sábado, 31 de mayo de 2008

Todos somos Sartre

por Diego Rojas para Veintitres

LOS INTELECTUALES Y UN ÁSPERO DEBATE SOBRE LA SITUACIÓN NACIONAL

Al ritmo de los cortes de ruta agrarios y las medidas del Gobierno, el ámbito cultural lanzó manifiestos, cartas abiertas y se embarcó en una polémica sobre el país. Sus protagonistas y las distintas posiciones en danza.

Este 25 de mayo no sólo se esgrimieron demostraciones de fuerza por parte del Gobierno y del campo en una confrontación que parece agrandarse, sino que los distintos sectores que conforman el núcleo intelectual y cultural del país también se enfrentaron con discursos al rojo vivo. Como no pasaba desde hace mucho tiempo, escritores, ensayistas, actores, artistas, sociólogos y toda aquella persona que trabaja con bienes simbólicos y con su intelecto decidieron que debían sentar su posición política frente a la coyuntura. La disputa, que en el momento de cierre de esta edición de la revista se traslada nuevamente a las rutas de la geografía nacional, también toma forma mediante cartas abiertas, declaraciones, blogs, foros, asambleas y discusiones que se difunden por todos los medios posibles y que marcan una nueva etapa en la intervención política de los intelectuales argentinos que se definen de acuerdo con su cercanía al gobierno kirchnerista, su radical oposición o las críticas contundentes tanto al Gobierno como al campo. Si Jean-Paul Sartre, el filósofo que postuló la cuestión del compromiso, reviviera, estaría muy contento: a cuarenta años del Mayo Francés –evento en el que participó desde las barricadas ardientes munido de un megáfono y sus ideas–, el campo cultural local parece haber decidido, de conjunto, convertirse en un fiel seguidor. Al menos en la forma.
Los precursores de toda esta movida fueron los intelectuales que, alarmados ante el lockout del campo y la aparición de manifestantes como la golpista Cecilia Pando entre los neocaceroleros, decidieron autoconvocarse y debatir un documento que luego llamaron Carta Abierta Nº 1, que, entre otras cosas, plantea que la sociedad se encuentra en presencia de "peligros claramente restauracionistas de una lógica neoliberal hegemónica durante los años noventa" (ver aparte). "Expresó un sentimiento que provino, en aquel momento, de muchas charlas con amigos en las que nos ganaba un estado de perplejidad frente a los ataques al Gobierno", recuerda el ensayista Horacio González, director de la Biblioteca Nacional y uno de los impulsores del texto colectivo. "Cualesquiera puedan ser los errores del Gobierno, la virulencia de esos ataques perfilaba una nueva derecha que era necesario definir para crear un debate. También creó las condiciones para colectivizar algunos aspectos de crítica a este gobierno." El primer núcleo que propuso la necesidad de que los pensadores se reunieran estuvo conformado por González, el ensayista Nicolás Casullo y la socióloga María Pía López. La reunión inicial, que se realizó en la Biblioteca Nacional, demostró que la iniciativa podía generar entusiasmo en amplios sectores de la intelectualidad. "Surgió la necesidad de redactar un texto importante en un momento en el que la tradición de presentar textos elaborados había sido dejada de lado, pero la discusión colectiva permitió llegar a conceptos aceptados por el colectivo que se trasladaron por escrito. Creo que se generó un movimiento inédito. A diferencia de los intelectuales que asesoraron a Alfonsín, no planteamos escribirle los discursos a la Presidenta, sino pensar la política, y nos permitimos el derecho de la crítica, algo de lo que nunca renegamos", agregó. "El hecho histórico es que nos hacemos cargo de nuestras propias dudas como intelectuales, de ser protagonista de lo que podemos construir y realizar nosotros mismos", define el escritor Juano Villafañe, uno de los más activos impulsores de la carta. "Empezó como un grupo de treinta intelectuales que luego se transformó en asambleas que hoy reúnen, cada sábado en la Biblioteca Nacional, a más de 300 personas del campo intelectual. En todo el país, la iniciativa ya reunió más de 1.300 firmas", se enorgullece Villafañe, director artístico del Centro Cultural de la Cooperación.
El mismo día patrio, el Foro del Bicentenario –un grupo compuesto en 2005 por intelectuales como Horacio Sanguinetti, director del Teatro Colón; el escritor Marcos Aguinis, el periodista Mariano Grondona, el politólogo Rosendo Fraga y el constitucionalista Daniel Sabsay, entre otros– lanzó al público su propuesta de Acuerdo del Bicentenario, que propugna "el rechazo de todo proyecto hegemónico", que la "economía debe ser libre e integrada al mundo, el sector privado tiene que ocuparse de producir", entre otros varios puntos (ver aparte). "El Foro se fue gestando desde hace tres años. Yo fui invitado a participar por Marcos Aguinis y Avelino Porto, el rector de la Universidad de Belgrano", cuenta Rosendo Fraga. "La preocupación por la Argentina y su futuro, la necesidad de pensar en el largo plazo y que el bicentenario es una oportunidad para ello, fueron las causas. Finalmente dimos a conocer un breve decálogo surgido de una serie más amplia de documentos elaborados por distintos miembros del Foro. Sin embargo, creo poco probable que el Gobierno tome ese decálogo como un tema de referencia o de debate, porque hasta ahora ha mostrado poca disposición a aceptar iniciativas que no surgieran de su propio seno", estima el director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
No dispuestos a verse obligados a tomar partido por uno u otro contendiente del conflicto actual, otro grupo de intelectuales lanzó la carta abierta "Ni con K ni con el campo", que firmaron los escritores Andrés Rivera y Martín Kohan –reciente ganador del premio Herralde–, el crítico Jorge Panesi, el poeta Víctor Redondo –presidente de la Sociedad de Escritores y Escritoras de la Argentina– y el periodista Hermann Schiller, entre otros. "En el debate público se ha pretendido limitar las opciones políticas al alineamiento con alguno de estos dos bandos igualmente defensores de los intereses del capital", señalan en el documento. "Creemos necesario intervenir en este debate para plantear la necesidad de una salida independiente en favor de los trabajadores" (ver aparte). "Esta tercera posición casi no existe en los medios. La televisión mayormente apoya a la oligarquía y en otra medida al Gobierno. Esta tercera vía, que es la de los peones rurales, no aparece demasiado", acusa Hermann Schiller, conductor del programa Leña al fuego. "Hay que definir que estamos frente a un gobierno burgués que defiende a los capitalistas, del otro lado están desde Miguens hasta el último chacarero, que también son capitalistas. Es una pelea en un mismo bando", analiza el escritor Andrés Rivera. "Miguens seguramente tiene más conciencia de su clase que un chacarero que tenga cien hectáreas, pero ambos hacen trabajar en negro al mismo peón rural sobre el que nadie habla en esta disputa", agrega.
