martes, 31 de mayo de 2005
Y se los tragó la selva
Visitas ilustres
00:13 | Annandale on Hudson, Estados Unidos (bard.edu) |
16:17 | Diputación de Sevilla, Sevilla, España |
17:03 | Tulane University, New Orleans, Estados Unidos |
00:05 | Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, Argentina |
01:12 | University of Notre Dame, Notre Dame, Estados Unidos |
15:18 | Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México |
15:51 | Colorado State University, Fort Collins, Estados Unidos |
15:57 | Stanford University, Estados Unidos |
16:26 | Universidad Michoacana, México |
20:54 | Brasil (puc-rio.br) |
16:33 | New York University, New York, Estados Unidos |
19:54 | Universidad Centroamericana, El Salvador |
13:59 | Secretaría Ciencia Tecnología, Argentina |
10:47 | Universitat de Barcelona, Barcelona, España |
17:45 | Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile |
22:46 | Patriot Media And Communications, Estados Unidos |
12:46 | Universidad Nacional de Rosario, Rosario, Argentina |
14:51 | London School of Economics and Political Science, London, Reino Unido |
15:12 | University of California, San Diego, Estados Unidos |
01:57 | Stanford University, Estados Unidos |
14:58 | Universidad Francisco Marroquin, Guatemala |
14:32 | Universidad Pontificia Comillas de Madrid, Madrid, España |
17:32 | Orange County Dep. Education, Estados Unidos |
09:49 | Banca del Gottardo, Lugano, Suiza |
13:22 | Universidad de Zaragoza, Zaragoza, España |
16:10 | Secretaría de Educación Pública, México |
12:33 | Universidad Autonoma de Querétaro, México |
15:14 | Universidade do Minho, Portugal |
12:57 | Univ. Autonoma Nuevo León, México |
12:06 | Universidad Valle Guatemala, Guatemala |
14:03 | Tecnológico de Monterrey, México |
14:36 | Universidad de Cantabria, Santander, España |
lunes, 30 de mayo de 2005
La alegría es solo brasileña
Segundo a polícia, o evento teve 1,8 milhão de pessoas; militantes falavam em 2,5 milhões e celebravam recorde
Parada Gay tem ampla presença feminina
André Porto/Folha Imagem | Bandeira do movimento GLBT estendida sobre a avenida, logo após o início da Parada Gay, ontem à tarde; público foi de 1,8 mi |
Más en la Folha (en los diarios argentinos, ni recuadro)*.
*Habido comentario, corrección y disculpas: en los diarios porteños.
domingo, 29 de mayo de 2005
Libros recibidos
Escuchar a poetas leyendo sus textos es siempre una revelación porque nos han acostumbrado a pensar que la poesía reina en un universo autónomo que no tiene nada que ver con las cosas de este mundo. Cuando el poema adopta patrones regulares de versificación tal vez esa ficción se sostenga. Pero no es el caso de la poesía contemporánea (la que consideramos "contemporánea": de la década del sesenta en adelante). El ritmo del verso libre y el verso blanco se sostienen mejor en la voz de quienes los han puesto en el papel y así entre el cuerpo y el texto del poeta se crea una rara unidad imposible de fragmentar sin violencia. Concebirla como una cosa autónoma es violentar la poesía.
Visor libros ha editado Los poemas de Sidney West (1969) de Juan Gelman (Madrid, 2005, 74 págs. y un cd, ISBN 84.7522.897.6) como volumen 5 de la serie De viva voz. El libro tiene formato de cd porque, en efecto, contiene un cd gracias al cual podemos escuchar a Gelman leer sus propios poemas (16 "lamentos").
Una voz de la que no es posible ignorar el tabaco y los alcoholes y (porque en esas cosas debe de haber algun trazo de verdad) las vueltas de la historia. No es que Gelman cante sus poemas, ni que su voz evoque el canto. Tampoco es que le agregue un ritmo exterior al texto mismo sino que señala, muestra hasta qué punto el ritmo del poema estuvo desde siempre en otra parte: en la garganta del poeta y en su propio cuerpo, marcado a su vez por los ritmos y los tonos de las eras.
También acrió-llada y leve-ménte arrastra-da, la voz de Gelman nos llega desde el fondo de nuestra historia y dice: "de sus fa-langes--án-geles--con mudos--salían-con la boca-tapa-da". Y se pregunta "en qué consis-te--el juego de la--muerte".
¿Quién puede escuchar poemas leídos en alta voz? Solo aquéllos que aceptan ligar la poesía a un ritual colectivo. Por eso, y para eso, existen los ciclos en los que los poetas leen sus textos. Esas voces que atravesaron y atraviesan el espacio quedan allí, flotando en el aire, a la espera de una escucha futura. Hace falta una paciencia infinita para rescatar de ese limbo las voces mayores de la poesía (¿por qué no todas, ahora que existen los soportes digitales?): así, las futuras generaciones podrán participar de rituales pretéritos, pero no por eso vacíos de sentido. En el tintineo de las vocales, en el rodar de piedras de las consonantes dobles el mundo descansa de sus horrí--so-nas labo--res.
sábado, 28 de mayo de 2005
Instituto de calificación
*Advertencia: es más adictivo que el tetris**.
**Y más triste, porque involucra personas.
Agambeniana
Blogolandia
viernes, 27 de mayo de 2005
¿Qué es un blog?
Esta explosión de popularidad se debe a varios factores, el primero de los cuales es la ambigüedad misma de la forma blog (presente en la definición), su carácter inherentemente abierta y inclusiva. Un blog no tiene que ser más que un diario personal. La forma no requiere ningún conocimiento previo, ni títulos profesionales y, gracias a servicios como blogger.com, la tecnología necesaria está al alcance de todos.
