martes, 15 de diciembre de 2009

Populismo y clientelismo

por Eliseo Verón para Perfil (...)

A lo largo de sus dos años de gestión, (Cristina Fernández de Kirchner) acumula (en una estimación aproximada, que puede tener un margen importante de error) más de seiscientos discursos. Es una corriente discursiva ininterrumpida, continua, desbordante, cerrada sobre sí misma y extremadamente homogénea, que produce en última instancia una extraña sensación de autismo. Ya se trate del envío al Congreso de la Ley de Medios, de un almuerzo en homenaje al presidente de Israel, del Congreso Internacional sobre las células madre, de la inauguración de una turbina en la central termoeléctrica de Campana (discurso que fue el objeto de mi primera columna en este diario, publicada el 24 de mayo de 2008), de la asignación universal por hijo de la ANSES o de una reunión del Mercosur, hay una suerte de dispositivo básico que se repite una y otra vez: Cristina, la Presidenta, enunciadora en primera persona, pedagoga llena de buenas intenciones y compenetrada con su función, les habla a los argentinos insistiendo en la absoluta excepcionalidad histórica de su acción de gobierno. No he leído, claro, los seiscientos discursos. Algunas docenas tal vez, y muchos de manera fragmentaria. Pero de todos modos, y para decirlo de una manera brutal: ¿a quién le importa? O si se prefiere: ¿a quién le habla Cristina Fernández de Kirchner? Sin duda, una posible respuesta sería: al pueblo. Pero el pueblo implícito en sus discursos es un pueblo genérico, un pueblo sin rostro, un pueblo políticamente anónimo. La masa discursiva de la señora Presidenta no tiene matices, no presenta inflexiones, se adapta a la circunstancia específica de una manera puramente descriptiva. Y a lo largo de la gestión no hay desarrollo discursivo, no hay encadenamiento progresivo de decisiones gubernamentales, es decir, no hay una lógica que se desenvuelva en el tiempo. En suma, no hay pensamiento político. Hay sí, en la mayoría de los discursos, un momento de exabrupto o de agresividad contra enemigos que se dan por conocidos, aunque no se consiga entender por qué no están de acuerdo con una señora tan razonable. Sí, hay algo de inquietante en el modo de comunicar del Gobierno. Porque no hay estrategia visible, pero tampoco produce una sensación de improvisación. Creo que el secreto es que se trata de un discurso de inspiración populista, pero construido para una multitud compuesta de clientes, no de militantes. Lo cual es perfectamente paradójico.


13 comentarios:

z. dijo...

Lo de Verón me parece un poco flojo, parece retomar cliches que se aplican hace siglos al kirchnerismo sólo que cribados con un poco de análisis del discurso (precisamente) para darle un aire de intelectualidad progre. Porque yo me pregunto, de verdad, cómo sería ese discurso cuyo 'desarrollo' se verificaría en el 'encadenamiento progresivo de las decisiones gubernamentales'. Simplemente no entiendo la frase, tal vez soy idiota, pero de verdad me parece como el producto de confundir niveles de análisis.
Por otra parte, es difícil entender lo que Verón concibe como 'pensamiento político'. Pero más allá de eso (de que él claramente puede tener las concepciones que le vengan en gana), incluso si uno estuviera de acuerdo con su diagnóstico o su análisis de los discursos presidenciales, lo primero que viene a la mente es una línea de pensamiento político muy evidente, como es el de lo teológico-político (Schmitt) que ¡oh, casualidad! coincide con todos los rasgos que caracterizarían al kirchnerismo (unidad ficticia del 'pueblo', realidad escindida en amigos y enemigos, etc.). Así que no entiendo por qué Verón, a partir de su propia lectura, no ve ningún pensamiento político allí.
Igual, me parece medio chanta... ¡qué se yo!
¿Por qué lo posteás Daniel? ¿Porque te parece un análisis interesante?

z.

Luis de Tejeda dijo...

como decíamos ayer, para mí, y en esto estoy con d´elia y con pérsico, es importante que la CGT, columna vertebral del movimiento, acompañe. se habla para la tribuna. eso pasa, supongo, más o menos siempre.

