por Daniel Link para Perfil
Albertina Carri ha
estrenado nueva página en Internet (http://albertinacarri.com/), que
no es un resumen sino una obra en si misma, como podría serlo la
Obra reunida de un
poeta o las Obras completas
de un filósofo.
Las piezas de esa obra se
organizan y se dejan ver cronológicamente, con sus insistencias, sus
ritornellos, sus
bifurcaciones y, también, sus desapariciones.
Albertina Carri es hija de
desaparecidos y en las piezas de su obra ha reflexionado muchas veces
sobre la relación entre cuerpos e imágenes que caen en desaparición
(Restos de 2010
hablaba de eso, y es también el tema de Cuatreros
y de Operación fracaso y el sonido
recobrado).
Pero hay una pieza que
brilla por su ausencia: es la instalación Partes
de lengua, fechada en 2011, hecha para el
Museo de la Lengua bajo la gestión de María Pía López, pero que
nunca pudo verse. El resumen, centrado en una interrogación sobre la
“lengua materna” y el “milagro de lo común” se detiene en la
descripción del complejo dispositivo de exhibición: “La
sala. Los dioramas. Pantalla principal”: superficies espejadas
(policarbonato negro en las paredes, una tela negra laqueada en el
techo).
¿Habrá
sido por esa complejidad que el Museo de la Lengua nunca llegó a
habilitar esa sala? Consultada por este medio Carri dice que no, que
ella vio la sala terminada.
Un
misterio que el Museo de la Lengua guarda celosamente y que, en algún
momento, debería develarse. La lengua no es sólo asunto de
instituciones estatales sino de la sociedad civil.
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