Sin embargo, los blogs más interesantes y, con frecuencia, los más populares, son los llamados "blogs de opinión". Aunque éstos casi siempre contienen elementos personales (una característica del medio es que desdibuja la barrera entre lo privado y lo político), su primera atracción son las opiniones que el blogger tiene acerca de tal o cual asunto, generalmente relacionado con la política. Muchas veces, el blogger es un pensador conocido cuya legitimidad como blogger depende de su reconocimiento anterior. Pero también el blog ha sido un lugar donde las nuevas estrellas de la opinión pueden salir, enfrentar y hasta ganar a los expertos, usando el medio como una entrada a un mundo de opinión que antes los habían excluido no por la invalidez de sus pensamientos, sino por su falta de contactos profesionales.
El blog es una forma naturalmente más libre que el periódico o la revista tradicional. El blogger puede trabajar sin editores y sin miedo de que sus opiniones sean censurados por los jefes de la publicación. Claro que, a cambio, muchas veces trabajan sin ganar plata. Pero eso también va cambiando y, en EEUU, los bloggers de opinión más reconocidos viven de sus blog, ganando dinero tanto de los espacio de propaganda que venden, como de las donaciones que reciben de sus leales lectores.
Los blogs también ejercen influencia sobre los medios masivos. Pueden mantener una noticia en discusión aún cuando los medios quieran abandonarla. También pueden introducir temas de discusión. Y hasta pueden conseguir que los noticieros o funcionarios sean despedidos si violan sus obligaciones con la sociedad. Gracias a su libertad de expresión, su apoyo a la discusión y su carácter fundamentalmente inclusivo, el blog es un medio de comunicación mucho más democrático que los medios tradicionales. Como resultado, logra que la sociedad misma sea más democrática.
jueves, 26 de mayo de 2005
Grecia
Thames 1762/ 48 33 66 37/ boutiquepv@fibertel.com.ar
Jueves 19 de Mayo, 20 hs.
Programa
Pasión, Razón y Mito en la Tragedia Griega. por Leonor Silvestri. elcirculodemesala@yahoo.com.ar
Este curso pretende ofrecer un acercamiento crítico moderno a la tragedia clásica griega que priorice la lectura de los textos sin despreciar el enfoque socio-histórico necesario para no caer en interpretaciones erróneas y anacrónicas. ¿Pero, cuál es la actualidad de la tragedia? Como medio creativo la tragedia griega clásica ha tenido una influencia extraordinaria sobre la cultura Occidental que conocemos y de la cual formamos parte. Su tema principal acerca de la identidad del Hombre (varones y mujeres) tiene en culturas como la nuestra una trascendencia inimaginable. Para eso trabajaremos especialmente sobre los siguientes ejes:
El teatro y la ciudad de Atenas. La tragedia como institución de la vida civil de Atenas del siglo V. El teatro como proceso de la vida civil.
El itinerario de textos que proponemos es el siguiente:
-Edipo Rey de Sófocles: Condicionantes históricos de la tragedia. La batalla final: Edipo vs. Freud.
-Medea de Eurípides: Los múltiples significados de la tragedia. La invención de lo femenino: la mujer como asesina serial. Medea en Roma según Séneca.
-Las Bacantes de Eurípides: Mito y Ritual. Dionisio: disfraz, máscara y travestismo.
-Agamenón de Esquilo: La forma de arte de la democracia: la tragedia política. Poder y género o que pasa cuando aceptas que maten a tu hija.
-Ifigenia en Aulis de Eurípides: Cómo representar lo antiguo. Cuando la tragedia es triste.
-Antígona de Sófocles: El derecho natural y El lugar de la mujer: bajo la tierra y sobre las tablas.
Sobran palabras
miércoles, 25 de mayo de 2005
¡Muy bien! ¡Así se habla!
Brandon
Domingo 29 de Mayo, 18hs.
en Boquitas Pintadas - EEUU esq. San Jose
¿Quién dijo que la literatura es aburrida? ¿No te cansaste aún de absurdos encuentros literarios sin sentido?
Leen: Laura Arnes // Gabriela Franco (con la artista Daniela Florentino) // Robinson Oberti // Bárbara Belloc // Daniel Link
Feria de independientes, paskines, regalos, música brandon etc.
Proveedora de Brandon Gay Lee: Leonor Silvestri
Correspondencia
martes, 24 de mayo de 2005
lunes, 23 de mayo de 2005
¡Muy bien! ¡Así se habla!
domingo, 22 de mayo de 2005
Libros recibidos
La primera categoría que se me ocurrió que debía poner en entredicho era la mismísima noción de "dialéctica", porque es central en relación con la mera posibilidad de un punto de vista en relación con esa problemática. Fue algo del orden de lo concreto lo que me llevaba, una vez más, al registro de lo abstracto (¿y acaso no es eso la dialéctica?). Una vez, me enteré de que existía un colectivo de lesbianas militantes que había adoptado para sí el simpático nombre "Escupimos sobre Hegel", tomado del célebre manifiesto italiano firmado por Carla Lonzi, Sputiamo su Hegel. Yo, que siempre fui bastante escéptico en lo que a los movimientos feministas y los estudios de género se refieren, reconozco, sin embargo, que he llevado mi iconoclasia hasta el deseo (y no mucho más allá) de andar escupiendo tumbas ajenas. De inmediato quise, yo también, escupir sobre la tumba de Hegel.
Hablamos de mediados de la década del setenta, cuando la revolución parecía estar al alcance de la mano. Una tarde de aquéllas, yo volvía del colegio en un colectivo que atravesaba Munro, en la zona norte del Gran Buenos Aires. La mitad de quienes estábamos en ese colectivo éramos niños de diferentes edades. En la barrera de la estación, un hombre subió al colectivo con un arma en la mano, apuntó a la sien del atónito chofer y le ordenó que pusiera rumbo a Plaza de Mayo, donde estaba por comenzar un acto de oposición o de apoyo al gobierno (ya no me acuerdo). Tampoco me acuerdo cómo conseguimos Cristina Schultz (una compañera de colegio) y yo escapar del secuestro y nunca tuve el coraje suficiente como para inventar una peripecia heroica de ésas en las que mis amigos son maestros.
