Con cierta sabiduría técnica, AHS sabe que el terror no se sostiene en universos en los que la tecnología prolifera (celulares, gps, cámaras de seguridad) o que, para poder sostener el terrorismo discursivo en contextos altamente tecnologizados hacen falta tantas hipótesis adicionales que mejor es retrotraer los sucesos a épocas menos obsesionadas por el control social y dejar que los los responsables del "arte" (vestuario, escenografía) se lleven la parte de la torta que le habría correspondido a guionistas consecuentes con la causa de la coherencia discursiva y la cohesión narrativa.
En cuanto al "gusto", lo que es pincelada, apunte, insinuación en 666 Park Avenue, en AHS es un revoltijo de inmundicias puestas en el más salvaje uso de la HD (Alta Definición) que hasta ahora hemos conocido. El barroco, con sus chiaroscuros, sus monstruos y sus torsiones del punto de vista (anamorfosis como hay en AHS se han visto hasta ahora pocas en la televisión) reina impiadoso en el asilo Briarcliff, donde coinciden, en revoltijo suculento, monjas poseídas por el demonio, médicos experimentales nazis (y sus experimentos con lo viviente), asesinos seriales que desollan a sus víctimas (no es al que acusan de tal, sino el que, hipócritamente, pretende salvarlo), extraterrestres, monseñores, víctimas de su propio deseo, escorias humanas, y... ¡Ana Frank!
Como el sentido corre locamente a lo largo de una cadena flotante de imágenes inmundas (como el humo del tabaco, que contamina los espacios propios de cada individuo), no es raro que se produzcan extraños agenciamientos (es decir: conexiones más allá de "lo propio" de cada imagen). El médico nazi (que ha adoptado el nombre de Dr. Arden, y que al mismo tiempo que practica lobotomías y terapias de electroshock produce monstruos en su laboratorio) no es el que hace pantallas para lámparas con la piel de sus víctimas, sino el psiquiatra conductista, más conocido como Bloody Face y cuyo abandono como bebé se conocerá en el próximo capítulo de la serie, "Orígenes de la Monstruosidad", donde se cuenta además el pacto fáustico entre el Monseñor católico y el científico nazi.
Ninguna de las dos series me arrebata, pero es lo que hay. De la primera sospecho que triunfará el Bien. De la segunda, todo lo contrario.
La única pregunta que, después de ver cada capítulo de AHS me atenaza, es cómo harán los votantes de los Golden Globe y de los premios Emmy para eludir a Jessica Lange, cuya performance alcanza conmovedores niveles de paroxismo (hacé una monja que antes fue trola, y agregale borracha, y después que recuerde que fue una niña golpeada, y que además está caliente con el Monseñor, y que... ¡cree en Dios! y quiere controlar sus impulsos). Como las escaleras de Briarcliff, la calidad interpretativa de Jessica Lange, no tiene límites.
jueves, 15 de noviembre de 2012
martes, 13 de noviembre de 2012
En el aire conmovido...
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
Juventud, divino tesoro
Youth Forum 2012
RFSL Ungdom – The Swedish youth federation for Lesbian, Gay, Bisexual, Transgender and Queer rights will host a Youth Forum in the prospect of ILGA World conference in Stockholm 12-13th of December 2012. We will have workshops, lectures, social activities and exchange -experience regarding the work of young lgbtq people around the world with participants under 30 years or people representing a youth organization. The Youth Forum 2012 will not have a participation fee, it´s gonna be free to participate and when it´s specified in the program RFSL Ungdom will serve simple meals. We are working on a solution where members of RFSL Ungdom and others may be able to invite people to live at their homes, to cut the cost for accommodation.
RFSL Ungdom – The Swedish youth federation for Lesbian, Gay, Bisexual, Transgender and Queer rights will host a Youth Forum in the prospect of ILGA World conference in Stockholm 12-13th of December 2012. We will have workshops, lectures, social activities and exchange -experience regarding the work of young lgbtq people around the world with participants under 30 years or people representing a youth organization. The Youth Forum 2012 will not have a participation fee, it´s gonna be free to participate and when it´s specified in the program RFSL Ungdom will serve simple meals. We are working on a solution where members of RFSL Ungdom and others may be able to invite people to live at their homes, to cut the cost for accommodation.
sábado, 10 de noviembre de 2012
Cristina de Suecia
Me pregunto qué se habrá hecho de
aquel becario sueco que Mario Wainfeld introdujo en sus memorables
crónicas de la crisis argentina, hace más de una década, como un
personaje conceptual que, poco a poco, fue convirtiéndose en una
presencia cotidiana.
