domingo, 19 de junio de 2011

Pero el amor es más fuerte

No es Wild Target (2010), pero está Emily Blunt. No es, qué se yo, Minority Report (2002), aunque está basada en un relato de Philipp Dick. En realidad no es nada, The Adjustment Bureau es apenas una pompa de jabón, pero sirve para reflexionar sobre los niveles inconcebibles de estupidez a los que el "séptimo arte" (R.I.P) puede llegar en su supervivencia inconsulta.
La gorda rubia (cada vez más gorda y cada vez menos rubia), conocida como Matt Damon, se enamora fatalmente de Emily Blunt (en fin: un personaje, del otro): es, tal vez, la única línea de sentido que la película puede sostener. ¿Cómo no enamorarse de Emily Blunt?
Ella, que ya sabe que muerto el cine sólo se sobrevive en ese mundillo de hediondeces de catacumba o de morgues (supuesto que a uno le interesara investigar la causa del deceso) gracias al encanto y la gracia, pasea ésas, sus mejores dotes, a lo largo de una película que sólo por eso es tolerable. Pero el guionista quiere que ese amor no esté previsto por el guion urdido por una potencia sobrenatural y entonces hay obstáculos (tampoco demasiados, y ninguno demasiado interesante*: la película, que ignora la grandeza, ignora por lo mismo el melodrama). Ellos los vencerán, porque el amor es más fuerte. Fin.
Ella es una bailarina contemporánea (si baila Dakota, si baila Amidala, ¿por qué no Emily?). Hay un momento adorable en el que Emily, a través de una puerta entreabierta, sacude una pierna en el aire, con un espasmo de poliomelítica, que conmoverá al espectador más endurecido.
La culpa no es de Hollywood, sino de su irremediable decadencia, su falta de sentido del humor, su pánico a toda forma de agudeza (la superposición entre guión y guión, en este caso). Y no es que Hollywood no pueda sostener hoy ficciones paranoicas (la película no es eso, ni de lejos), sino que no puede sostener comedias románticas, sin recurrir a la pesada artillería de otros géneros: la ficción paranoica como telón de fondo en este caso, la superacción más vil y más baja en el caso de Killers, sobre la que directamente conviene correr un velo de pudor).
Hollywood no sabe ya cómo sostener el amor (ligero o espeso). Tal vez nadie lo sepa, y por eso seguimos viendo, en cada repetición, Notting Hill, Notes on a Scandal (si no la pongo, Cate me mata), o Love Actually, con la melancolía del caso.

*Notablemente, todos los adyuvantes y oponentes participan del género masculino, igualmente estúpido aunque se trate de criaturas transmundanas quienes lo desempeñan.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

"la gorda rubia"

Creo que faltó decir: "Están prostituyendo a MI E-MI-ly"

Me parece que el amor ya es un poco ciencia ficción a esta altura.

Tommy Barban dijo...

Evidencia la decadencia de American que esta fuera la mejor película en el menú del cenicientamente azaroso vuelo 955 NY-BA del viernes pasado. Evidencia la decadencia del cine todo que en NY la mejor película en cartel fuera "Medianoche en París", la divertidísima película de Woody Allen (no exagero) en la que Owen Wilson hace de Woody Allen, Kathy Bates hace de Gertrude Stein y un maravilloso Adrien Brody hace de Salvador Dali y a cada rato exclama "I'm Daly!"