Era la década del setenta y a mí me empezaba a interesar la concepción hegeliana de la historia. Después, fue la hecatombe, y había que andar con pies de plomo: escupir tumbas ajenas dejó de ser pertinente y más bien nos dedicamos a buscarlas. Me consagré, pues, a las Bellas Letras (¡lo bien que hice!). Tomé algunos cursos privados durante la dictadura (un poco por insatisfacción teórica, otro poco por snobismo), pero era inútil esperar de la generación anterior a la mía (que había quedado, toda ella, en estado de justificado shock emocional, político, intelectual) demasiadas "iluminaciones". Aprender, se aprendía, pero todo sonaba extremadamente abstracto (un momento de negación dialéctica, podrá pensarse: yo creo que era sólo el espanto). Es lo que llamo mi "infancia estructuralista": el formalismo ruso, Greimas, Roland Barthes, Chomsky, Wittgenstein, Lacan, Frege, las traducciones de poesía latina.
Llegada la democracia, la ciencia semiológica me estaba esperando con los brazos abiertos y a ella me arrojé durante un tiempo: retozamos juntos. Paralelamente, me inscribí en seminarios filosóficos: la obra de Adorno, las formaciones ideológicas en Marx (de quien me declaré admirador incondicional, hasta el día de hoy). Si alguna vez recuperaba mi deseo de escupir sobre la tumba de Hegel mejor era que me pusiera a leer a sus herederos. Así lo hice, hasta que llegué a Foucault quien, como todo el mundo sabe, no sólo plantea una ética completa sino además una concepción de la historia. Todo, aderezado con un rechazo visceral hasta lo cómico a la noción de dialéctica. Los hegelianos pusieron el grito en el cielo y acuñaron un insulto: "posmoderno". Con un grupo de colaboradores y amigos nos dedicamos varios años a estudiar la categoría. Un día nos cansamos y decidimos eliminar el vocablo de nuestro repertorio terminológico y empezamos a crear índices de calificación relacionados con la frecuencia con la que la palabra aparece en el discurso de una determinada persona. Moria Casán (vedette, actriz de comedia, animadora de programas televisivos) estaba en primer término (aunque ella no usaba el término como insulto), mientras duraron los escrutinios que, pronto, nos parecieron aburridos.
Como la injuria "posmoderna" se fundamentaba en una determinada concepción de la historia (dialéctica, antes que materialista), había que empezar a pensar todo de nuevo: el cambio histórico, la noción de historicidad, los modos del pensamiento. Bueno, sí, se trataba todavía de la estela de Foucault (Ewe Kosofsky incluida). Pero durante la década del noventa la gente siguió pensando y el fin de siglo nos encontró embarullados con Giorgio Agamben y Pascal Quignard, esas versiones monacales de la filosofía... que me hicieron sentir un niño de nuevo (pero esta vez milenarista: me gustan los filósofos que no sólo rehacen la filosofía sino también la historia).
¿Aburro? Lo siento. Todo este largo rodeo viene a cuento para explicar mi punto de vista en relación con Los límites de la dialéctica (Madrid, Trotta, 2005, 264 págs., ISBN 84.8164.729.2) de José María Ripalda, uno de los siempre codiciados libros que importa Proeme.
Experto en Historia de la Filosofía, Ripalda incluye en su bibliografía de ocho páginas una sóla referencia a Foucault , dos a Walter Benjamin, una a Deleuze y, en cambio, nueve a Derrida, tres a Gadamer, tres a Oskar Negt y cuatro a Zizek (discúlpensenos la ausencia de diacríticos: es la computación). Aclaro todo esto para que se entienda que abrí el libro de Ripalda con la más profunda aprensión.
Y, sin embargo, es un libro glorioso, porque defiende precisamente aquello que yo mismo habría querido denostar y lo hace con una inteligencia y una elegancia infrecuentes en los estudios especializados de filosofía. El libro se llama Los límites de la dialéctica, y ésa tal vez sea su mayor astucia porque, si bien es cierto que Ripalda examina esos "límites" con autoridad y lucidez, lo cierto es que lo que pretende es salvar a la categoría de la desgracia y la indiferencia en la que ha caído últimamente. Por eso y para eso, consigue demostrar que fue Hegel el primero en sospechar de ese modo de pensamiento: "Hegel mismo recuerda en su época que 'la dialéctica frecuentemente no va más allá de un sistema subjetivo para columpiar de un lado para otro raciocinios carentes de contenido, cuya vaciedad se encubre con el ingenio que requiere ese modo de razonar'. Pero fueron sus herederos, más o menos legítimos, quienes nos han dejado los peores ejemplos de abusos dialécticos" (pág. 14). Es que, como bien advierte Ripalda, "si se toma en serio el rótulo 'dialéctica' como referencia a un silogismo cuyo término medio es histórico, no derivable de generalidad lógica, hace falta algo más que rigor teórico; hace falta, por decirlo brevemente, la sensibilidad perceptiva hacia lo singular. Y un diálogo de singular a singular es lo que más falta a la dialéctica como su límite externo." (pág. 117). No hace falta insistir demasiado: un método que deriva su eficacia de la "sensibilidad perceptiva" carece del rigor al que la dialéctica aspira.
Pero si Ripalda tiene la valentía de señalar, una y otra vez, los límites de la dialéctica, es precisamente para salvarla, para "poder hablar, sin que de salida ya le hayan robado a uno la posibilidad de decir lo no conforme, lo no previsto, lo que corresponde a otra 'opinión pública' posible", eso que "sigue siendo la tarea teórica que corresponde de algún modo a lo que se llamó revolucionario, proletario, Izquierda" (pág. 12).
En el que tal vez sea el mejor capítulo de un libro todo él excelente (no leí el capítulo final, sobre arte, porque me pareció lo menos importante, lo que yo menos necesitaba), "La paradoja del pluralismo y los movimientos sociales", Ripalda concluye señalando que "La utopía es una forma específica de dialéctica, que abre su contenido más allá de sus límites conceptuales" (pág. 177).
