domingo, 11 de septiembre de 2005

Dicen que...

Reflexiones para una civilización sin tiempo*

*publicada en O[h]!, suplemento del diario Perfil (Buenos Aires: domingo 11 de septiembre de 2005)

por Guillermo Piro. En palabras de Roland Barthes, los profesores investigan y hablan, es decir, sueñan "en voz alta su investigación". Quienes hacen eso corren el riesgo de realizar sus sueños. En el caso de un investigador que se precie de tal, esa realidad y ese sueño consistirían en lograr ver (y hacer ver) que sus tesis funcionan, que se mueven con aceitada agilidad entre la maraña de palabras y textos y objeciones y refutaciones a las que se ven expuestas. En ese sentido, Literatura y disidencia, el subtítulo de este libro (Hegel decía que los subtítulos son los verdaderos titulos de los libros), tranquilamente podría ser reemplazado por este otro: Un triunfo.
Clases consiste en la reunión de una serie de lecciones de Literatura del Siglo XX que Daniel Link dictó en la cátedra que tiene a su cargo en la UBA. Pero no es sólo eso. Mejor dicho: si fuera sólo eso, nos encontraríamos con un trabajo de arqueología que de ningún modo estaría condenado a ser pasado por alto. El profesor que sueña su investigación en voz alta suele tomar cierta distancia higiénica y tal vez terapéutica de aquello que investiga y de aquello de lo que habla. Link, no. Si apela a la primera persona es porque, en definitiva, el que habla es él, porque detesta el nos falsamente impersonal y modesto y porque, a diferencia de lo que ocurre con tanta frecuencia, tiene algo que decir.
La hipótesis historiográfica sobre la que se asienta el devenir y la recurrencia a ideas y escritos ajenos y propios tienen cierta reminiscencia con Evariste Gailois, el joven matemático que, poco antes de morir en un duelo, pasó la noche anterior al encuentro fatal revelando por escrito, para la posteridad, su "teoría de los grupos", mechando los razonamientos con infalibles y certeros: "No tengo tiempo". Según Link, ésa es la hipótesis: "No tenemos tiempo". Y en cualquier caso, lo que importa verificar es que la civilización está haciendo agua por todas partes. A diferencia de lo que ocurre con la bibliografía filosófica, literaria, histórica o sociológica, en este libro no aparecen ni una vez las palabras "posmodernidad" o "posmodernismo". ¿Por qué? Justamente porque Clases parece haber nacido de la repugnancia a manejar esas categorías. ¿Un libro de historia, entonces? No, pero eso no deja que el libro no deje registro de una hipótesis historiográfica. ¿Una teoría literaria sistemática y coherente? Tampoco pero, a pesar de eso (o mejor dicho: justamente por eso), Link explica cuáles son las hipótesis estéticas que orientaron sus lecturas. ¿Y cuáles son sus lecturas? Infalibles y certeras, van de Barthes a Aira, de Thomas Mann a Kafka, pasando por Foucault, Pasolini, Copi y Rodolfo Walsh.
Daniel Link entiende sus Clases como "dispositivos de captura y disciplinamiento", como "ficciones normalizadoras", como "fantasías de exterminio". Si miramos el cielo es porque no tenemos tiempo. De lo que se trata, dice Link, es de "leer en ciertos textos más o menos emblemáticos de la literatura del siglo pasado todo lo que en ella hay de resistencia a la captura, al disciplinamiento, a la normalización y al exterminio". Una literatura que nos interpela porque sostiene el mismo sueño del profesor Link: mirar el cielo, aunque él sea un habitante del infierno.

[¡Gracias, Guille!]

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