El
General Director de Carabineros de Chile, Mario Rozas, admitió que
si la fuerza de choque que preside comete “errores”, éstos se
encuentran “en un rango bastante aceptable”, teniendo en cuenta
los 14 millones de procedimientos al año y, sobre todo, la
brutal represión a las protestas que se han dado en los últimas
tres semanas en las principales ciudades chilenas.
Al
menos 20 muertos, más de 10.000 detenciones (que incluyen 500
adolescentes), 1500 heridos, sumados a denuncias de torturas y
violencia sexual parecen extender el rango de lo aceptable mucho más
allá de lo previsible.
Los
videos en los que se ve a personas arrojadas desde furgones de
carabineros a toda velocidad, de golpizas inmisericordes, el arresto
de personas en vehículos particulares, en fin, formas de brutalidad
que despertaron la alarma incluso de los organismos internacionales
de derechos humanos han tenido una sola respuesta oficial: la
convocatoria por parte del Presidente de Chile al Consejo de
Seguridad Nacional (COSENA) para garantizar el orden público.
Mientras
tanto, las Municipalidades han propuesto una consulta popular para
diciembre, con vistas a modificar la Constitución chilena, que no
garantiza el acceso equitativo a la salud, ni a la educación, ni...
al agua, cuya explotación está en manos privadas desde la sanción
del Código de Aguas en 1981, y que no pudo ser modificado por
ninguno de los once proyectos legislativos presentados en los últimos
años, bloqueados por los lobistas de las mineras y los consorcios
agropecuarios.
En
lugares como Antofagasta, el 70% de los derechos del agua pertenecen
(a perpetuidad) a la gran minería transnacional, lo que hace que
quienes habitan en las cuencas hídricas de Chile no tengan control
del uso ni mucho menos derechos de agua. No es un “exceso
aceptable”. Perpetuidad significa: hasta que el agua se acabe.
2 comentarios:
La vida empieza y termina en el agua. Certero texto
La vida empieza y termina en el agua. Certero texto
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