Yo no sé qué pensar sobre la posición de Ripalda y lo más probable es que no pueda nunca acordar con él salvo en el reconocimiento de que si hoy hubiera que reescribir el Manifiesto, el fantasma que habría que poner a recorrer Europa es el Terrorismo.
Pero lo cierto es que sus análisis son deslumbrantes, porque ha tenido la precaución de adoptar el "trámite arcaico y riguroso" de la filología: "Aún así, mi relación con una filología carente ya del sentido que tuvo, cuando representó innovación y lucha, tiene ciertos rasgos irrespetuosos; cultivo las técnicas, pero no el género ni el gesto, y escucho a voces que no se suelen oir en ella" (pág. 18).
Para personas que, como yo, carecen de formación filosófica sistemática y una incapacidad casi metafísica para manipular archivos, el libro de José María Ripalda constituye un raro tesoro: una argumentación prolija y elegante, un repertorio de citas, análisis minuciosos, deseos políticos similares a los míos y un desprecio olímpico a la tradición filosófica con la que simpatizo (lo que bloquea toda identificación narcisista).
Ripalda sabe que la lógica de la dialéctica (aplicada a la historia), aún en su específica forma utópica se parece peligrosamente a las promesas "de una vida mejor en el futuro" que sostuvo siempre la Iglesia (pág. 165). Pero le parece atinado recuperar el "optimismo epocal" en el que Marx apoyaba "su fe en la posibilidad de controlar conscientemente la realidad" (pág. 86). Hoy, cuando pareciera que todo está perdido, "el tema de la dialéctica sigue, porque sigue la molesta capacidad de los-que-no-cuentan para constituirse en sujeto político" (pág. 110). Si ésa es nuestra singularidad histórica, no entiendo por qué "dialéctica sería precisamente detener un momento la historia donde hay singularidad, cortar el flujo del pensamiento allí donde su tensión es máxima" (pág. 111). O lo entiendo de un modo diferente a como lo entiende Ripalda: detengamos todo, y volvámonos griegos.
¡Muy bien! ¡Así se habla!
sábado, 21 de mayo de 2005
Correspondencia
En este momento tan peculiar para ramona,
invitamos muy especialmente a los artistas y al mundo del arte a apoyarla. Parece evidente que los ataques disparatados no se limitan a una revista de arte o a un colectivo o a una fundación. La intención es tornar sospechoso a todo el arte contemporáneo, a los artistas, coleccionistas, amigos, al mismo tiempo que se busca derramar esa sospecha sobre jueces garantistas de indudable reputación. Será muy bueno vernos en este encuentro...
Entretanto pueden leer y asombrarse por el rol asumido por medios y periodistas de todas las tendencias.
¡Cinco años!
21 de Mayo | 20.30 | Auditorio Principal de arteBA | entrada libre
Presentación de ramona 50
"Poéticas Contemporáneas Argentinas (50 X 50)"
> Un encuentro informal cara a cara con sus artistas preferidos
Los esperamos ...
viernes, 20 de mayo de 2005
jueves, 19 de mayo de 2005
Guerra de estrellas
Después de ver Episodio III, varias dudas sobreviven: ¿La "jedez" es innata o adquirida? ¿Se puede manipular genéticamente la "jedez" de los individuos, como en este episodio se insinúa? ¿La decadencia política de Amidala (que fue primero reina, después senadora, y en este episodio apenas un ama de casa que recibe en su pisito fashion, dice "¡qué barbaridad!" en el Senado y "me enteré por TN que atacaron el Templo Jedi" en su recámara) es consecuencia de su incapacidad cerebral o es la maternidad lo que la opaca? ¿Si Tripio fue siempre la maricona simpática, Palpatine viene a ser la loca mala y corruptora? ¿Es el complejo de Edipo lo que lleva a la confusión, en primer término, y al lado oscuro, en última instancia? ¿De qué carajo hablan Darth Sidius y la rubia tarada que es Anakin: del "pánico homosexual"? ¿Por qué los malos son malos? ¿Qué es el Mal? ¿Es la arquitectura fascista previa o posterior al Estado fascista? ¿Así va a ser Ewan McGregor cuando realmente envejezca?
(continuará...)
Berni en las calles
"Los problemas del arte están sometidos a los de la vida,
para servir a los hombres y no para separarnos de ellos".
Antonio Berni
Este marketing del año Berni, hasta el momento, da sus buenos frutos. Desde el ámbito oficial, el verborrágico y generalmente oscuro lenguaje legislativo dejó asentado el 31 de enero a través del decreto 61/2005 que, "(...) considerando que el día 14 de mayo de 2005 se conmemora el centenario del nacimiento del Maestro de la pintura Antonio BERNI [es] un deber concientizar a la población acerca de la importancia que reviste para el país valorizar su cultura y que se encuentre representada a través de creadores excepcionales que contribuyen a definir nuestra identidad. Que seguramente la figura de Antonio BERNI es ejemplar para estas aspiraciones. (...) Declárase al año 2005 como el 'Año de homenaje a Antonio Berni". El Poder Legislativo dispuso además que toda la papelería oficial utilizada en la administración pública llevara impresa la leyenda "2005 'Año de homenaje a Antonio Berni'".