Las diferentes posiciones continúan recibiendo adhesiones, rechazos e incluso posiciones ambiguas desde los diversos campos que edifican el sector más afín a la circulación de ideas en el país. "Soy miembro de este colectivo inmenso, de este movimiento que me parece el más interesante del campo cultural en los últimos años", plantea el sociólogo Eduardo Grüner en referencia al colectivo Carta Abierta 1. "Sin embargo, no firmé la carta. No soy partidario de este gobierno en el sentido fuerte del término. No lo voté, ni soy peronista ni kirchnerista, pero creo que en esta coyuntura hay que estar en contra de ese mal mayor que forma el movimiento agrario que, más allá de su heterogeneidad, es de derecha. Rechazo de este gobierno la ausencia de la redistribución del ingreso ni un proyecto que lo promueva", critica. Varios firmantes de esa carta señalaron su oposición a ser llamados intelectuales K. "En una de nuestras asambleas, David Viñas levantó su voz y su bigote y declaró su gran incomodidad ante la nota de Clarín que lo definía como un intelectual kirchnerista", recuerda Horacio González. "Hubo un malentendido: aparecí como intelectual K, y ese es el nombre de un personaje de Kafka", se queja el escritor Viñas. "Yo acuerdo con la apelación democrática de la carta, pero es claro que este gobierno, al que no apoyo, no es de izquierda. Incluso propuse que el foro se llamara Rodolfo Walsh. En esta disputa no me ubico ni con el Gobierno ni con los así llamados campesinos. Sin embargo, apoyo el espíritu general de la carta."
"Creo en la necesidad de debatir estas cuestiones, pero cuesta mucho", reflexiona el constitucionalista Daniel Sabsay, miembro del Foro del Bicentenario, elogiado y editorializado por el diario La Nación. "Los firmantes de la Carta Abierta 1 nos sitúan en una actitud golpista. Es grave, porque disentir en democracia no es tener voluntad de derrocar al gobierno de turno. Su posición pertenece al 'pensamiento único', transmiten que 'el que no piensa como yo es golpista'". Distinto piensa el ensayista Noé Jitrik: "No me extraña que gente como Grondona aproveche el momento para patear al Gobierno. Me encanta cuando cita a los clásicos, pero Grondona apoyó las violaciones a la Constitución desde que era un chico. Hay intelectuales e intelectuales", se enoja. "Estamos en presencia de una 'Operación Asfixia', a cuatro meses de la asunción del nuevo gobierno. No quieren dar respiro", agrega Jitrik. "Por otro lado están los intelectuales a los que el narcisismo los lleva a opinar sobre todo y por eso señalan que no están con uno ni con otro para sentirse bien con sus conciencias. Si alguien me dijera: 'Estás con el Gobierno', lo consideraría, por mi historia y trayectoria, una falta de respeto", concluye Jitrik.
"No creo que haya que elegir el mal menor. Es una postura independiente de los grandes pooles sojeros y en contra de la política del Gobierno que busca hacer caja para mover los hilos de sus títeres y a su vez pagar la deuda. Esto no es como Boca o River; no, ninguno de los dos. Ni con K ni con los pooles sojeros", esgrime el poeta Víctor Redondo. "No pertenezco al universo K pero tampoco al anti-K y eso el documento lo expresa muy bien", explica el banquero Carlos Heller, quien, si bien no participó del debate, firmó la Carta Abierta 1. "La carta advierte sobre el riesgo de la conformación de una derecha que intenta modificar el rumbo positivo de este gobierno. Claro que existen asignaturas pendientes y también las señala. La gran labor cultural que tenemos por delante es crear conciencia de que la privatización, la desregulación y el libre mercado no trajeron ni traerán prosperidad ni mejorarán la calidad de vida", opina. "Tampoco participé del debate, pero la carta es tan importante que desde el diario Miradas al Sur cubrimos su presentación en la librería Gandhi y en Radio Nacional entrevistamos a varios de sus firmantes", reconoce el periodista Eduardo Anguita.
"No creo que los intelectuales deban discutir entre ellos. En este momento es más fructífero elaborar discursos, trabajar sobre ideas que expresen algo que no está presente en los medios", argumenta la escritora Sandra Russo. "La idea del clima destituyente es algo que había en el aire y que no había sido nombrado de esa manera. No era golpista lo que uno sentía, en ningún momento tuve la sensación de lo que se puede entender realmente como golpismo, pero sí considero que hay un ánimo destituyente. Por eso me parece que esa elaboración llega porque expresa realmente lo que vivimos, es una realidad histórica nueva", se entusiasma. "La carta me parece ecuánime porque advierte sobre expresiones autoritarias tan difundidas que asusta escucharlas en la boca de algunos oyentes de la radio", afirma el escritor Federico Andahazi sobre la iniciativa del campo cultural. "Aclaro que la palabra cultura es como la palabra campo, me pregunto qué es la cultura, no sé en qué están convirtiendo a los lectores. Todo es opinable, pero la declaración de imbecilidad de los lectores no tiene precedentes: compran un libro para saber qué se ponen. La carta tampoco escapa a la cuestión, tangencialmente habla de este deterioro. La cultura debe pensar qué pasó en estos años, cómo se deterioró y cómo se relaciona este hecho con las expresiones fascistas."
Todos opinan, todos debaten, todos atacan, todos defienden sus pensamientos. El campo cultural reaviva las llamas de la discusión y pone en el lugar que le corresponde al intelectual, que deja de serlo si no acerca claridad con sus ideas a la cosa pública. Una tradición que la posmodernidad –con su cantinela que repite que todas las ideas son discursos válidos y que no vale la pena, entonces, la confrontación– había logrado desarmar. Un impulso nacido al calor de un conflicto que aún no se resuelve. Y que abre la posibilidad de un debate de ideas fructífero, productivo y, por qué no –como corresponde–, simbólicamente sanguinario.

