Para mí siempre fue "no hay que irritar al ciervo". Para Mabel Rosetti (pág. 40), y para la revista Panorama, también: "Tanto Tito como Ceausescu fueron cautos en sus declaraciones posteriores. 'No irritar al ciervo' parece haber sido la consigna".
Vittorio Sereni, de "Diario de Argelia".
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No saben que están muertos
los muertos como nosotros,
no tienen paz.
Obstinados repiten la vida
se dicen palabras de bondad
releen en el cielo los vie...
Hace 4 días.
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