Desde lo oficial, el homenaje fue más allá sin embargo del simple membrete de las hojas administrativas:
Desde el ámbito privado, la oferta da para todos los gustos y edades: para chicos, para grandes, para intelectuales y no tanto, hasta para las señoras burguesas que bien supo retratar el pintor. Hay Berni para todo público, menos, tal vez, para aquél tan presente en sus célebres "Desocupados" o "Manifestación". Para los chicos -pero claro, no chicos como Juanito Laguna, el Centro Cultural Borges abrió la exposición "Las infancias que vio Berni" con reproducciones de las obras del pintor, talleres y juegos. En el MALBA, paralelamente, se encuentra todavía abierta la muestra "Berni y sus contemporáneos. Correlatos", con curaduría de Adriana Lauria. La exposición, que dio inicio al año Berni, hace dialogar 50 obras del rosarino con 50 trabajos de colegas como Del Prete, Forner, Spilimbergo, Noé y otros 15 artistas contemporáneos a Berni, en un recorrido por movimientos de la pintura argentina desde 1932 hasta fines de los setenta. Al parecer, no sólo la obra "Chacareros"-eje de disputa entre
Entre tantos discursos, vernissages, folios oficiales con su nombre, sonrisas para el flash y bocaditos, un homenaje más simple, singular tal vez, se suma a la partida. El escenario es la propia casa de la esquina de Catamarca y España que vio nacer a Berni en Rosario. La casa fue comprada por un dibujante quien, para recordar al pintor, modeló su cabeza en una escultura y la colocó a la entrada del inmueble, a modo de simple recordatorio para que el peatón, al menos, desvíe su atención y piense: "Aquí vivió el gran pintor".
La industria editorial no podía estar ausente de lo que entreve, seguramente, entre tanto homenaje, como un negocio importante: Temas Grupo Editorial publicó el libro Berni, escritos y papeles privados, textos inéditos recopilados por Betina Lipenholtz y editados por Marcelo Pacheco. A $84 cada ejemplar.
Cursos y conferencias en centros culturales y museos, publicaciones, videos documentales sobre su vida y obra completan el panorama de celebraciones del centenario del pintor a lo largo de 2005.
Tanto homenaje hace pensar. No en el talento indiscutido del gran Berni, sin duda uno de los pintores argentinos más importantes del siglo XX. Su gran figura no está en discusión sino más bien el homenaje que, sobre todo desde el ámbito oficial, suena hueco y vacío, dejando fuera la denuncia social tan presente en el conjunto de la obra pictórica del rosarino. Si se piensa que en
Berni para todos sólo es posible en las mismas calles.
***
"Otra más en la línea de películas de militancia gay"
miércoles, 18 de mayo de 2005
Vallejianas
Por Diego Osorio Fernando Vallejo pasó por Buenos Aires. Estuvo en
Las primeras preguntas estuvieron encaminadas a que Vallejo explicara el supuesto carácter autobiográfico de su obra. Al respecto, Vallejo respondió con cierta ironía, afirmando que el personaje de sus obras "llamado Fernando Vallejo también" es un Yo "creado" para contar los pensamientos y recuerdos de lo que ha sido su vida. En este sentido, y preocupado por cómo se hace una literatura de la conciencia, afirmó que "la tercera persona no es expresiva, se aleja de la realidad y en narraciones de este tipo poco se puede saber de lo que realmente piensan los personajes". El público, un tanto desconcertado por la acidez de las respuestas de Vallejo, rápidamente se percató de la particular filosofía de vida que tiene y que refleja públicamente en su obra.
Más allá de las cuestiones propiamente técnicas sobre sus libros, Vallejo, con tono tierno digno de buen abuelo y con la pintoresca soberbia que lo caracteriza, comenzó a hablar del tema que lo apasiona, que lo volvió escritor y que recorre la mayor parte de su obra, Colombia. La dejó hace mas de 30 años, pero afirma que la quiere a pesar de su locura y que no le hubiera gustado nacer en Suiza, pues según él, "que aburrición, no tendría nada de que escribir". Lo que Vallejo piensa de Colombia queda claro en cada uno de los latigazos de sus frases: "Entre colombiano y colombiano hay que dejar por lo bajito un kilómetro de separación o se matan. Son como las ratas de laboratorio que si se hacinan, primero copulan, después paren y finalmente se despedazan a dentelladas".
El público, cada vez más sorprendido pero a su vez regodeándose con el talante de las respuestas del colombiano, comenzó a interrogarlo sobre otros temas sobre los cuales Vallejo se ha pronunciado públicamente. Le preguntaron si es un hombre religioso. "No solo no soy religioso, sino que soy antirreligioso", respondió. Es uno de los temas que más lo apasionan y se explaya sobre la infamia de
Otra vuelta de tuerca
martes, 17 de mayo de 2005
El infierno son los otros
En concordancia con su anterior película, El gusto de los otros, Jaoui vuelve a indagar sobre la importancia de los mandatos sociales en las conductas individuales; la influencia de la mirada ajena en la apreciación de uno mismo; la relevancia que alcanza el culto a la apariencia en las sociedades contemporáneas y la necesidad de distinción propia de quien quiere superarse. Escrita junto a su marido, el actor Jean-Pierre Bacri, Como una imagen presenta los conflictos e inseguridades de una serie de disímiles personajes pertenecientes al ambiente cultural francés.
Otro personaje fundamental del relato es una profesora de canto (Agnès Jaoui) muy escéptica sobre el talento de la mayoría de sus alumnos. Sin embargo, cuando Lolita le comenta que a su padre le había gustado la última novela del marido de la profesora -un escritor desanimado que no lograba que sus libros fueran elogiados y que, de repente, consigue ingresar en la élite del campo literario (Laurent Grevill)- su percepción sobre la alumna cambia completamente.
A partir de este momento y mediante un inteligente guión, aclamado por la crítica especializada y merecedor de un premio en la última edición del Festival de Cine de Cannes, los destinos de estos personajes irán fundiéndose en un relato donde las relaciones de poder y la hipocresía que éstas implican son el denominador común de los vínculos que van sucediéndose.
Agnès Jaoui vuelve a deslumbrar al espectador con una impecable dirección de actores en la cual los trabajos de Bacri y de la joven Berry consiguen trasmitir, por medio de sutiles matices, la complejidad de dos individuos que buscan la reafirmación personal a través de la mirada de los otros.
Guión: Agnès Jaoui- Jean- Pierre Bacri.
Actores: Marilou Berry; Agnès Jaoui; Jean-Pierre Bacri; Laurent Grevill; Virginie Desarnauts.