Acuerdo del Bicentenario
1. Vivir reconciliados en un proyecto común de coexistencia política. Respetar plenamente la Constitución Nacional y el estado de derecho (...). Rechazar todo proyecto hegemónico (...).
2. El Estado debe ser administrado con decencia y en función del bien común. Debe brindar información confiable y ser eficiente en sus prestaciones. Debe ser profesional y transparente (...).
3. Asegurar que los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial ejerzan su independencia (...) Los órganos de control deben cumplir sus responsabilidades sin condicionamientos. Asegurar la plena libertad de prensa.
4. (...) Regular en forma ecuánime la distribución de los recursos del Estado. Garantizar la neutralidad del Estado en el proceso electoral. Rechazar como indigna la manipulación de la pobreza con fines electorales.
5. Reducir la pobreza y la exclusión con medidas profundas, que estimulen la creación de trabajo y generen oportunidades de ascenso social.
6. Avanzar hacia una comunidad segura, libre de amenazas, respetuosa con el prójimo. Enseñar a obedecer la ley. Combatir la delincuencia. (...)
7. Elevar la calidad de vida, proteger la salud, defender y promover nuestro patrimonio cultural y natural, y preservar el medio ambiente. Restablecer (...) una jubilación que garantice los derechos adquiridos.
8. Sostener un sistema educativo orientado hacia la excelencia y la integración social. Valorar el conocimiento, la tecnología y la ciencia. Más escuelas, más horas de clase (...).
9. La economía debe ser libre e integrada al mundo. El sector privado tiene que ocuparse de producir. El Estado debe actuar con prudencia fiscal, cumplir con eficacia su defensa del consumidor, promover la competencia, regular los servicios públicos, proveer estadísticas confiables (...).
10. Nuestra patria necesita recuperar su prestigio, influencia y credibilidad internacional. (...) La política internacional debe asumirse como una política de estado que interprete (...) los intereses estratégicos de la Argentina en el mundo.
www.forodelbicentenario.org.ar


