Pienso
por Diego Bentivegna
Algunas desprolijas reflexiones a partir del artículo de Forster:
1. Creo que es hora de dejar de invocar el exterminio para legitimar o desligitimar las políticas manifiestamente asesinas (basta ver lo que acaba de suceder hoy en Qana) de un Estado como Israel. Las víctimas del exteminio (judíos o no) ya han sufrido bastante como para que se los siga usando de una manera que no dudo en llamar pornográfica para dar cuenta de actos criminales que deberán ser juzgados con las armas del derecho internacional.
2. No creo que ser judío o no dé mayor derecho para opinar acerca de las política asesinas que está poniendo en juego el ejército israelí. Soy de origen católico, y los lugares de la Tierra Santa son tan míos como de un judío oriundo, pongamos, de Varsovia o de Marruecos.
Mis mayores son italianos. Sicilianos y napolitanos, es decir árabes, griegos, judíos, españoles, fenicios (y paro para no aburrir). No por ello me siento más dueño que un español o un checo de, qué sé yo, los templos giregos de Agrigento, el acueducto romano de Segovia o de Venecia. Concedo que la historia nos atraviesa, pero no tanto como para explicar a partir de un discutible origen religioso o étnico (¿de qué estamos hablando?) la pertenecia o no de un territorio.
Si el Estado e Israel se construye desde una pertenecia religiosa, entonces discutamos esa relación. Un Estado, estoy seguro, no es algo sagrado. Es una configuración histórica-política, que puede existir o no. No discutamos de politica con los mismos términos en que discutimos cuestiones religiosas. El Estado es una entidad política, no algo sacrosanto. No es tampoco una emanación de una etnia, sino una configuración histórico-politica como tantas. Un constructo. Cuestionar al Estado de Israel no tiene nada, absolutamente nada, de antisemita. En esto estoy con Vargas Llosa: impugnar las críticas a Israel como antisemitas es sencillamente un acto de chantaje, un modo de embarrar la cancha para no discutir el significado de las víctimas de las bombas fabricadas y arrojadas por un Estado contra población civil. Además, muchas veces los que apoyan incondicionalmente al Estado de Israel, al revés, ponen en marcha mecanismos antisemitas. Ya lo sabia Fassbinder, como recordaba leyendo una presentación tuya: quizá el peor antisemitisimo sea el de los filosemitas.
3. Me parece obsceno también invocar los sueños de los fundadores de un Estado para explicar los crímenes de guerra actuales. Todos tenemos lindos sueños. Eso no nos hace ni mejores ni peores. Como los de la razón, los sueños de los idealistas muchas veces engendran monstruos. Y para muchos palestinos, arrojados de sus tierras por la proyección al Medio Oriente de un sueño europeo que, como todo, puede ser discutido sin caer en la herejía, representó sí el comienzo de una monstruosa odisea. Más que soñar cosas grandes y perfectas, que tan a menudo derivan en crímenes colectivos, creo que hay que aprender a ver al otro. No soñar tanto: ver. Entender. Ser-con.
4. Decir que se debería condernar tanto a Israel y como a Hezbollah es análogo a decir que los que condenan, por ejemplo, Auschwitz deberían condenar también, por ejemplo, la destrucción de la ciudad de Dresde por la aviación aliada. O decir que antes de Auschwitz existió el exterminio armenio. Una cosa no quita ni agrega nada al a otra. El asesinato masivo cometido en Auschwitrz no es menor porque exista el asesinato masivo cometido en Dresde, ni el asesinato de los armenios es menor poque luego existiera Auchwitz. Dresde, a su vez, no es menor porque exista Auschwitz. Son lugares donde la humanidad tocó fondo, dejó por un momento de ser sí misma. Lo que sucede, quizá, es que Auschwitz, como dice Levi, nunca ha dejado del todo de suceder. O nunca ha dejado de repetirse como paradigma político de lo moderno (por supuesto, Agamben).
5. También es análogo al discurso, tan común en la Argentina, de que los crímenes del Estado de la dictadura deben condenarse del mismo modo que los de las organizaciones armadas. Es cierto que ambos deben condenarse. Pero no del mismo modo.
6. Mi padre es un gran narrador oral. Uno de sus relatos recurrentes se refiere a un episodio de la Segunda Guerra Mundial, que él vivió siendo niño en Sicilia. Antes del ingreso de las tropas aliadas a los disitintos centros urbanos de la isla, estos fueron atacados de manera salvaje por la aviación norteamericana e inglesa con el objetivo expreso no tanto de amedrentar a las tropas alemanas (la famosa divisón Goering), sino de aterrorizar a la población civil. La familia de papá, pequeños campesinos que podían disponer de una propiedad muy humilde en el campo, se refugiaron durante semanas en su granja, desde donde veían, como si se tratara de uno de las enormes fiestas de fuegos de artificio que tenían lugar dos veces al año, para Pascua y para la fiesta de San SIlvestre, patrono de la ciudad) cómo los bombardeos destruían la ciudad que había sido honrada por Rugiero I, conde de Normandía, como capital de la isla (de ahí el nombre con la que se la conoce: Troina, la normanna). Los efectos de estos bombardeos sobre Troina han sido fotografiados por Cappa, que seguía, como se sabe, a las tropas aliadas en el desembarco en Sicilia. Quizá recuerdes la foto esa tan famosa que muestra un padre con su hija en brazos, interpelando con una mirada que ni siquiera es de odio, sino más bien de piedad, a la cámara: es una foto sacada en Troina; lo digo porque la primera imagen que vi de la masacre de Qana es la de un padre con su hija, desmayada o quizá horriblemente muerta, en brazos). La familia de la tía de papá no hizo a tiempo a salir de la ciudad: las caravanas de civiles eran ametralladas. Decidió entonces refugiare, con su esposo y sus ocho hijos, en el sótano de su casa citadina.