Lo imaginé, hace unos días, de vuelta
en su reino, asesorando al rey de Suecia Carlos XVI Gustavo y
armándole un itinerario de pesca que, inevitablemente, terminaría
en un té en Calafate con la reina Cristina (no la duquesa de Bremen
y princesa de Verden, sino la nuestra, la que nos tiene en vilo con
sus lipotimias mensuales).
Y volví a imaginarlo esta mañana,
cuando recibí una invitación extraviada para ir a Estocolmo. Y digo
extraviada porque el generoso convite me había sido enviado meses
atrás a una dirección electrónica inexistente y a otra totalmente
caduca (o sea: cosa de argentinos) y como yo estuve internado
(literalmente) un par de semanas, cuando me enteré de lo que me
estaba perdiendo escribí airado (nuevamente: cosa de argentinos) por
el error cometido por los convidantes.
Esta mañana me despertó el mensaje
según el cual, “excepcionalmente” (la excepción es nuestra
norma, o viceversa), volvían a invitarme.
Preso de una euforia para nada
compatible con el calor reinante en el día del bancario, revisé mi
documentación para comprobar lo que sospechaba: mi pasaporte estaba
vencido. Ya la amargura comenzaba a atenazar mi corazón pero no me
amedrenté: entré a la página del ministerio del interior, vi que
podía concurrir en el día a renovar mi pasaporte y allí fui, a
Paseo Colón al 1000, y que fuera lo que Dios quisiera.
Mi turno era a las 16.00 hs. Llegué
pasadas las 15.30 y a las 16.05 ya estaba en la calle nuevamente, con
el trámite concluido (¡se podía pagar con tarjeta de crédito!) y
la promesa de que en quince días corridos habría de recibir mi
salvoconducto hacia Estocolmo.
Mi mamá ya me había advertido que el
trámite para sacar o renovar el pasaporte era ahora eficientísimo,
pero hasta que lo comprobé no lo había creído del todo. “Esto no
es de argentinos”, pensé, recordé al becario sueco e imaginé su
impronta en nuestra administración pública. Bien por Cristina.
viernes, 9 de noviembre de 2012
Papelón
Un nuevo papel electrónico podría reemplazar al LCD
La nueva técnica permite crear hojas casi tan finas como las de papel y que otorgan una luminosidad tan buena como la de ese material.
La nueva técnica permite crear hojas casi tan finas como las de papel y que otorgan una luminosidad tan buena como la de ese material.
jueves, 8 de noviembre de 2012
Somos todos piolas
Anoche, después del apagón, comimos con amigos. Antes, yo había sido víctima de una de las muchas "evacuaciones" que se realizaron en los edificios del microcentro porteño. Ya en la calle, éramos miles de personas acaloradas, la mayoría de ellas esperando en largas colas un ómnibus o caminando al acaso por las hediondas calles sin semáforos, donde montañas de basura se pudrían al sol inclemente de un noviembre tórrido.
Yo tenía puesto mi corsé de polipropileno y pronto me di cuenta de que sería imposible conseguir un taxi. Caminé hasta casa y llegué hecho polvo. Pensé que la cena se había suspendido, pero mis amigos (palermitanos) no consideraron que las circunstancias fueran tales como para cancelar una reserva en el Jardín Japonés.
Reunidos alrededor de la mesa, después de brindar por haber sobrevivido a un día tan atroz, comenzaron las hipótesis: "fue un sabotaje". "Obviamente".
Ser inteligente, en estos días, es descubrir un complot detrás de cada acontecimiento singular. Lo curioso es que algunos pensaban que había habido un complot para perjudicar al alcalde de la ciudad, y otros pensaban que se trataba de una acción preparatoria de la jornada conocida como 8N y que, por lo tanto, tenía como objetivo perjudicar al gobierno nacional. O sea: no importa tanto saber quiénes complotaron ni cuáles eran sus objetivos sino la lógica (delirante) del complot.
Somos inteligentes, somos sagaces: no vamos a cometer la torpeza de pensar que "estas cosas pasan".
Yo permanecí en silencio porque no comparto la perspectiva schreberiana y porque estaba francamente adolorido y cansado. En cuanto mis amigos se dieron cuenta de que sostenían hipótesis irreductibles sobre el complot, se obligaron a cambiar de tema, pero el asunto, creo, quedó sobrevolando la mesa: ¿quién tendría razón? ¿Cuál sería la víctima del sabotaje? ¿Y quiénes los ejecutores?
Las víctimas fuimos los que estábamos en el microcentro (y los que, todavía hoy, siguen sin eléctrico fluido) y, como hay sobredeterminación, ningún acontecimiento singular puede explicarse por un simple razonamiento lineal.
