¡Justo ahora que Juanita Viale y Dalma
Maradona se trenzaron en una explosiva discusión sobre la educación
pública Adriana Puigróss renuncio a su cargo de viceministra de
Educación!
A menos de nueve meses de haber
aceptado habitar el Palacio Pizzurno con el Sr. Trotta (impuesto por
el Sr. Santamaría), Adriana Puigróss se hartó de una convivencia
completamente insostenible y que había paralizado la gestión.
Cuando
más se necesitaban acciones enérgicas y soluciones inmediatas en
una situación de emergencia sanitaria, cultural y educativa, se
subejecutaron las partidas correspondientes al 50% del presupuesto
para "Infraestructura y equipamiento", al 53% para
"formación tecnológica" y el 67% del "Plan Nacional
de Educación Digital".
La
consecuencia fue que miles de niños y niñas, aquellos que están en
mayor situación de vulnerabilidad y desamparo educativo, fueron
abandonados a su propia suerte y a la buena voluntad (esa sí, a
prueba de miserias ministeriales) de docentes que tuvieron que
empezar a armar colectas para poder comprar un modem que hiciera
funcionar un aula virtual acá o allá, porque en el Ministerio de
las Luces Pedagógicas, nadie se daba cuenta de todo lo que el abismo
se estaba tragando.
Adriana
Puiggrós, sobre cuyas cualidades académicas y éticas no pueden
caber dudas, tenía su renuncia redactada desde hace dos semanas, y
no la había presentado a la espera de que alguien pudiera torcer la
atonía y la parálisis del Sr. Ministro. No hubo caso. Sigue el
corso.
Es
muy fácil echarle culpas a la gestión previa (bajo el nefasto
liderazgo del Sr. Bullrich), pero mucho más horrible es haber dejado
pasar casi nueve meses sin haber podido responder a ninguna de las
necesidades educativas de los barrios más carenciados, donde no es
que falte “conectividad”, sino sencillamente el flujo eléctrico,
durante días y semanas. Explotan los transformadores mientras en la
“usina de la transformación”, el Palacio de las Luces
Pedagógicas, debaten las pruebas de evaluación estandarizadas y
mientras personas como Nora Cortiñas donan parte de sus ingresos a
cooperativas educativas.
Hagamos
nuestro el reclamo de Nacho Levy (La Poderosa): “Ni sueñen que
tibia o mansamente nos pongamos a trabajar en sus propias tareas,
como si no fueran parte del problema. Pues los expondremos tantas
veces como haga falta, hasta que dejen de exponernos, porque falta
voluntad, o falta capacidad. Y si no, ¡háganse cargo! Activen.
Respondan. Embárrense. O debatan, pero nunca más intenten borrarnos
del mapa, como si no tuviéramos derechos, como si fueran superiores
por los cargos que nuestro pueblo les dio (…), mientras la
comunidad inventa y reinventa por su cuenta todas las respuestas que
no supieron dar: cuéntenla como quieran, ¡pero pónganse a
laburar!”
Nueve
meses para llegar a esto...
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