El mensaje decía "Murió Chitarroni" y me heló la sangre. En nuestros últimos intercambios recordaba todavía tiempos geológicos pretéritos: "Creo que Wilcock fue uno de nuestros primeros temas de conversación, en tiempos de Sitio". Así fue, nos unía ese gusto por las extravagancias.
Después, su último correo decía:
"Ahí estaré.
Otro abrazo fuerte de alguien débil".
Querido: aunque parezca que no, vas a estar. Y te vamos a agradecer todo lo que siempre estuviste.
Hasta pronto.
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