Fernando Terreno dijo...

La Presidenta trabaja y otros tienen "sensaciones" (el segundo paréntesis es la antítesis de periodismo, pero claro, contarlos hubiera sido un trabajo y es mejor ser opinólogo o nadólogo).
De todos modos agradezco su malestar y su repaso porque me permitió recordar hechos y obras que "son amores" y política concreta:
.El aumento de la cota de Yaciretá.
.La autopista Rosario-Córdoba (la anterior la inauguró con un discurso el Presidente Justo, en 1938).
.Las dos centrales de 800Mw
.El mantenimiento de Atucha I y la marcha sostenida de Atucha II.
.La recuperación de las jubilaciones.
.La ley de medios.
....
Dice usted, "No hay discurso político" porque se dirige a un "pueblo genérico". Me hizo acordar de otro de los grandes hitos: La ley de medicamentos "Genéricos".

Gracias por develarnos el SECRETO: la inspiración populista de sus palabras. Ahora que lo sé, dormiré más tranquilo.

programas de televisión chilena dijo...

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charly dijo...

Verón se olvidó de definir "clientes", o me parece? o lo da por sabido... pero, entonces, a quién le hablá Verón? ah, bueno, le pedimos a Cristina que nos mande una columna y la seguimos

fernandes dijo...

Muy acertado apuntar a la constancia discursiva... el mantra confrontativo K.

Saludos desde el Seattle Sudamericano.

Diego dijo...

Fernando:

Esas dos centrales de 800 son una garcha: consumen fuel-oil que vienen en barcos de Venezuela al precio que esté el barril en Texas. Además son las que más contaminan.
El tema de los genéricos viene fallando bastante: En muchos medicamentos se mandan al mercado sin controlar las composiciones químicas.

Para que le vendan algunos buzones menos. Después sí, algunas cosas buenas hizo el gobierno.

m dijo...

Pese a estar casi en todo de acuerdo con Verón, me parece que podría hacerse algo un poco más serio.
Pienso en Lavandera sobre Alfonsín, por ejemplo. Que no quede lugar a dudas de que el discurso de centro-izquierda no es tal.

desparejo dijo...

También uno podría preguntar a quién le habla Verón. Al final del artículo está lo que él debería probar, a saber, ¿por qué esos a los que les habla la Presidenta son clientes? ¿en qué consiste la diferencia de hablarles a clientes? Lo que da por sentado Verón es lo que está en la mente de su público lector, al que el artículo está dirigido, para quienes "cliente" es una referencia que no es necesario explicar porque alcanza con mencionar la palabra y el jugo gástrico empieza a segregarse. Debería Verón explicar qué es un cliente para él y por qué piensa que los que escuchamos a la presidenta somos clientes.
Saludos

La pequeña Lulú dijo...

¡Exactamente! Lavandera sobre Alfonsín. Qué ganas que tengo de volver a leer un análisis de ese estilo y de esa calidad.

Rinaldi dijo...

Por suerte, el martes el compañero Moyano y el gremio camionero reunió una multitud en vélez. El discurso me gustó. En un momento dijo que ninguna "parada" va a intimidar a un gobierno nacionalpopular.
Un discurso que me interesa mucho últimamente es el de Sandra Mendoza. Ahi hay algo del afecto, que se cruza en un punto con el evitismo pero sin poses estereoptipadas, a diferencias de lo que sucede con CFK. Estuvo muy bien cuando asumió la banca.
Creo, con Agamben, aungue lejos de sus posiciones, que la cesura está entre movimentismo, con todo los riesgos, e institucionalidad, que es desde donde enuncia Verón. A mí me puede el movimiento, qué le vamos a ser, más que la diferancia. Mi schmittianismo, en ese sentido, es incorregible.

Anónimo dijo...

Nonno Eliseo, es hora de que te vayas a la cama. Veinticinco años diciendo las mismas gansadas... Basta, basta ya.

wojaczek dijo...

Excelente Veron, una vez demostrando lo vacio que es el discurso de la imbecil que tenemos como presidente...