Fotografía: Stéphane Fontaine. Música: Philippe Rombi. Montaje: Francois Gedigier.
Duración: 110´.
Buenos Aires (Seminario de Medios y crítica cultural), 17 de mayo de 2005
Diario de un televidente
lunes, 16 de mayo de 2005
Blogolandia
Diario de un televidente
Si me pagás, me río
Por Luciana Castronuovo Parece que la televisión argentina ha decidido cambiar de rumbo y adoptar para sus futuras realizaciones el formato sitcom, característico de la televisión norteamericana y uno de cuyas características más salientes es que los actores deben ajustarse a lo que marca el guión, sin las improvisaciones o "morcilleos" que fueron el sello de los capocómicos de la televisión argentina de todos los tiempos (Alberto Olmedo, paradigmáticamente).
Varias causas posibles para este giro copernicano: una respuesta a la falta de ideas de la teleivisión argentina (constumbrista hasta la náusea); el cálculo de repetir un producto ya probado; evitar costos adicionales (uso de exteriores, etc.).
Aún cuando las sitcoms locales cumplan prolijamente con la etiqueta "copia-de-producto-importado", se encuentran a distancias abismales de los originales norteamericanos.
Las situaciones cómicas de Casados con hijos o ¿Quién es el jefe? (antes, de La niñera) resultan más bien extrañas, sobre todo porque el espectador no puede sino compararlas con los originales, todo el tiempo: si la risa supone el abandono de uno mismo al humor de otro, la misma tendencia al análisis del guión viene a bloquear la posibilidad de distensión sin la cual la comedia fracasa.
En cuanto a las actuaciones, el lucimiento de los actores es dispar. La peruana Giannella Neyra sale airosa de su rol de mujer independiente que contrata un hombre como empleado para hacer las tareas del hogar y cuidar a su hijo (en ¿Quién es el jefe?). A diferencia de su partenaire, Nicolás Vázquez (quien hasta el momento lo único que se ha logrado es mostrar los resultados de su última temporada en el gimnasio), ella parece haber encontrado la manera de dotar al personaje de naturalidad, a la vez que explota su capacidad histriónica a fines de dar simpatía a diálogos que por si solos no lograrían su cometido. Vázquez aún se halla al parecer incómodo en este nuevo formato y no encuentra el timing adecuado para su actuación.
La otra sitcom, Casados con Hijos copia a una serie que en su versión original mostraba la cotidianeidad de una familia disfuncional y más cerca de la imagen del infierno que de cualquier otra. La versión local se aleja de ese modelo en el cual predominaban el sarcasmo, el patetismo y la crudeza, para mostrar una familia en la cual el sentimiento de perdedores ante la vida está sostenido antes en la condición "argentina" que en la dinámica familiar. Precisamente el apellido de la familia, Argento, muestra los rumbos de la adaptación.
Guillermo Francella, en el papel de Pepe, desarrolla un personaje que le permite realizar su estereotipo de hombre de clase media de barrio, fórmula ya probada con eficacia en múltiples ocasiones. Esta vez, sin embargo se ve obligado a dejar de lado cualquier tipo de improvisación o guiño a la cámara para ceñirse a un libreto, restándoles así un importante atractivo a su ya visto personaje. Florencia Peña y su batería de mohines no logran imprimir en su Moni el mismo carisma que había logrado en La niñera, aún cuando vuelva a demostrar su experiencia en este tipo de formato.
Más allá de las diferencias, ambas sitcoms comparten las adaptaciones penosas (no siempre la realidad norteamericana se deja traducir a la realidad argentina, como se comprenderá) y la falta de agilidad: llegar hasta el final de la emisión es para el espectador una tarea tediosa. El carácter totalmente predecible de los guiones atentan contra la comicidad, en la medida en que el espectador queda atrapado en un juego de originales y malas copias.
Prolijas pero poco audaces, las sitcoms locales sólo hacen reir a los reidores que estallan en carcajadas detrás de cámara cuando el guión así lo indica. Claro que a ellos les pagan por hacerlo.
Buenos Aires (Seminario de Medios y crítica cultural), 16 de mayo de 2005
Mejor así
domingo, 15 de mayo de 2005
Libros recibidos
Entrevista
Rubén Szuchmacher es director, actor y maestro de puesta en escena y actuación. Actualmente es director artístico del teatro Elkafka. Desde sus inicios hasta la actualidad ha dirigido, entre otras obras, Sueño de una noche de verano de William Shakespeare; Calígula de Albert Camus; Galileo Galilei de Bertolt Brecht; Decadencia de Steven Berkoff y Las Troyanas de Eurípides. Actualmente trabaja en la puesta en escena de Enrique IV de Pirandello.
Por Melina Burton
¿Cómo es en la actualidad poner en escena un clásico?
-Tomar un clásico tiene muchos problemas porque un clásico carga con todas las lecturas que se han hecho desde que apareció por primera vez hasta la fecha. No tanto porque la obra lo contenga en sí, sino porque la sociedad generó pensamientos acerca de ese objeto. Es notable la cantidad de gente que en su vida tuvo contacto con una tragedia griega y sin embargo tiene un imaginario formado, sin haber visto nunca una.
-Un clásico siempre contiene un problema, que a veces es lo que lo hace interesante como clásico. Por un lado su supervivencia material, cómo llegó eso desde una lejanía en el tiempo hasta el día de hoy. Pero además, un clásico tiene que contener inevitablemente una instancia de contemporaneidad, una instancia de cercanía para que cumpla su condición de clásico. Los argentinos no tenemos clásicos. Borges, por ejemplo, es clásico en algún sentido, pero no escribió teatro y además lo detestaba, así que es un problema, nos privó de eso. Precisamente por eso, con un grupo de actores, hicimos una versión teatral de "La biblioteca de Babel", para ver cómo funcionaba teatralmente ese "clásico" de la literatura, aún contra su voluntad.
