Para mí siempre fue "no hay que irritar al ciervo". Para Mabel Rosetti (pág. 40), y para la revista Panorama, también: "Tanto Tito como Ceausescu fueron cautos en sus declaraciones posteriores. 'No irritar al ciervo' parece haber sido la consigna".
Parroquia
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Hablando con un amigo, le mando la foto de un libro porque no tengo el
teléfono a mano. No digo la genialidad, ni muchísimo menos, ¡pero sí me di
cue...
Hace 3 semanas.

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