La Historia (cuya lógica no es paranoica) nos atrapa y nos arrastra con su garra de fuego. Y nosotros somos apenas unas aves de presa, carroñeras, que vamos tras el sentido, sin alcanzarlo nunca.
Yo tenía puesto mi corsé de polipropileno y pronto me di cuenta de que sería imposible conseguir un taxi. Caminé hasta casa y llegué hecho polvo. Pensé que la cena se había suspendido, pero mis amigos (palermitanos) no consideraron que las circunstancias fueran tales como para cancelar una reserva en el Jardín Japonés.
Reunidos alrededor de la mesa, después de brindar por haber sobrevivido a un día tan atroz, comenzaron las hipótesis: "fue un sabotaje". "Obviamente".
Ser inteligente, en estos días, es descubrir un complot detrás de cada acontecimiento singular. Lo curioso es que algunos pensaban que había habido un complot para perjudicar al alcalde de la ciudad, y otros pensaban que se trataba de una acción preparatoria de la jornada conocida como 8N y que, por lo tanto, tenía como objetivo perjudicar al gobierno nacional. O sea: no importa tanto saber quiénes complotaron ni cuáles eran sus objetivos sino la lógica (delirante) del complot.
Somos inteligentes, somos sagaces: no vamos a cometer la torpeza de pensar que "estas cosas pasan".
Yo permanecí en silencio porque no comparto la perspectiva schreberiana y porque estaba francamente adolorido y cansado. En cuanto mis amigos se dieron cuenta de que sostenían hipótesis irreductibles sobre el complot, se obligaron a cambiar de tema, pero el asunto, creo, quedó sobrevolando la mesa: ¿quién tendría razón? ¿Cuál sería la víctima del sabotaje? ¿Y quiénes los ejecutores?
Las víctimas fuimos los que estábamos en el microcentro (y los que, todavía hoy, siguen sin eléctrico fluido) y, como hay sobredeterminación, ningún acontecimiento singular puede explicarse por un simple razonamiento lineal.
La Historia (cuya lógica no es paranoica) nos atrapa y nos arrastra con su garra de fuego. Y nosotros somos apenas unas aves de presa, carroñeras, que vamos tras el sentido, sin alcanzarlo nunca.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
martes, 6 de noviembre de 2012
Aurora boreal
On behalf of the Board of the
International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association
(ILGA), and hosts RFSL, The Swedish Federation for Lesbian, Gay,
Bisexual and Transgender Rights, organize the XXVI ILGA World Conference to be held in Stockholm, Sweden,
between the 10 and 16 December 2012.
The theme of the conference will be “Global Rights, Global Respect”. Since the World Conference in Sao Paulo in 2010, we have many things to celebrate, ILGA has gained consultative status with the United Nations – ECOSOC status; the first-ever United Nations high-level panel on violence and discrimination based on sexual orientation and gender identity was held at the Human Rights Council in March this year; Ban Ki Moon, the Secretary General of the UN has made his support for the human rights of LGBTI people very clear; ILGA is approaching 1000 members and our annual report on state-sponsored homophobia has become and important global tool for LGBTI human rights advocacy. At the same time it is evident that we as a movement have some challenges and important discussions ahead of us on how we as a movement act in solidarity without taking over the voice of those we advocate for. These are discussions we will engage in at the conference in Stockholm!
In addition we will get together and share experiences and best practice, learning from each other and creating stronger and sustainable networks.
The conference will start Wednesday December 12 and will be preceded by some thematic pre-conferences – more information on these is forthcoming!
We look forward to seeing you in Stockholm!
Gloria Careaga
Renato Sabbadini
ILGA Co-Secretaries General
For registration, please click on this link.
The theme of the conference will be “Global Rights, Global Respect”. Since the World Conference in Sao Paulo in 2010, we have many things to celebrate, ILGA has gained consultative status with the United Nations – ECOSOC status; the first-ever United Nations high-level panel on violence and discrimination based on sexual orientation and gender identity was held at the Human Rights Council in March this year; Ban Ki Moon, the Secretary General of the UN has made his support for the human rights of LGBTI people very clear; ILGA is approaching 1000 members and our annual report on state-sponsored homophobia has become and important global tool for LGBTI human rights advocacy. At the same time it is evident that we as a movement have some challenges and important discussions ahead of us on how we as a movement act in solidarity without taking over the voice of those we advocate for. These are discussions we will engage in at the conference in Stockholm!
In addition we will get together and share experiences and best practice, learning from each other and creating stronger and sustainable networks.
The conference will start Wednesday December 12 and will be preceded by some thematic pre-conferences – more information on these is forthcoming!
We look forward to seeing you in Stockholm!