-Creo que en este momento lo que tiende a suceder es que hay una gran carencia de textos, sin embargo hay un reflujo hacia el texto. Desde mediados de los '90 volvió a existir el deseo por el texto. Pero los tiempos de escritura son lentos, no son rápidos. El teatro es un arte que tarda mucho en lograr constituirse. Es muy complejo construir nuevos textos que se vuelvan "clásicos".
¿Cuál es el proceso a través del cual elige los textos que dirige?
-No sé, los textos me eligen a mí... Quiero decir: siempre hay una circunstancia por la cual alguien solicita o pide o demanda la realización de tal cosa y yo, cuando me parece que es interesante el desafío, voy y me meto, y eso es lo que me hizo meterme con Lorca, Brecht, Camus, ahora Pirandello, Eurípides, Calderón de
Existe un imaginario respecto a los clásicos que hace que se los considere "difíciles". ¿Cómo vive esta relación entre el público y esas obras?
-Mi experiencia me indica que cuanto más clásico es el texto y más lograda su puesta en relación con la contemporaneidad, más exitoso es. Pasan cosas como que la gente sale diciendo "¡que bárbaro, entendí todo!". Lo importante es lograr que, sin perder su condición artística, el texto se vuelva totalmente comprensible. Por ejemplo, en la versión de Las Troyanas, un caso todavía más complejo porque estaba Sartre (cuya versión utilizamos) de por medio, yo creo que el éxito terrible que tuvo se debió en parte a que la puesta volvió muy comprensible el texto sin volverse didáctica. Además estaba trabajando con actores que entendían lo que estaban diciendo. Hay algo interesante de pensar, y es que hay títulos que el público va a ver independientemente de quién los haga, porque el deseo por el texto es anterior a cualquier versión. Después, puede pasar que la puesta haga que la gente no quiera volver más al teatro. Pero no ha sido mi caso, porque trato de encontrar ese punto de relación con el espectador, de que se involucre. Y trato también de evitar a toda costa caer en el fetichismo del ?acto cultural?. Esa cosa de "oh, oh, oh, que lindo el teatro clásico". Me parece que como director siempre he esquivado esa horrible tentación porque a mí mismo me molesta como espectador. Por eso trato de que en mis espectáculos no pase.
Los textos con los que trabaja tienen, por lo general, una carga política fuerte y una mirada crítica sobre lo social. ¿Le interesa especialmente ese aspecto?
-Sí, yo creo que el teatro en sí es político por naturaleza, independientemente del tema literario de la pieza. El teatro es político porque es el encuentro entre los espectadores y la escena en un mismo tiempo y espacio y eso lo transforma en una entidad política per se. No importa si es una obra pasatista o política, el hecho teatral en sí es un hecho político. Puede haber libros sin lectores o películas sin espectadores, pero el teatro no, sólo se constituye en esa relación. Luego, sucede que hay obras que desde lo temático devienen mucho más políticas. En el caso de Las Troyanas hay un imaginario social y político funcionando, y por eso la obra fue un éxito.
¿Le interesa trabajar a nivel político en la cultura?
-Yo trabajo a nivel político, estoy en
-En Enrique IV de Pirandello. Es un texto muy difícil de leer, pero yo partí de una premisa: Pirandello es un "genio moderno" al cual yo no accedo. Esto es una hipótesis de trabajo que vamos a ver si se verifica. Toca algo en relación con qué es lo verdadero, lo falso (si el rey está loco o no), en una obra del año 1923. Me gusta plantear que Pirandello no es una autor demodé sino que hay algo que no estamos comprendiendo. Pirandello era un grande, pero hay que descubrir por qué era un grande.
sábado, 14 de mayo de 2005
¡Qué fresco!
No podía esperarse nada diferente
A la par del rápido elogio de Diego Trerotola, El amante publica una deyección ("análisis" sólo podría funcionar en el sentido más hospitalario del término; "comentario" supondría un sujeto pensante: y éste no parece ser el caso) firmada por Manuel Trancón, quien señala que "Cozarinsky es un gran documentalista", "pero en esta ocasión se le perdió la brújula". No sabíamos que la brújula fuera una herramienta esencial a las labores del documentalismo, ni tampoco que Cozarinsky tuviera predilección por las marinerías. En todo caso, no naufraguemos en esta desdichada metáfora, que no puede augurar nada bueno, porque lo más inconcebible está todavía por llegar. "El primer problema son las actuaciones", enumera Trancón, quien seguramente cree que el Oscar a la mejor actriz protagónica puede estar mejor o peor dado en función de méritos actorales que cualquier persona culta sabe, desde la década del treinta, que en el cine, la verdad, no están, sino en el teatro (basta pensar en los señalamientos de Benjamin, Walter; o, si se prefiere un contexto menos acádemico, Borges, Jorge). No hace falta haber cursado "Crítica I", "Crítica II" y "Teoría y análisis" para saber que los reinos de la actuación (buena o mala) son los escenarios y no los sets. Dicho esto, admitamos que, de acuerdo con las opiniones corrientes, hay actores que "trabajan" bien (como se dice) y actores que no "trabajan" bien. Supongamos, incluso, que admitimos que los actores que Cozarinsky eligió "no trabajan" bien (yo no creo que así sea, pero ni siquiera hace falta detenerse en ese punto). ¿Y con eso qué? ¿Desde cuándo el mérito de una película (se trate de La guerra de las galaxias o de Saló de Pasolini) depende de "las actuaciones"? Cozarinsky sabe que el cine es una experiencia de pensamiento encarnado (lo sabe también respecto de la literatura) y ha reflexionado sobre cómo es esa encarnación del pensamiento que llamamos cine. ¿Es que las personas que miran películas han dejado por completo de leer libros? ¿Ya no se estila más leer los guiones, cuando sus autores (es el caso de Cozarinsky) han tenido la generosidad de hacer públicos esos documentos de trabajo?
