por Daniel Link para Perfil
El presidente de los Estados Unidos prometió más dinero para bancos en problemas y destacó que su su equipo está trabajando para recortar gastos (dos trillones de dólares en los próximos 10 años). En Letonia, al otro lado del mundo, los manifestantes arrancaron adoquines de las calles para tirárselos por la cabeza a los funcionarios que aprobaron programas de socorro para las entidades financieras (contraparte: reducciones salariales masivas, despidos y deterioro de los servicios sociales). En Grecia, los agricultores y los estudiantes protestaron en conjunto contra los treinta y cinco mil millones de euros destinados por el gobierno al rescate bancario (a costa de la reducción de las jubilaciones y pensiones y la desaparición de los subsidios a la actividad agropecuaria). En Francia, en Canadá, en Alemania y en Argentina todo el mundo ve con sorpresa y un poco de asco la prisa con la que los gobiernos se apresuran a recortar programas sociales, derechos de los trabajadores, fondos de salud, educación, jubilaciones y pensiones para cubrir el derrumbe del sistema financiero (léase: la negativa de los holdings más poderosos a seguir financiando la producción y el consumo: ¿para qué, entonces, existirían?).
¿El capitalismo se contrae? Más bien parece una contracción de parto de la que nacerá un monstruo todavía más incivil y menos gobernable, un mundo más injusto en donde la ciudadanía será sistemáticamente expoliada para favorecer a los usureros del mundo. Políticas de reducción de gastos, austeridad: eso se dice. En realidad se trata de la más formidable transferencia de recursos del sector productivo al sector financiero de la que se tenga memoria. No en vano el presidente del apocalipsis insistió en que su país “saldrá fortalecido de la crisis”. Pareciera que le sirvieron la debacle para que fortaleciera lo que se quiere fortalecer (la lacra del mundo) y debilitar todo lo otro (lo viviente): ¡recortemos, recortemos!
Pero el setenta y ocho por ciento de los griegos apoyan a los campesinos y el setenta por ciento de los franceses adhirió a la huelga general contra Sarkozy y su política de reducción de los planteles docentes. En Argentina no hay estadísticas fiables, pero un caudillo peronista acaba de señalar que “tiene que rebelarse América Latina, como también África y Asia; no tenemos nada que ver en esto, no tenemos por qué ser perjudicados en esto". O Duhalde se volvió kleiniano (por Naomí Klein), o sabe que las papas queman.
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
5 comentarios:
por qué, POR QUÉ nombraste a esa lacra tan 2001 que ya había casi olvidado! esa basura usurera, oportunista, hipócrita, falsa, megalómana, self righteous cunt, sockpuppet contrarrevolucionaria, llamando a la rebelión desde el lugar más cómodo de enunciación dominante EVAAAAAR.
TE ODIO NAOMI KLEIN. GRINGA PROGRE! MEDIA WHORE!
argh
Daniel.
Hermosa la nota.
Santiago Giralt
es indignante. Pero igual no olvidemos que neoliberalismo no es la ausencia del Estado, sino el Estado al servicio de los empresarios o grupos esconómicos. Se dan subsidios, créditos blandos, rescates, etc, pero nunca se baja la tasa de ganancia. No es que ahora apareció el Estado, el Estado estuvo siempre y en esa dirección, pero ahora más abiertamente, más intensamente.
El primer presidente judío de los Estados Unidos.
No nombres a esa lacra Cicero, pueden ocurrir cosas peores que en la demoniaca década del 90.
Detente Cicero, lava tu boca con agua bendita o agua lavandina o con agua ser pero no nombres a esa lacra, eres demasiado sabio, moderno y decente para que tus labios se envenenen con las sílabas de la maldad.
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