Nos despedimos de la ciudad inhóspita con una temperatura porteña, lo que derritió la nieve y nos obligó a caminar sobre hielo quebradizo hasta nuestro restaurang favorito, acá a la vuelta, el italiano, donde nos pusieron, para hacernos llorar, a Concha Buika:
Gracias a todos los queridos amigos que nos hicieron soportable el frío, la nieve, la noche, la burocracia sindical, etc.
Civediamo presto!
Aleluyas matritenses: pasado, humor y grotesco
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Hace un tiempo largo, me encontré en una casa ajena con este libraco
titulado *Aleluyas matritenses*, publicado en 1994 por el Museo Municipal
de Madrid....
Hace 7 horas.

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