Carta Abierta 1 (Gandhi)
Como en otras circunstancias de nuestra crónica contemporánea, hoy asistimos en nuestro país a una dura confrontación entre sectores económicos, políticos e ideológicos históricamente dominantes y un gobierno democrático que intenta determinadas reformas en la distribución de la renta y estrategias de intervención en la economía. La oposición a las retenciones –comprensible objeto de litigio– dio lugar a alianzas que llegaron a enarbolar la amenaza del hambre para el resto de la sociedad y agitaron cuestionamientos hacia el derecho y el poder político constitucional que tiene el gobierno de Cristina Fernández para efectivizar sus programas de acción, a cuatro meses de ser elegido por la mayoría de la sociedad. Un clima destituyente se ha instalado, que ha sido considerado con la categoría de golpismo. No, quizás, en el sentido más clásico del aliento a alguna forma más o menos violenta de interrupción del orden institucional. (...)
En la actual confrontación alrededor de la política de retenciones jugaron y juegan un papel fundamental los medios masivos de comunicación más concentrados. (...) En este nuevo escenario político resulta imprescindible tomar conciencia no sólo de la preponderancia que adquiere la dimensión comunicacional y periodística en su acción diaria, sino también de la importancia de librar, en sentido plenamente político en su amplitud, una batalla cultural al respecto. (...) Se trata de una recuperación de la palabra crítica en todos los planos de las prácticas y en el interior de una escena social dominada por la retórica de los medios de comunicación y la derecha ideológica de mercado.
Nos interesa (...) que se puedan discutir y proponer opciones conducentes con respecto a los no siempre felices modos de construcción política del propio gobierno democrático: a las ausencias de mediaciones imprescindibles, a las soledades enunciativas, a las políticas definidas sin la conveniente y necesaria participación de los ciudadanos. (...) Todo lo expresado y resumido da pie a la necesidad de creación de un espacio político plural de debate que nos reúna y nos permita actuar colectivamente. (...)
www.cartaabiertaa.blogspot.com