Un primer raid de bombas aliadas derrumbó la casa, pero ellos no murieron. Cuando los aviones desparecieron en el horizonte, los vecinos escucharon que la tía de papá y su marido imploraban auxilio. Comenzaron a romever los escombros. La familia gritaba desesperada para que la salvaran, porque sentían que el aire para respirar se les acababa.
No se había podido remover demasiado, cuando los motores de los aviones aliados comenzaron a escucharse de nuevo. La gente huyó aterrorizada. Cuando volvieron, ya no había nada que hacer. Los aviones tiraron más bombas sobre la casa, y todos habían muerto. Ironías: unos días más tarde, cuando rescataron los cadáveres de la familia, encontraron junto a elllos a un cerdo que había sobrevivido.
"Al día siguiente -cuenta siempre papá con ese tono un poco distanciado que siempre le he escuchado, y esbozando una extraña sonrisa- escuhamos un gemido de dos mujeres (ese gemido terrible, agrego yo, con el que las mujeres del Sur de Italia honran a sus muertos). "Escuchamos el gemido -continúa papá, y ahora se pone más serio- cada vez más cerca de nuestra granja. Era como si ese sonido insoportable y persitente nos buscara a nosotros, y tan sólo a nosotros. Entonces, aún antes de que mi abuela y la única hija de la familia que quedó con vida -estaba casada y vivía en otro lado- aparecieran por el sendero, nos dimos cuenta de qué es lo que habíamos visto, sin saberlo, la tarde anterior, cuando los aviones arrojaban sus bombas sobre una ciudad indefensa donde ni siquiera había refugios suficientes para todos los habitantes o cañones antiaáreos capaces de alcanzarlos: que la tía y todos sus hijos habían muerto".
Los responsables de los crimenes cometidos por la aviación aliada sobre la población civil de distintos lugares de Europa y de Asia jamás han sido juzgados. ¿Sucederá lo mismo con los que ejecutaron hoy la masacre de Qana?
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
7 comentarios:
¡Antisemita!
bien dicho,
(lo del artículo, no lo de beraja)
¿por qué antisemita?
De verdad te lo pregunto, rubén, al menos tomate el trabajo de argumentar un poco.
M.G.
Aclaro lo siguiente: No soy nadie. Quiero decir, no tengo un "nombre". No escribo en ningún medio. No sé si a alguien le interesa mi opinión. Pero es esta:
1. ¿Qué artículo leyó D.V.? ¿Quién está invocando al "exterminio"? ¿Se refiere a la Shoá?
2. ¿De quién es la suposición de que la opinión de Forster es válida porque es judío? De D. V. Obviamente. De nadie más.
Las acciones horrorosas cometidas por los dirigentes del estado israelí, a esta altura del partido no pueden no ser cuestionadas. Basta con remitirse a la tragedia de Quana. Ahora: Es posible tratar de hacer un esfuerzo para DE TODAS MANERAS comprender (Se entiende que comprender no es de ninguna manera justificar ¿verdad?) -aún en medio del horror, aún cuando tengamos que sumirnos en una desconcertante ambivalencia- que Israel es un estado que desde su fundación ha sido blanco de ataques terroristas y se lo ha intentado lisa y llanamente borrar del mapa. Y que este ataque del que ha sido víctima por años y años ES antijudío. Puesto que el estado de Israel si bien alberga a todas las religiones y las nacionalidades ES el estado judío. Hay algo que para mí es básico pero que parece demasiado complicado de entender: Defender el derecho a la existencia del estado de Israel y a la paz, no implica defender las políticas asesinas implementadas por un gobierno. Horrorizarse y denunciar sus acciones no tendría por qué implicar la invalidez de sus causas. Estar en CONTRA de la matanza por parte del gobierno de Israel, no debería traducirse automáticamente en estar A FAVOR del terrorismo islámico y de los países que lo abrazan, ni ver en ellos pobres víctimas indfensas. En el medio - y en esto como en el resto, coincido con Forster- están los muertos. Hombres, mujeres y niños, de ambos lados. Muertes que tenemos la obligación de llorar por igual.