Repitiendo palabras del mismísmo Trancón, habría que decir "Pero lo peor no es eso". Ya se sabe que puesto a rebuznar, el burro no se detiene por más zanahoria que le pongan delante. "Ronda nocturna parece filmada por alguien que conoce Argentina sólo por las notas que en los últimos años publicó sobre el país algún diario francés, qué sé yo, digamos Le Monde". Y sí: ¡Él qué sabrá! Yo habría dicho que Cozarnisky, en todo caso, debe de leer Le Figaro, el diario de la aristocracia, o Libé, según el chiste que tenga ganas de hacerle. Porque Edgardo Cozarinsky, basta con hojear diarios y revistas para comprobarlo, tiene casa en Buenos Aires, donde nació y donde pasó la mayor parte de su vida, y conoce Buenos Aires ("sus calles y sus gentes", me veo obligado a decir en el oído del asno para ver si consigo hacerme oir entre rebuzno y rebuzno) mejor que ninguna otra persona de su generación. Alan Pauls, con un humor que no comparto, declaró que Cozarinsky había hecho por Santa Fe y Pueyrredón lo que Borges con Palermo Viejo. Se puede estar de acuerdo o no con un pronunciamiento semejante (que adolece de una simetría tal vez irreparable), pero en todo caso Alan Pauls pudo ver que Cozarinsky estaba haciendo algo con Buenos Aires que había que entender como una operación desusada.
Es muy curioso que todas las palabras de Troncón se le vuelvan en contra. ¡Es la rebelión del lenguaje contra las bestias! No nos queda más remedio que señalar que en su deposición "están todos los lugares comunes posibles de alguien que trata de resumir algo muy complejo en una serie de comentarios superficiales y transformarlos en una nota". ¡Es así, Troncoso, es así! No puede hablarse de la complejidad de la película de Cozarinsky a partir de comentarios superficiales. "El comisario no sólo es malo, además tiene un Mercedes Benz". Trombón debe de pensar que los comisarios argentinos usan regularmente automóviles alemanes de primera marca para sus asuntos y que Cozarinsky, como es un buen documentalista, quiso documentar el hecho. Allá él. ¿No escuchó el diálogo en el cual el amigo de Victor le dice que tiene que escapar del comisario porque está enamorado de él? ¿No fue capaz de darse cuenta de que el comisario es un comisario enamorado y que más allá de la catadura moral del sujeto de lo que se trata en ese momento de la historia es de la violencia de un amor sin retorno posible? "El problema no es que el comisario sea un hijo de puta, sino que sea un hijo de puta tan cuadrado". Yo podría aceptar, para no enredarme en discusiones banales, que todos los comisarios son "hijos de puta". Lo que me parece inaceptable es que una persona que entienda el idioma castellano haya visto que Cozarnisky presentaba al comisario como un "hijo de puta". Es físicamente repulsivo, de acuerdo. Es desagradable y seguramente corrupto, porque usa un Mercedes Benz y una cadenita dorada en la muñeca, pero precisamente el esquematismo de su caracterización alcanzan para comprender, una vez más, que no es "denunciar" la corrupción policial lo que a Cozarinsky le interesa (¿es que Trifecta vio la película, o acaso se la contaron?).
Uno no debería esperar que los críticos cinematográficos hayan leído a Proust. Pero sí debería exigir que si un crítico sabe que el director de una película ha leído a Proust (y muy bien, para más datos), por lo menos se informe. Internet está para eso. Y no para protestar porque "los cartoneros son honestos y campechanos". ¿Es que esperaba, Trombeta, que Cozarinsky los mostrara viles y traidores? ¿En qué mundo extraño y desanimado ha vivido el asno amantísimo todos estos años? Tal vez él se fue unas semanas a Eurodisney, mientras Cozarinsky estaba acá, a la vuelta. "Eso por no hablar de la fiesta de los embajadores", rebuzna Troncote. "No puedo dejar de pensar que Ronda nocturna seria una película mucho más satisfactoria si hubiese sido filmada desde el punto de vista de los embajadores que contratan a los taxi boys". ¡Que deje de pensarlo! ¡Que abandone ya ese único pensamiento, porque siendo como es, un pensamiento, tal vez le haga mal, qué se yo: un accidente cerebro-vascular! ¿Por qué el crítico no puede dejar de pensar eso*? La verdad es que nunca lo sabremos (¡ni nos interesa!). Lo único que podría decirse es que, como todo el mundo sabe, el cambio en el punto de vista modifica el objeto. No sería una película más satisfactoria (¿está bien aplicar las categorías culinarias [Brecht] de satisfacción, digestión, eructo, al universo del Arte?), sería otra película. Y si admitiéramos que el punto de vista de Cozarinsky "no encuentra nada interesante más allá de imponer a priori como víctimas a todos los que no tienen poder", ¿qué podría decirse de alguien, un asno mecánico, para quien ese determinado punto de vista resulta censurable? Tramposo: te molesta que el comisario aparezca como un hijo de puta, te molesta que los cartoneros sean nobles, te molesta que los desposeídos aparezcan victimizados: ¿sos consciente de lo que estás diciendo? ¿No tenés un editor como la gente que te aclare los tantos? ¿Hace cuánto que no te hacés ver? "Se nota que Cozarinsky no se siente nada cómodo con ese mundo". ¿Acaso vos te sentís cómodo con ese mundo, con el mundo? ¿Y acaso Cozarinsky hizo esta película por encargo y con mandato de comodidad?
Cozarinsky fue a buscar algo al mundo. Si lo encontró o no es algo que sólo él podrá decir, pero lo cierto es que nosotros somos testigos de esa busca. Y le agradecemos que nos haya dejado participar del rumbo de sus pensamientos. La película de Cozarinsky no es testimonial, sino fantástica. Habla del amor, y de la muerte. Se llama Ronda nocturna, como un cuadro de Rembrandt, y aspira a esa misma grandeza. Y sus personajes, casi todos ellos, dicen una sola cosa: "Nadar sabe mi llama la agua fría,/ y perder el respeto a ley severa". Vos, Tranquito, te ahogaste.
*[salvo por un insostenible prejuicio homofóbico]