Gloria Careaga
Renato Sabbadini
ILGA Co-Secretaries General
For registration, please click on this link.
lunes, 5 de noviembre de 2012
¡Otra denuncia estremecedora!
“Fuentes confirman que el huracán Sandy que golpeó Estados Unidos fue provocada por avanzados instrumentos
en posesión del Irán heroico y resistente en coordinación con nuestro
régimen resistente”, se lee en la página de Facebook de la Red de
noticias de las fuerzas armadas sirias (/syrian.army.news, vía Perfil.com).
domingo, 4 de noviembre de 2012
sábado, 3 de noviembre de 2012
Hacete amigo del juez...
por Daniel Link para Perfil
La semana pasada celebré la circunstancia de “trabajar con amigos”. En el ámbito de la
gubernamentabilidad o el de la política, sin embargo, esa práctica
no tiene buena prensa.
La “amistad” en la política
parlamentaria se lee como “alianza” y las alianzas, como se sabe,
son sistemas de inclusión y exclusión que funcionan según
relaciones de fuerza extrañas al concepto mismo de amistad.
En el aparato burocrático-judicial, la
“amistad” se deja leer como “complicidad” o “tráfico de
influencias” y repugna al ícono mismo de la justicia, que, ciega
como es, no puede mirarse en ningún espejo para reconocerse.
Y, en relación con el poder ejecutivo,
el mejor amigo aparece como “testaferro”, “subalterno”,
“socio”, etc. La “amistad” no coincide plenamente con el
nepotismo (una de las máscaras más horribles de la soberanía, la
mafiosa), pero enturbia todavía más, con su labilidad, las
relaciones de poder. Se habla de “capitalismo de amigos”
precisamente para señalar que a la injusticia inherente a una
formación económico-social se le añade la injusticia de
privilegios fundados en complicidades, alianzas, sistemas de
inclusiones y exclusiones, subordinaciones, relaciones societarias,
etc.
Todos los gobernantes deben defenderse
cuando se los denuncia por haber nombrado a “amigos” en cargos
públicos. La famosa “soledad del poder” debe ser la del soberano
que ha comprendido que no puede ejercer su gobierno apoyándose en
vínculos amistosos porque, inevitablemente, éstos se degradarán,
como se corrompe una relación envenenada por la sospecha permanente.
¿Pero no es inherente al gobierno
contar con unas fidelidades fraguadas en el equilibrio amistoso? ¿Por
qué la soberanía y la amistad son tan complejas en sus relaciones y
por qué se sospecha cada vez que sus lógicas se superponen?
Siendo como es un vínculo totalmente
imaginario, es difícil sostener cuáles son los requisitos para que
una amistad se sostenga. No pareciera necesaria la coincidencia
absoluta en todo lo que atañe al mundo, sus propiedades, la vida y
sus posibilidades. Conozco relaciones de amistad que no sostienen los
mismos puntos de vista sobre el aborto, o sobre la política
económica, que no tienen los mismos gustos literarios o artísticos,
que no comen siquiera los mismos alimentos.
La amistad supone un raro equilibrio
entre sistemas de valores en los que se funda la ética individual y
la ética de la comunidad en la que la relación amistosa se funda:
ese “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra
persona, que nace y se fortalece con el trato”, según la
definición académica.
Pero la soberanía, que dice y subraya
que no hay comunidad posible sin soberano que la gobierne, es tan
ajena a esa ética pura y desinteresada (¡tan boudoudista!) que tal
vez por eso estamos acostumbrados a pensar lo peor de los amigos de
los gobernantes: “Hacete amigo del juez”, era el precepto más
innoble del Viejo Vizcacha.
Si tuviera que gobernar, sólo podría
hacerlo con amigos. Para no perderlos, me abstengo de semejante
despropósito.
viernes, 2 de noviembre de 2012
3D al 5D
Acá puede consultarse el programa de las
UNTREF, Centro Cultural Borges
Viamonte y San Martín, 3º piso
III Jornadas de Jóvenes Investigadores
en Literaturas y Artes Comparadas
"Imagen de América Latina"
Organizadas por la Maestría en Estudios Literarios Latinoamericanos y la Maestría en
Curaduría en Artes Visuales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero en conjunto
con el Proyecto UBACYT “Literatura y formas de vida” de la Universidad de Buenos Aires
Del 3 al 5 de diciembre de 2012.
Curaduría en Artes Visuales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero en conjunto
con el Proyecto UBACYT “Literatura y formas de vida” de la Universidad de Buenos Aires
Del 3 al 5 de diciembre de 2012.
UNTREF, Centro Cultural Borges
Viamonte y San Martín, 3º piso