Pareciera que a algunas personas tan dadas al quehacer intelectual les costara demasiado trabajo detenerse a pensar sin aferrarse rígidamente a ciertas ideas, a cierto "deber ser", sin darse cuenta de que no están usando las herramientas más indicadas para calibrar una situación mucho más compleja de lo que ellos mismos consideran. Insisto con esta idea recurrente: Cuánto más fácil es construirse un mundo que se divide entre buenos y malos y, ficticiamente, acomodarse del lado de los buenos.
3. Pare ello, para sentirse en paz con uno, que es tan bueno, hay que llevar al extremo la demonización del otro. "Para muchos palestinos arrojados de sus tierras...." prosigue D. V. Cuán burdo resulta... Quizás le baste con leer un poco de historia con más detenimiento, o simplemente enterarse por boca de ellos mismos que Israelíes y una gran parte de palestinos conviven alegre y pacíficamente en un mismo territorio que se llama Israel.
4. Es increíble cómo se puede argumentar una opinión sin que ésta tenga nada que ver con la que supuestamente se intenta rebatir. ¿Cuál es la semejanza entre el genocidio armenio y la Shoá en relación con la guerra entre Israel y Hezbolá? Que alguien me explique. Por otro lado sería muy interesante que, por fin, alguien que de verdad entiende cabalmente de la cuestión - no yo, no aqui, no ahora- explique claramente y para aquellos que parecen estar terriblemente confundidos, las carácterísticas particulares del régimen nazi, su contexto, su origen, su historia, etc, etc, para que se dejen de una vez de establecer comparaciones absurdas entre éste y las políticas -erradas o no- de Israel.
6. Qué curioso. D. V. comienza criticando a Forster por "invocar al pasado que nos habita" y concluye con un conmovedor relato de su padre en la segunda guerra mundial. Será que hay que asumir no sólo la historia, sino las múltiples contradicciones que nos atraviesan aunque nos resulten dolorosas y nos desgarren, para empezar a pensar de un modo más justo.
Virginia
tanto los denuestos contra hizbulah (desde israelíes y proisraelíes) como su defensa romántica (desde islamistas y árabes) me recuerdan el mito de massada.
los zelotes eran unos muchachos que molestaban muchísimo el paso de las caravanas desde oriente: con el pretexto de que creían en el dios único, no dejaban a los corruptos y politeístas romanos mercar tranquilos.
hartos de esta situación, que era más antigua que el mismo partido zelote (de hecho, los egipcios, asirios, caldeos, etc., habían tenido idénticos problemas con los muchachos monoteístas) los ragazzi, capitaneados por el futuro emperador tito, destruyeron jerusalén (¿79 d.c.?) y declararon el estado palestino, que ocupó toda la zona hasta 1948, en que se fundó el actual estado israelí.
pues bien. esa especie de auto masacre de massada, que fue el último capítulo de la historia del estado teocrático judío, es elevada por sectores románticos (no sólo judíos, claro) como un símbolo de la defensa de la libertad, la autodeterminación, etc. pero los que murieron en massada no eran dulces pimpollos, eran políticos y guerrilleros, y sus familias, claro.
ironías de la historia (sorry prigogine), son más o menos los argumentos que sostiene hizbulah, que también es una guerrilla peleando contra una fuerza más poderosa.
en fin, espero que no se enfade mucha gente, sólo detesto que personas maten a otras personas en nombre de una idea, sea ésta religiosa, política, filosófica, científica o estética. la mejor solución sería aquella que señala buda en el cuento referido al final de "¿qué es el budismo?", de borges y jurado, pero en fin, es difícil, y no reclamo para mí privilegios de clarividencia, o sinceridad, o ecuanimidad.
acotación marginal: sería un reduccionismo decir que lo religioso es un subfenómeno de lo político, pero sí se podría decir que es una construcción ideológica, tan válida y con su propio campo de legitimación (específico y distinto) como la política, filosófica, científica, estética, pero tan poco neutral y tan ceñida al "proceso sociohistórico" como la política, filosófica, científica, estética. pero me iría por las ramas si desarrollase esto. en cualquier caso, bajtín o cassirer abundan en estas ideas, con mayor claridad de lo que podría hacerlo yo, y en pocos renglones.
sorry por la lata.
Leí con sorpresa lo que opina Virginia del comentario de D.B. (no D.V., como refiere la misma), llamándome la atención que al comienzo nomás suspenda la autoridad que se atribuye Forster sobre su judeidad para hablar de "cosas judías" titulándose el artículo original "La guerra, Israel y ser judío". Me imagino que ese "ser judío" tiene que ver con el mismo autor, es decir, Forster, y el legitimar su palabra: "Yo puedo hablar de la guerra y de Israel porque...".
Quizá, Virginia, puedas re-leer ambos artículos de punta a punta y responderte vos misma la pregunta que encabeza tu comentario. Si aun así no llegas a buen puerto, te digo yo que D.B. (insisto, no D.V.) leyó el artículo de R.F.
Rómulo
Si. Tengo serios problemas de ortografía. Quisás no presté atención a las iniciales del muchacho, pero leí detenidamente ambos artículos. Gracias y saludos.
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