Por Daniel Link para Perfil
Entre los muchos mitos peronistas
(quiero decir: mitos “gorilas” sobre el peronismo), el más
persistente es el que se refiere al poco respecto de los descamisados
por la madera.
Se dice que quienes se beneficiaron con
las viviendas delos planes quinquenales del gobierno de Perón
(chalets con 2 y 3 dormitorios, con paredes exteriores de 30 cms.y
pisos de parquet) habrían levantado las tablitas de maderas para
hacer asados. El mito, recordaba Mario Wainfeld, “gozó de buena
prensa y divulgadores masivos de clases medias y altas”.
El asunto llega hasta nosotros con
diversas inflexiones, desde las descalabradas declaraciones de Ernesto Sanz, para quien “Desde que se implementó el Programa de
Asignación Universal por hijo, los datos marcan que lo que se venía
gastando en juego y droga ha tenido un incremento” (otra vez,
concluyó, “utilizan el parquet para hacer asado”) hasta el humor
de Bombita Rodríguez, para quien “el parquet es mucho más útil
para hacer un asado” (“Levantalo, no lo pensés, el parquet es un
desvío muy burgués”), pasando por la frivolidad de los adeptos al
régimen (cada año, la agrupación “JP Evita de la Matanza”
festeja el día del trabajador con un gran “asado al parket”).
Todo mito tiene algo de verdad, pero
poco importa que alguien efectivamente haya quemado sus pisos para
asar la carne (y, además, los actos de un individuo singular no
pueden caracterizar a la especie). La verdad del mito no está en el
registro de lo demostrable sino en el de lo imaginario: dice
una verdad sobre un conflicto, resolviéndolo en un plano que poco y
nada tiene que ver con la realidad (así Edipo como Quetzalcóatl).
La historia del peronismo encuentra en esta unidad
mitológico-gastronómica la verdad de un resentimiento clasista de
doble dirección: el resentimiento hacia una forma de vida de la que
no se participa y que, por eso mismo, no se comprende y se desprecia.
Días
atrás un amigo me mostraba la foto del parquet de un departamento
que había arrendado a una locutora ultrakirchnerista (es decir, irremediable). Cuando consiguió que lo desalojara,
descubrió el parquet quemado por incontables cigarrillos que la
joven había arrojado desde la cama directamente al suelo.
Los
peronistas no son ni buenos ni malos, son incorregibles. La
inolvidable sentencia borgeana pone al peronismo más allá del bien
y del mal, y más allá de la verdad, es decir: en el espacio puro
del mito.
1 comentario:
Cuál es la relación dialógica de la entrada de la estrofa de Pasolini? ¿Por dónde orientar el sentido?
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