viernes, 27 de febrero de 2009

Boogie, el aceitoso

- ¿Por dónde querés ir?
- Por donde te parezca más cómodo...
- Hoy da para elegir, porque como es viernes no hay piquetes -lo que quiere decir que el conductor quiere charlar y no interpreta mi respuesta como operador conversacional de cierre; lo de los piquetes, naturalmente, supone un juicio político con el cual no tengo ganas de engancharme; de todos modos, se revelará un pronóstico desacertado: habrá marcha en Avenida de Mayo rumbo a la plaza-. ¿9 de julio o Piedras?
- Vayamos por 9 de julio, entonces, que están los árboles florecidos -en un intento por subrayar mi sensibilidad enfermiza hacia las cosas más inútiles del mundo.
(...)
- Acá saqué mi primer registro, hace treinta años. A los 18 años lo saqué... -O sea, calculo, tiene 48 años. Luce bien. Anteojos oscuros, vestimenta prolija, pelo cortado a cero, el auto impecable: lo que en otras épocas se habría llamado "un buen partido" para ciertos narradores que sostienen ciertos libros (Burundanga, por ejemplo, de próxima aparición).
- ¿Acá se saca el registro? -interesado porque la próxima vez que tenga que renovarlo tendré que hacerlo en la Ciudad Autónoma.
- Noooo, ya no. Ahora es en Xxxx -una calle de cuatro letras que no recuerdo.
- Ahhhhh.
- O pagás la cuota del Automovil Club y lo sacás ahí.
- Ah sí, sabía. Ahí saqué el Registro Internacional. Una vez.
- Sí, yo también... Para irme a Australia -los jóvenes pueden ignorarlo, pero el "destino australiano" fue una opción entre los migrantes argentinos que creían que en el otro culo del mundo tal vez encontraran mejores chances de supervivencia.
- Australia, qué loco.
- Sí, una ciudad -nunca dijo cuál- horrible. Y la gente es refría -a partir de aquí, uso la forma monólogo, porque mis intervenciones fueron todas ellas insignificantes-. Reeefría. Nadie te habla, nadie. Nadie te dice nada. Los taxis van con el vidrio en el medio. Les decís a dónde querés ir por el micrófono. Pagás por la ventanita. Esto, conversar, ni ahí. Todos latinos, los taxistas, allá...
- Me mandaron al culo del mundo... Para hacer el curso de supervivencia que me faltaba para jubilarme en Naciones Unidas... Te mandan acá, allá, a Somalía, condiciones extremas... pobreza... "cursos de supervivencia". A mí me faltaba uno para poder jubilarme. Y me mandaron a Australia, dos meses... Si habré viajado... De acá para allá. Tengo seis hijos: cada vez que volvía le hacía un hijo a mi mujer. Al final, me jubilé. Ahora éste es mi cable a tierra... Es que no se puede seguir... La vez pasada me llegó una carta. Para ir a Beirut. 50.000 dólares por mes, me decían. Pero no... Yo ya tengo 52 años, y los hijos no quieren que me vaya... Igual no es que te vayan a mandar al frente ni nada... Ellos quieren que les entrenes a los nuevos. Vienen los pendejos y les viene bien alguien con experiencia... Alguien que les cuente cómo es lo que no pueden hacer los ejércitos regulares. Tampoco Naciones Unidas, pero ellos por eso se fijan en el expediente: quién se jubiló, los amigos, la disponibilidad, qué onda. Y ahí te llaman para que hagas el trabajo sucio. Les dije que no... Además, las últimas veces me pasaba 15 meses afuera y 8 en casa. Cuando volvía me encerraba en un cuartito de arriba y no podía casi ni salir a comer. Dos semanas, me duraba... Mi hija preguntaba: "¿qué le pasa a papá?". "Está trabajando", le contestaba mi mujer. No aguantaba las voces, los ruidos. Ahora éste es mi cable a tierra. ¿Te dejo acá o cruzando?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Shit.

dasbald dijo...

Tengo un amigo que hizo algo parecido a este relato pero con fotos de porteros en la noche y taxitas sacadas con su celular.

Linkillo: cosas mías dijo...

juro que yo no hice nada salvo tratar de recordar lo que estupefacto escuchaba...

Pola dijo...

:S

viste esto?
http://www.clarin.com/diario/2009/02/27/elpais/p-01866754.htm

dasbald dijo...

Daniel, tu comment es una frase perfecta para iniciar una novela.

Emma Funes dijo...

A mi lo más fuerte que me pasó fue subir a un taxi en el que chofer era una especie de De Esseintes de furgoneta. El taxi estaba repleto de flores artificiales y tenía barras de lado a lado que hacían las veces de repisas en las que reposaban toda clase de muñecos en miniatura. Tenía revistas y caramelos media hora. Me sentí una chica Almodovar...también de furgoneta no?
Pero esto Cicero es muy fuerte...

Anónimo dijo...

Si agarraba Piedras, por ahí te contaba la otra parte de la historia. Conviene quedarse con esta, ¿o no?

Anónimo dijo...

Es increíble que no pueda tolerarse que dos varones, los dos, o uno, o ninguno..., puedan hablar sin tener que terminar en un telo o en una felatio. Qué asco. Qué gente de mierda. Qué manera de estar queriendo contaminar las mejores intenciones. Para qué poronga gastan los putos tanta guita en psi? Son incurables. Que armen de una vez la isla de Quarracino!

Anónimo dijo...

Como siempre, un placer leerte, linkillo. En estos tiempos de invalidez léxica, encontrarse con la palabra "desacertado" es un placer infrecuente.