Ni con el Gobierno ni con el campo
La disputa entre el gobierno nacional y las entidades patronales "del campo" es una pelea entre dos sectores capitalistas que defienden intereses completamente ajenos a los trabajadores. Con el aumento de las retenciones, el gobierno no pretende recaudar fondos adicionales para aumentar jubilaciones, salarios de los trabajadores estatales o los presupuestos de salud y educación, sino contar con recursos para garantizar el pago de la deuda externa, los subsidios a los empresarios amigos y fondos para favorecer la alianza de intendentes y gobernadores. Por su parte, el lockout de las patronales agrarias, donde los intereses de los grandes propietarios y productores agrupados en la Sociedad Rural pretenden ser camuflados bajo los propietarios de menor peso agrupados en la Federación Agraria, expresan la mera búsqueda de una mayor rentabilidad por parte de un sector que ha embolsado cuantiosas ganancias gracias al doble efecto de la devaluación y el aumento de los precios internacionales de los productos que exportan, en particular la soja (...).
Los que suscribimos esta declaración, por el contrario, creemos necesario intervenir en este debate para plantear la necesidad de una salida independiente en favor de los trabajadores. (...) Estamos por la nacionalización de la gran propiedad agraria, de las grandes exportadoras y de los puertos privados y privatizados; por el no pago de la deuda externa y la nacionalización bajo control de los trabajadores de la banca y del comercio exterior. Estas medidas permitirían terminar en serio con la oligarquía y la expoliación de las multinacionales y del capital financiero que se queda con la parte del león de los recursos que surgen de las exportaciones agrarias.
Insistimos: en la crisis, es preciso unir voluntades para señalar la necesidad de una salida distinta a la que ofrecen los sectores patronales en disputa y sus representantes en el gobierno nacional y en los gobiernos provinciales, es decir, una salida socialista y de la clase trabajadora.
www.niknicampo.blogspot.com

3 comentarios:

Anónimo dijo...

son tan infantiles que dan lástima. juegan a la política, a ver quien es más ocurrente escribiendo citas extravagantes. juegan a ganarle al otro con más firmas, a ver quién la tiene más grande. que un presunto intelectual orgánico como casullo adhiera a estas imbecilidades demuestra el estado en que se encuentra el "pensamiento argentino", flagrante contradictio in adjecto, por cierto.

Anónimo dijo...

estas pelotudeces de gente ociosa parece la disputa entre florida y boedo, pero en clave de farsa. por qué no habilitamos una cuarta, quinta y sexta opción. hay todavía mucha gente en argentina que se rasca los huevos y no acuerda con ninguno de los tres mercados. aguinis, grondona, kohan, casullo, palermo ... ¿cuándo fue la última vez que laburaron? todo esto es pura venidad, un mecanismo para no perder visibilidad ni presencia en los grandes medios que, tan frívolos como ellos, ahora se ocupan del campo que siempre ignoraron.

Anónimo dijo...

Gente como Casullo o Aguinis me hacen preferir los debates de la Moria y la Barbieri.
Che, alguien tendria q llamarla a la Maria Pia o mandarle un mail pa´visarle q está muerta.
Chau.