Un inesperado regalo me pone a pensar
(y me parece mejor regalo esa disposición que el artefacto mismo):
un proyector 3D (que es, naturalmente, HD y es capaz de simular la
tercera dimensión en películas 2D, entre otras maravillas que
todavía no he descubierto).
Nunca fui amante de la tecnología 3D,
de modo que no la conozco bien y nunca medité sobre ella. Lo primero
que pensé es que ahora tenía a la mano un dispositivo para mirar
las fotos 3D que alguna vez saqué con mi camarita experimental (y ya
demodé). En el visor de la cámara, las olas del mar parecían
moverse y la espuma rielaba. Aumentadas esas imágenes a cien veces
el tamaño del visor, el espectáculo seguramente iba a ser
impresionante. Y así fue.
Luego, empecé a mirar películas.
Donde mejor se disfruta la tecnología 3D es en los dibujos animados,
naturalmente. De todas las películas de las que puse algunos
fragmentos, la que mejor reproduce el encantamiento de la profundidad
de campo es Buscando a Nemo
Aparentemente, ahora todas las
películas son en 3D: es decir, cada una de ellas y durante toda su
duración. Estoy esperando que termine de bajar La cueva de los
sueños olvidados (2010) de Werner Herzog, porque confío en su
capacidad de reflexión sobre la técnica más que en la de los
directores norteamericanos.
He visto, sin embargo, algunos
fragmentos de películas ya vistas (El hombre araña,
Prometheus), como para
ver cómo trabajan la profundidad. Pasa algo raro.
La
profundidad de campo que ofrece la tecnología 3D es decisivamente
una experiencia extraña, pero mucho más porque está encuadrada.
No
es que el 3D simule la percepción de lo real a un punto que alcance
a confundirnos. Muy por el contrario, se percibe como una
profundidad muy artificiosa, como debió resultar al ojo medieval la
perspectiva geométrica codificada por el genial León Battista
Alberti en 1436.
Pero
si algo pretende la tecnología 3D es una sensación de inmersión en
lo mirado o, si se prefiere invertir el punto de vista, de
envolvimiento del espectador (“ventana” y “nivel del umbral”
llamaba Alberti a estos asuntos): en efecto, la imagen no sólo nos
interpela, sino que viene hacia nosotros, nos rodea.
Para
que la ilusión fuera completa, el 3D debería ser totalmente
envolvente y no cortado (y, por lo tanto, suspendido) por la
pantalla o ventana. Es como si en este estadio de la reproducción,
dos sistemas se superpusieran con efecto contradictorio: inmersión y
distancia.
No
es poco estimulante empezar el año con la certeza de que tengo que
ponerme a pensar de nuevo en un arte ya difunto.
6 comentarios:
Cocodrilito albino te otee en el fuentón.
Fie.Fre.
en 3D, Pina, de Wim Wenders:
http://mescauseries.blogspot.com.ar/2011/10/im-not-interested-in-how-people-move-im.html
Sí, pero todavía no está para descargar.
Esto suena muy obsceno, aunque no me doy cuenta por qué ni qué quiere decir.
Yo la tengo! En DVD original y todo!
Ya la vi. Maso.
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