jueves, 28 de febrero de 2013

Botonería

Querido blog:
Te he tenido abandonado por razones que nada tienen que ver con el amor que te tengo. O sí, tal vez. Quién sabe. 
He recibido incluso recriminaciones por parte de ciertas amigas alemanas, que sostienen puntos de vista incomprensibles para nosotros (para vos y para mí) sobre el espacio público, los medios, la política y que han llegado incluso a reprocharme que no hay forma, en tu diseño, para usar el odioso botón para compartir tu contenido en Facebook, calesita de gustos y disgustos que ni a vos ni a mí nos convienen.
Me recriminan ayer la Petibon, hoy Benn, es decir un banner esencial a tu arquitectura última que trae voces que nos interpelan. ¿Voy yo a privarte de esa escucha? 
En fin, es difícil hacerle ver a un(@) europe@ el espacio medieval que habitan (parece que hablan, allí, todavía, de mediaciones, de cosas hegelianas. En todo caso, como la regla sobre el Facebook es personal (inclaudicable), pero en modo alguno supone voluntad de convencer a nadie, y como mi distancia con Hegel (compartida por Kirkegaard y Deleuze, o mejor dicho: de ellos aprendida) es demasiado grande para tender cualquier puente, un puente cualquiera, vaya esta prueba para ver si quienes quieren ponerte a circular quién sabe dónde alcanzan a saciar su demanda de botones.
Mañana tal vez te cuente en qué he andado, qué tristezas me han apartado de tu superficie, qué desencuentros han dinamitado mi confianza en el prójimo, qué he mirado hasta altas horas de la noche, cuáles son mis obsesiones últimas.
Manosee un poco tu plantilla, ya que no podía escribirte, como para que no te sintieras tan abandonado. Espero que no te disgusten mis arreglos.

Compartir en Facebook

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no transes.

saludos
-j.

Anónimo dijo...

Por el tono del mensaje es de esperar que el blog nunca llegue a la pubertad.

Ahora todos somos Nerón. Pulgar arriba, pulgar abajo, la Humanidad pelotudea y se va al carajo.