sábado, 5 de octubre de 2019

Gladiadores del circo

Por Daniel Link para Perfil

Se vienen los debates presidenciales. Suponiendo que se llegue a la instancia del ballotage, una de las moderadoras sería la señora Viviana Canosa, cuyo conocimiento de la política local e internacional es tan sólida como los últimos desprendimientos de los glaciares antárticos.
Mucha gente manifestó su desacuerdo con esa designación. Yo no creo que desentone con los enunciados generales que se escuchan por estos días y que podrán escucharse en ese debate: “Sí, se puede”, como señaló Beatriz Sarlo (sin el agregado siquiera de puntos suspensivos para sostener aunque sea la hipótesis de que hay transitividad: se puede tal cosa, o tal otra) es un enunciado tan vacuo y tan peligroso como la objeción temeraria del ex funcionario del Pro Juan José Gómez Centurión sobre la expresión “terrorismo de Estado”.
En el otro extremo del arco ideológico los enunciados no son mas consistentes y el Sr. Fernández se las ve en figurillas para relativizar los dichos de la Sra. Fernández y, sobre todo, de sus más locos seguidores.
Así que esperar algo de un debate entablado en una arena desprovista de la menor chance de racionalidad es un despropósito. Mejor hubiera sido reunir a los concursantes alrededor de la mesa envejecida de Polémica en el bar y, eso sí, elegir a los mejores fashionistas para que analicen los outfits de les candidates.
Yo no quiero parecer maníaco, pero creo que la decadencia infinita e imparable de la esfera pública está ligada a la prepotencia de las redes sociales y a la obediencia ciega a las “tendencias” que en su seno se descubren.
Hilando más fino, es como si al haber tachado el registro de lo imaginario del análisis discursivo y político, y haber optado por una mera cuantificación de posiciones individuales, el discurso hubiera perdido no sólo eficacia como herramienta o como arma, sino incluso sentido como tal. Para la foto del candidato, alcanza un pulgar para arriba. 

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